“La arquitectura nunca cambia, siempre tiene que ver con lo mismo: el poder, la gloria, el espectáculo, la memoria, la identidad y las preguntas primordiales”. Hace cinco años Babelia, el suplemento cultural de El País, viajó a Londres para entrevistar a Deyan Sudjic. Su libro La arquitectura del poder (Ariel) acababa de ser traducido al castellano por Isabel Ferrer. Y él se mostraba tajante: “El boom de la construcción es el agujero negro por el que el mundo está desapareciendo”.
Este libro es una obra clave para entender la arquitectura como arte y como industria, como política, como propaganda y como condicionante social. El volumen combina historia, anécdotas e investigación reflejando así el verdadero contexto de las cosas, el completo. Tal vez por eso, el ensayo se centra más en lo que hay detrás de los edificios que en los propios inmuebles. El libro habla de la gran arquitectura, es cierto, pero de la de ayer y de la de hoy desde los proyectos hasta las consecuencias. Así, por él circulan Mussolini, Mitterrand o Hitler de la mano de Marcelo Piaccentini, Dominique Perrault o Albert Speer.