Excavar para encontrar el cielo

Por: | 16 de mayo de 2012

 

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FOTO: Peppe Avallone

Construir el metro de cualquier ciudad italiana debe de ser una de las tareas más sorprendentes, gratificantes y desesperantes  a las que se puede enfrentar un ingeniero, un arquitecto o un político. Nápoles no ha sido una excepción. Tal vez por eso, el arquitecto Oscar Tusquets ha querido llevar luz 50 metros bajo tierra para celebrar el encuentro del suelo con el fondo del mar y para alcanzar en las profundidades un cielo estrellado.

Tusquets ha trabajado durante siete años en la estación Toledo de la línea uno. En la esquina que forman la Vía Diaz y la Via Montecalvario, una zona comercial en el centro de la ciudad, arranca un descenso hacia el metro que tiene tanto de escenográfico como de invitación al viaje. Más cerca de  20.000 leguas de viaje submarino que de Viaje al centro de la tierra, en la estación estalla un espectáculo sorprendente, romántico e imposible a la vez: la celebración de la luz en el subsuelo, la conmemoración del mar en la tierra y, finalmente, la búsqueda del cielo en el infierno.

Maestro de paradojas, Tusquets sabe jugar con las medias verdades de la existencia y así, de la misma manera que buscó a artistas como William Kentridge (que recreó las musas de la ciudad), Robert Wilson (que contribuyó a convertir en olas los juegos de luz) o Achile Cevoli (que trabajó la idea de una galería cubierta), el arquitecto catalán fue recogiendo tranquilamente los tesoros que la excavación iba produciendo. Así, envió una pieza paleolítica al Museo Nazionale, pero buscó la convivencia con un muro levantado en el periodo aragonés de la ciudad, que ha quedado incorporado a su obra.

¿Cómo alcanza la luz las profundidades del suelo napolitano? Una serie de conos truncados con secciones hexagonales conduce la luz del día hacia el interior al tiempo que dichos conos de acero funcionan como esculturas públicas en la plaza que cubre la parada de metro. Arte y ciudad, infierno y cielo, agua y aire, los términos se confunden en una estación que, más allá de invitar al viaje, constituye en sí misma todo un viaje. ¿Próxima estación? Karim Rashid, digo, Universidad, a cargo del diseñador de origen egipcio.

 

 

Hay 17 Comentarios

Broody, todo se puede decir de napoli meno que su gente es rancia..si te cuesta sonreir tu ciudad es Napoli donde hay entre muchos artes la de sonreir de su gente...yo creo que Italia se acaba en el mejor de los casos en florencia empiezando por sicilia, claro!

Curioso espacio, pero ... no se si me acaba de convencer ...

Querido Borody,
te gustaria si alguien diciera que Africa empieza en los pireneos?Aprende a tener mas respeto, por favor.

precioso...

Por muy bonito que sea, a Nápoles solo es recomendable ir para ver Pompeya, Capri y todo lo que esté en los alrededores y no en la propia ciudad. No porque no sea bonita, sino por lo descuidada, lo rancia que es la gente con el forastero y lo peligroso que puede ser pasear por sus calles... Italia acaba en Roma en muchos sentidos!

¿Dónde está la luz natural? En la imagen toda la iluminación es eléctrica... ¿otro órdago de un lápiz de oro?

Es alucinante la imagen, la sensación que tiene que dar ver el metro en persona. Como se menciona en el articulo, más que una invitación, tiene que ser un verdadero viaje pasar por allí, con luz del exterior a 50 metros bajo tierra. Es verdad que tanto los arquitectos, como ingenieros, como políticos, es tarea difícil superar obras tan ingeniosas y atractivas como esta. habrá que ir a Nápoles, para descubrir la sensación que se siente al ver este metro.

Muy poético el artículo, pero... cuántos tramos de escaleras hay hasta llegar al tren y cuánto se tarda? Porque uno cuando va en el metro no va mirando el paisaje, a menos que se sea un turista... va por necesidad y con prisas.

Si ampliáis la imagen se ve a Esperanza Aguirre cortando la cinta. Se le da de miedo ... cortar y salir en fotos mientras corta.

Menuda idea....mama mía!!!!

me recuerda, por contraponto, la estacion Baixa-Chiado del Metro de Lisboa del arquitecto Siza Vieira, aunque allá se optó por el blanco i no hay luz solar...

Hace un año estuve en Napoles pero la estación de Toledo estaba cerrada. De todas formas Nápoles es una ciudad sorprendente tan decadente que merece la pena conocerla. Las pizzas son mágnificas, los palacios únicos y sobre todo Capri y Pompeya. Os dejo un link por si queréis echar un vistazo
http://www.lee-gratis.com/index2.php?option=com_docman&task=doc_view&gid=159&Itemid=30

lo posmoderno es bueno y mas ahora... no se puede seguir siendo posracionalista después de LehmanBrothers

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Vaya tela con el texto. Aparte de no entender nada, he tenido que llegar al último párrafo para corroborar, como imaginaba, que era luz natural dirigida, que es lo realmente interesante. Que yo sepa la luz llega a todas partes en los metros, mayormente gracias a la energía eléctrica.

Muy interesante traer la luz exterior a un metro. Ahorro energético, mejor ambiente para el viajero y un motivo más de visita a la ciudad. Falta ver que no se haya encarecido el proyecto hasta límites vergonzosos.

Tusquets, a pesar de que en mi opinión formaliza una imagen que pasea por el filo de la posmodernidad, parece que consigue no caerse y realmente la foto que publicáis resulta poética y evocadora. En la próxima visita a Nápoles habrá que comprobarlo.

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Del tirador a la ciudad

Sobre el blog

Del tirador a la ciudad. Ése era para Mies van der Rohe el ámbito de su oficio. La arquitectura, como la sanidad o la educación, nos afecta a todos. Puede también fascinarnos. Como todo informador, me valdré de lo que creo saber. Trataré de no enmascarar lo que ignoro.

Sobre el autor

Anatxu Zabalbeascoa

La periodista e historiadora escribe sobre todas las escalas de la arquitectura y el diseño en El País y en libros como The New Spanish Architecture, Las casas del siglo, Minimalismos o Vidas construidas, biografías de arquitectos.

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