Entresijos y entretelas. La moda vista desde el forro de sus prendas. Otra mirada de los desfiles, los diseñadores, las tendencias, los héroes y los villanos que pueblan el ecosistema fashion y todos sus aledaños. Una bitácora sobre estilos de vida y maneras de vivir coordinada por Carmen Mañana y Eugenia de la Torriente.
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Daphne Guiness y el fotógrafo Nick Knight (Christopher James)
"Si Londres no existiera, la escena internacional de la moda estaría en una situación muy triste", afirmaba anoche el estilista Edward Enninful en la entrega de los British Fashion Awards 2010. ¿Presuntuoso? Un poco. ¿Cierto? Seguramente, también.
No, no es una errata. Dior ha tomado la capital británica. Lo que no consiguieron los ejércitos, ni los matrimonios reales, lo ha conseguido la moda. El romance entre la firma de la república francesa y el reino de su majestad Isabel se materializa en dos actos: Dentro de una semana la maison lanzará un la nueva campaña de su bolso Lady Dior, bautizada como Lady Grey e inspirada en Londres, y hace siete días celebró en esta misma ciudad la apertura de una versallesca boutique de 250 metros cuadrados. Y para festejarlo, Sidney Toledano, presidente de Dior, organizó una cena en el muy londinense hotel Claridge's (el primer edificio de la ciudad en tener ascensor) con la muy británica modelo Stella Tennat como anfitriona. Y para cuadrar el círculo, en ese mismo hotel, esa misma noche, se inauguró un árbol de navidad (o eso decía al menos la nota de prensa) creado por John Galliano, el muy gibraltareño diseñador de la más francesa de las firmas (con permiso de Chanel).
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