Del tirador a la ciudad

Sobre el blog

Del tirador a la ciudad. Ése era para Mies van der Rohe el ámbito de su oficio. La arquitectura, como la sanidad o la educación, nos afecta a todos. Puede también fascinarnos. Como todo informador, me valdré de lo que creo saber. Trataré de no enmascarar lo que ignoro.

Sobre el autor

Anatxu Zabalbeascoa

La periodista e historiadora escribe sobre todas las escalas de la arquitectura y el diseño en El País y en libros como The New Spanish Architecture, Las casas del siglo, Minimalismos o Vidas construidas, biografías de arquitectos.

Los cinco grandes problemas de muchas ciudades contemporáneas

Por: | 26 de diciembre de 2016

Gentrificación

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1- La gentrificación:

La mejora de los centros urbanos tiene un problema, resulta en un encarecimiento inmediato del barrio arreglado. Eso termina implicando el desplazamiento de los vecinos más pobres por la llegada de otros, con más medios, capaces de pagar la subida de los alquileres y con ganas de instalarse en el nuevo barrio-viejo céntrico pero recuperado. Esto se llama gentrificación. Se trata de la ley de la oferta y la demanda en estado puro, cierto. Pero las consecuencias son para todos. No sólo para los desplazados ni sólo para los que no pueden pagar el alquiler en su barrio de toda la vida. Una zona urbana donde sólo vive un tipo de gente no es una ciudad. Es un barrio dormitorio. La mezcla hace posible que unos vendan y otros compren, que unos cojan el metro a primera hora y otros a última. Que unos compren por la mañana y otros apuren en el bar hasta la madrugada. Es la mezcla de gente diversa lo que mantiene vivas las ciudades. Con todos los ciudadanos con ingresos, horarios y gustos parecidos el barrio desaparece. O… se convierte en un escenario dedicado casi exclusivamente a recibir a los turistas. Es decir: la perdemos todos.

2-La ciudad en venta: 

 Comodificación es la palabra que define la arquitectura levantada no como servicio sino como bien de inversión

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¿Se puede vivir en una casa transparente?

Por: | 22 de diciembre de 2016

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FOTO: Simón García

Recuerdo dos viviendas que llevan, en el propio nombre, la palabra cristal (o mejor vidrio), la que Lina Bo Bardi levantó en Morumbi, al sur de Sao Paulo, en 1951 y la que Philip Johnson construyó en New Canaan Conecticut, en 1949. Ambas fueron los primeros proyectos de sus autores y ambas estaban, están, envueltas, arropadas, por una vegetación de robles y arces que, en el caso de Bo Bardi, se convierte en palmeras y aguacates. Así, las dos casas son falsas viviendas transparentes. Su cortinaje no está dentro, sino fuera, entre los troncos y el follaje de los árboles, para velar por la intimidad de quienes habitan las viviendas y, en el caso de la casa de Bo Bardi, para proteger la casa del exceso de sol y lluvia.

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Aunque ambas, la casa de vidrio de Sao Paulo y la de cristal de New Canaan son hoy museos que cuentan su propia historia, los diarios de sus habitantes y autores, la vivienda en la que vivió Johnson no se suele comparar con la brasileña en la que habitó Bo Bardi con su marido, el galerista Pietro Bardi, levantada, como un ave zancuda, sobre pilares metálicos pintados de blanco. La casa de Johnson se compara con la mítica Farnsworth de Mies van der Rohe, de cuyas enseñanzas bebió Johnson. Así aunque se inaugurase un año antes que Farnsworth, y dos antes que la casa de Bo Bardi, esta vivienda de Johnson siempre ha sido considerada una secuela de la de Van der Rohe, una interpretación. O una simplificación.

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Puede que la obra posterior de Johnson, cuando abandonó el puesto de comisario del departamento de arquitectura del MoMA y pasó a levantar rascacielos, dé la razón a quienes tachan esta vivienda de secuela, a pesar de ser su mejor obra. La explicación derivaría de lo que se dedicó a hacer Johnson: siempre interpretar los aires de los tiempos y proyectar de acuerdo con ellos. Así, no tuvo empacho en abrazarse a la postmodernidad como no lo había tenido antes a la hora de aplaudir la modernidad.  Sin embargo, en su propia vivienda, Johnson llega a replicar a su maestro.

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Al contrario de lo que hizo Mies en Farnsworth, Johnson apuesta más por el suelo que por el aire. Más por las raíces que por sublimar la arquitectura. La estructura de acero pintada de negro de su vivienda arraiga en una base de ladrillo. De obra es también el cilindro que encierra la chimenea y el baño y que atraviesa la cubierta como si se tratara de un árbol, cuando es una de las mayores chimeneas de la historia por una cuestión de limpieza formal, para mantener la escala. Esa chimenea pesa en la casa. La arraiga. La atrapa.

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En el interior, las alfombras que rodean al mobiliario -sillas, chaise longue, reposapiés y mesilla Barcelona diseñados por Mies van der Rohe, recortan un pedazo del pavimento, de ladrillo puesto en forma de espiga, que evoca el tiempo que Johnson pasó en Roma y los viajes que el ilustrado arquitecto realizó por Europa con su madre.

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La idea de mirar hacia fuera y no perderse porque el techo, oscuro, pesa sobre la transparencia de la vivienda es un premonitorio mensaje de un arquitecto que fue más epígono que creador. Mejor lector que autor, Johnson se adelanta con su primera vivienda, realizada como proyecto de final de carrera al espacio intermedio, ni dentro ni fuera, que tan recurrido resulta hoy.

En esta casa no entra el miedo

Por: | 19 de diciembre de 2016

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FOTO: Sandra Pereznieto

Antes de que la arquitecta Rozana Montiel y su equipo trabajaran "con y para" los habitantes de estos bloques de viviendas de San Pablo Xalpa en Azcapotzalco (Ciudad de México) los propios inquilinos habían ido vallando, segregando y colonizando su espacio público. Querían proteger su casa. También ampliarla tomando parte del espacio público común.

Montiel los escuchó. Entendió que lo que buscaban era espacio para la convivencia, los juegos, las fiestas infantiles y las celebraciones particulares. También explicó que muchas macetas suman un jardín. Y que un espacio dividido en metros puede parecer pequeño, pero la suma de esos metros crea una unidad común. Común Unidad se llama este proyecto. En poco tiempo y con un coste equivalente a 118 euros por metro cuadrado, cuenta la arquitecta, de este paisaje de verjas que compone todo un retrato de determinadas relaciones vecinales:

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  se pasó a este otro:

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El libro como refugio

Por: | 15 de diciembre de 2016

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FOTO: André Kertész

 ¿Por qué nos parece tan fascinante observar a una persona que lee -sumergida en la lectura, decimos- y tan poco interesante mirar a alguien igualmente absorto en la pantalla de su teléfono móvil? ¿Por qué alguien que mira su móvil parece irradiar dependencia y perdida de control y a un lector de libros -no de pantallas- lo relacionamos con un mundo interior propio? 

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Peatonalizar o no el centro

Por: | 12 de diciembre de 2016

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“¡El Homo sapiens camina. Una persona que no lo hace está incompleta. La OMS recomienda que las ciudades sean transitables. La falta de ejercicio es uno de los mayores problemas de salud en el mundo. Mayor que el tabaco hace dos décadas. Caminar es sostenible en todos los sentidos. El coche tiene los días contados en la ciudad”. Así explicaba el urbanista danés Jan Gehl, ideólogo de la peatonalización de Broadway, por qué es fundamental peatonalizar los centros.

Por eso el título de este post es falso puesto que no puede haber disyuntiva cuando no hay opción. Y no la hay: peatonalizar los centros urbanos es una cuestión de tiempo. Cuanto antes lo hagamos, mejor viviremos. En Nueva York supieron verlo y convirtieron la gran Broadway en una calle peatonal. Lo hicieron para mejorar su ciudad. Para frenar los accidentes, para respirar aire más puro y para recuperar el puesto en la vanguardia urbanística mundial que la ciudad de Central Park había comenzado a perder a manos de Melbourne, Sidney o Copenhague, que ya habían desplazado sus coches fuera del centro.

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Domesticar un hotel, domesticar el turismo.

Por: | 08 de diciembre de 2016

 

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Incluso si no hemos pisado las Baleares, lo hemos visto en los informativos: en la isla de Mallorca convive la mayor tranquilidad con el balconing más demencial. Hay también mucha historia reflejada en la arquitectura, el paisajismo y el diseño que refleja la tradición y los valores del lugar y que la interiorista Isabel López ha querido llevar a los hoteles.

Las Telas de lenguas ikats son una vanguardia milenaria. A Mallorca llegaron en siglo XVI, a través de la ruta de la seda, cuando ya se habían popularizado entre las monarquías europeas. Pero en esta isla se asentaron. Los dibujos teñidos por reserva -con ataduras que impiden el tinte y crean las características llamas- pasaron a formar parte de la identidad de la isla. Se hicieron un hueco en la tradición local con sus formas caprichosas pero idénticas en ambas caras del paño. A esas características llamas ha recurrido Isabel López para rescatar lo mejor de la isla en la plácida zona del Migjorn.

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Allí, el Hotel Cala Esmeralda siempre ha sido un lugar de descanso desde que el arquitecto José Alcover lo construyera en 1973. La nueva intervención lo colma ahora de una combinación difícil: tradición y aire fresco.

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Casi como una casa grande, un hotel dentro de otro hotel. Actualizar las 32 habitaciones de la cuarta planta de este establecimiento fue el encargo que recibió López. Su idea de lujo y tranquilidad simplifica la tradición mallorquina. Parte de la frescura legada está presente en el propio pavimento, en blanco, azul y verde que traslada la frialdad de esos tonos al suelo y a los acabados verticales de los baños. 

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En los pasillos, la arquitecta ha empleado juegos visuales para potenciar la arquitectura existente. Así cuando los huéspedes salen de su habitación contemplan los tonos blanquecinos de unos paneles perforados. En cambio, cuando regresan a su estancia, aparecen los colores que individualizan las habitaciones. Una moqueta mil rayas enfatiza la longitud del pasillo y mezcla la estética de los setenta con las tradiciones de la isla y con una nueva, fresca y tranquila imagen contemporánea.

Precio por metro cuadrado no desvelado.

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Un barrio en lugar de un bloque

Por: | 05 de diciembre de 2016

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FOTO: David Frutos

Tres arquitectos alicantinos han terminado en Viena un conjunto de viviendas sociales que quiere dejar atrás los bloques para convertirse en un barrio con identidad propia. Vicente Iborra, Iván Capdevila y Javier Yáñez han tardado 13 años en levantarlo. Han sido lustros de negociaciones, cambios, trabajo y finalmente, construcción. Este es el nuevo barrio. Les contamos su historia.

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Mucho más que dormir

Por: | 01 de diciembre de 2016

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Que en un dormitorio se pueda hacer mucho más que dormir depende de dos factores fundamentales: la naturaleza de ese espacio y/o la naturaleza de quien lo ocupa. Que esa estancia pueda ser una y muchas a la vez, a pesar de ser reducida y contar con un presupuesto de obra limitado, depende de la pericia de los arquitectos. Los jóvenes proyectistas de la cooperativa barcelonesa LaCol construyen dormitorios donde no parece haber espacio. Y transforman habitaciones en lugares flexibles que cambian de uso fácilmente gracias a sistemas correderos de mesas, camas o estantes. Vean dos ejemplos.

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La cooperativa de arquitectos LaCol está formada por 14 jóvenes arquitectos del barrio barcelonés de Sants. Arnau Andrés, Eliseu Arrufat, Ari Artigas, Carles Baiges, Anna Clemente, Lali Daví, Cristina Gamboa, Ernest Garriga, Mirko Gegundez, Laura Lluch, Lluc Hernàndez, Pol Massoni, Jordi Miró y Núria Vila están convencidos de que la arquitectura, la grande, pero sobre todo la pequeña, es una herramienta para la transformación social.

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Hacer visibles las ciudades invisibles

Por: | 28 de noviembre de 2016

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Anatasia por Karina Puente Frantzen
 

Esta arquitecta limeña quiso encontrar las ciudades que imaginó Italo Calvino.Tras coordinar los proyectos del Plan Metropolitano de Desarrollo Urbano en Lima, durante dos años, Karina Puente Frantzen dirige, desde 2015, el departamento de diseño del Parque Ecológico Nacional Antonio Raimondi. Cuando consiguió su título de arquitecta, hace 11 años, Puente comenzó estudios de Historia del Arte que terminará el próximo año. Puede que sea esa comodiad en el cambio de escala o la revisión de de lo que es ser arquitecto hoy y para lo que sirve su formación lo que la haya conducido del urbanismo al dibujo. Como limeña, imagina la capital peruana como un mosaico. Y en la serie Ciudades invisibles quiere encontrar la imagen de las urbes que imaginó Italo Calvino.

¿Qué diferencia hay entre dibujar la ciudad que uno ve y dibujar la que ha leído?

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La Amazonía como fuente de conocimiento

Por: | 24 de noviembre de 2016

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Los curadores del pabellón peruano de la última Bienal de Arquitectura de Venecia lo tienen claro: es en la Amazonía donde se libran las batallas de la biodiversidad, la producción de oxígeno y la regulación climática del planeta. Pero esa región, mayoritaria en el caso de Perú, es una gran desconocida. “Se conocen mejor los fondos oceánicos que esta vasta región” explican los arquitectos Sandra Barclay y Jean Pierre Crousse. Por eso la muestra del pabellón buscó desmitificar la visión de la Amazonía como una inagotable fuente de recursos para darla a conocer como escuela de sostenibilidad.

Crousse, Barclay y el comisario José Orrego no hablaban de teoría, describían hechos. Se remiten al Plan Selva, un programa público y transformador organizado por el Ministerio de Educación peruano y liderado por la arquitecta Elizabeth Añaños en la región amazónica peruana que ha conseguido levantar diez escuelas en lugares de difícil acceso y sin servicios y espera reconstruir cientos de edificios dotándolos, además, de un nuevo programa pedagógico que privilegia la multiculturalidad y el rescate de las lenguas nativas de una población históricamente relegada.

El rescate empieza en el propio lugar, en el paisaje, y continua con la arquitectura –que en lugar de imponer acríticamente modelos occidentales del movimiento moderno –y probadamente fallidos-, recurre a la tradición constructiva –material y formal- local y busca actualizarla.

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El País

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