Defensora del lector

La Defensora

del lector

La figura del Defensor del Lector fue creada por la Dirección de EL PAIS para garantizar los derechos de los lectores, atender a sus dudas, quejas y sugerencias sobre los contenidos del periódico, así como para vigilar que el tratamiento de las informaciones es acorde con las reglas éticas y profesionales del periodismo. Puede intervenir a instancia de cualquier lector o por iniciativa propia.

últimos artículosVer todos

Puertas abiertas

Esta sección recoge las quejas, preguntas y sugerencias que la Defensora considera de interés general y que no han podido ser tratadas en su artículo dominical por falta de espacio.

Los lectores nos corrigen

En este espacio se exponen las correcciones que los lectores envían, tanto sobre los contenidos del diario como sobre el uso del lenguaje, con el objeto de hacer más efectiva su muy apreciada colaboración.

Debates de periodismo

En este blog, la Defensora someterá a debate entre los lectores cuestiones relativas a la ética y la práctica del periodismo, con el fin de propiciar una reflexión colectiva al respecto.

ENLACES DE INTERÉS

Contacto

Los lectores pueden contactar con la Defensora del Lector:

31 dic 2011

Más críticos con la jerarquía

Por: Milagros Pérez Oliva

Los lectores cuestionan cada vez más las decisiones editoriales. El fácil acceso a múltiples medios les permite comparar y hacer su propia valoración de las noticias

...................................................

Decidir qué noticias son importantes y qué asuntos merecen ser contados a los lectores es una de las funciones esenciales del periodismo. La selección de las noticias y su ordenación en el espacio conforman una jerarquización de la realidad y la forma de presentarlas define el marco conceptual desde el que esa realidad debe interpretarse. El periodismo ha ejercido durante muchos años este papel prescriptor sin que los lectores tuvieran muchas oportunidades de comparar ni expresar sus preferencias. Se suponía que al comprar el diario, los lectores expresaban una aceptación tácita de la forma en que ejercía esa función y en esa confianza se basaba la relación de fidelidad. Internet ha trastocado por completo este escenario. Para empezar, los lectores pueden ahora acceder fácilmente a las fuentes originales y comparar qué noticias dan otros medios y cómo las dan. Tienen, por tanto, más elementos de juicio para cuestionar la forma en que el diario ejerce su función prescriptora. Y lo hacen cada vez con más frecuencia.

Buena parte de las llamadas o cartas que recibo son de lectores que se dirigen a la Defensora para cuestionar decisiones editoriales o para expresar su desacuerdo con la valoración de una noticia. Muchas de estas quejas son por omisión. Son de lectores que, como Javier de las Heras Molinos, consideran que el diario no ha dado importancia a una noticia que ellos piensan que la tenía: "Estoy francamente irritado tras comprobar que su edición del domingo 18 no recoge la noticia de que el día anterior, y por enésima vez en lo que va de curso, miles de personas nos manifestamos en defensa de la enseñanza pública en Madrid", escribe, y añade que no es la primera vez que el diario ignora una manifestación multitudinaria en la capital.

Pablo Guimón, redactor jefe de Madrid, comprende el malestar del lector por no haber visto reflejado un acontecimiento que considera importante, pero recuerda que el diario ha dado una extensa cobertura al conflicto educativo y pide que se la valore por el conjunto.

Otros lectores de Madrid han lamentado también en las últimas semanas la ausencia de alguna noticia que consideraban relevante. Estas quejas tienen que ver con dos cambios importantes: la reducción de la paginación del cuadernillo de Madrid y la modificación de los contenidos en el fin de semana. Este solía contar con 16 páginas pero ahora algunos días no tiene más que ocho. La decisión de dedicar el cuadernillo del viernes y el sábado a temas de ocio y cultura deja fuera noticias de otros ámbitos, pues el espacio que se habilita para la información local de Madrid al final de la sección de España resulta en ocasiones insuficiente.Algunas veces los lectores discrepan de la valoración que se ha dado a una noticia. Es el caso, por ejemplo, de Iker Urbina, de Santander: "Quiero mostrarles mi malestar por la tibia reacción al indulto de la semana pasada. Un periódico como EL PAÍS, teóricamente progresista, no puede pasar sobre este tema por encima, sin mostrar su opinión. He esperado un editorial contundente el fin de semana, en vano". Se refería al indulto concedido por el Gobierno socialista en su último Consejo de Ministros al vicepresidente y consejero delegado del Banco Santander, Alfredo Sáenz. La noticia se publicó el 26 de noviembre en una discreta media página, con el título El Gobierno indulta a Sáenz para que pueda seguir al frente del Santander.

Algunas quejas aluden directamente a la jerarquización. Lidia Fernández Montes, "lectora de EL PAÍS desde los 14 años", escribe: "Me ha causado bastante malestar el tratamiento dado a la noticia del atentado sufrido por Norma Andrade, activista mexicana contra los feminicidios. El tratamiento informativo es correcto, pero no creo que sea así la jerarquía que ocupa". Considera que no debió situarse en la sección de Sociedad, sino en la de Internacional, donde se habría ubicado si la víctima hubiera sido un activista masculino, algo en lo que coincide también Àlex Mañas. Efectivamente, unos días más tarde, el caso de Andrade se incluía en un reportaje publicado en Internacional sobre la persecución de activistas en México.

Algunos lectores nos critican por exceso de ciertos contenidos. Raúl Martín Arranz, por ejemplo, cuestiona el mucho espacio que en su opinión se dedica al lujo. "Con la que está cayendo", dice, "compruebo que, sábado tras sábado, domingo tras domingo, el lujo va ocupando cada vez más espacio y cada vez con más descaro. ¿Acaso saben ustedes algo de lo que no nos informan cabalmente? Porque a mí, que me tengo por bien informado, no me salen las cuentas". En la misma línea, René Meyer Schwarz cuestiona el contenido de la revista SModa: "¿Usted cree de veras que interesa a mucha gente la colección de 30 pares de zapatos que posee la británica Alice Temperley? ¿Pretenden alimentar la envidia y la frustración de los lectores con su reportaje Cuidar el cuerpo, en el que proponen retiros a 300 euros la noche que solo se pueden costear el 2% de los españoles?".

Otros lectores, en cambio, nos critican porque echan de menos otros temas. Juan Rivero, por ejemplo, considera que faltan contenidos científicos. "Me asombra que no haya un apartado de Ciencia en la web, y en cambio sí lo haya de Tecnología". Esta ausencia "denota un desinterés galopante" hacia el mundo científico, opina.

Los titulares y la forma de presentar las noticias son también cuestionados con frecuencia. Rosaura Castellà, por ejemplo, discrepa de la frase que encabezaba la noticia sobre el comunicado de Iñaki Urdangarin: "El duque de Palma pide perdón por el perjuicio causado a la imagen de la familia real". "He leído el comunicado por activa y por pasiva", escribe, "y no veo esas disculpas y esa petición de perdón por ningún sitio. Es más, a mí me parece que arremete contra ustedes, los medios de comunicación, como causantes de los perjuicios".

Federico Revilla critica también la forma en que se ha presentado la alocución navideña del Rey. Y en concreto el titular "El Rey muestra gran preocupación por el daño a la corona del caso Urdangarin", cuando, según el lector, "no ha habido en sus palabras ni expresión de dicha preocupación, ni mención de daño alguno, ni mucho menos alusión directa a la persona ni las actividades de Urdangarin". También discrepa de la afirmación del editorial de que "el Rey dedicó la parte central de su discurso al escándalo de su yerno".

En este ejemplo, los lectores no solo podían escuchar cuando quisieran el discurso del Rey, sino que podían ver fácilmente en su ordenador el tratamiento que había recibido en otros diarios. Ese día, la mayor parte de diarios destacaba en portada una frase textual del Rey, la de que "la justicia es igual para todos". Solo EL PAÍS y El Mundo hicieron un titular muy interpretativo.

Los expuestos son algunos ejemplos recientes de cómo los lectores enjuician las decisiones editoriales. Cada lector dispone ahora de elementos de juicio como para hacerse su propia jerarquización de la realidad. Y cuando esta no coincide con la que le ofrece el diario, la cuestiona. Por lo que he podido comprobar, los lectores se muestran especialmente irritados cuando hacemos interpretaciones que consideran excesivas o que no están suficientemente amparadas en los hechos o las palabras.

También cuando consideran que les faltamos al respeto, por ejemplo, publicando hasta cuatro versiones distintas de la misma frase supuestamente textual. Ocurrió, como señaló Mike Pritchard, con la frase "Sácame de esta y no te faltará de nada". Figuraba en la portada del martes pasado y fue pronunciada por el testigo de cargo José Tomás en el juicio por cohecho contra el expresidente de la Generalitat valenciana Francisco Camps. La frase aparecía en la edición del martes de cuatro formas distintas, todas ellas entrecomilladas y, por tanto, todas ellas supuestamente literales.

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal