El pasado martes, este periódico se hacía eco de una noticia interesante. El Plan de Regulación Catastral, que se inició en 2013, había permitido ‘localizar’ 1’7 millones de edificaciones irregulares, es decir no registradas y, por lo tanto no sujetas al Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI). Algunos medios dieron por sentado que se habían utilizado drones para realizar este nuevo mapa catastral. La información de EL PAÍS hablaba exclusivamente de imágenes obtenidas vía satélite y fotografías aéreas, pero la tesis de los drones fue rescatada dos días después en un artículo firmado por el redactor de Opinión Jesús Mota, que ha motivado un desmentido de un antiguo director general del Catastro. ¿Qué hay de verdad y qué hay de fantasía en esta historia?