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16 ene 2011

La portada de Belén Esteban

Por: Milagros Pérez Oliva

 Desde que El País Semanal dedicó la portada y un extenso reportaje en el interior a Belén Esteban, estrella de la telerrealidad, he recibido un gran número de cartas queja. Recogí en mi artículo dominical del pasado día 2 una parte de los argumentos expuestos por los lectores, pero he seguido recibiendo quejas y comentarios. Reproduzco a continuación una muestra de las cartas recibidas, y pido comprensión a los lectores que también me han escrito y no figuran en esta relación, pues no es posible reproducirlas todas.

Cuando a un niño intentas explicarle lo que está bien y lo que está mal, porque debe hacer el bien y no el mal, empiezas diciendo que hacer el mal siempre es lo más cómodo (si mamá te manda recoger tu cuarto, hacer los deberes). El bien siempre supone un esfuerzo, un sacrificio. El que miles de espectadores, lectores, consumidores de telebasura, aplaudan a gente como Belén Esteban, lo entiendo yo como una justificación hacia sí mismos (para que voy a estudiar, alguien vulgar y zafio triunfa, porqué yo no), es buscar la comodidad y la manera de vivir sin trabajar. Personajes como este hay muchos, muchísimos, que representan la vulgaridad y la mala educación. Ahora, no todos tuvieron la "suerte" de que se cruzase en su vida un famoso (el torero), y por cientos de vueltas que da el ovillo, la suerte, el momento oportuno, el productor, el realizador, el periodista… hizo que esta mujer la tengamos hasta en la sopa. No es ningún fenómeno social, repito, de esos "fenómenos" en este país nos sobran.

Fenómeno social sería si, de verdad, aportase algo que enriqueciese nuestra cultura, nuestro saber, por eso no deberían darle portadas, ni entrevistas, ni programas de televisión. (…) Todos tenemos oportunidades para ser cultos, educados, respetuosos, y, para esto último, no hace falta tener una carrera, basta con ser persona. Pero aquí entra lo que decía al principio, más cómodo, fácil y descansado es este otro tipo de vida. El levantarse todas las mañanas para ir a trabajar por un simple sueldo, cuesta y, como decían en tiempos de mi madre, el doblar el espinazo, mucho más. Mª Jesús Iglesias Vázquez

………………………

He asistido atónito al razonamiento de los autores del artículo para justificar su publicación. De todas formas, el periodista debería preguntarse, además, si interesa a los lectores de El País, y posiblemente la respuesta es negativa por mayoría. Por supuesto, los lectores tenemos la solución, como hice yo, de  pasar las páginas sin leer una sola palabra. Luis Baldellou. 

Me llamo Clara Roig y estoy estudiando Periodismo en la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona. Querría hacerle un par de comentarios sobre el sensacionalismo que, como muy bien dice usted, “tiende a extenderse como una mancha de aceite”. El problema es cuando esta mancha alcanza ciertas zonas que se suponían por encima de este fenómeno, como los periódicos serios. En primer lugar, debo felicitarle por su artículo. Estoy de acuerdo con que el sensacionalismo, aunque sea un fenómeno actual, no se le debe prestar tanta atención porque eso solo le ayuda a agrandarse.  

En segundo lugar, debo denunciar un trato sensacionalista que hizo EL PAIS a una fotografía y que usted misma desaprueba: “Pero lo que distingue a un medio sensacionalista de uno riguroso es que este nunca pondría en portada las vísceras de los muertos, por muy reales que estas sean”. Precisamente el 23 de noviembre pasado EL PAIS sacó en portada una fotografía a raíz de la estampida que causó cientos de muertos en un festival en Camboya. ¿No es esta una forma más de sensacionalismo? Aquellos días estaba tratando en la universidad la estética periodística y los límites que hay que considerar a la hora de mostrar la realidad. Es difícil marcarlos con precisión, pero mi juicio y mi reacción ante esta fotografía me dicen que fueron sobrepasados. 

La fotografía impacta y atrae la atención del lector, por lo cual este día, teóricamente, suben las ventas en número de ejemplares. Sin embargo, ¿es esto solamente lo que busca este diario? ¿Vender más a cualquier precio, aunque este suponga perder calidad y sobrepasar los límites éticos? Es decepcionante que EL PAIS también se apunte al carro del sensacionalismo, porque es ahora cuando uno se da cuenta de la magnitud de la mancha de aceite. Creo en la capacidad de la premsa para educar la sociedad, que come aquello que le dan. Me gustaría encontrar en España algún periódico que me enseñara a observar la realidad, a analizarla y criticarla para crear una opinión propia, pero solo encuentro banalidades que juegan, a modo de entretenimiento, con la gente y con su pequeña realidad. Clara Roig Medina

 

Me sumo a las quejas por la portada dedicada a esta señora llamada Belen Esteban. La coartada utilizada por los medios de comunicación para justificar el por qué se hacen eco de este tipo de noticias es decir que ellos, los Medios, son simples notarios de la realidad. Pienso que ya va siendo hora de cambiar este discurso. Los directores de los medios lo saben y el ciudadano formado e informado sabe que la realidad la construimos cada día. Sabemos que sólo es noticia lo que sale en la tele, o en los periódicos, y lo que no aparece no "existe". La realidad se nos impone y a la vez es construida por todos nosotros. En este sentido,  la mayor máquina de producción de realidad son los Medios de Comunicación. En esto son concluyentes intelectuales, sociólogos, antropólogos.

Por tanto, la ignorancia, la vulgaridad, la zafiedad, y todo lo que queramos añadir en negativo, es  alimentado por los propios medios de comunicación. Y también es alimentado por quienes ven estos programas televisivos. En alguna ocasión debo reconocer que yo también contribuí a ello. Estoy convencida que cuando cese este mecanismo de retroalimentación el personaje desaparecerá de la escena pública. Carmen Tejedor Diez

 

Durante la lectura de su artículo de opinión del domingo 02/01/2011, en su calidad de Defensora del Lector, no pude por menos que sentir, ante sus primeros párrafos, una cierta zozobra en mis principios éticos, al intuir que quizás estuviera usted justificando de alguna manera, desde esa noble tribuna, la aparición de la hispana protagonista de la telebasura B.E. en la portada de El País Semanal. Sin embargo, para mi gozo y el de muchos lectores y, en contra de lo que el propio subdirector del diario y responsable del suplemento don Gregorio Rodríguez Ramos manifestó ante las numerosas críticas recibidas, asumió usted, con gran valentía y honestidad, que un medio riguroso nunca pondría en portada las vísceras de los muertos, por muy reales que éstas sean.

Siempre creí que los que nos volcamos sobre este medio, lo hacemos con la conciencia de encontrar un reducto de honestidad y buen hacer periodístico, lejos de ofrecer un trampolín a la chabacanería, la vulgaridad y el éxito sin esfuerzo.

Verdad es que, como dice su subdirector, fenómenos como el de B.E. forman parte de la realidad, pero en un medio de la seriedad y rigurosidad que se le supone a El País, no cabría tratarlo más que como reseña geográfica que identifique y sitúe al lector las excrecencias de la telerealidad... para no pisarlas. Gracias por su honestidad y valentía.  Moisés Estévez Morales.

El subdirector del país puede decidir poner en portada y en el interior de El País lo que quiera, desde luego, pero los lectores también, por la misma razón, dejaremos de comprar el periódico y El País Semanal dado que nos defrauda con sus contenidos. Yo así lo hago. Cerrar CANAL + ha colmado el vaso. Para mí era, junto con los las catalanas y la 2,  las únicas televisiones que me interesaban os. Charo Sanz.

Le vuelvo a escribir para desearle, además de un futuro venturoso, ánimo y entereza para aguantar en su puesto de defensora del lector a pesar de que los hechos demuestran que tiene poco éxito con sus compañeros. Llevo muchos años, desde el comienzo de la publicación (antes leía Pueblo) leyendo El País (…) y nunca he constatado que alguno de los responsables de la publicación de los varios y diversos temas cuestionados se haya disculpado (acaso colateralmente y con la boca pequeña) en modo alguno, atendiendo a las críticas recibidas. Siempre tienen razones muy poderosas y, por supuesto, de más valor que la opinión de unos cuantos lectores ignorantes. Lo último, en el tiempo, tiene que ver con Belén Esteban. Resulta que lleva en el candelero bastante tiempo y es ahora, tras un acuerdo empresarial entre Tele 5 y La Cuatro, cuando se produce la publicación en portada y en el interior de un reportaje sobre la citada señora. Las explicaciones ofrecidas por el señor Rodríguez Ramos son del todo razonables y podrían servir para cualquier reportaje, lo que indica que él no es tonto, pero yo hubiera agradecido que hubiera indicado, además, por ejemplo que "dada la nueva línea editorial que nos obliga nuestro compromiso con Tele 5 hemos considerado conveniente realizar ahora lo que antes nos parecía inviable...", o algo así.

        Confiando en que seguirá atendiendo, aunque infructuosamente, las manifestaciones de los lectores con el buen hacer que le informa, le saludo muy atentamente. Francisco Ponce Moreno

 

Leía hace un par de semanas el reportaje del señor Jesús Rodríguez sobre Belén Esteban. Las posteriores quejas de los lectores que usted transmitió a través de su sección me han llevado a una minúscula reflexión sobre su devenir y sobre este nuevo formato televisivo que parece estar invadiéndonos. Como decía, a propósito de las quejas de los lectores, pensé que le podría llegar a interesar mi escrito, cuyo enlace le adjunto: http://diariodeunchicomarciano.blogspot.com/2010/12/el-futuro-ya-esta-aqui.html . Espero que sea de su agrado. Sergi Soliva. 


He leído vuestro artículo sobre las quejas que habéis recibido de "indignación" porque os "atrevisteis" a hacer un reportaje sobre Belén Esteban. Quería decir que a mí me gusta Belén Esteban, que me siento identificado con muchas de sus cosas, aunque no todas y no siempre, pero gana el más que el menos, con diferencia. Me he emocionado con ella, con sus entrevistas, me he reído a carcajadas con sus frases, su genio, etcétera. Los que odian a Belén Esteban la odia a muerte. Es algo que no entiendo. Es tan fácil como cambiar de canal y no comprar las revistas en las que ella sale, o no leer las hojas que le dedican a ella... Está de moda el hecho de que si reniegas de Belén Esteban, o haces ver que no sabes los detalles de su vida, entonces eres más intelectual, entonces no eres cutre como ella, entonces no eres bazofia ni barriobajero/a, y la gente, ésta, al renegar de ella se sienten más aliviados y tranquilos, no sea que se los asocie con ella.

Ahora bien, si lo que proponen como alternativa a Belén Esteban, éstos que tanto la odian, son todos los pseudointelectuales narcisistas que salen por aquí y por allí “indignándose” porque alguien se “atreve” a hablar de Belén Esteban, ... entonces me sigo quedando con Belén Esteban si tengo que elegir. Tal vez al director y a los trabajadores de El País tampoco les guste Belén Esteban, pero os habéis “atrevido” a hablar de ella, algo que otros medios no harían nunca, puesto que se dedican a gente de más “nivel”. Parece que uno se tiene que sentir culpable o avergonzado de que le guste Belén Esteban. Parece que quieren obligar a que el tema Belén Esteban sea un tema tabú, que nadie se atreva a hablar de ella porque es "cutre" e "ignorante". Miguel Hayedo

 

Un acto de prudencia y mi falta de “tino” como “escribidor”, me aconsejaron una tranquila espera antes de iniciar este escrito. Espera, en la esperanza, de que cualquier escritor o periodista – hay muchos y buenos –que habitualmente ponen su pluma al alcance de los lectores del El País Semanal, abordara una reflexión u opinión sobre algo que me ha resultado engañoso y decepcionante.  

Soy lector de El País en el despacho de lunes a viernes y comprador los domingos en razón del semanal y el autodefinido – manías. El domingo 19 de diciembre, como es habitual en el kiosco, introdujeron el semanal en el interior del diario; hasta aquí todo normal. Pero al pagar un compañero de compra dijo; es increíble, lo último que me faltaba por ver , comentario que yo no interpreté, hasta que en casa abrí el periódico y puede ver en la portada del Semanal…….!HORROR! la fotografía de Belén Esteban .

Opinar sobre ella se sitúa fuera de  mi interés personal y de mi campo de visión habitual…..Pero continúo con mi decepción y el referido engaño. ¿Como es posible, que un periódico de probada seriedad, con una trayectoria  ideológica, intelectual y conceptual tan  definida durante tantos años pueda exponer en una portada a alguien de quien no se conocen logros, estudios, hechos relevantes, profesión especifica, quehacer humanitario, artístico, deportivo, cultural, literario, perfil o actividad política, económica o social ? En fin, ¡Algo! Al menos una contribución como petitoria en una mesa recaudatoria de la Cruz Roja. ¿Pues nada!

¿Por qué mi indignación? Porque si voy al Bulli -Dios lo quiera- no espero unos espaguetis con tomate; eso ya sé dónde comerlos. Y si entro en el museo del Prado quiero ver obras de Goya, El Greco, Rubens, Velásquez, pero no un cómic de Mortadelo y Filemón (con los que lo he pasado muy bien, pero también sé donde se compran).

Y para mayor escarnio y agravio comparativo, en paginas interiores en esa misma fecha se publican dos magnificas entrevistas, una con el maravilloso arquitecto Rafael Moneo (ESA ES LA PORTADA) y la otra con el no menos apreciable Sergio Semprún. Y el genial y admirado señor Marías, el sutil señor Cercas, la culta y viajada señora Torres, la académica señora Grandes…sin olvidarme del finísimo humor del señor Loriga. A todos les suplico una huelga de  letras caídas en el semanario de El País para evitar que atropellos como este puedan volver a repetirse.

Yo leo El País semanal porque siento placer en su lectura, hoy he sentido vergüenza en su portada. José Pimentel Martín

 

La aparición de Belén Esteban en EPS el pasado 19 de diciembre constituye una gran decepción para los lectores asiduos durante mucho tiempo de este periódico. Y permítame que le diga, señora Defensora, que desde de mi punto de vista no son de recibo los argumentos del Sr. Rodríguez Ramos cuando dice que Belén Esteban existe y ahí está, es la sociedad misma. Y es que es precisamente eso, el mencionar este tipo de personajes, lo que degrada un medio como El País, que había sido hasta ese momento un referente para muchos lectores; porque sepa que cualquier adefesio inculto y grosero puede convertirse en "fenómeno social" si la televisiones (telebasura), le permiten aparecer a todas horas y todos los días para hablar o mejor vociferar sobre sus circunstancias personales desvergonzadas. Manuel Blanco Albalate

 

Quisiera realizar un comentario que creo bastante pertinente respecto a la avalancha de críticas recibidas por dedicar una portada a Belén Esteban. Augusto Klappenbach escribe: "Obligarnos a ver en la portada la cara tuneada de Belén Esteban y un largo reportaje sobre este personaje es demasiado. Hacerle publicidad a una mujer que representa lo más mediocre y zafio de la cultura de este país hace pensar que ese periódico ha tomado partido por la telebasura”. Yo le respondo: ¿Acaso es peor una persona “tuneada” que otra que no lo es? ¿No es una ofensa utilizar este término? ¿Lo más mediocre y zafio? ¿Por qué? ¿Acaso no es un comentario clasista? ¿Sólo tiene derecho a hacerse famosa la gente bien educada, culta e inteligente? ¿Por qué le ha de interesar a la gente, por narices, lo que "otros" consideran como cultura?

Respecto a Antonio Muñoz Molina, ¿acaso no ha leído el libro de Andy Warhol, mi filosofía de la A a la Z? ¿Acaso en algunos apartados de ese libro no habla de la cultura popular, de cómo los parias aspiran a la fama como única manera de que se les tenga en cuenta, ya sea por medio de la televisión, del deporte, o de la música? ¿No le debemos a miles de parias analfabetos la música soul, el rock and roll, el jazz, el flamenco y la mayoría de la música más desgarradora? ¿O acaso sólo tiene valor cuando el público que asiste esos conciertos es de clase media-alta, bien educada e inteligente?

Me hacen gracia los millones de personas cultas de este país: algunos se jactan de no ver la tele, otros no se relacionan con la plebe (esta vez, gente de "bajo nivel cultural"); tal vez inviten a la comida de empresa a las limpiadoras, conserjes y demás gente para "no ser clasistas"... pero en el fondo, tener una cultura en el sentido al que se refiere la mayoría de la gente es un término bastante restrictivo y discriminatorio; pues todo lo que hacemos los seres humanos es cultura. Gracias por su atención. Juan del Amor

 

Estimada Defensora: A punto de darme de baja como abonado de Digital+ y en un mar de dudas sobre si renovar o no mi suscripción a El País, le agradezco inmensamente su artículo del pasado domingo. Un saludo muy cordial y mis mejores deseos para el año que empieza. Juan F. Moreno.

 

La polémica suscitada por la portada y el reportaje sobre Belén Esteban tiene una explicación muy fácil: los lectores de El País no estamos interesados siquiera en saber por qué esta mujer ha llegado a los niveles de popularidad a los que ha llegado. La explicación es tan simple como admitir que los medios de comunicación son responsables de la atención que se le ha dado; de no haberlo hecho, por más que ella quisiera, no hubiera conseguido llegar a “tan altas cotas”.

Sinceramente, creo que en ocasiones los editores de los periódicos pierden el norte en lo apresurado de su trabajo. Rogaría que nuestros comentarios se tengan en cuenta y que, por favor, procuren mantener un cierto nivel intelectual y cultural en el periódico, ya que es de lo poco que nos queda en esta España con la que muchos ya no nos sentimos identificados. Si El País se rebaja a los niveles de los otros medios, pronto tendrán que informar sobre el abandono por parte de los españoles que aún tienen algo de aprecio por el saber y la cultura. Marisa Almor Sabirón

 

Hola, les escribo solo para informarles que después de más de 15 años comprando el país, dejé de hacerlo para siempre.  Ahora sigan publicando historias de Belén Esteban que ya nunca leeré. Enhorabuena y feliz año. Julio García de las Mestas

 

La verdad es que desde mi humilde opinión, como asiduo lector de su periódico, no alcanzo a comprender como se ha podido plantear la idea de que se haga tal “homenaje” a una persona como Belén Esteban. Comparto la opinión de la periodista cuando habla de los modos de tratar una noticia y creo que la única finalidad de su periódico ha sido la provocación y la necesidad de complacer los intereses mediáticos de Telecinco.

Todos somos conocedores de los “méritos” de la señorita Belén Esteban para alcanzar su actual posición, y por eso, dado que muchos no compartimos los valores que ésta simboliza, optamos por cambiar de canal o, como es mi caso, por refugiarnos en la televisión pública. En este sentido, no alcanzo a comprender cómo una televisión de calidad como Cuatro ha podido fusionarse con un canal como Telecinco. No salgo de mi asombro. (…) Espero, por el bien del periodismo en particular y del derecho de información de calidad en general, que estas banalidades no proliferen. Por cierto, si tan orgullosos se sienten del código ético de su periódico ¿por qué no quitan de una vez por todas la publicidad relativa a la prostitución? Es solo una sugerencia. Juan Francisco Cruz Escribano.

 

Le agradezco su respuesta a las críticas recibidas por parte de los lectores con respecto al artículo publicado en El Pais semanal sobre Belén Esteban. Las razones que argumenta el subdirector del periódico son las esperadas tras haber dado su autorización para escribir semejante artículo. El País Semanal es de las pocas cosas que uno espera con ganas y con ilusión para poder leer artículos de opinión y culturales con un enfoque más abierto y moderno.

Puedo darle una relación de temas que se podrían argumentar perfectamente con las explicaciones que da el Sr. Rodríguez Ramos. Conozco tanta y tanta gentecualificada y culta que no aparece que, honestamente, lo que pensé al leer el reportaje es que hasta El País apoyaba mi idea de renunciar a mi nacionalidad (en sentido figurado) y buscar otra en la que se valore el esfuerzo, la constancia y el tesón del trabajo bien hecho.

Desde un camarero, un cajero de supermercado...hasta un médico o un arquitecto...lo deseable es que todo el mundo sea valorado y remunerado de manera digna. Que alguien que no sabe ni expresarse de manera correcta, que defiende lo hortera sobre lo elegante, tenga resuelta la vida de sus generaciones futuras...no me queda más remedio que verlo y aceptarlo. Pero que el medio de comunicación más importante de nuestro pais hable de ella, eso sí que me hunde en la miseria más absoluta.

No quiero contarle mi CV, ni el de mi hermana, ni el de mi padre...pero le aseguro que juntos reunimos más horas de formación y estudio que años tienen todos los integrantes de ese programa juntos. O de mis primos, mecánico y cocinero, que trabajan de una manera increíble y cobran menos de lo que a Belén Esteban le cuesta una sesión de peluquería. En este país vivimos, y esto es lo que hay que aceptar. Pero de ahí a verla a ella ocupando una portada de El País, por muy mediática que sea...Los motivos que dan se caen por su propio peso. De todas maneras, muchas gracias por molestarse en escribir la opinión de los lectores. Ana Carrero

 

Estimada Defensora, como ferviente lector de este periódico se imaginará la gran decepción que he sentido al poder ver que el principal periódico en español del mundo le dedican portadas e incluso reportajes a ese personaje mediático de la llamada telebasura que es Belén Esteban. Es una de las muchas razones por las que apenas veo la televisión en este país, ya que tristemente (y eso dice mucho de nosotros como país y de nuestra cultura social ) nuestro modelo televiso está principalmente orientado a los espectáculos burdos (Gran Hermano), pseudo-debates y demás parafernalias que sólo se nutren de la vida y las miserias de las personas mediáticas. Además todo ello se retroalimenta con una continua publicidad viral que se extiende por casi todas las cadenas y medios.

Mi queja surge cuando en un periódico de prestigio se suma a esa gran marea. Es comprensible que se quiera entrar en ese modelo de negocio, pero hay muchas formas de hacerlo sin tener que restar credibilidad o ensuciar un medio de información respetable. No me gustaría ver a EL PAÍS perdiendo parte de su esencia por intentar entrar en este tipo de dinámica sólo por ganar algo más de dinero o visitas en la la edición digital. Si ello ocurriera perderíamos uno de los pocos referentes serios de información que queda en este país. Gracias por tomarse la molestia de leer esta modesta opinión. José David Hernández

Nunca me dirigí a ustedes antes. Lo hago tras ver el suplemento del domingo. Y lo hago preocupado por la reputación del periódico de más prestigio en español. No solo en España. No puedo imaginar que sus colegas Time, New York Times, Le Monde, Frankfurter Algemeine, etcétera pudieran hacer algo así. Lamentablemente esa señora es un éxito mediático para ciertas audiencias mayoritarias de la televisión, y creo que deben aprovecharlo. Pero ninguna de las  emisoras en las que aparece goza del prestigio de ustedes. Ese prestigio es precioso para los españoles que, como yo, vivimos fuera de España, no sólo para su cabecera.
Quisiera saber que algo así no va a volver a ocurrir. Me tranquilizaría saber que la presencia de su nuevo accionista no les va a limitar en su calidad y merecido prestigio.
Me ha dolido esta concesión a la galería de un medio considerado como la referencia de seriedad e imparcialidad. Le agradezco sinceramente la oportunidad de expresarme y, tal vez, de apoyar a quienes desean mantener al periódico en el nivel de calidad y difusión que adquirió en relativamente pocos años. Atentamente
Carlos Sánchez 

 

Todos nosotros decíamos que en España había dos tipos de prensa: la prensa rigurosa y de prestigio, representada por El País, y la otra prensa, menos rigurosa, representada por El Mundo y los otros periódicos. El País era como el Times de Inglaterra, el “standard” o el “benchmark” contra el que todos los otros periódicos se tenían que medir. Aparecer en la portada de El País Semanal era más o menos como ser canonizado, un privilegio reservado a un grupo de personas que contribuyen o han contribuido a engrandecer la cultura de este país.

Desgraciadamente, hemos visto cómo han puesto a Belén Esteban en la portada y le ha dedicado las mejores páginas del suplemento. Belén Esteban representa lo peor que ofrece este país a todos los niveles, y ningún tipo de explicación por parte de ustedes puede arreglar o justificar lo sucedido. De ahora en adelante, aparecer en su periódico ya no va a ser diferente, especial…El País Semanal ya no es el standard” ni lo va a volver a ser. Imposible.

Yo entiendo que tienen que competir con los otros medios, incrementar sus ventas, que son tiempos difíciles. Pero hay maneras de hacerlo con clase, manteniendo el nivel de calidad y sin dañar el prestigio. Bernardo C. Aragón

 

Hace años tomé la resolución de no tener televisión en mi casa. A pesar de eso, no he podido dejar de enterarme de quién es y cómo es la protagonista del reportaje de El País Semanal del 19 de diciembre (perdone que no la nombre, pero no quiero hacerle publicidad ni si quiera a través de esta carta), dado que sale en todos los medios de información que sí utilizo (radio, prensa, etcétera) aunque normalmente, la verdad, para mofarse de ella. Normalmente intento no prestar ninguna atención ni leer los artículos referentes a esos personajes que pululan por la televisión, pero nunca pensé que también tendría que tirar a la basura, sin abrirla siquiera, vuestra revista (que normalmente leo de tapa a tapa).

Alguien puede estar tentado de decir que no puedo criticar aquello que no conozco, pero con los pequeños resúmenes que hacen en ciertos programas de radio, tengo suficiente para alegrarme cada día de no tener televisión (además, tampoco he vivido nunca en un campo de concentración y sé que no es un lugar en el que quisiera pasar ni siquiera un minuto). No entiendo cómo una revista como la vuestra puede hacerle publicidad alguna a un personaje así, y obligar a miles de personas a ver esa figura tomando el desayuno del domingo. Creo que El País nos debe una disculpa formal a todos sus lectores. Sin otro particular, se despide atentamente. Maximiliano Bendersky Gómez

 

Seré breve porque sé que lo agradecerá. El País es el referente de España en cuanto a información escrita. ¿Por qué? Por su calidad, sin duda. No la estropeen dedicando la portada y tantas páginas a la señora Belén Esteban, con la de hechos e historias interesantes que hay para contar en España y en el mundo entero. Prisa ya ha vendido las televisiones a Berlusconi, no hace falta que le venda también el alma. Gracias por su atención. Feliz año nuevo. Iñaki Ortega.

  

La respuesta de los periodistas y responsables requeridos por Vd. para justificar el reportaje dedicado profusamente en El País Semanal a la 'estrella' inventada por la telebasura (no telerrealidad), no me convence. Me defrauda. Dice, entre otras cosas, Goyo Rodríguez Ramos, subdirector: (...) "Nos limitamos a poner todas las cartas sobre la mesa, las buenas y las malas. Damos los elementos de juicio y el lector saca sus conclusiones”. Pues no, oiga. Aquí tiene las mías, mis conclusiones: es una desmesura difícil de tragar dedicarle tanta atención a este fenómeno, contribuyendo a mantenerlo en candelero, en un medio informativo que ahora, creía que evitaba contaminarnos. Me equivoqué, porque no contentos con el extenso tratamiento que le han hecho en el interior, le han regalado la portada. Repito, una desmesura en toda regla, un error mayúsculo (otro).

Después de seguirles fielmente desde el principio y creer siempre en este medio de comunicación, últimamente (ya se cargaron los Foros...), me tienen Vds. la mar de contenta (perdón por la tremenda ironía). Manuela León.

 

Leo El País desde muy jovencita y he hecho que mis hijos lo lean. En casa no vemos programas de los llamados “del corazón”, ni GH ni nada de esto, y mis hijos nunca han sabido quiénes eran ni Jesulín, ni Campanario ni absolutamente nadie de quienes han ido apareciendo a lo largo de los años en estos cutres programas con sus miserias. Realmente ahora, después de lo que han hecho ustedes en su periódico, y digo su porque ya no es mi periódico, no tengo argumentos para explicarles qué hacía esta señora en la portada de la revista y en 12 páginas nada menos (tal vez por eso hay miles de niñas que solo aspiran en la vida a ser como Belén Esteban o sea nada).

Tampoco tendré argumentos para rebatir a quienes digan que los periódicos y los periodistas manipulan y organizan a su antojo. Desde esa portada, he dejado de comprar El País. Me ha dolido y me duele como si fuera algo físico, pero me he prometido a mi misma comprar revistas de historia y ver las noticias en el Telediario de la 1.

No puedo ni imaginarme lo que debe de opinar mi admirado Javier Marías al respecto.

Un abrazo y una petición con todo respeto: recapaciten, por favor. A pesar de las audiencias, creo que seguimos siendo mayoría en este país los que no vemos esos programas y a los que nos gustan otro tipo de perfiles humanos. Nos gusta estudiar, leer, el teatro, el arte. Insisto ¿no nos merecemos ningún respeto? Aunque, pensándolo bien, si periódicos como el suyo también hacen apología de estas personas, cada vez seremos menos los que nos decantemos por esa otra vertiente, lamentablemente, porque la prensa también forma. Ana Rueda.

 

Desde esa portada del suplemento, El País para mí se ha puesto al mismo nivel que el resto de suplementos dominicales. Es más, si no fuese por Maruja Torres y Almudena Grandes y algún otro u otra, dejaría de adquirirlo. De pena que hagan portadas con la telebasura más grande de España, con argumentos de que hay muchos que la siguen. Estoy seguro que los lectores de El País no lo hacen, ni les interesa esa basura, lo mismo que los de la telebasura no leen ni les interesa El País. Adiós a la coherencia y el respeto al lector. Jesús Vergaz

 

Ya resultaba lamentable y triste que la frecuencia de CNN+ la asumiera GH, es decir, que cambiáramos en unos instantes de 24 horas de televisión de calidad por 24 horas de televagancia y telebasura. Con el ánimo derrotado, ni siquiera me extrañó que Belén Esteban apareciera en la portada de EPS. Si los de “Televasile” pasan sus programas, sus series y sus presentadores a Cuatro, no me extrañó en absoluto que pasaran a EPS a su presentadora más destacada. Por este motivo ni siquiera le envié mi protesta.

En Extremadura existe la expresión “tinta perdía” para expresar un asunto fútil, al que no se le hace caso. Eso fue para mí el reportaje sobre Belén Esteban. La tinta que gastaron al imprimirlo no sirvió de nada en mi caso. Ni siquiera he leído el suplemento, aunque los opinadores fueran muy sesudos. Respecto a la contestación del responsable de la revista, es lamentable. Hay muchos personajes que nunca deberían merecer una portada y Belén Esteban es uno de ellos, por muy “sociológicamente” interesantes que sean. Podría citarle a varios de ellos, pero no le robaré más tiempo en un asunto que ya ha sido “cosa juzgada”. 
Por cierto, yo leo El País por afinidad, ideología, por sus colaboradores... y porque espero que mantenga una línea coherente en sus postulados. Lo que espero de Pedro J. no lo espero en este periódico, por eso lo leo, porque "soy" del El País, lo mismo que soy de un equipo de fútbol o que voto a un partido político, por ejemplo. Un saludo
Fco. Javier Martín Camacho

 

Llevo comprando El País desde que empezó a publicarse y la edición dominical es gratamente esperada por su variedad de contenidos y sus grandes colaboradores; nunca he dejado de comprarlo, pero el domingo 19 de diciembre apunto estuve de  hacerlo, ya que, como se había adelantado en diarios anteriores, se iba a publicar el citado reportaje. No comprendía cómo un periódico serio, creo que con bastante rigor periodístico, se pudo 'entretener' en dedicarle a este personaje ni siquiera una página. Luego fueron 11,  no está mal si tenemos en cuenta que esta persona no ha aportado nada a esta sociedad.

Resumiendo, sí compré el periódico ese domingo, gracias a Maruja Torres, Javier Marías, Juan José Millás, Manuel Vicent, Javier Cercas, y otros colaboradores, que seguro que se sintieron un poco vejados al tener que compartir suplemento con este personaje. Le doy las gracias si tiene a bien leer este comentario y elevo mi  Queja, con mayúsculas, al periódico El País que creo debe una disculpa a sus fieles lectores por habernos hecho contemplar en una mañana de domingo una portada, en verdad, lastimosa, además del reportaje que la acompaña. Maria del Pilar Peñalva Calvar

 

Leo con perplejidad su articulo “Un nuevo triunfo para Belén Esteban”, en el que con gran esfuerzo intenta hacer un difícil equilibrio entre su rigor periodístico, y la ruta trazada por las nuevas sinergias empresariales. Le confieso que en un principio, a aparte del tremendo shock, la noticia de la fusión me causo una profunda incredulidad, que dio paso a una especie de tristeza que ha terminado en decepción.

En su artículo Usted y el Sr. Rodríguez Ramos intentan sin conseguirlo del todo, salvaguardar la bien ganada seriedad del diario y del grupo que lo sustenta. Fallan en su intento por una sencilla razón: los lectores de El Pais, así como los subscritores de Digital+, encontramos en estos medios un excelente refugio contra toda la bazofia mediática que se empezó a apoderar de España al inicio de los 90, con el concurso inestimable de los grupos que regentan Antena 3, Telecicno y todos sus medios hablados y escritos.

En un principio y durante mucho tiempo, su grupo fue ganando fuerza hasta convertirse en un verdadero bastión cultural que proveía a esa considerable parte de España que demanda algo más que sensacionalismo, información interesada, bodeviles y entretenimiento fácil. Todos sabemos a qué fuerzas políticas obedecen los grupos que mueven estos hilos, y desde siempre quienes estamos a este lado de la barrera, hemos observado cómo se libraba esta lenta y crucial batalla. Por eso me entristece el titular de su último artículo. ¿Han ganado ellos? Desde la confirmación de la noticia, yo personalmente le he dado a mi botón de "stand-by", Estaré observando minuciosamente los próximos acontecimientos tanto en su periódico, del que soy lector asiduo desde los primeros años, como en la plataforma de pago, de la que soy subscriptor desde hace más de 15 años. Aunque seáis "notarios de la realidad", este fenómeno mediático tiene ya más de dos años, por no hablar de sus orígenes que pasan de la década. ¿Por qué justo ahora se pública algo así? Alberto Bonilla Medina

Soy periodista, lector y seguidor de El País intermitentemente desde hace 30 años. Me ha cautivado su estilo, su limpieza, su frescura, su rigor... Lo de Belén Esteban ya no tiene nombre. Me han robado ustedes una parte importante no de la dignidad, no la de quienes hacen El País, sino de la mía, que lo leo y lo sigo. Es muy lamentable y otro mito más que se me cae destrozado al suelo. Manolo López. Badajoz.


Sra. Defensora, estoy muy de acuerdo con usted y con los lectores críticos acerca de la opinión que les merece el reportaje hecho por el País Semanal dedicado a Belén Esteban. ¿Pero cómo se puede colaborar o participar desde ese prestigioso periódico en ese ridículo fenómeno que constituye la Belén Esteban y toda su corte? No seamos cómplices de semejante fenómeno mediático que no se qué aporta a sociedad. Si todo el tiempo que pierden las televisiones (o los periódicos) en ese personaje, lo dedicaran a cosas más constructivas, mejor nos iría. Me ha defraudado el periódico. Si ya tampoco puedo leer El País, me quedo sin periódicos. Perdón tendría que pedir El País Semanal a los lectores. Julian Blasco Saiz.

 

Les escribo desde el calentón. Tras ojear esta mañana el cúmulo de despropósitos con el que ustedes han sido capaces de defender el insulto que propinaron a los lectores de este diario, al publicar semejante esperpento de artículo, no puedo por menos que decirles que son todo menos unos directivos serios. Con este artículo participan de la mediocridad a la que nos está abocando ese tipo de TV, de prensa, de cultura que prioriza el deporte y los escaparates mediáticos. Son ustedes unos pretenciosos, que lo único que les impulsa son los beneficios fáciles, el dinero rápido. Todo lo contrario de aquello por lo que siempre hemos vivido: esfuerzo, esfuerzo y esfuerzo.

Como ustedes dicen han publicado 500 historias cada año, pero en todos los años que llevan, nunca habían cometido una falta de ética tan grande. Mañana pensare que diario comprar. Un lector indignado. Jose Ramon García

 

El titular de la Tribuna dedicada a informar de las cartas de rechazo a la portada dedicada por El Pais Semanal a Belén Esteban demuestra que efectivamente el sensacionalismo se extiende como una mancha de aceite. Que hablen de mí aunque sea mal, puede estar bien para Belén Esteban. Pero no para la Tribuna de la Defensora del Lector. El titular no se corresponde con el contenido de la Tribuna, en la que la Defensora informa del rechazo, no del triunfo, a Belén Esteban y la portada y el reportaje que le dedicó El País Semanal. Una pena. Concha Tejedor

 

El País es para mí un referente de información desde los años 80. Siempre le he visto un nivel de calidad y rigor que me ha gustado, por eso mi sorpresa y decepción al ver a quien ha dedicado su portada del suplemento semanal. Entiendo que la publicidad es necesaria para los medios, pero dedicar una portada a una persona que no sabe hacer nada aparte del ridículo en el momento en que abre la boca...

Nos quejamos del nivel de la educación en España, pero dedicamos las portadas a personas que no han hecho nada, ni hacen nada. ¿Que ejemplos queremos para nuestros hijos? Saludos. José Navarro

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