Yoshiharu Tsukamoto de Atelier Bow-Wow y Saskia Sassen fotografiados en México por Tomás Casademunt.
El congreso era sobre el Espacio, con mayúsculas, y el antropólogo
catalán
Manuel Delgado comenzó su ponencia (la primera) explicando que cuando
le anunciaron el tema pensó que se trataba de un congreso de astronautas. Puede
parecer un chiste fácil, pero es un retrato de una profesión.
Vaya por delante la crítica a las generalizaciones antes de empezar a
generalizar. Es cierto que son muchos los arquitectos y arquitectas que han
hecho autocrítica. También que un arquitecto de hoy tiene muy poco que ver con
un señor con pajarita vestido de negro. Y también que la mayoría de la
profesión ha expresado su deseo de conectar con la sociedad, y ha tratado, está
tratando, de poner los medios para conseguirlo. Sin embargo, la sociedad
todavía parece darle la espalda a la arquitectura y, sin embargo, aplaude los monumentos.
¿Por qué será? ¿Se imaginan un colectivo, por ejemplo el de los relojeros, que
decidiera hablar de un término como el tiempo asumiendo que su profesión daba
para tratarlo en toda su amplitud y no solo en la dimensión de su medida?
Algo así ha sucedido en la endogamia arquitectónica. De ahí que paguen
justos por pecadores. Siempre es mucho más ruidoso el mal que el bien y no
digamos que la normalidad. Aunque sea esa normalidad en la relación entre
arquitectura y sociedad lo que muchos proyectistas, estudiantes y profesores
están buscando.