El ayuntamiento de Trondheim, al norte de Noruega, quería un lugar para que los niños pudieran jugar en el exterior todo el año, un sitio en el que encerrarse a escuchar cuentos, un lugar para jugar en verano y para resguardarse o acercarse a la nieve en invierno. Por eso invitó a los arquitectos Marit Justine Haugen y Dan Zoha a que presentaran una propuesta y decidieron construirla.
Había poco presupuesto, y los proyectistas, que comparten estudio desde hace un lustro, decidieron aprovechar los materiales sobrantes de una obra cercana. Así, con maderas de diversos tipos e inspirándose en las primitivas chozas noruegas de turba, la construcción consistió en aprovechar los troncos apilándolos para formar hasta 80 capas sobre una base circular de hormigón. Los círculos de troncos acumulados no son concéntricos. Tienen radios variables y un centro relativo. Pero cada uno de ellos está formado por el mismo número de piezas: 28 pedazos de corazón de pino impregnado de resina. La colocación de las piezas de madera es clave. Fueron apiladas dejando espacio para la ventilación, para asegurar el tiro de la chimenea y para que en el interior de la cabaña se pudiera tener luz natural (que aumenta en verano cuando el tiro de la chimenea se convierte en óculo central). Además, entre los troncos, separadores de roble aseguran el flujo del aire para que las piezas de pino permanezcan secas. El resto lo hacen los niños, sentados sobre el cemento y observando cómo es posible construirse un refugio caliente, ventilado y luminoso a la vez.
Hay 3 Comentarios
Efectivamente es increible...
Publicado por: traducciones de idiomas | 23/11/2012 1:55:11
Fantastico Post...
Publicado por: Material de Oficina | 23/11/2012 1:54:23
Buen post
Publicado por: Decoración | Tienda de muebles | 15/07/2012 17:51:42