Un jardín pintado

Por: | 23 de julio de 2015

241 Giverny 4

En Normandía al noroeste de París, Giverny es un jardín pintado con los ojos. Su autor, el pintor impresionista Claude Monet, lo hizo crecer alrededor de su casa y frente a esta, al otro la de la calle, donde se encuentra el famoso estanque con nenúfares que no se cansó de retratar.

Monet vivió allí 37 años, con sus ocho hijos, los dos de su matrimonio con Camille y los seis que Alice Hoschedé aportó al matrimonio cuando ambos viudos decidieron casarse. El pintor descubrió el lugar mirando por la ventanilla del tren, cuando viajaba de Vernon a Gasny. Cuando compró la casa en la que crecería su nueva familia su mujer hizo talar un pinar que la rodeaba y plantaron frutales como los que hoy la rodean. La idea de sembrar tulipanes alrededor de la vivienda fue del pintor. Una de sus hijas cuidó la casa desde la muerte del pintor en 1926 hasta la segunda Guerra Mundial. Luego, a finales de los años setenta, la casa fue completamente restaurada: dentro del estudio de Monet habían crecido los árboles. Y el estanque había desaparecido. Así, el jardín que hoy puede visitarse es el lugar cambiante que él pintó. Con amapolas y margaritas al llegar la primavera y con rosas en los arcos que rodean el camino de acceso cuando llega el verano.

Arcos de hierro recogen el camino de acceso a la casa  y desaparecen bajo un manto de rosas trepadoras si se visita en verano. Monet utilizó los bancales de malvarrosas, y los setos para experimentar con el color. El pintoresquismo, la mezcla aparentemente libre de especies y colores que haría famosa a Gertrude Jekyll -la hermana paisajista del personaje retratado por Stevenson en Dr. Jekyll y Mr. Hide-  está aquí ya presente. Muchos jardines ingleses se beneficiaron del daltonismo, una deficiencia visual, que sufría Jekyll. Pero esa libertad y esa frescura aparecen ya en Giverny: el jardín como paleta de un pintor.

En Giverny hay dos jardines. El que rodea a la casa estaba ya allí cuando Monet se mudó a esa vivienda en 1883. Lo hizo suyo combinando flores y plantas, orden y caos. El que el pintor levantó al otro lado del camino comprende su famoso estanque. De inspiración japonesa,  sembrado de nenúfares,  rodeado de sauces llorones y coronado por el famoso puente verde que Monet le encargó a un ebanista local, este es el jardín que el pintor no se cansó de observar, un jardín acuático. También, como señala el libro The Gardner’s Garden (El jardín del jardinero) el de Monet, frente a su casa es un cuadro vivo. “Uno tiene la sensación de entrar en un lienzo, de experimentar el arte bidimensional de Monet en tres dimensiones”.  Además de esa experiencia casi surrealista, visitar su jardín es comprobar cómo el agua cambia con el sol, el viento, la lluvia o el lugar desde donde se mira. Y eso conduce a entender la fascinación que Monet sintió por su estanque, una obsesión que le hizo pintarlo y repintarlo durante más de treinta años. “Todo mi dinero va a mi jardín”, dijo. Los nenúfares los compraba de la firma Latour- Marliac. Los tipos Nymphaea mexiacana, Laydekeri Rosea y Odorata Sulphurea Grandiflora que todavía se venden.

243 6 Giverny

Hay 1 Comentarios

Saludos a Anatxu por su visión del arte pictórico. Gracias al ARTE en sus distintas versiones (pintura, música, baile, arquitectura, cine, etc.) la vida adquiere sentido.

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Del tirador a la ciudad

Sobre el blog

Del tirador a la ciudad. Ése era para Mies van der Rohe el ámbito de su oficio. La arquitectura, como la sanidad o la educación, nos afecta a todos. Puede también fascinarnos. Como todo informador, me valdré de lo que creo saber. Trataré de no enmascarar lo que ignoro.

Sobre el autor

Anatxu Zabalbeascoa

La periodista e historiadora escribe sobre todas las escalas de la arquitectura y el diseño en El País y en libros como The New Spanish Architecture, Las casas del siglo, Minimalismos o Vidas construidas, biografías de arquitectos.