Como el junco frente al viento, las viviendas ligeras, de madera cartón o paja, pueden ofrecer, paradójicamente, mayor resistencia ante un seísmo. Además, psicológicamente, suponen un refugio más confortable para quien ha visto temblar a la tierra. Son muchos, cada vez más, los arquitectos que retoman en España el asunto de las viviendas prefabricadas. Motivados por la imposibilidad de seguir construyendo como hasta ahora o a partir de situaciones de emergencia, aumenta el número de proyectistas que, en la línea de buena parte de la construcción de Estados Unidos, de los países nórdicos y de algunos de Sudamérica, indagan en la prefabricación como alternativa no solo temporal sino también estable para la construcción de nuevos asentamientos urbanos.
En el año 2009, cuatro años después de que el huracán Katrina asolara Nueva Orleans, el arquitecto chileno Alejandro Aravena (con su estudio Elemental) fue invitado a participar en el proyecto Make it Right con el que Brad Pitt pretendía reconstruir los barrios destrozados por el desastre de una manera sostenible. Para ello, el actor llamó a los que consideró los mejores proyectistas del momento: de su amigo Frank Gehry, al grupo holandés MVRDV, el japonés Shigeru Ban o el británico David Adjaye. Continuando esa labor, en 2009, cuando Aravena, Diego Torres y Rebecca Emmons fueron invitados a diseñar su prototipo de vivienda para esa zona, las primeras casas ya estaban levantadas. Había 200 vecinos viviendo en el barrio. Hoy son más de 50 las casas que se han finalizado y un número similar está en construcción.
La vivienda propuesta por Aravena es una casa prefabricada de 168 metros cuadrados, ampliable hasta 320 cuando los propietarios quieran o puedan hacerlo. En su presentación, el equipo de arquitectos recordaba el “refuerzo de carácter” que obtienen todos los supervivientes. Y aseguraba que su casa estaba a la altura de ese cambio, de ese redescubrirse. Se trataba, por lo tanto, de una vivienda incremental “punto de partida”, diseñada en la línea “hazlo tú mismo” para ser ensamblada a partir de unas instrucciones de uso. Con el diseño de esa casa prefabricada, Aravena y su equipo dejaban clara su opinión sobre la arquitectura doméstica: el arquitecto no puede decidir cómo tienen que vivir las personas, lo suyo es el conocimiento técnico. Su aportación a la mejora de la vida doméstica consistió en idear un gran porche de madera (la mitad de la casa vacía) para que, superado el desastre natural, los nuevos habitantes se adueñen de su vivienda terminándola y se sientan también invitados a superarlo y superarse.
Hay 5 Comentarios
Frente a la arquitectura "inteligente" y, con mayor razón, en situaciones de emergencia se precisan arquitectos inteligentes.
Alejandro Aravena, aprovechando la potencialidad de los metros cúbicos que aloja la superestructura (cubierta y cerramientos largos) frente a la dictadura de los metros cuadrados (sin ninguna previsión de futuro, en ocasiones -muchas- ni siquiera previsión de presente) anticipa la contemporánea customización de las viviendas (limitada al color de las paredes o, con suerte, los revestimientos de baño y cocina) proporcionando el marco (sic) para crecimientos futuros.
Naturalmente la imagen final dista mucho (cubierta a dos aguas, ninguna alegría espacial o volumétrica...) de la imagen arquetípica de la modernidad (con la Villa Saboya de 1929 como modelo a imitar), no peligra, sin embargo la continuidad del explícito olvido del lugar, los materiales locales y lo vernáculo del que la modernidad hizo gala por parte de muchos arquitectos de “revista” con cubiertas planas, ventanas corridas y fachadas encaladas.
Que peligroso sería, para algunos, que peligrara la modernidad.
Enhorabuena, Alejandro.
Publicado por: miguel luengo angulo | 27/04/2011 19:06:17
Frente a la arquitectura "inteligente" y, con mayor razón, en situaciones de emergencia se precisan arquitectos inteligentes.
Alejandro Aravena, aprovechando la potencialidad de los metros cúbicos que aloja la superestructura (cubierta y cerramientos largos) frente a la dictadura de los metros cuadrados (sin ninguna previsión de futuro, en ocasiones -muchas- ni siquiera previsión de presente) anticipa la contemporánea customización de las viviendas (limitada al color de las paredes o, con suerte, los revestimientos de baño y cocina) proporcionando el marco (sic) para crecimientos futuros.
Naturalmente la imagen final dista mucho (cubierta a dos aguas, ninguna alegría espacial o volumétrica...) de la imagen arquetípica de la modernidad (con la Villa Saboya de 1929 como modelo a imitar), no peligra, sin embargo la continuidad del explícito olvido del lugar, los materiales locales y lo vernáculo del que la modernidad hizo gala por parte de muchos arquitectos de “revista” con cubiertas planas, ventanas corridas y fachadas encaladas.
Que peligroso sería, para algunos, que peligrara la modernidad.
Enhorabuena, Alejandro.
Publicado por: miguel luengo angulo | 27/04/2011 19:04:42
Pajas mentales típicas de arquitectos..
Publicado por: Alberto | 27/04/2011 15:02:03
Soy estudiante y sigo este blog con bastante frecuencia.
Es de agradecer que de vez en cuando Anatxu Zabalbeascoa postee algo de interés (pese al desafortunado título del post) y que así se aleje de la sanción del éxito a la que nos tiene acostumbrados. Refritos de archdaily y cuatro blogs referenciados sin demasiado criterio.
Colectivos como Zuloark, Packman o Basurama entre otros hablan de situacionismo, de disolución de la autoría (la verdad la construimos entre todos) de rehabitar y de reparar, que desde mi punto de vista son los temas de real interés y sobre los que hay que reflexionar y trabajar.
Este es el único blog de arquitectura de El País, por lo que entiendo (tal y como van las cosas en este país), debería ser menos blandete y proporcionarnos información de interés.
Publicado por: guillermo | 27/04/2011 13:35:12
Las viviendas prefabricadas son una buena alternativa, las de hormigón, por ejemplo, cumplen mucho mejor las condiciones de aislamiento y sonoridad que lo que se hace ahora (que da verdadera vergüenza ajena), pero mientras se mantenga la creencia de que todas las casas son iguales, que las grietas son normales y que "eso es así, con una manita de pintura todo arreglado" no hay nada que hacer, la calidad está infravalorada y el precio del suelo sobrevalorado, nos quedan muchos años todavía de hiladas de ladrillo, rozas en la pared, grietas en las paredes y quejas continuas.
Publicado por: geodiendo | 27/04/2011 13:14:41