Defensora del Lector

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La figura del Defensor del Lector fue creada por la Dirección de EL PAIS para garantizar los derechos de los lectores, atender a sus dudas, quejas y sugerencias sobre los contenidos del periódico, así como para vigilar que el tratamiento de las informaciones es acorde con las reglas éticas y profesionales del periodismo. Puede intervenir a instancia de cualquier lector o por iniciativa propia.
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Defensora del lector

Lola Galán

se incorporó a la plantilla de EL PAÍS en 1982, tras una etapa como colaboradora del diario. Ha sido redactora de las secciones de España y Sociedad, y reportera de la sección Domingo. Entre 1994 y 2003 ha ocupado las corresponsalías de Londres y Roma. En los últimos años ha trabajado para los suplementos del fin de semana, incluida la revista cultural Babelia. Madrileña, estudió Filosofía en la Universidad Complutense y Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid.

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El fútbol y un 'vivero' yihadista

Por: | 18 de noviembre de 2015

Los atentados terroristas del viernes 13 de Noviembre, en París, no sólo han segado 130 vidas, dejando un saldo de más de 300 heridos, sino que están destinados a tener un importante impacto en nuestras vidas de europeos. A la luz de las informaciones que nos llegan de Francia y de la UE, es evidente que tendrán consecuencias en materia de seguridad y harán nuestros movimientos por el espacio Schengen más difíciles. Una de las primeras consecuencias, menor desde luego, se ha dejado sentir en el terreno deportivo. Un par de partidos de fútbol de carácter amistoso programados para esta semana sufrieron cambios de lugar o de fecha, precisamente por problemas de seguridad. El lunes 16 de noviembre, la revista de Deportes de este periódico dedicaba amplio espacio a los preparativos del amistoso Bélgica-España previsto para el día siguiente, a la luz de la amenaza terrorista. El titular del artículo: España, en un vivero yihadista de Europa ha provocado reacciones airadas en algunos lectores.

 

Un lector, Jairo Dorado, me envió un mensaje virulento, que no había tenido posibilidad de enviar a la propia sección de Deportes, en el que consideraba el titular como prueba de  "falta de ética, de respeto, de profesionalidad...”.

Otro lector, Félix Rodríguez, me envió desde Bruselas el siguiente mensaje:

“Como lector habitual de EL PAÍS y residente en Bruselas, me gustaría expresar mi malestar al leer el titular del artículo España, en un vivero yihadista de Europa

Aparte de que el titular es tendencioso y sensacionalista, no tiene ninguna relación con la noticia, que habla sólo de un incremento de la seguridad. Espero que la nueva política de EL PAÍS no sea alimentar el morbo y buscar el sensacionalismo, que es lo que realmente consiguen estos titulares”.

En realidad, la información firmada por Ladislao J. Moñino, abordaba detalladamente los problemas de seguridad que planteaba el encuentro entre ambas selecciones de fútbol y explicaba las razones de la inquietud manifestada al respecto por la Federación belga de fútbol y por el Gobierno belga, en uno de los primeros párrafos de la noticia: “Tanto la Federación como el Gobierno belga habían tomado medidas encaminadas a fortalecer la protección del equipo, que tras los atentados de París se había desplazado a una de las principales cunas del yihadismo en Europa", decía. "Dos de los terroristas fallecidos durante la barbarie parisina habían vivido en Bruselas y dos de los coches utilizados por los autores de la masacre tenían matrículas belgas y fueron alquilados allí. La ciudad también alberga el barrio de Molenbeek, donde la policía belga sigue el rastro de presuntos implicados en los atentados”.

En realidad, es Molenbeek, uno de los distritos de Bruselas, el lugar señalado por los investigadores policiales como el principal foco de yihadismo en Bélgica. Molenbeek es un suburbio de 100.000 habitantes y su nombre ha salido a relucir en relación con numerosos atentados terroristas, incluido el del 11 de marzo de 2004, en Madrid, que se cobró casi 200 vidas. 

He trasladado esta queja a Amaya Iribar, redactora-jefe de Deportes, que me explica lo siguiente: “Admito parte de la crítica del lector en cuanto que el contenido del artículo podía haberse detenido más en justificar el titular. Pero no es sensacionalismo. Bélgica es el país de la UE con mayor presencia yihadista en relación a su población y las redadas de estos días así como el hecho de que algunos de los atacantes de París provinieran de Bruselas lo corroboran.”

Buena prueba de ello es que el partido se suspendió. De modo que encuentro lógico que la crónica de Moñino hiciera referencia a la situación de Bélgica, como uno de los países europeos donde el problema planteado por los islamistas radicales es más agudo. No sólo por el número de ellos sino por la relativa facilidad con la que es posible adquirir armas allí, un hecho que han subrayado los medios de comunicación franceses. Los atentados de París fueron preparados por un yihadista francés residente en Bélgica, según informaciones de la prensa francesa que citan a los investigadores del caso, lo que hace razonable que se abordara este aspecto en la crónica deportiva.

No obstante, considero que el titular es incorrecto por simplificador y exagerado. Identificar a un país entero con los problemas que plantea la existencia de un sector islamista muy radicalizado en su seno, es poco riguroso, y contribuye a crear una imagen falsa y peyorativa del mismo. Decir que España jugaba en un 'vivero' del yihadismo sólo habría sido correcto en el caso de que el partido se hubiera celebrado precisamente en un estadio del suburbio de Molenbeek. 

¿Es peyorativo el término subsahariano?

Por: | 05 de noviembre de 2015

 

Con alguna frecuencia, los lectores me escriben para dejar constancia de su disconformidad con términos y denominaciones que usamos y que consideran inadecuadas, cuando no directamente incorrectas. Pero, ¿tienen las palabras realmente esa connotación o se la otorga el que las lee? Recientemente me escribió un lector, Jorge Crespo Aguirre, para protestar por el hecho de que EL PAÍS utilice cintillos con el término ‘África Subsahariana’.  “Me parece muy desacertado”, afirma en su largo mensaje, “ya que el término subsahariano no es  correcto a pesar de que lo puedan utilizar todos. Desde un punto de vista estrictamente literal, sub es una partícula inseparable que significa debajo o de menor importancia,  y como casi todo el mundo sabe, debajo del Sáhara no hay países, en todo caso, piedras o lo que sea que haya debajo de esa arena. Y desde luego no significa sur, ni al sur, por mucho que se empeñen algunos. 

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