La acumulación puntual de energía solar y la reducción en las perdidas térmicas con acristalamientos aislantes, o con captadores solares fotovoltaicos o térmicos, llevan al arquitecto Josep Bunyesc a deducir que “ya hemos superado el límite en el que los edificios pueden ser más eficientes aislados, despegados de los vecinos, que arrimados unos a otros”. Ese mismo razonamiento, sumado a la proliferación de medios de transporte que se autoabastecen de energía, lleva al proyectista ilerdense a preguntarse si la densidad urbana sigue siendo la mejor opción de futuro.
A partir de ese modelo habitacional, el arquitecto apunta que se podría llegar a plantear un nuevo urbanismo, de menor densidad, en el que los vehículos –consumidores de energía renovable- desplazasen a los coches. Bunyesc recuerda que la tecnológica ha ido por delante y ha provocado la evolución de la forma de las ciudades a lo largo de la historia. Recuerda, por ejemplo, la aparición del ascensor en Chicago como origen del desarrollo de los edificios en altura (junto al aumento de la densidad de población y la revalorización del suelo). Así, a los núcleos compactos y densos – que en parte responden al ideal térmico de pegarse al vecino para compensar la baja eficacia del aislamiento- opone una dispersión que permita a todos un acceso generalizado al sol (y al soleamiento).
La tesis doctoral de Bunyesc indaga en este asunto. El proyectista sostiene que la energía que captasen las propias viviendas haría posible el desplazamiento de los habitantes. Aunque, apunta, con las nuevas tecnologías de comunicación la necesidad de desplazarse cada día rutinariamente es algo discutible.
Con todo, Bunyesc considera que la mejora del aislamiento y la facilidad de la captación solar proporcionan un escenario muy diferente al visto hasta ahora, que puede transformar la morfología ideal urbana: “Hoy tenemos que hacer como las hojas de un árbol, cada una se intenta colocar lo más cerca posible del sol. Y es que las casas tienen que hacer la fotosíntesis...”, concluye.
Hay 1 Comentarios
Interesante, pero peligroso también. No se dice nada de la variable territorial de la expansión de la ciudad; ¿acaso no se ha de tener en cuenta el suelo disponible, los usos y funciones que cumple, más allá de lo residencial? qué superficie hará falta para albergar a gran parte de la población en este tipo de densidades? qué se va a sacrificar a cambio? me parece poco realista…
Plantear un modelo urbanístico y territorial pensado desde una única perspectiva (en este caso la eficiencia energética de los edificios residenciales) no me parece lo más adecuado.
Publicado por: Ion | 09/12/2014 9:29:08