Rodolfo Cañete
Estimada Defensora del Lector,
Leo el interesante artículo "Indignados con los periodistas" y me decido a enviarte mi opinión. El análisis de las diferentes personas consultadas cuyas contestaciones se reflejan en el artículo es sesudo e interesante, pero más propio de una ambiente académico que de lo que de verdad se piensa en los corrillos de "indignados". No es que yo quiera ahora atribuirme la voz de este colectivo, pero sí puedo trasladarte lo que muchos amigos comentamos en tertulias, bares, barbacoas veraniegas en casa de uno u otro... Algunos de ellos han estado en Sol en los días que duró la protesta:
- Se piensa que los periodistas de los medios tradicionales son libres para escribir lo que quieran, pero no deciden cuál es el titular de portada, la información de la primera o de la quinta página. Se piensa que lo que es noticia y sobre lo que hay que escribir lo decide otro vinculado a quien es dueño del medio en cuestión. Se puede ser relativamente libre para decir lo que uno quiera, pero se es menos libre si el tema o el asunto lo decide otro. En ese sentido la lejanía con respecto al ciudadano es clara, porque da la sensación de que son élites que hace tiempo dejaron de frecuentar ambientes populares y que ahora solo alternan en ambientes de poder económico, social y político los que deciden sobre qué es y qué no es noticia y sobre cómo enfocarla. ¿Cómo puede ser voz autorizada de un tema como el 15M el periodista que come o cena con relativa frecuencia con Rubalcaba, Soraya Saenz de Santamaría o cualquier otro político pero que no sabe lo que pasa en Sol sino por la información que le cuentan sus hijos u otros reporteros que para él trabajan? ¿Cómo sino tienen un perfil activo en twitter o facebook?
- Se piensa que el periodista mezcla continuamente opinión e información. Esto ha dejado de ser excepción para ser norma. Y se mezcla con otra realidad del momento, a saber, no hay profundidad en la información porque la noticia deja pronto de ser noticia. Da la sensación de que el lector tiene que estar continuamente entretenido, que una información que dura en primera línea más de 3 días acaba por aburrir. Al final eso no es informar, es desinformar. Ayer leía una noticia: un experto en energía nuclear destacado en Japón señalaba que todavía no se puede concluir que Fukushima no haya superado en gravedad a Chernobil. Lo leí en una edición digital, bien abajo y en un destacado pequeño en relación al resto de noticias que aparecían alrededor. Está claro que Fukushima es noticia ahora mismo, y sin embargo el curso de esa tragedia no casa con el periodismo de hoy. Resultado: Cinco días cubriendo el suceso como si de un secuestro se tratara con tintes apocalípticos, y después dos meses enterrado un segundísimo plano. Da la sensación de que el periodismo de hoy es incapaz de digerir un suceso cuyo desenlace dure más de una semana. Gracias a eso se salvó Montag, el protagonista de Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, cuando la policía y sus sabuesos le seguían.
- En el caso de los sucesos ante el Parlamento de Cataluña lo peor fue la sobredimensión de los incidentes y la capacidad de los mismos para solapar la cobertura de los motivos reales de la protesta. Puedo entender que eso le pase al ciudadano medio, pero no puedo entenderlo en un profesional del periodismo. Sobre todo porque lo primero lo considero un hecho noticiable de segundo nivel. Te sorprenderás, pero lo veo así. Vivimos en una sociedad edulcorada que no quiere oir sobre agitaciones ni violencias. Lo mismo inquietaba o sorprendía a los personajes de "Un mundo feliz" de Aldous Huxley. Te recortan la sanidad pública, el gasto en educación, tus derechos sociales ante la jubilación, ante el despido, pero cuidado con cómo protestas que eso es lo verdaderamente importante. ¿Cómo es posible? Y digo que esto es noticiable de segundo nivel, porque si los recortes persisten la olla estallará, y la violencia dejará de ser excepción para ser norma, y si eso se generaliza, ¿cuánto tiempo será noticia? Una de las cosas que más me llamó la atención fue ver el movimiento de indignación que en las redes sociales se desató al comprobar que quienes fueron a reducir el estado del bienestar en las Cortes catalanas se trasladaron en helicóptero, y constatar que todos los medios lo reflejaron como una solución justa ante las protestas e incidentes. ¿Y sabes donde está el verdadero quid de la cuestión? En la información de los días posteriores a la manifestación del 19J. Titulares como el movimiento del 15M demuestra su repulsa a la violencia y llena las calles de forma pacífica. Imagino a los dirigentes del medio pensando qué objetivo soy, qué abierto de mente, qué tolerante.. Y sin embargo esa propia información es de nuevo engañosa y doblemente manipulada, pues vuelve a poner en el centro de la noticia lo accesorio y no el meollo.
- Se piensa que el nuevo universo TDT ha provocado una televisión de bajísimo nivel. Tertulias y tertulianos dando opiniones mascadas que no dan qué pensar sino lo que ha de pensarse. No se trasladan datos para que te formes opiniones sino opiniones mezcladas con datos y medias verdades vendidas como realidades inmutables. No se informa, se opina. Ni siquiera me atrevería a decir que se opina, se pontifica. La formación de los tertulianos es además paupérrima por lo general. Y creo que se corre un grave riesgo si se cae en la complacencia de pensar que eso es cosa de determinados medios que tenemos en mente, porque el bajo nivel es general, cada uno en el suyo. Si uno ve Veo Tv o Intereconomía pensará que ese es el ejemplo. Pero ya ni siquiera hablo de eso. Suelo ver la noche en 24 horas de TVE con Vicente Vallés, y aun reconociendo la profesionalidad de los periodistas del programa me parece un tanto decepcionante. Las tertulias analizando el 15M eran previsibles y muy alejadas de lo que se palpa en la calle. Periodistas de toda la vida, consagrados y admirados en la profesión hablando de un tema del que nada saben. Yo estaba asombrado. Todo vestido con una imagen pausada y moderada que les diferencia de otras tertulias del TDT, bien, pero es que la forma no lo es todo, importa el fondo. Y fondo, fondo, muy poco la verdad. Oigo a periodistas de toda la vida compartir con Felipe González entre otros, "es que los del 15M no están organizados" "es que no saben bien lo que quieren", "deberían concretar el mensaje y tener una organización coherente que sirva de interlocución". Analizan lo nuevo desde lo viejo. El 15M es protesta, es variado, y como tal no es organizado ni necesariamente coherente, se sabe contra lo que se está pero es muy variado el abanico de propuestas de soluciones. ¿Por qué es esto necesariamente malo? ¿Es que las masas revolucionarias francesas o rusas de 1789 y 1917 tenían un programa uniforme, organizado y totalmente compartido? Por supuesto que no, porque el malestar es horizontal, transversal y generalizado. Me molesta ver a políticos a los que se paga para que den soluciones pedírselas a quienes protestamos en las calles. Yo te pido cuentas a tí y no al revés. Y me duele ver que muchos periodistas se hacen eco de esas demandas de élites instaladas.
Hay muchas otras cosas que pienso, pero en sustancia esto es lo más relevante. En general, da la sensación que el mensaje único está instalado en universidades, medios, y en general todo aquello que esté en el establishment. Se da por hecho que las reformas emprendidas y las que quedan por hacer son las que requiere el país. El ciudadano quiere otras opiniones, otras ideas, no puede haber una única solución para cada problema. Si yo lo constato con mi economía familiar, viendo que puedo sacar o poner estableciendo mis prioridades, entiendo que a nivel estado las posibilidades de ajustar gastos e ingresos es todavía mayor porque mayor es y más diversificado el presupuesto. Si i no me llega el dinero a fin de mes sé que puedo cortar de la cerveza del domingo, de los pañales de mis hijos, de subir la renta al inquilino (no es mi caso precisamente), de mis vacaciones de verano o del colegio de mis hijos. ¿Por qué los medios nos presentan como inmutable el lugar y modo en el que se van a recortar los gastos en mi pais? Y sobre todo, ¿por qué esas soluciones merecen un espacio más destacado que otras? Leo un periódico de tradición abierta y progresista como El País y tampoco sale de esa corriente. Se piensa que se cubre el espectro social incluyendo un artículo marginal de vez en cuando que navegue contracorriente, pero sólo hace falta ver los editoriales en materia económica del periódico, las tribunas económicas más destacadas, y El País de los Negocios el domingo para ver qué es lo que de verdad se considera una "política económica eficiente y seria". (Aprovecho: ¿para cuando se nos dirá por qué el objetivo de deficit es para 2012 y no 2020???? ¿para cuándo un debate serio sobre cómo es posible que un estado del bienestar en expansión durante un siglo se recorte justo cuando España vive desde el punto de vista histórico el mejor momento de su historia? ¿por qué el PIB tiene que crecer eternamente y hasta el infinito??)
En fin, durante la Ilustración se decía "El gobierno para el pueblo pero sin el pueblo". Ahora se dice "El gobierno para los mercados pero sin el pueblo". ¿Y dónde me informo para ver realidades distintas, opiniones formadas, divergentes e interesantes? Curiosamente lo consigo gracias a otros como yo, con un sólo click en las redes sociales, en los foros o en los blogs situados al margen. Triste y sombrío paisaje para los medios tradicionales, ¿no te parece?
Muchas gracias por atenderme y un cordial saludo