Defensora del Lector

Sobre el blog

La figura del Defensor del Lector fue creada por la Dirección de EL PAIS para garantizar los derechos de los lectores, atender a sus dudas, quejas y sugerencias sobre los contenidos del periódico, así como para vigilar que el tratamiento de las informaciones es acorde con las reglas éticas y profesionales del periodismo. Puede intervenir a instancia de cualquier lector o por iniciativa propia.
Principios éticos del diario EL PAÍS

Defensora del lector

Lola Galán

se incorporó a la plantilla de EL PAÍS en 1982, tras una etapa como colaboradora del diario. Ha sido redactora de las secciones de España y Sociedad, y reportera de la sección Domingo. Entre 1994 y 2003 ha ocupado las corresponsalías de Londres y Roma. En los últimos años ha trabajado para los suplementos del fin de semana, incluida la revista cultural Babelia. Madrileña, estudió Filosofía en la Universidad Complutense y Periodismo en la Escuela Oficial de Madrid.

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De cismas y cardenales

Por: | 20 de junio de 2016

En plena campaña electoral, no sólo la sección Política atrae el interés de los lectores. En el plazo de unos pocos días, dos temas relacionados con la religión han provocado sendas cartas de protesta. La primera de ellas se refiere a un tema del que poco o nada habla la prensa habitualmente: el llamado cisma de Oriente. La segunda, a una personalidad destacada de la jerarquía eclesiástica española: el cardenal Antonio Cañizares.

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Cuando identificar es condenar

Por: | 03 de junio de 2016

No hace mucho, dediqué un artículo a defender el derecho de la prensa a revelar la identidad de los protagonistas de una noticia. El nombre y apellidos de esas personas es parte esencial de la noticia y el lector tiene derecho a conocerlos, venía a señalar. Pero en tiempos de Internet, conscientes como somos de que las noticias tienen nueva (y larga) vida en la red, conviene que los medios de comunicación seamos muy rigurosos a la hora de determinar qué nombres hay que publicar, y qué nombres hay que dejar en meras iniciales, cuando se trata de sucesos negativos que pueden manchar para siempre la reputación de una persona, aunque su culpabilidad no llegue a probarse. Me refiero, obviamente a personas privadas porque cuando un suceso afecta a alguien conocido o con un cargo público, las cosas cambian. El Libro de estilo de EL PAÍS sólo especifica que hay que suprimir en las informaciones el nombre de las víctimas de violación y limitarse a publicar las iniciales de los detenidos por la policía y acusados de algún delito cuando sean menores de 18 años. Nada más.

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