En el marco del Festival Eñe de Madrid, el diálogo entre el arquitecto Óscar Tusquets y su hermana escritora, Esther Tusquets, era uno de los acontecimientos más esperados del sábado. No defraudó. Sobre el escenario, los hermanos volvieron a demostrar que la familia es un tema inagotable para la literatura. Y si, como declaró Esther, “sólo tiene sentido escribir aquello que sólo tú puedes escribir” –lo que ella lleva varios libros haciendo- puede que el arquitecto esté a punto de pasarse a la ficción.
-“No descarto acabar escribiendo ficción” -anunció.
-“Vas directo a ello. Le replicó su hermana. En el primer libro sólo hablabas de arquitectura. Cada vez vas hablando más de recuerdos y sensaciones”.
A Tusquets le costó alcanzar el grado de libertad en el que se mueve sin esfuerzo su hermana desde que decidió decir lo que pensaba. “Te equivocas menos cuando describes lo que sabes”-argumentó ella.
-“El jurado de tontos que concedió el Premio Nacional de Artes Plásticas a ese supuesto artista (Santiago Sierra) era puro arte actual: el sistema premiando al antisistema. Los antisistema son los primeros esclavos del marketing”- dijo en cambio Oscar para luego recordar la manera delicada en que Beckett no recogió el Nobel y para recordar cómo cuando el irlandés ganó ese premio, ellos, sus editores en España (en Lumen), llamaron a su agente para anunciarle que estaban dispuestos a aumentar sus adelantos y éste no entendió por qué.
-“Los textos son los mismos, el señor Beckett es el mismo y yo mismo también. El precio tampoco ha cambiado”.
-“Me sentí un poco hortera” -intervino Esther. Era su resumen de cuánto ha cambiado el mundo de la edición.
Los dos hermanos contaron cómo se gestaron los libros ilustrados con fotografías de la colección Palabra e Imagen, que ahora reedita La Fábrica.
-“Era un momento muy bonito. Todos eran amigos. Se ganaba poco dinero”, dijo Esther.
-“Fuera de los libros de viajes o de chicas guapas, es muy difícil vender libros de fotografía”- dijo Oscar. Para continuar describiendo a autores y fotógrafos de la colección:
-“Mario Vargas es un buen niño de colegio que razona. Tras el Nobel su primer artículo fue sobre la legalización de las drogas, como no podía ser de otro modo”.
-“Ramón Massats es una de las persona más íntegras que he conocido. Le encargamos que retratara todas las provincias españolas. Y le pusimos un sueldo mensual. Tras seis meses renunció. El encargo le superaba. Y nos devolvió el dinero”.
Luego dieron paso a un diálogo en tercera persona:
-“Mi hermana tiene la disciplina de leer muy poco los periódicos”.
-“Hace años que tengo la teoría de que casi nada es importante. Casi todo deprime y cuando algo es importante, te enteras igual. Sólo me gusta cuando hago el crucigrama y te veo. Entonces pienso que has triunfado. Me pongo contenta y te llamo” -dijo Esther, que si en algo se esforzó fue en declararle en público su amor fraternal al arquitecto.
-“Estoy a favor de la ecología y en contra de los ecologistas” -continuaba Oscar.
Anunciaron un inminente nuevo libro de Esther: Pequeños delitos abominables. Y también que, con el patrimonio que tienen por pasado, trabajan en un libro a cuatro manos.
-“La idea es contradecirse. Todo empezó porque yo no recuerdo las cosas igual que ella”.
-“Pensé que por fin sabría algo de Oscar”.
-“No queremos hacer un libro de chismes. Aunque sabemos que que mi hermana se meta con Rosa Regás vende”.
Esther dijo que su hermano lo hace todo bien: nadar, dibujar, hablar. “Lo cual es un poco repelente. Yo, aunque me gaste dinero en ropa –en eso soy tacaña-, voy hecha una zarrapastrosa”.
-“Será para lo único que eres tacaña. Para el resto despilfarras”.
-“Sí, en el uso del dinero tú y yo no coincidimos nada”.
-“No” -dijo Tusquets y luego le espetó- “Bueno, ¿quieres hablar un poco de mis libros?”
Pero no lo hicieron. Apareció su madre en escena. Esther contó que en su casa comían según la cocinera.
-“Mi madre consideraba que comer daba asco. Y beber ni te cuento. En casa no había vino. Nuestra madre es un tema recurrente para mi hermana”.
-“Es el tema. Y tiene narices que, estando toda la vida contara mi madre hemos acabado haciendo lo que ella quería: yo soy escritora y tú arquitecto pintor”.
Al final, el arquitecto Tusquets, ese hermano renacentista que todo lo hace bien -“siempre he envidiado a tus mujeres. Eres el único hombre con el que nunca me aburro”- se relajó. Y se expuso.
-“Voy a hablar de mi madre. Evidentemente yo estaba enamorado de ella. Y sé que su predilección por mí era injusta. Era sarcástica, incluso cruel, egoísta…”
- “Sin límite. Todo empezó en una de tus bodas. Mamá decidió que no era la más elegante. Luego ya no quiso ver a nadie”.
Oscar contó que cuando empezó a escribir, con 50 años, le costaba. Pero luego sus amigos le dijeron que leer sus libros era como salir a cenar con él. Eso es lo que intenta.
A petición del público, Esther dio su tradicional consejo para quien se plantee ser editor: -“A menos que tengan una loca pasión y no otra para sustituirla, les recomendaría que hicieran otra cosa”.
Si al arquitecto, ensayista, pintor y diseñador le gustó o no la experiencia de exponerse lo veremos en el libro a cuatro manos que los hermanos preparan.
-“Yo propuse una novela epistolar. Un intercambio de correos electrónicos. Pero mi hermana tiene problemas para enviar un correo electrónico y no los tiene para jugar al póker de madrugada a distancia con un australiano”.
-“Es bridge. Domino el ordenador para jugar a bridge”.
-“Es verdad. Eres socia de un club".
-“De varios. Una vez querían que firmara un alegato contra la boda entre homosexuales. (Esther habla sin tapujos de su bisexualidad). Y otra vez, una de las jugadoras me espetó en medio de una partida: “He leído tu libro. Vaya vida triste… Mi marido no lo pudo acabar”.
Hay 7 Comentarios
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Publicado por: licara | 15/11/2010 15:47:24
Sumamente agradable, sí.
¿Ha llegado la hora del té, Pepe?
Publicado por: Valk | 15/11/2010 14:22:36
No conozco a su hermana, pero las veces que he oído hablar a Oscar Tusquets y por los libros suyos que he leído, me parece una persona encantadora... debió ser una charla sumamente agradable.
Publicado por: Pepe | 15/11/2010 13:55:10
Después del desfalco en el Palau de la Música, este arquitecto debería hablar de otras cosas.
Publicado por: Victor Costa | 15/11/2010 13:51:38
Me pregunto si la charla fue así de costumbrista e irrelevante o ha sido el extracto del periodista.
Publicado por: Valk | 15/11/2010 13:11:03
Me pregunto si la charla realmente fue tan intrascendente y burguesa como parece o es el extracto del periodista que se quedó boquiabierto ante tanta nadería y tuvo que reproducirla tal cual.
Publicado por: Valk | 15/11/2010 13:07:30
Perfectamente prescindible diálogo entre hermanos repelentes y creídos. Y Oscar en la cuerda floja por el caso Millet. Era el arquitecto del "agijero negro" del Palau...
Publicado por: Carlo Comini | 15/11/2010 13:03:14