En los más de dos años que llevo en la responsabilidad de atender las quejas y sugerencias de los lectores he podido comprobar hasta qué punto valoran la corrección formal de los textos. Algunos lectores, como Pedro Montero, se toman la molestia de enviarme, casi cada día, las incorrecciones que observan. A todos les agradezco su ayuda y su comprensión. El pasado domingo muchos lectores me escribieron para celebrar que hubiera tratado esta cuestión o para señalar nuevos errores. Algunos se quejaban también por el hecho de que las correcciones introducidas en el mecanismo habilitado para ello en la edición digital son muchas veces ignoradas por la redacción.
En las cartas que he recibido se señalan algunos nuevos errores, entre ellos uno del que soy responsable y por el que pido perdón: la omisión de una coma en una frase en la que claramente debía figurar. Otro lector señala la omisión de una coma en el titular de la entrevista que el director de EL PAÍS le hizo al candidato socialista Alfredo Pérez Rubalcaba, publicada también ese mismo domingo.
A continuación reproduzco 29 cartas recibidas, salvo un par de ellas, entre el domingo y el lunes,lo que puede darles una idea de la preocupación que suscita esta cuestión y del volumen habitual de este tipo de quejas. Al final de la relación incluyo una carta recibida el miércoles en la que el Comité de Empresa de EL PAÍS expresa su discrepancia con el artículo “Errores y horrores de agosto”.
Astrológicos por astronómicos
He leído su interesante artículo titulado “Errores y horrores de agosto” publicado el 11 de septiembre de 2011 en el que se dice que El País busca soluciones a los errores publicados en su diario. A continuación he leído el extenso artículo “La década que alumbró el ocaso” y encuentro que “La aportación de la ciencia norteamericana ha sido decisiva para el desarrollo de la investigación genética, la creación de vida artificial o los descubrimientos astrológicos”. La verdad es que dicho artículo parece un buen trabajo, pero es una lástima encontrar una errata así en un reportaje tan destacado del periódico (páginas 3, 4 y 5) sobre un asunto de tanta actualidad como el décimo aniversario de los atentados del 11-S. Más aun pensando que se trata de un error publicado en la edición impresa del domingo, día de máxima difusión. ¿De verdad el autor no conoce la diferencia entre lo que hace Rappel y lo que hacen los astrónomos en sus observatorios? ¿De verdad nadie ha releído el artículo antes de publicarlo? Y eso que ya no estamos en agosto. Miguel Ángel de la Rubia.
……………………………
Me alegró encontrar su artículo, “Errores y horrores de agosto” comentando la preocupación que existe en el periódico por la gran cantidad de errores ortográficos y sintácticos que cometen los redactores últimamente. La cifra que alcanzan, especialmente en la edición digital, es alarmante. Soy lector diario de EL PAÍS desde el número 1, hace ya muchos años, y al observar una trayectoria tan larga manteniendo un nivel de calidad muy alto, es particularmente notoria la decadencia de los últimos tiempos. Es lógico y muy necesario que haya preocupación y que se busquen las causas y las soluciones.
Al final del artículo nos comenta que el propio director del periódico, Javier Moreno, “hizo un severo reproche a toda la redacción por la gran cantidad de errores que se cometen. “El error más pequeño, resulta intolerable, porque causa una grave daño a la imagen del diario”, dijo”. No puedo estar más de acuerdo con el Sr. Moreno, por eso es tan destacable que hoy mismo Antonio Caño diga, en su artículo titulado “La década que alumbró el ocaso”, que “La aportación de la ciencia norteamericana ha sido decisiva para el desarrollo de la investigación genética, la creación de vida artificial o los descubrimientos astrológicos.” Demás está decir que la astrología no es una ciencia, sino una de las más irracionales supersticiones que lamentablemente subsisten en la actualidad. Parafraseando a su director, “resulta intolerable” que el Sr. Caño confunda astrología con astronomía, que es lo que debería haber escrito. Daniel Fernández
………………………………………………
Errata en el artículo de Muñoz Molina
He tenido oportunidad de felicitarla en alguna ocasión por el encomiable trabajo que está usted llevando a cabo en bien de los lectores, y consiguientemente en bien del diario El País. Hoy quiero agradecerle de manera especial el haber tratado un asunto que, como usted señala, desagrada, y de qué manera, a los lectores. Con frecuencia activo el botón de "corregir" para intentar llamar la atención sobre los errores, no sólo ortográficos, sino también léxicos y sintácticos (algunos ya son batalla perdida), que como una plaga se están multiplicando en las páginas del periódico en los últimos tiempos. Cuando quien firma el texto es una persona reconocida, y más en el campo de la cultura, los descuidos casi hieren más. En el artículo de Antonio Muñoz Molina del Babelia de ayer se escribía mal dos veces el apellido del autor cuyo libro se estaba citando, y eso que -supongo- AMM tendría el libro delante.
Ojalá la reprimenda del director a los redactores a la que usted alude produzca los efectos deseados. Si no es así, uno acabará preguntándose por los criterios de selección de personal en la empresa, y, lo que es peor -para dicha empresa-, uno acabará desconfiando de las informaciones que nos ofrece el periódico e irá a buscarlas donde encuentre más garantías. Victoria Pineda
…………………………………………………
Millas por miles
Su informe de hoy sobre los errores y horrores de agosto pone el dedo en la llaga de la multitud de errores gramaticales, ortográficos y sintácticos que se producen últimamente en EL PAÍS, sobre todo en la edición de Internet. Por centrarme en un solo aspecto, en ocasiones parece que las noticias están redactadas en una especie de spanglish de difícil comprensión. (…) Yo me precio de leer mucho y de poner atención en lo que escribo. Parece que algunos redactores de El País escriben mal no por deficiente conocimiento del inglés, sino por deficiente conocimiento del español. Me llamó mucho la atención lo de "cientos de miles de kilómetros de túneles" de Gadafi, incluso pensé en escribir a la Defensora, pero lo dejé porque me pareció que El País debería contar con filtros suficientes como para detectar y corregir el error. Ya veo que no. La noticia original habla de "hundreds of miles of tunnels", cientos de millas de túneles, sin que aparezcan los kilómetros por ningún lado. El redactor ha confundido "miles" (millas, unidad de longitud) con el numeral miles. Y además pone "cientos de miles de kilómetros de túneles" y no le llama la atención a nadie que eso es físicamente imposible. Lamentable.
También se traduce "to kill" como asesinar, cuando en inglés ese verbo tiene un significado mucho más amplio que en español. Es "matar" en sentido general. "El manifestante muerto por la policía". Pero el redactor no conoce la diferencia de significado en español entre asesinar a alguien (que es siempre con dolo) y causar la muerte o matar a alguien (que puede ser sin dolo). Ahora todo "colapsa". Los edificios colapsan, no "se colapsan" o "se vienen abajo". Podría poner más ejemplos, pero lo dejo. Es penoso. Severiano Delgado
………………………………………
Que EL PAÍS no pierda calidad
Estoy completamente de acuerdo con su artículo del 11 de septiembre sobre los errores que se encuentran cada vez más en los periódicos y desafortunadamente en EL PAÍS digital. Soy profesora de español en Francia y doy clase a estudiantes que van a ingresar en escuelas de negocios o a presentarse a otros concursos importantes. Trabajo únicamente con la prensa y paso mucho tiempo corrigiendo errores. Me parece importante que un periódico tan leído como lo es El PAÍS no pierda calidad. Si de algo les puede servir mi testimonio, pues aquí lo tienen. Marie-Ange Brillaud.
………………………………………………………
Errores sobre Akira Kurosawa
Acabo de leer (tengo que reconocer que con un cierto alivio) su artículo aparecido en el día de hoy. No me voy a extender en el asunto y, para que usted juzgue por sí misma, le voy a remitir un enlace con la noticia (por llamarla de alguna manera) titulada “Akira Kurosawa: el samurai”, la cual llegó a causarme tal irritación que envié una anotación apresurada a través de “Corrige y Comenta”. Sin entrar en las distintas “erratas” tipográficas del texto, un redactor de cualquier medio, y máxime de EL PAÍS, tiene que tener capacidad intelectual para ello. Por supuesto, debe dominar el lenguaje, pero, además, debe hacer gala de una mínima capacidad de búsqueda, síntesis y concreción. Que hay datos accesibles en la Wikipedia (por ejemplo que Akira Kurosawa no recibió el Oscar al mejor director por Ran), que los títulos de las películas se escriben en cursiva (como los libros) o que hay que manejar las herramientas de búsqueda con alguna pericia (y así hubiera llegado a un blog con información fidedigna sobre el maestro) son postulados que deben ser el catón para cualquier redactor.
En su artículo apunta usted a una falta de formación, pero le ruego que disculpe mi arrogancia si me atrevo a preguntarle dónde reclutan ustedes a sus periodistas y cuáles son sus honorarios. (…) No estamos hablando de erratas aisladas. Estoy metiéndome en el fondo de la cuestión: en la profesionalidad de los que se ponen a escribir y a informar. La dignificación de esta bella profesión es tarea de todos. Candela Vizcaíno. Doctora en Comunicación. Periodista freelance.
……………………………………
Porqué en lugar de por qué
Tras leer su artículo del 11 de septiembre sobre las frecuentes faltas de ortografía, inexactitudes, etcétera en el periódico EL PAÍS, supongo que una explicación podría ser que en verano hay muchas personas en prácticas. En la universidad, la ortografía tiene cada vez menos importancia, pero en el caso de la formación de periodistas, clama al cielo que la gente cometa semejantes errores. En cualquier caso, no sólo habría que achacar estos errores a los novatos. El mismo día 11 de septiembre, en el artículo de Elvira Lindo Razones para matar se lee: "se preguntarán ustedes que porqué (...) presento dificultades para interpretar los hechos"; y más abajo: " se presta a explicaciones porqué la sociedad es en el fondo culpable de que existan desalmados. ¿Alguien le podría explicarle a la autora que se trata de dos interrogativas indirectas y que en tal caso la forma adecuada es por qué (separado y con acento)? La modalidad porqué la debe guardar para cuando esa forma equivalga a la palabra motivo o razón y en ese caso va con artículo, en singular o plural: desconozco el porqué/ desconozco los porqués. Me gustaría que le hiciera llegar a la autora esta explicación. Marta Ruiz de Garibay
………………………………………………………….
El mismo día que la Defensora del lector publica el artículo " Errores y horrores de agosto", leo en la edición impresa del suplemento Domingo la columna de Elvira Lindo titulada "Razones para matar", en la que comete ¡dos veces! un mismo error ortográfico. Concretamente, donde escribe "Se preguntarán ustedes que porqué..." debería escribir "Se preguntarán ustedes que por qué...", y donde dice "... explicarnos porqué la sociedad..." debería decir "... explicarnos por qué la sociedad...". Les agradecería que hicieran llegar a Elvira Lindo y a sus correctores estas observaciones a fin de que, en el futuro, cuiden un poco más algo tan delicado como la ortografía y no tiren por tierra tanto esfuerzo realizado por profesores y alumnos en las escuelas. Silvia Sanz
........................
Parece que todo vale
Me dirijo a usted para expresarle mi tranquilidad por su claro compromiso en defensa del lector. Soy periodista jubilado, ya bastante mayor, aunque sigo colaborando y haciendo pequeñas cositas y su artículo "Errores y horrores de agosto" de la edición de El País del 11-9-2011 ha venido a confirmar, y al mismo tiempo denunciar, una realidad que desde hace tiempo vengo comprobando y que me hace daño. No es sólo en EL PAÍS, que es grave, sino en la mayoría de los medios. Errores y faltas de ortografía, deterioro en el uso del lenguaje, pies y titulares que se cambian y confunden, falta de rigor, de amor por el trabajo y por hacer las cosas bien.
Usted podría definir las causas de este deterioro. En la TV, la radio y los medios digitales ocurre lo mismo. Han quitado hasta los correctores. Me obsesiona este tema, riño a mis nietos por el lenguaje que emplean en sus comunicaciones de SMS. Acabo de dar un curso y en la prueba final los textos de universitarios estaban llenos de faltas. Pero ahora parece que todo vale, que da igual. No entiendo nada. Tal vez podría hacer un diagnóstico. Me alegro que El País (en papel no falta ningún día en mi casa, aunque ya he pensado más de una vez en dejarlo a causa de su deterioro) se tome en serio este tema e intente tomar medidas para restaurar la dañada imagen del diario. Muchas gracias por su atención y perdón por el tiempo que le pueda distraer este desahogo profesional y vocacional. Vicente Herrero González
………………………………………………………
El término “doctor”
Me pongo en contacto con usted para llamar su atención sobre el uso incorrecto del término doctor que se hace frecuentemente en EL PAÍS. De acuerdo con la RAE, el término doctor sólo puede utilizarse para hacer referencia a un "médico, aunque no tenga el grado académico de doctor" cuando se emplea lenguaje coloquial. Es obvio que no es este tipo de lenguaje el que se utiliza en EL PAÍS y, sin embargo, son habituales los artículos en los que se hace uso del término doctor para referirse a médicos que, presumiblemente, no tienen dicho grado académico. Este es el caso, por ejemplo, de su artículo "Errores y horrores de agosto" en el que se utiliza dicho término para referirse a un médico de familia.
Sin otro particular, aprovecho este correo para agradecerle su muy necesaria labor como defensora del lector. Carlos Terroso
……………………………………………………
Si está bien en el texto ¿por qué está mal en el titular?
Acabo de leer su artículo "Errores y horrores de agosto". Me parece muy bien que exista una conciencia creciente acerca de este problema en la redacción de El País. Como lectora alemana de su periódico, quisiera añadir que a veces me topo con faltas en la ortografía de palabras extranjeras: apellidos de deportistas o/y políticos, nombres de localidades etcétera. Muchas veces la falta aparece en el titular o en la descripción de una imagen, pero no en el texto. Siento no poder darle ahora mismo ningún ejemplo concreto, pero es que no quería perder la oportunidad de comunicarle mi observación. Johanna F. Kurz
………………………………………………
El efecto verano
En su artículo de hoy 11 de septiembre de 2011 describe los efectos que el verano ha tenido en ciertos aspectos del periódico tales como errores conceptuales, fallos de traducción, de redacción, de ortografía, etcétera. Pero me permito decirle que, siendo cierto y grave todo lo que comenta, quizá no es eso lo más importante. Como lector, en estos meses he sentido el efecto verano en algo que afectaba, no solo a este o aquel aspecto, sino a todo el periódico y que se puede resumir diciendo que no era el mismo diario que leíamos durante el curso: menos cantidad de páginas, menos cantidad de información, ausencia de las firmas habituales, etcétera. Las causas que usted señala para los errores y descuidos explican también, por supuesto, esta impresión de conjunto y, en verdad, nos resultan conocidas, pues la situación de este verano es semejante a la de todos los veranos. Por lo demás, el hecho de que usted reconozca y explique aquellas deficiencias no disminuye su importancia.
Yo no puedo afirmarlo, y usted tampoco lo dice expresamente, pero los lectores suponemos normalmente que el efecto verano responde a la idea de la dirección de El País (como de todos los medios de comunicación) de que estos meses son meses de vacaciones. Los lectores imaginamos que a partir de ahí el diario parece repetir cada año un programa equivalente, por el que pasa a prescindir de sus secciones y colaboradores y deja de ser lo que es. Cuando los lectores pueden leer con más calma el periódico, este renuncia a sus características. Y esto, ¿por qué? ¿Solo porque es verano? ¿Es que en verano no pueden ocurrir hechos que no solo queremos conocer sino también entender? ¿Es que en este verano de 2011 no han tenido lugar acontecimientos dignos no solo de información sino también de análisis? En la edición de hoy domingo 11 de septiembre de 2011 reaparecen las firmas de Santos Juliá, de Joaquín Estefanía, etcétera. ¿Es que en estas últimas semanas no eran igualmente necesarios sus comentarios? (…) M. Martino.
………………………………………………………………………………
Ejército rojo
En la portada de la edición digital de "El país", no así al abrir el propio link de la noticia, aparece una mención completamente inaceptable. En efecto, en el artículo firmado por Natalia Junquera "Las trincheras que hablan", se apunta literalmente que "El CSIC recrea las condiciones en las que luchó el Ejército rojo en una excavación en Guadalajara" (la cursiva es mía). Curiosamente (o no), dicha frase cambia en la noticia y pone "El CSIC recrea la Guerra Civil en una excavación en Guadalajara".
Calificar al ejército republicano como ejército rojo es, además de un grave error histórico y una falta de respeto hacia sus integrantes, algo inaceptable en el terreno periodístico: se asume como parte de la noticia el propio vocabulario de una de las partes. Dicho sea de paso, habría sido igual de poco exacto calificar al ejército de Franco como ejército nacional. Arturo A.
……………………………………………
Error sobre “2001, una odisea del espacio”
Comparto la opinión expresada en la tribuna “Errores y horrores de agosto” del pasado domingo. Los errores gramaticales, ortográficos, mala traducción, o sobre datos y contenidos son un síntoma muy preocupante de la calidad del El País que repercute sobre su imagen pero sobre todo sobre sus lectores.
También habría que añadir, tal vez en relación con la “exigencia individual”, algunos errores que aparecen no solo en los artículos sino también en las críticas de Babelia. Por ejemplo, en “Los sonajeros del progreso” del pasado 10 de septiembre, se publica la opinión de Alberto Manguel sobre Solaris, en mi opinión una interesante novela de ciencia ficción escrita por Stanislaw Lem. Al leerla sorprende que el autor afirme que “ ... a eso se refería la conclusión de ese otro gran clásico, con la imagen del feto flotando en el espacio, 2001: Odisea del espacio de Isaac Asimov, cuya deuda a Solaris de Stanislaw Lem no ha sido suficientemente reconocida”.
El error es grave. Es bien conocido que el autor de 2001 es Arthur Charles Clarke, la génesis de la novela y de la película realizada por Stanley Kubrick en 1968 se pueden encontrar en múltiples recursos de información como Wikipedia. A partir de esa afirmación, ¿se puede tener confianza en el resto de los datos que presenta el autor sobre Lem, la novela o el escenario político en que apareció? ¿Dijo realmente Hawking lo que se afirma en la crítica? Ya tienen el diagnóstico, espero que tomen las medidas de corrección oportunas. J. A. Cabrera.
…………………………………
Becarios mal pagados
Ingenuos aquellos que pensábamos que se podía confiar en la neutralidad, criterio objetivo y distancia necesaria del Defensor del Lector. Craso error. Por mucho que se empeñe en lo contrario, siempre el interés de la empresa editora -que imagino abona su salario- se colocará por encima de cualquier otra consideración. Esta pataleta viene a cuento por su artículo sobre las faltas de ortografía detectadas durante el pasado mes de agosto. Tras un valiente repaso de los errores más burdos, el camino hacia la perfección se tuerce con las patéticas excusas de los responsables últimos de la corrección y buen estilo del periódico y, lo más lamentable en mi humilde opinión, el deliberado olvido de la principal causa de estas terribles anomalías.
Bien está localizar la causa a la mala educación y escasa cultura de las nuevas generaciones de periodistas, de lo mal que fueron enseñados en el Instituto, primero, y en la Universidad, después. Bien está reconocer la existencia de un clamoroso fallo en los responsables últimos de todo aquello que se publica. Sin embargo y para mayor bochorno de su periódico, usted, estimada Defensora, ignora deliberadamente quiénes son los autores intelectuales de estos trabajos publicados durante el tórrido agosto, becarios mal pagados o que incluso tienen que pagar por trabajar que sustituyen a los periodistas profesionales para que puedan disfrutar de sus vacaciones. En definitiva, mano de obra barata, que con la excusa de la formación, te apaña los cuadrantes vacacionales de la redacción. Imagino que reconocer esta explotación, posiblemente tan ilegal como rentable y aceptada por los propios becarios, es tan vergonzante que se prefiere pasar por ello de puntillas. Lástima de prestigio perdido. Luis Jiménez
…………………………………………
"Inflingidas" por infligidas
Mientras usted reconocía en su artículo de ayer los errores y horrores de su periódico en agosto, en la página 60, la redactora Isabel Gallo firmaba una noticia en la que decía: "Bogart se lamía las heridas de amor inflingidas por Ingrid Bergman". De verdad, si esto fuera Japón y la ortografía una cuestión de honor, la señora Gallo y su director ya se deberían haber hecho el 'harakiri'. Hay soluciones, claro, pero deben tomárselo en serio e invertir dinero en ello. No confíen su futuro al corrector del Word, por favor. Hay profesionales por ahí que lo hacen muy bien.
Personalmente, creo que su artículo es encomiable, pero insuficiente. Y en cuanto al diagnóstico del problema, déjeme pasar un día en la redacción viendo cómo trabajan sus redactores y le diré cuál es. José Miguel Torrente. Corrector profesional.
………………………………………………
Crónica deportiva sin resultados
Quisiera llamar su atención sobre dos noticias publicadas hoy en la edición digital del periódico. En la titulada “Bufonada francesa” firmada por Robert Álvarez, se traslada desde la edición impresa la crónica del partido de baloncesto jugado ayer entre las selecciones de España y Francia. El periodista deportivo pone todo el énfasis de la noticia en la escandalosa falta de ganas del equipo francés por disputar el partido, permitiendo una cómoda victoria del seleccionado español. El problema con esta crónica viene por que el periodista en ningún momento menciona el resultado del partido, con lo cual el lector internauta se encuentra al final de la noticia sin saber cuál fue el alcance de la desidia francesa. El marcador final es esencial para comprender la noticia y el cronista nunca lo menciona. Compruebo que en la edición impresa sí aparece un recuadro con todas las cifras del partido. Pero este cuadro no es visible en la portada de la edición digital. Una larga crónica deportiva sin mención al resultado final de la competición es una falta de respeto a los lectores.
Igualmente en la edición digital apareció un enlace (suprimido después) haciendo referencia a las trincheras del “ejercito rojo” (sic). El enlace remitía a una noticia sobre las trincheras de la Guerra Civil que se están excavando en Guadalajara. En la crónica de Natalia Junquera titulada “Trincheras que hablan” desaparece la mención al “ejército rojo”, pero permanecen las menciones a la “zona roja” y a la “trinchera roja”. Este adjetivo cromático sigue la línea del aparato de propaganda del Movimiento Nacional, alzado contra la II República, que le endilgó el color rojo al ejército que defendió la legalidad republicana, con intención de denostarlo asimilándolo al ejército de la URSS. El histórico “ejercito rojo” (el bolchevique), no formó parte de nuestra contienda. Si bien es cierto que el lenguaje de los vencedores caló en el habla popular y por simplificar se habla de "rojos" como sinónimo de contendientes republicanos o antifranquistas, esta simplificación coloquial no es admisible en una crónica publicada en L PAÍS, periódico que dedica mucho espacio a la comprensión histórica. Javier Távara Martín.
……………………………………………
Omisión de una coma
En su artículo de ayer, usted escribió: "El omeprazol es un protector estomacal y el losartán un antihipertensivo." Según tengo entendido, como la segunda parte "y el losartán..." es una frase en la que el verbo es tácito, este debe ser reemplazado por una coma. Y antes de la conjunción y debe ponerse otra coma para separar las dos oraciones, ya que, de no estar la conjunción y, ambas oraciones estarían separadas por un punto y coma.
Entonces, la oración correctamente escrita sería: "El omeprazol es un protector estomacal, y el losartán, un antihipertensivo."
Por otro lado, quisiera quejarme de que Elvira Lindo, que por otro lado tiene artículos entretenidos, usa el gentilicio "americano" por "estadounidense" cuando "americano " se usa, en español, para todos los países de América del Norte, Centro y Sur. Espero que tenga en cuenta mis sugerencias. Guido Castañeda Macchiavello.
…………………………………………
Irritar mejor que enervar
Cuando los redactores utilizan el verbo «enervar» en «Un video de Figar enerva a los docentes» (edición en papel del 12 de septiembre, «Madrid»), ¿se refieren a que «debilita, quita fuerzas» a los docentes (primera acepción del DRAE), a que «debilita la fuerza o las razones de los argumentos» de ellos (segunda acepción), o bien les «pone nerviosos» (tercera y última)?
Para ser un titular deja bastante que desear y bordea la incorrección, con esa proximidad a «irritar» o «exasperar» que en realidad no tiene reconocimiento semántico alguno.
Como lector y corrector le agradezco y encarezco su artículo del domingo «Errores y horrores de agosto», pero me gustaría que lo expresado en él se viera de verdad reflejado en un mayor cuidado de lo publicado. La calidad de la que se precia el diario, y que en gran medida tiene, sin duda, ganaría real e incuestionablemente. Raúl Martín Arranz.
………………………………………………
“Cayados ya los chillidos”
Acabo de leer en la edición digital de El País de hoy (12.09.11) el artículo "Stosur la imbatible", aunque en el link relacionado lleva el título, al parecer, de "Nunca debes rendirte", y en mi opinión podría ser un ejemplo de lo que un periodista no debería hacer, o, por lo menos, de lo que debería intentar evitar con el mayor cuidado. Ya el subtítulo adolece de elegancia y neutralidad: "... postrada en la cama ... para su exiguo currículo". ¿Qué tendrá que ver, me digo, lo de la postración con lo de exiguo?, al margen de considerar quién decide qué es exiguo y qué no.
Más. En la primera línea del texto se lee: "... cayados ya los chillidos de la grada". ¿Cayados? ¿Chillidos? Por qué no sencillamente gritos? Pero el ápice de la "confusión" escritora viene después. El antepenúltimo párrafo acaba, literalmente: "Un monumento a las agallas". No sé, creo que no necesita comentario y menos para usted, mujer además de excelente escritora. No es ya el machismo, es ordinariez. Manuel Martínez Ballester
…………………………………………
Titulares en manos de becarios
Este fin de semana la Defensora del Lector reconocía las faltas de ortografía y demás errores que cada día comete el periódico. Hoy mismo, la edición digital de EL PAÍS ha tenido todo el día colgado el siguiente titular: Ortega Cano es ingresado de urgencia el día en que se reanuda el juicio en su contra. Y la entradilla insiste en el error: “En una nueva jornada del juicio de ortega Cano por el accidente en el que falleció un vecino de la localidad sevillana de Castilblanco de los Arroyos.....” Cualquier persona con una mínima formación sabe que la causa contra Ortega Cano está en fase de instrucción y no de juicio oral. No deberían dejar los titulares en manos de becarios. Amanda González de Aledo
…………………………………………
La crisis no “concilia”
En la edición de hoy, 13 de septiembre, se puede leer un titular que de inmediato resulta molesto a la vista (además de que no se entiende): “La crisis no concilia”. En efecto, las tres acepciones que del verbo conciliar aparecen en el Diccionario de la RAE son transitivas. Al haberlo utilizado de manera intransitiva, el titular queda cojo y remite a esas reuniones pías cuya misión es “conciliar” (sea eso lo que sea). Pedro Montero.
………………………………………….
Porcentaje erróneo
En el artículo "El 20-N atenuará el bipartidismo de las dos últimas legislaturas" publicado por Fernando Garea en la sección POLÍTICA el 12 de septiembre (versión digital), figura una errata. En el quinto párrafo se puede leer: “En ambos casos, ese porcentaje global de voto solo puede transformarse en escaños en circunscripciones en las que esté en juego un número importante de escaños y, además, supere la barrera del 5% de votos que exige la ley electoral para cada provincia”. Pero la LOREG en su artículo 163.1.a señala: “No se tienen en cuenta aquellas candidaturas que no hubieran obtenido, al menos, el 3% de los votos válidos emitidos en la circunscripción”. La barrera del 5% es para las elecciones locales (artículo 180) y algunas autonómicas, no para las generales. Amaia del Cura Izquierdo.
…………………………
Errores al acecho
Estimada Defensora y admirada amiga. Después de leer su artículo de ayer – “Errores y horrores de agosto” – comparto que los errores pueden dañar la imagen del periódico. A muchos lectores, aunque los disculpemos, nos da mucha rabia que se produzcan y encontrarnos con ellos. Máxime cuando parece que están al acecho, para saltar y clavarse en la retina cuando se lee el texto donde están agazapados.
El motivo de estas líneas es comentarle que en la edición de hoy lunes 12 de septiembre he encontrado, además de una errata “sonora”, lo que a mi juicio son tres errores en el trabajo que Fernando Garea analiza los resultados del sondeo de Metroscopia, publicado en la página 11 de la edición impresa y otros dos en el artículo “Niñas sin pecho en Camerún” de Charo Nogueira (página 31). Son las siguientes.
Errata.- En la cuarta columna de “Cartas al director”, en la carta que suscribe Pedro José Sampredo Losada se ha colado un prevendas [con uve] que hiere la vista.
Dudas de interpretación y errores en los comentarios del sondeo de Metroscopia. Hay dos partes.
1.- En el texto titulado Sin rechazo a la reforma constitucional, pero sí al trámite urgente que se utilizó.
En el cuarto párrafo se dice “Y el 64% (dos de cada tres encuestados) estaba a favor de que se sometiera a consulta popular, … “. ¿No debería decir el 61%? En la tabla de resultados se indica que el 61% considera que hubiera sido preferible consultar a los ciudadanos, no el 64 por ciento como se cita en el texto. Aunque no se desvirtúa el significado de la proporción, cuando menos hay una discrepancia entre el resultado de la tabla y el que indica en el texto. ¿No?
El quinto párrafo dice: También la mayoría considera que la prohibición de déficit en las cuentas públicas podría establecerse con otros mecanismos legales, por ejemplo, con una ley orgánica, sin necesidad de llevarlo a la Constitución. Si así es ¿A qué pregunta del cuestionario del sondeo corresponde este comentario? Yo no la encuentro por más que busco y rebusco en todo el espacio que le dedica el periódico a este análisis.
En el siguiente párrafo se dice: En todo caso, no es para los españoles la reforma más prioritaria de la Constitución. Antes prefieren que se hubieran acometido otras…. En la tabla que relaciona diferentes posibles reformas de la Constitución por las que se pregunta, no está incluida la actual reforma que acaban aprobar PSOE y PP. Si esta reforma no está en esa lista ¿Cómo se llega a la conclusión de que antes prefieren que se hubieran acometido otras? ¿Es la opinión personal del autor? No lo creo conociendo su rigor periodístico.
2.- En el otro texto, titulado "Apoyo al impuesto de patrimonio" se dice que "El 49% está a favor de esta medida y el porcentaje llega al 38% entre los votantes socialistas". Sin embargo este resultado no coincide con el que se muestra en la tabla correspondiente, ya que la proporción de socialistas que están muy/bastante de acuerdo [a favor] de este impuesto es del 60%; el 38% es la proporción de quienes (en el conjunto) están poco/nada de acuerdo.
Lapsus y error en el artículo relativo al “planchado” de senos:
El cuarto párrafo de la segunda columna empieza A menduo [sic] cuando debería ser A menudo ¿No?
El tercer párrafo de la última columna “En su web (www.tantines.org),las activistas explican …”, termina diciendo que una de las causas que subyacen tras la práctica del planchado es “ …, que las niñas no tendrán vergüenza por tener ya pechos”. Pero me parece que debería decir “… que las niñas no tendrán vergüenza por no tener ya pechos”. ¿No le parece? Resulta contradictorio que “tener pechos” pueda ser la causa para “justificar” su ablación mediante planchado ¿No?
Reconozco que hoy no ha sido un buen día para mi siempre devocional lectura de El País, máxime siendo día de vacaciones.
Me ha causado malestar (y cierta rabia) encontrar estos gazapos (en El País, mi diario). Tal vez alguien los considere nimiedad, equivocaciones menores sin importancia. Incluso no sean errores, sino incorrectas apreciaciones mías. En ese caso le pido disculpas por haberle robado tiempo. Pero para mí si tienen importancia porque ocurren en El País, mi periódico desde hace 36 años. Por ello he decidido comentárselos por si no los conoce y pueden ser de su interés. José Sarabia
......................
Revelar en lugar de rebelar
Solo dos días después de su artículo: martes 13 - página 19 del diario- en el artículo "Barroso pide a Merkel...", cuarta columna, dice: “Así que a Merkel se le han vuelto a revelar los liberales...” DEPRIMENTE. Juan Manuel de las Peñas Bataller
…………………………………
Huyendo del laísmo
Señora Pérez Oliva, creo que es la primera vez que escribo a un periódico. He estado a punto de hacerlo alguna vez pero siempre me eché atrás. Me decido ahora, después de leer su artículo de sobre quejas por errores gramaticales cometidos en su periódico. Se trata de que me extraña que nadie se haya fijado en el mal empleo que se hace con demasiada frecuencia en EL PAÍS (y en otros periódicos, claro) del pronombre complemento directo femenino de tercera persona LA. Por ejemplo, en la frase "La vi cuando caminaba". Yo diría que invariablemente escriben "Le vi cuando caminaba", hablando de una mujer, por supuesto. Supongo que queriendo huir del laísmo, el autor del error cree que lo correcto es en este caso el pronombre en masculino, escrito como el pronombre complemento indirecto de tercera persona LE, para los dos géneros. Lo he leído en cantidad de artículos. Antes los recortaba, los guardaba, tengo decenas, pero eran tantos que renuncié a seguir recortando... Incluso una vez escuché a un periodista del "corazón" en la televisión, hablando de un novio de Sara Montiel: "No, él LE quiere" (a la señora Montiel, por supuesto).
Tampoco sé si se ha tratado alguna vez del empleo del adjetivo que acompaña a las palabras femeninas que comienzan por A acentuada, precedida o no de H. También casi invariablemente, ponen el adjetivo en masculino, como el artículo. ¿Por qué se escribe tanto "El agua está frío" o "El águila era negro?". Virgilio Alepuz
……………………………………
Para ver las estrellas.
En el suplemento El Viajero del 27 de agosto se inserta un reportaje de Elena Sevillano en el que se incurre en un error lamentable. Bajo el rótulo “Para ver la estrellas” dice que “Durante septiembre, Canarias es el único lugar de Europa donde contemplar …” ¿No se ha enterado la autora de que el archipiélago canario no está en un recuadro debajo de Palma de Mallorca, sino a unos 90 kilómetros a la costa de Río de Oro, en África, y a unos 1.300 km. de distancia de Cádiz? No se debería confundir Europa, que tratándose de una parte de la Tierra, como se la considera en ese artículo, es un lugar geográfico, con la Unión Europea, que es concepto político. Canarias no forma parte de la Europa geográfica y sí de la Unión Europea por estar bajo soberanía de un estado miembro. Eduardo Martinón Cejas. Santa Cruz de Tenerife.
………………………………………………………………………
“To collapse” versus colapsar
El verbo inglés “to collapse” no significa lo mismo que el español “colapsar” aunque se parezcan en la forma, pero en la edición digital de su periódico el término español aparece últimamente usado a menudo con el significado en inglés para referirse al derrumbe de las Torres Gemelas y otras catástrofes similares. La redacción de su periódico debería ser consciente de esta diferencia al igual que ocurre con otros anglicismos en los que parecido formal con los términos españoles no puede traducirse en coincidencia semántica. Es un ejemplo más de la deficiente formación lingüística que aparentemente poseen los redactores de EL PAÍS. Miguel Moreno Sastre. Ámsterdam (Países Bajos)
....................................
Una frase mal puntuada
He leído con agrado las reflexiones de la Defensora del Lector en relación con las faltas de ortografía en su periódico porque la sola reflexión sobre ellas es el inicio de su corrección. Pero, ¡oh sorpresa!, el reproche del Director de que "el error más pequeño resulta intolerable, porque causa un grave daño a la imagen del diario", cae por tierra cuando se lee, precisamente, el titular de la entrevista que él mismo hace al candidato Rubalcaba. Dice: "He podido cometer errores, pero donde he estado, he hecho; y Rajoy, ha pasado". Pues, bien, lo correcto hubiera sido "He podido cometer errores, pero, donde he estado, he hecho; y Rajoy ha pasado". Como se observará, la frase contiene el mismo número de comas, pero en posición incorrecta en la primera y correcta en la segunda. 1.- La circunstancia "en donde he estado" puede o no figurar entre comas pero, si se antepone la coma al verbo "he estado", debe ser precedida por otra coma. 2.- Mayor error es la coma que separa el apellido de Rajoy de la acción que se le imputa "ha pasado". Son sujeto y verbo de una misma oración y, por tanto, no pueden estar separados por coma. El error procede de la tendencia a "una pausa enfática" para resaltar lo que se va a escribir a continuación: contraponer a Rubalcaba ("he hecho") y a Rajoy ("ha pasado"). ¿Cómo se solucionaría este deseo enfático? Pues, de una manera sencilla: con el signo ortográfico que obliga a una pausa, como son los puntos suspensivos. Por ello, la frase del titular hubiera sido, todavía, mucho más correcta así: "He podido cometer errores, pero, donde he estado, he hecho; y Rajoy ... ¡ha pasado!". Todas estas consideraciones las someto, desde luego, a superior criterio o discrepancia. José María Esteban Ibáñez ……………………………………
Cuidar el lenguaje, una práctica en extinción
Me declaro afecto y muy interesado por los temas que le ocupan y que sigo en el diario donde trabaja, única publicación que me ofrece unos mínimos garantizados en materia periodística y cuyos problemas con la ortografía están siendo estas últimas semanas objeto de preocupación para algunos que, con la que está cayendo en el mundo, nos podríamos considerar romántica minoría en lucha por causas baladíes. Está claro que no lo son ni nos lo parecen. La coincidencia en el tiempo del aniversario del 11S y de la publicación de su artículo "Errores y horrores de agosto" me animan a escribirle este correo y plantearle algunas dudas y otras casi certezas que espero me ayude a aclarar.
Precisamente desde el derrumbamiento de las Torres parece haberse instalado en nuestro idioma una acepción tan repetida universalmente por periodistas acreditados ( el último en el, por lo demás, acertado artículo de análisis de Antonio Caño en el ejemplar del domingo pasado ) que ya no sé si pensar que soy yo el equivocado e intentar evitar que me chirríe o, confirmando que se trata de una mala práctica, reclamar su corrección desde algún foro acreditado, como es el suyo. Hela aquí: "colapsar"¿no ha sido toda la vida sinónimo de obturar, interrumpir un flujo, atascarse algo? ¿No es un anglicismo erróneo decir "las Torres colapsaron", traducción directa tan propia de la comunidad latina angloparlante de los EEUU (tan dada a cometer este tipo de fallos y casi conseguir introducirlos como de uso común) del inglés "to collapse", que efectivamente y de modo bien distinto significa "derrumbarse"? Lo hemos visto y escuchado tanto y tan repetidamente desde entonces que no sé si ya ha sido aceptado por la RAE como nuevo significado. Y si no es así, creo que es momento de advertir el fallo y que se corrija con contundencia.
En ese mismo artículo el autor comete otro error al referirse a los avances de dicho país en astrología, siendo la astronomía la ciencia a la que debe hacer mención.
En fin, le agradecería muchísimo que de algún modo me respondiera y me ayudara a disipar estos nubarrones que, por lo menos a mí y, compruebo gracias a sus artículos, a unos cuantos más, nos siguen preocupando. Para que el uso correcto del lenguaje no pase a ser una práctica en amenaza de extinción. Nando González
………………………………………………
No era un T-rex
En El País Semanal nº 1824 del Domingo 11-09-11, en la página 66, hay una foto de unos niños "dentro" de unas grandes mandíbulas. En el texto y en el pie de foto se afirma que pertenecieron a un T-rex. En realidad eran de un tiburón del Mioceno, posterior a la extinción de los dinosaurios. En un artículo sobre la novela "Solaris" de S. Lem, del Babelia nº 1033 del sábado 10-09-11, en la página 14, se dice que "2001.Odisea del espacio" es de Isaac Asimov. "2001.Odisea del espacio" es una película de Stanley Kubrik, basada en el relato "El centinela" de Arthur C. Clarke de 1948. Creo que posteriormente a la película, dicho novelista escribió la novela "2001. Una odisea espacial", esta vez basándose en la película. Santiago Rueda Pérez
…………………………………………………………
Carta del Comité de Empresa.
Querida Milagros,
Nos dirigimos a ti para expresarte nuestra desazón por tu columna del pasado domingo, que titulabas “Errores y horrores de agosto”. Compartimos la preocupación por la cantidad de errores y erratas que proliferan en el periódico, tanto en el papel como en la edición digital, pero no podemos asumir tu diagnóstico de que ello se debe a “un problema de exigencia individual, un problema de supervisión y también un problema de formación”. Como sabes, las decisiones empresariales que se han tomado en el periódico en los últimos años han desembocado en una falta de medios para garantizar la calidad del producto (por ejemplo, los correctores prácticamente han desaparecido) mientras los redactores tenemos cada vez mayor carga de trabajo. En particular, quienes elaboran la web están sometidos a una exigencia de inmediatez no siempre compatible con la excelencia lingüística. Es cierto que hay un problema de supervisión en ese sentido. Pero achacar los errores a la falta de exigencia individual y de formación supone un ataque al honor profesional de la redacción en su conjunto que no se merece. Más bien al contrario, la alta exigencia individual, el prurito profesional, el compromiso con el lector, el amor al periodismo y la excelente formación del colectivo son las que están evitando una mayor degradación del periódico. Un cordial saludo. Comité de Empresa de Ediciones El País
(Recibida el miércoles 14 de septiembre)