Lilly Reich dibujada por Gemma Hernández Correa
Se podría argumentar que hablar de la muerte de una persona es una manera, tal vez un poco retorcida, de hablar de su vida. Se podría interpretar, también, que destacar ese inevitable desenlace final para contar la peripecia vital de algunos individuos es la manera mas clara de recalcar que, incluso para los arquitectos más destacados de todos los tiempos: ars lunga, vita brevis. Que algunas fueron más breves que otras se encarga de contarlo José Ramón Hernández Correa en un libro cuyo título Necrotectónicas (ediciones asimétricas) puede tirar para atrás. No se dejen impresionar por el palabro: las muertes de 23 arquitectos están en ocasiones brillantemente narradas a partir de sus vidas. La clave está en ese “en ocasiones”: las suyas y las mías pueden no coincidir. No trata este texto de predilecciones arquitectónicas tanto como de gustos literarios. Y el maridaje a veces es excelente. Y otras resulta más cabezón.