Del tirador a la ciudad

Sobre el blog

Del tirador a la ciudad. Ése era para Mies van der Rohe el ámbito de su oficio. La arquitectura, como la sanidad o la educación, nos afecta a todos. Puede también fascinarnos. Como todo informador, me valdré de lo que creo saber. Trataré de no enmascarar lo que ignoro.

Sobre el autor

Anatxu Zabalbeascoa

La periodista e historiadora escribe sobre todas las escalas de la arquitectura y el diseño en El País y en libros como The New Spanish Architecture, Las casas del siglo, Minimalismos o Vidas construidas, biografías de arquitectos.

Hacia el edificio-paisaje

Por: | 30 de septiembre de 2015

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FOTO: Fernando Alda

 

El arquitecto chileno Felipe Assadi estudió en la universidad privada Finis Terrae (perteneciente a la Congregación de Legionarios de Cristo), donde ahora es decano, tras dar clase en buena parte de las universidades chilenas (de Talca a Diego Portales), colombianas (Bolivariana o la de Los Andes) y en las escuelas de varios otros países –como México o Estados Unidos-.

 

Más allá de su labor docente, Assadi es uno de los arquitectos más prolíficos de Chile. Tan atento a la prefabricación industrial como al contexto, su obra arranca de la abstracción moderna para, en numerosas ocasiones, dejarse transformar por el lugar. Ese es el caso de este Pabellón de Cuatro Usos, una especie de edificio-paisaje que el arquitecto levantó –junto a Francisca Pulido y Alejandra Araya- en Los Vilos, en la región de Coquimbo, en el centro de Chile.

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Luminoso y responsable

Por: | 28 de septiembre de 2015

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Que lo que permite ver sea lo que más se vea es un signo de voluntad arquitectónica. Algo así sucede en el remodelado Ayuntamiento de Almere, en el centro de Holanda. Una intervención ha dotado de luminosidad, amplitud y dinamismo a las antiguas oficinas del municipio alterando su interior pero sin cambiarle la cara al edificio original.

Especialistas en renovación de edificios y en convertir inmuebles de la segunda mitad del siglo XX en oficinas dotadas de eficiencia energética, los arquitectos del estudio holandés Fokkema concluyeron recientemente la rehabilitación de este consistorio en Almere, una pieza más en el currículo arquitectónico de la ciudad que más rápidamente está creciendo en Europa.

Nacida como ciudad-dormitorio y construida en terrenos ganados al mar a partir de 1975, Almere es hoy, con 200.000 habitantes, un micromundo arquitectónico en el que Rem Koolhaas (OMA) ideó un plan urbanístico para reconfigurar su centro.

El proyecto de Fokkema forma parte de esa puesta al día. Sin embargo, su intervención en el edificio que Cees Dam proyectara en 1986 no se anuncia en el exterior del inmueble original, que mantiene su presencia, su cara conocida y su relación con la calle. El nuevo ayuntamiento se despliega en el interior con mostradores, oficinas abiertas y espacios de acogida que anuncian lo que los arquitectos, y sus clientes, la alcaldía, consideran que debe ser un ayuntamiento en el siglo XXI: una oficina de atención y servicio al ciudadano.

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“Si tu ego es grande, hazte Dj y no arquitecto”

Por: | 24 de septiembre de 2015

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Art Boston Eyebeam Gallery

Max Sanjulián (Barcelona, 1975) cree que nunca es una sola cosa sino mas bien un agregado de condiciones lo que te empuja a explorar otros mundo. Cuenta que las perspectivas en España, o en Cataluña, no estaban a la par de sus ambiciones y en ese momento había varios elementos que le empujaban hacia EEUU. ”Entregue el proyecto final de carrera prácticamente a la vez que caían las torres gemelas. Lo interpreté como una señal”.

 

¿Qué tipo de trabajo hace? He hecho diferentes cosas: El primer trabajo profesional que tuve fue con Vito Acconci. Fui primer asistente suyo durante mi primer año en Nueva York.  Con él lo que hice principalmente fueron instalaciones artísticas, concursos y otros proyectos difíciles de describir... Fue una influencia importante que puso en cuestión todo mi background... Sin embargo nunca he podido utilizar nada de lo que hice con él en mi portfolio.

Vito me contrató por que tenia una trayectoria no ortodoxa. Era arquitecto y músico (hice la carrera de piano en el Liceo de Barcelona). Sabía de ordenadores y estaba listo para cualquier cosa... Me despidió dos veces....pero me escribió una bonita carta de recomendación.

Tras Acconci, trabajó con SOM (Skimdomre, Owings y Merrill). En aquel momento era el despacho mas importante de EEUU. Trabajé durante varios años principalmente en  proyectos de gran escala -incluido el master plan de la Zona Cero, el nuevo aeropuerto de Bombay, la sede de JP Morgan Chase en Park Av, la de Qatar Petroleum en Doha, la de la OTAN en Bruselas o el Centro de las artes Indira Gandhi en Nueva Delhi entre  otros...

¿Por qué lo eligieron a usted? Supongo que a SOM le gustó que hubiese trabajado con Vito y que por otro lado sabia modelar en 3d    a la vez hacer planos mejor que los americanos ...lo cual la verdad no es muy complicado.En SOM ascendí rápido y al final caí también rápido... Y cuando me fui no me dieron ninguna carta de recomendación, pero la verdad es que guardo un buen recuerdo y descubrí lo que no quería hacer y lo que no quería ser

¿Qué no quería ser ni hacer? Descubri que no quería ser un arquitecto corporativo. Al principio esta muy bien, la escala física y política era muyinteresante. Ganaba un sueldo impensable en Europa y de repente podíavivir Manhattan sin problemas....luego te das cuenta que toda tu vida,todo tu tiempo, todas tus referencias, ordenes de valores y todas tusrelaciones personales se ordenan a través de la corporación. Poco a pocovas despareciendo como individuo y tu único entorno y contexto es la empresa. Descubrí que esto es muy peligroso y ofrecegarantía cero de felicidad o éxito personal. Al final te sientes comouna de esas mulas que solo saben caminar hacia el cementerio... Un mula conAmerican Express gold y Martinis en el Cipriani...

Muchos arquitectos somos artistas frustrados, que no hemos tenido los huevos de seguir el duro camino del arte y nos hemos refugiado detrás de la almohada burguesa de una profesión "liberal". El ego superlativo de nuestra comunidad es público, y las implicaciones de esto son públicas también.

En el area metropolitana de Bombay viven casi 21 millones de personas. Gran parte de esta población en suburbios sin acceso a agua potable... Millones de personas se están muriendo de sed en esa área. Los aquíferos de la zona se han agotado permanentemente debido principalmente a la construcción y a proyectos faraónicos como el aeropuerto internacional de Mumbay, en cuya concepción trabaje como arquitecto... Decidí que no quiero hacer este tipo de cosas otra vez aunque quede cojonudo en mi currículum. El ego de Vitto Acconci era muy grande, pero él se hacia una paja debajo de una tarima y no hacía daño a nadie. En cambio nuestro ego como arquitectos, tiene implicaciones sociales brutales. Ego y arquitectura tienen claros conflictos de interés....mi consejo es que si tu ego es grande te hagas Dj y no arquitecto.

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“En Europa se da más importancia al equipo que a la figura del arquitecto”.

Por: | 21 de septiembre de 2015

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Shimrisham del despacho personal de Miguel Huelga Sukunfuku. Proyecto en proceso.

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Miguel Huelga de la Fuente (Gijón, 1981) es un arquitecto español de perfil internaciona. Fue Erasmus en Roma. Luego, a finales del 2006, aunque aún había mucho trabajo en España, sintió la necesidad de ver cómo se hacían las cosas fuera. “Me dieron una beca Leonardo de 6 meses para trabajar en Holanda y me fui sin dudarlo. Desde entonces ha vivido en países tan distintos como Japón, Francia o Inglaterra. Hoy trabaja en Londres para un estudio de arquitectura. Pero también realiza proyectos por su cuenta. Su principal baza profesional es esa experiencia que ha acumulado trabajando por el mundo.

¿Qué tipo de trabajo hace?  Trabajo de arquitecto en un estudio Londinense. Desarrollo un proyecto de regeneración urbana al sur de Londres;  un Centro Cívico, de Salud y Educación Infantil. Participo en el diseño y la coordinación del proyecto del que se prevé que comience a construir en 2017.

¿Por qué cree que lo eligieron a usted? Imagino que por mi perfil internacional. Cuando trabaje en Japón me encargaba sobre todo de  proyectos europeos. Claramente les ofrecía un tipo de  experiencia  que difícilmente podía ser cubierta por empleados locales.

¿Está bien remunerado? Mi sueldo está regulado por convenio profesional. Yo diría que el trabajo de arquitecto en Londres está bien remunerado, aunque el sueldo es inferior al de otras profesiones y el coste de vivir el Londres bastante alto.

¿Al trabajar fuera qué ha sido mejor y qué peor de lo que esperaba? Ha sido mejor de lo que esperaba, pero no me imaginaba en absoluto lo que me iba a encontrar.

Cuando empecé me motivaba la novedad, descubrir un terreno nuevo e inexplorado y sacar el máximo provecho posible.  He podido participar en  proyectos de gran relevancia por tamaño y programa que me hubiera sido casi imposible realizar en España. Irte fuera te permite trabajar en oficinas  que se dedican a hacer arquitectura “singular” sin ponerse la etiqueta de comerciales, sin venderse a promotores y sin renunciar a su estilo.

Pero con las trabas de un alto nivel competitivo y de estrés, alargando tu jornada hasta altas horas de la noche en muchas ocasiones. Supongo que es algo que exige un alto nivel de dedicación, pero merece la pena.

Quizás lo más duro es saber que si no dominas a la perfección un idioma no podrás sentirte plenamente integrado en un proyecto o no podrás hacer algo más allá del mero diseño.

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Arquitectos-guía

Por: | 17 de septiembre de 2015

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FOTOS: Pasi Aalto

Los arquitectos del estudio noruego Tyin viajaron hasta Sumatra para construir una cooperativa para recolectores de canela. Fue un empresario francés, Patrick Barthelemy, quien les habló de la isla y les llevó canela en polvo a su estudio en Trondheim. Con ese regalo, y una larga explicación, consiguió involucrar a los arquitectos en el diseño, la construcción y la dirección de un proyecto que los terminaría por convertir en arquitectos-guía para transformar a los empleados esclavizados en trabajadores autónomos. 

Así, más allá de hablarles del árbol de la Casia, la canela picante y rojiza que crece en esa zona del mundo, el empresario les pidió ayuda para cambiar las condiciones de trabajo de unos obreros explotados, sin horario fijo, sin derechos que ocupaban fábricas insalubres. ¿Cómo podían los proyectistas ayudar? Construyendo una cooperativa. Esa posibilidad interesó al estudio noruego. “El compromiso del Barthelemy no empezaba por la arquitectura sino por los derechos de los trabajadores”, cuentan. Un sueldo justo, un programa sanitario, una educación y seguridad laboral. El edificio debía ser un marco para ese cambio.

El inmueble de la cooperativa debía ser una construcción ligera, de madera, apoyada en una base de jero (ladrillo compacto) y hormigón. La parte de madera parece hacerse eco de los bosques de canelos que rodean la cooperativa y, a la vez, permite la ventilación natural bajo un techo de más de 600 metros cuadrados.

Así, los troncos de esos árboles, despojados de su aromática corteza, y los ladrillos fueron los principales materiales empleados en la cooperativa.

Los proyectistas cuentan que utilizaron la experiencia acumulada en otros proyectos para formar inercias térmicas, también la experiencia artesana de los obreros locales -“de las más impresionantes que nos hemos encontrado jamás”- resaltan para construir las puertas y los marcos de las ventanas del centro.

Pilares con forma de Y anclados en un suelo de hormigón consiguieron la rigidez suficiente para construir en una zona sísmica como Sumatra. Y así, en tres meses y por 30.000 euros, 70 operarios sin formación específica consiguieron levantar cinco edificios para aulas, laboratorio, una cocina y oficinas. La clave, explican, estuvo en la logística. “Con ocho búfalos arrastrando los troncos desde el bosque y un aserradero montado en el solar la gestión se convierte en fundamental”. Yashar Hanstad y Andreas Gjertsen cuentan que el proyecto está ideado a partir de 10 detalles sencillos para hacerlo construible por personal no cualificado.

En apenas tres años de vida, el centro ha sobrevivido ya a varios terremotos (uno alcanzó 5 en la escala de Richter). Para los diseñadores eso demuestra la validez de su idea de trabajar combinando materiales de distinto espesor y peso.

Arquitectos del proyecto: Gjermund Wibe, Morten Staubo, Therese Jonassen, Kasama Yamtree, Andreas Gjertsen y Yashar Hanstad.

Estudiantes: Rozita Rahman, Bronwyn Long, Sarah Louati, Zofia Pietrowska, Zifeng Wei

 

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¿Qué dice un edificio de una empresa?

Por: | 14 de septiembre de 2015

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Torre Chrysler de W. Van Alen en Nueva York

Las sedes empresariales han pasado de querer despuntar en su ciudad, participando en la carrera de los rascacielos, a buscar convertirse en barrios de la cada vez más amplia periferia. Eso dicen sus comunicados de prensa. Lo que comunican los edificios es distinto, y está más cerca de un gueto que de un barrio.

Cuando en 1928 el empresario Walter P. Chrysler eligió el proyecto de William Van Alen (1883-1954) para levantar el que debía ser el rascacielos más alto del mundo, poco podía imaginar que ese liderazgo sólo le duraría 11 meses y que, sin embargo, su edificio de oficinas se convertiría en una monumental atracción de Manhattan.  Corría el año 1930 cuando el empresario automovilístico inauguró su rascacielos Decó. La torre hablaba y habla de coches desde sus 319 metros: los tapacubos de los neumáticos están presentes en la corona del inmueble, también las gárgolas remiten a los radiadores de los coches. El caso es que para hablar de sus coches, Chrysler no se olvidó de la gente. En el piso 71 había un mirador (que se cerró en 1945). Tal vez por todo eso, y por el gran vínculo que su edificio estableció con Nueva York, esta torre en la esquina de Lexington y la 42 no dejó de llamarse Chrysler cuando su dueño vendió el edificio en 1953 y pasó a acoger las oficinas de, entre otros, una compañía de seguros y un banco.

Aunque vivimos una nueva era de los rascacielos -sobre todo en las ciudades europeas y asiáticas- es difícil que una nueva torre establezca con su ciudad el vínculo que logró la Chrysler o que llevó a la compañía Met Life a mantener, durante años, el cartel de Panam que coronaba la torre que ideó Walter Gropius también en Manhattan. Hubo un tiempo en que los fabricantes de coches, los productores de bebidas alcohólicas y hasta los banqueros contribuyeron a la construcción de las ciudades –dibujando sus perfiles o cediendo espacio para plazas a cambio de negociar más altura-. A esos empresarios no los movía la caridad ni por supuesto la mala conciencia. Los movía la lógica. Entendían que su negocio, y ellos mismos como ciudadanos, formaban parte de un lugar, de una ciudad. Sabían que necesitaban a la gente.

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El jardín como superviviente

Por: | 10 de septiembre de 2015

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El jardín High Line, al oeste de Manhattan, recuerda, por su elevación, a una estación del metro del Loop de Chicago. Sólo que en lugar de cables hay ramas de árboles y en vez de graffiti, arbustos y plantas.

Se trata de un jardín ingenioso, un espacio verde inesperado de 2,3 kilómetros en medio del asfalto, un parque lineal y elevado que nació para sustituir un tramo de una antigua línea de tranvía. Lo que lo hace ingenioso es haber sido capaz de realizar semejante reconversión. Lo que lo sitúa en las alturas es una cuestión de supervivencia: no había otro espacio.  Pero lo que lo llevó a existir fue el empeño de los vecinos y la voluntad de un grupo de paisajistas y arquitectos de ver un parque en lo que solo parece una ruina. Ocupando una extensión de más de dos kilómetros, ofreciendo vistas además de vegetación, este jardín evidencia la naturaleza artificial de cualquier jardín urbano.

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Bernardo Secchi y la tradición para el progreso

Por: | 07 de septiembre de 2015

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® Le Moniteur

¿Arrollar tradiciones significa crear problemas? Que el mantenimiento de las tradiciones urbanas pueda ser un asunto aparentemente conservador es algo engañoso si hablamos de tradiciones urbanísticas y si atendemos a la actuación de la mayoría de los ayuntamientos y gobiernos conservadores. No es cierto que muchos de los municipios más conservadores velen ni por la conservación del patrimonio ni por el mantenimiento de unas vías y espacios públicos comunes ideados, en parte, para compensar las diferencias en el interior de los hogares.

La tradición hace referencia a algo específico y reconocible dotado, a lo largo del tiempo, de un cierto grado de permanencia. Para el desaparecido urbanista italiano Bernardo Secchi (1934-2014) la tradición –que se transmite con testimonios, enseñanzas, ejemplos orales y construidos- hace que la experiencia entera de un país pueda ser comprendida por sus habitantes, ya sea en sus aspectos comunes con otros países, ya en sus aspectos más particulares.

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¿Es esto un jardín moderno?

Por: | 03 de septiembre de 2015

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Un jardín moderno expone, abiertamente, su naturaleza artificial. Un jardín moderno –de acuerdo con el prototípico que Gabriel Guevrekian levantó en 1926 para Charles Noailles en la Provenza- podría ser también más geométrico que orgánico, más para ser visto desde fuera que disfrutado desde dentro. Estaría “civilizado” con escaleras y barandillas y tendría setos y parterres diferenciados. Sería además cómodo para el visitante. Y no debería desperdiciar el agua y sí favorecer el cultivo de plantas autóctonas. ¿Cómo tratar de cumplir todas esas premisas y no perderse en el camino? Puede que buscando objetivos más amplios que la bendita contemplación y la recurrida diversión. Apelando a la memoria, rescatando el recuerdo o poniendo de manifiesto lo que no debemos olvidar, la modernidad confiere un nuevo sentido reivindicativo al jardín.

El jardín botánico de Awaji Yumebutai Hyakudanen, proyectado por Tadao Ando en la prefectura de Hyogo (Japón) fue construido como monumento fúnebre para recordar a los 6.000 fallecidos en el terremoto de Kobe, de 1995 –que en la zona se conoce como el Gran Terremoto de Hanshin-Awaji. Aquel desastre tuvo su epicentro en la isla de Awaji, en la bahía de Osaka, donde se encuentra el jardín.

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