Es el cumpleaños de Tomas Maier en Bottega Veneta

Por: | 21 de junio de 2011

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Tomas Maier ha complido ese mes una década al frente de Bottega Veneta. El diseñador alemán llegó a la casa en junio de 2001, fichado por Tom Ford. El entonces llamado Gruco Gucci había adquirido Bottega Veneta unos meses antes (en febrero) como parte de su furiosa estrategia de compras (junto a Balenciaga) y creación de nuevas marcas (Stella McCartney, Alexander McQueen).

Maier -que se estrenó con la colección de primavera/verano de 2002- trajo calma y relevancia a una casa fundada en 1966 por Vittorio y Laura Moltedo. En 1998 se trató de rescatarla del olvido en el que pasó los años noventa con una fórmula descarada y punk. El tándem formado por el diseñador Giles Deacon y la estilista Katie Grand (hoy editora de la revista Love) ideó fundas de guitarra en ostentosas pieles, minivestidos y logos con golpes de spray.

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El domingo, a las 9:30 de la mañana como le gusta a Maier, se cerró la primera década de este capítulo de la historia. Al menos en el desfile, a nadie se le ocurró sacar unas velas. A lo mejor las vemos otro día, que nunca se sabe. Desde luego, la colección no incluyó archivos, piñatas ni peladillas. Y eso que en este tiempo Bottega Veneta ha funcionado más que bien y ha ampliado su filosofía a los relojes, los muebles y, a partir de septiembre, a los perfumes.

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En cambio, el alemán afincado en Miami (que mantiene su propia firma especializada en trajes de baño) exploró una idea que le rondaba en la cabeza desde hace tiempo. "Siempre me han atraído los monos: una sola pieza de ropa que funciona para un hombre igual que un vestido lo hace para una mujer", explica. "Pero un mono estructurado es impráctico. Así que trabajamos con la idea de un todo en uno en relación con el traje. Con una imagen muy limpia, sin casi revelar la piel".

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La ropa cubre completamente el cuerpo y se ajusta a él. En efecto, una chaqueta con cuello oriental y unos pantalones ajustados engañan al ojo y consiguen el efecto de una sola pieza. Maier contrasta esa silueta con una superficie muy elaborada en la que la búsqueda de texturas es constante: la napa se combina con denim o se pinta con cuadros y el spray cubre los vaqueros. Lo que parece tweed es en realidad algodón estampado."Es una nueva forma de traje, derivada de pensar de forma diferente sobre el vestir".

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