¿Qué dice un edificio de una empresa?

Por: | 14 de septiembre de 2015

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Torre Chrysler de W. Van Alen en Nueva York

Las sedes empresariales han pasado de querer despuntar en su ciudad, participando en la carrera de los rascacielos, a buscar convertirse en barrios de la cada vez más amplia periferia. Eso dicen sus comunicados de prensa. Lo que comunican los edificios es distinto, y está más cerca de un gueto que de un barrio.

Cuando en 1928 el empresario Walter P. Chrysler eligió el proyecto de William Van Alen (1883-1954) para levantar el que debía ser el rascacielos más alto del mundo, poco podía imaginar que ese liderazgo sólo le duraría 11 meses y que, sin embargo, su edificio de oficinas se convertiría en una monumental atracción de Manhattan.  Corría el año 1930 cuando el empresario automovilístico inauguró su rascacielos Decó. La torre hablaba y habla de coches desde sus 319 metros: los tapacubos de los neumáticos están presentes en la corona del inmueble, también las gárgolas remiten a los radiadores de los coches. El caso es que para hablar de sus coches, Chrysler no se olvidó de la gente. En el piso 71 había un mirador (que se cerró en 1945). Tal vez por todo eso, y por el gran vínculo que su edificio estableció con Nueva York, esta torre en la esquina de Lexington y la 42 no dejó de llamarse Chrysler cuando su dueño vendió el edificio en 1953 y pasó a acoger las oficinas de, entre otros, una compañía de seguros y un banco.

Aunque vivimos una nueva era de los rascacielos -sobre todo en las ciudades europeas y asiáticas- es difícil que una nueva torre establezca con su ciudad el vínculo que logró la Chrysler o que llevó a la compañía Met Life a mantener, durante años, el cartel de Panam que coronaba la torre que ideó Walter Gropius también en Manhattan. Hubo un tiempo en que los fabricantes de coches, los productores de bebidas alcohólicas y hasta los banqueros contribuyeron a la construcción de las ciudades –dibujando sus perfiles o cediendo espacio para plazas a cambio de negociar más altura-. A esos empresarios no los movía la caridad ni por supuesto la mala conciencia. Los movía la lógica. Entendían que su negocio, y ellos mismos como ciudadanos, formaban parte de un lugar, de una ciudad. Sabían que necesitaban a la gente.

Las sedes empresariales de hoy ya no creen en las ciudades. Kevin Roche, que fue capaz de levantar en Manhattan la magnífica Ford Fundation con un jardín interior abierto al público, construyó muchos años después, y a las afueras de Madrid, una isla para la Ciudad financiera del Banco de Santander. El nombre lo dice todo: una ciudad de empleados, no de habitantes. Los suizos Herzog y de Meuron han hecho algo parecido para el Banco de Bilbao. Con el agravante de que su edificio-barrio es una isla en medio de la trama urbana madrileña: una amputación al crecimiento de la ciudad por el norte, que es por donde despuntan los nuevos rascacielos de Madrid.

Que las empresas prefieran islas a monumentos habla de nuestro tiempo. Y dibuja un futuro poco esperanzador. Es fácil que a la sede de Apple –ideada por Norman Foster en Cupertino (California)- sólo se pueda llegar en coche. Que los mejores arquitectos del mundo no hayan sido capaces de reparar la desconexión entre la gran arquitectura y la ciudad cuestiona lo que entendemos por bondad, o decencia, arquitectónica. 

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Edificio Panam de Walter Gropius en  Nueva York

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Torre Agbar en Barcelona de Jean Nouvel

Torre Swiss Re Londres

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

The Gherkin, Torre Swiss Re de Foster& Partners en Londres

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 Seagram de Mies van der Rohe, en Nueva York frente a la plaza que el edificio cedió a la

ciudad para crecer en altura.

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 Interior de la Ford Fundation de Kevin Roche en Nueva York

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Ciudad Financiera del Banco de Santander de Kevin Roche en Boadilla del Monte (Madrid)

 

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Proyecto para la Ciudad del BBVA al Norte de Madrid firmado por Herzog&de Meuron 

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Sede de Olivetti ideada por Carlo Scarpa en Venecia 

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Proyecto para la sede de Apple en Cupertino de Foster&Partners

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Hay 4 Comentarios

Hola, La Ciudad del Santander es una realidad desde el 2004, lo que veis es una foto, como vecino de Boadilla he tenido acceso al campo de golf que veis al fondo, de hecho desde el 2008 ya no es propiedad del banco, estan como inquilinos, aunque no se sabe por cuanto tiempo, ya que la empresa que lo compró por 1.900 millones quebró en 2011.
http://www.abc.es/20120508/sociedad/abci-bienvenidos-ciudad-botin-santander-201205071935.html

Opino lo mismo que carlos, un diseño muy futurista y muy prometedor, esperemos que no tengan ningún tipo de inconveniente así podremos ver el resultado final, que por regla general es mucho mejor que el diseño del proyecto, aunque por el momento el progreso que podemos apreciar se ve muy bien

Me ha gustado bastante el diseño de la ciudad financiera del banco santander, muy futurista y muy bien integrada en el entorno.

No es "decó" es "déco", de "art décoratif"

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Del tirador a la ciudad

Sobre el blog

Del tirador a la ciudad. Ése era para Mies van der Rohe el ámbito de su oficio. La arquitectura, como la sanidad o la educación, nos afecta a todos. Puede también fascinarnos. Como todo informador, me valdré de lo que creo saber. Trataré de no enmascarar lo que ignoro.

Sobre el autor

Anatxu Zabalbeascoa

La periodista e historiadora escribe sobre todas las escalas de la arquitectura y el diseño en El País y en libros como The New Spanish Architecture, Las casas del siglo, Minimalismos o Vidas construidas, biografías de arquitectos.

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