El artículo publicado el pasado domingo 29 de enero con el título "¿Contribuyen los medios a la crisis?", ha suscitado comentarios y sugerencias de los lectores que agradezco vivamente. Las he transmitido al redactor jefe de Economía y del suplemento Negocios, para que las tenga en consideración. Reproduzco a continuación algunas de las reflexiones recibidas, que llegan acompañadas de propuestas sobre cómo mejorar la coberutura informativa de la crisis.
Ofrecer las alternativas
Soy un lector habitual de El País y te escribo respecto a tu columna del domingo (¿Contribuyen los medios a la crisis?). Entiendo perfectamente tanto el argumento de la lectora que se quejaba del efecto desmoralizador de la cobertura que los medios hacen de la crisis, como el tuyo sobre la obligación de informar con realismo y de no maquillar la realidad, y comparto que esta última debe prevalecer.
Básicamente te escribo para sugerir modestamente cierta alternativa a este “dilema”, que personalmente echo de menos en vuestro periódico, y es que le dediquéis algún espacio a autores y movimientos que están proponiendo otras interpretaciones y opciones no ortodoxas para salir de la crisis, más allá de la dialéctica austeridad/estímulos y de autores como Stiglizt o Krugman, a los que por otra parte respeto. Creo que uno de los problemas de la desmoralización es la aparente falta de opciones y de alternativas viables, cuando hay toda una serie de ellas.
Que conste que no me estoy refiriendo a movimientos o autores radicales y antisistema, de los que automáticamente echan para atrás a una buena parte de la población (y de lectores), sino a toda una serie de académicos serios y solventes que proponen cambios profundos realistas, y críticas constructivas al sistema vigente (más en la línea de Naomi Wolf o Chomsky). Por ejemplo, gente como el economista Steve Keen, o los antropólogos David Harvey y David Grabier, que no tienen nada de marginales aunque sean bastante minoritarios en el sentido de no ser masivamente conocidos.
Creo que sería estupendo, y tremendamente útil, que dedicarais una serie de artículos, o aun mejor, algún espacio permanente en la nueva sección de economía, a comentar, divulgar y debatir estas visiones alternativas, ideas, obras, autores, etcétera (muchas de las cuales no han sido traducidos al castellano). Otra opción sería un “blog” en esta línea, y estoy pensando como referencia el que tiene Georges Monbiot en The Guardian, en el que a menudo hace algo así (con gran éxito por cierto).
Mis felicitaciones por vuestro trabajo (en general) y el tuyo (en particular). Muchas gracias por tu atención y saludos cordiales. Francisco Ferreira
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Aportar soluciones
Apreciada Señora:
Su carta del domingo día 28 viene a reflejar con bastante exactitud lo que pensamos muchos lectores de su diario y que no nos hemos decidido a escribir. Creo firmemente que los medios contribuyen de forma extraordinaria a la crisis porque influyen en las mentalidades. Las portadas, incluida la de El País, son a cual más catastróficas y ha habido veces en que he dejado de comprar el periódico por ellas (efecto contrario al que se persigue). También he dejado de leer determinados artículos de opinión.
Hay días en los que uno no puede más y necesita que además de los síntomas, las causas, que todos conocemos, se aporten al mismo tiempo soluciones. No necesito que se diga que tal cosa está mal hecha, sino también exijo de quien lo pregona, que diga cómo se haría mejor. Soluciones, no sólo críticas, que criticar es muy fácil.
Paralelamente a esta carta suya, aparece un magnífico artículo de José Luis Barbería titulado “Razones contra el desaliento colectivo” que debería haberse destacado en portada. Proporciona un punto de vista mucho mas positivo, le da a uno… como decirlo, vidilla. Si no se lee de vez en cuando algo así no se puede aguantar
Por todos los dioses, no nos amarguen más de lo necesario y cuiden, como usted señala, los calificativos y las portadas. Julio Migueláñez
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Más voces y vigilar el lenguaje
De nuevo, felicidades por su trabajo. Me alegré mucho al leer cómo resalta usted la tendencia a resaltar las previsiones, y valorarlas con el mismo peso que lo real, lo que sucede, lo presente.
Su artículo y otro que aborda la crisis del periodismo en la publicación Diagonal me llevaron a una serie de reflexiones que recogí en un blog (http://eloximoron.wordpress.com/2012/01/29/la-crisis-del-periodismo/) y de las que a continuación le destaco algunas, por si le sirven de inspiración o ayudan a enriquecer el debate:
- ¿cuántas noticias de apertura dedicó el diario El País a previsiones o predicciones económicas en el año 2011? ¿Qué tendencia registra con respecto a años previos en la publicación de estos datos como informaciones de apertura? Abordar este enfoque permitirá indagar qué peso otorga este diario a las previsiones frente a lo que sí ocurre, lo que es real. Probablemente el número de noticias de este tipo en 2011 fue superior al de años previos, en consonancia con el predominio de información económica respecto a la política.
- No abrir la primera (página) con una previsión. Da igual si es positiva o negativa. Supone la prostitución del presente en favor de un futuro que no existe. Ya sabemos: la profecía autocumplida. Habrá instituciones, agencias de calificaciones y otros actores interesados en propiciar que sus visiones se hagan realidad, pero el periodismo no puede participar de esta dinámica. Como dice Pérez Oliva, “los medios de comunicación deben de reflejar la realidad”. Así de simple. Una previsión no es la realidad. Es un futurible.
- Dignificar el uso del lenguaje. No es lo mismo decir ‘copago’ y ‘ajustes’, por ejemplo, que ‘repago’ y ‘recortes’. La preferencia por las comillas, por el uso de las palabras literales, tal y como las utilizó tal personalidad o institución con el fin de apostar “por lo objetivo”, no tiene por qué beneficiar a lo real. De hecho, en estos tiempos juega en su contra. Hoy en día, el maquillaje del discurso económico y político viola de forma tan descarada el sentido común, que lo menos que se puede esperar del periodismo es que restituya la dignidad de las palabras. Eso no está ocurriendo.
- Escuchar otras voces económicas. La mayoría de diarios hacen su apuesta por una de las dos hojas de ruta más extendidas para salir de la crisis económica actual: bajada de impuestos y reducción del Estado, o subida de impuestos y expansión del Estado. Ambas opciones son limitantes. Principalmente porque ambas apuestan por la continuidad del capitalismo. Y con una banca mundial en quiebra, a este sistema sólo le queda dar coletazos cada vez más virulentos. Cierto es que sólo con que se expusieran las dos corrientes económicas de forma más o menos equitativa, ya sería un gran paso para muchos medios de comunicación.
Hay algunas más en el post cuyo link le he enlazado.
Un cordial saludo y ánimo con este trabajo de refundar el periodismo. Ya sé que usted no ha dicho en ninguna parte que esté trabajando en ello, pero yo sí siento que sus artículos ayudan a que el periodismo se cuestione a sí mismo sus dinámicas, rol y finalidad. Manuel R. Vásquez Ortega
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La epidemia del miedo
Estimada Sra. Pérez Oliva: Felicitaciones por su excelente análisis sobre el miedo y la prensa publicado ayer en El País. Le envío un texto mío que publicamos hace poco en nuestro Informe Semanal de Política Exterior, del que soy redactor jefe, sobre ese mismo asunto.
Seguro que le interesará.
Cordialmente: Luis Esteban G. Manrique