Recibo periódicamente mensajes de lectores que se quejan de que sigan apareciendo en las páginas de EL PAÍS, escritos en castellano, nombres de capitales de provincia o autonomías españolas donde el catalán, el gallego y el vasco son idiomas cooficiales junto al castellano. En los últimos días me han escrito por este motivo dos lectores que apoyan su protesta en leyes aprobadas en la etapa democrática.