El alemán Konstantin Grcic (1965) fue carpintero antes de estudiar diseño en Londres. Esa formación paciente, la decisión de concentrarse en pocos proyectos y la necesidad de aportar con cada novedad, le llevó directamente al grupo de diseñadores que se disputan los fabricantes. Con 30 años y poco más de 10 piezas ya había conseguido que su silla Chair One (Magis) y su lámpara Mayday (Flos) pasaran a formar parte de la historia del diseño reciente. La editorial Phaidon recogió aquellos años en un libro. No juzgó oportuno esperar a que el alemán pudiera mostrar más obra. Y las grandes productoras, de Vitra a Established Sons o Muji, se pusieron a sus pies. ¿Cómo respondería un tipo concienzudo, analítico y lento a toda esa demanda? Tras el éxito de su silla de plástico Myto (apilable, calada, impermeable y basculante) este año ha presentado dos butacas de respaldo curvo. ¿Puede un tipo con fama de pulcro y exclusivo aprovechar una idea desarrollando dos productos con un nexo común para empresas distintas?