Los desfiles de Alvarno siempre generan mucha expectación. Por la sofisticación de la costura de autor de Álvaro Castejón y Arnaud Maillard y, para qué negarlo, por las maravillosas localizaciones que suelen acogerlos: desde el piso 49 de la Torre de Cristal (una de las cuatro más altas de Madrid) hasta los preciosos jardines de la Fundación Lázaro Galdiano. Pero, a todo lo anterior, se unía el pasado miércoles un morbo añadido: el de saber que la colección que se presentaba era la primera que el duo de pupilos de Karl Lagerfeld facturaba desde que se conociese su nombramiento como directores creativos de la firma francesa Azzaro.
Y, a veces, estar a la altura de tantas pretensiones resulta complicado. Lejos de preciosistas vestidos preñados de incrustaciones o de escultóricas elementos del pasado, Castejón y Arnaud apostaron por piezas que primaban la funcionalidad sobre la ostentación creativa. Vestidos de espíritu sencillo que jugaban, con los encajes y los estampados como aliados, a confundir piel con prenda.
Junto a los best sellers de su confección a medida -vestidos de cóctel y noche-ofrecieron monos, pantalones y americanas que reinterpretaban las proporciones de los ochenta y recordaban, lejanamente, a las siluetas que amaban las heroínas de la jet set en su época dorada. Y rematando los looks, una jugosa colección de bolsos y guantes elaborada en colaboración con la firma de complementos Pandora.
El lugar elegido para mostrar las prendas -el Palacio de Neptuno- no jugó precisamente a favor de su lucimiento. El marmol, los focos discotequeros y las vidrieras multicolores del techo no parecían encajar con la estética de la propuesta y, sobre todo, con su trayectoria como anfitriones. Handicaps de malcriar a los espectadores. Cuando te acostumbras a lo extraordinario, lo correcto no es suficiente.
No importa que el show en sí supusiese un salto cualitativo con respecto a la nave de Ifema, donde se celebran los que se enmarcan dentro del calendario oficial de la Mercedes Benz Fashion Week Madrid. Su público esperaba más.
Y ellos juran estar dispuestos a dárselo. Aunque su trabajo para Azzaro exija tiempo y presencia, aseguran que ambos proyectos son igualmente importantes y que no entra en sus planes abandonar su taller madrileño -y a su clientela-, ni mucho menos dejar de desfilar en España, el país que ,en sus propias palabras, les ha acogido y apoyado tras sus respectivos periplos profesionales por Paris.
La precolección de primavera 2014, que se presentará durante la semana de la moda de París, será la primera que entreguen a la firma francesa fundada por Loriz Azzaro en 1967 y que actualmenteç pertenece al grupo andorrano Reig Capital. Castejón y Maillard aseguran que, al menos conscientemente, no existe ningún vínculo entre sus dos proyectos.
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