Una buena estantería no sirve solo para guardar libros. Puede convertirse en ropero, en despacho y hasta en un almacén para la cocina. Hace casi dos décadas que Josep María Massana y Josep María Tremoleda idearon la estantería Tría, entonces una librería polivalente que aceptaba diversas profundidades, altos y largos y permitía elegir y cambiar la altura de sus baldas. El tiempo ha demostrado que la polivalencia y la variación no parecen tener fin cuando un diseño es solvente.