Esta semana se ha celebrado en Madrid la primera edición de un festival dedicado a los ubicuos fashion films. Los promotores de la iniciativa, bautizada como Madrid Fashion Film Festival (MadridFFF), me propusieron formar parte del jurado y la experiencia -compartida con Eugenio Recuenco (fotógrafo), Empar Prieto (directora de S Moda), David Delfín, Rossy de Palma, Laura Ponte, Manolo Moreno (de Zapping/M&C Saatchi) y Rodrigo Cortés (director de cine)- resultó de lo más interesante. Más allá de descubrir trabajos notables entre los más de 300 que se presentaron a esta primera convocatoria, me ha gustado recuperar el debate sobre este formato y la cuestiones que siempre suscita.
Monica Menez, la ganadora del premio al mejor 'fashion film' en MadridFFF, recoge el galardón frente al presidente del jurado, el fotógrafo Eugenio Recuenco,
La primera, obvia, es preguntarse qué clase de género es este de los fashion films. Heterogéneo híbrido de cine, moda, publicidad o fotografía (por citar solo algunos de los muchos ingredientes de la ensalada) funciona ahora mismo como un gran cajón de sastre que acoge anhelos, aspiraciones, objetivos, lenguajes y formatos de lo más dispar. Hay cosas terribles y otras sublimes en este magma. Queda por ver si esto solidifica en un paisaje definido o, si por el contrario, se deshace en su propia lava. Entre tanto, es algo fascinante de observar. En el certamen Berlin Fashion Film Festival se han presentado más de 500 cintas en la segunda edición. Diane Pernet acaba de celebrar la sexta de su A shaded view of fashion en el Centro Pompidou de París. Hasta Suzy Menkes ha escrito varias veces sobre las grandes esperanzas (y también peligros) que hay puestas en ellos, alabando por ejemplo la colaboración de Gareth Pugh con Ruth Hogben.
Esta diversidad de objetivos y estilos se hace particularmente evidente en el marco de un concurso y cuando uno debe seleccionar al mejor en una u otra categoría. ¿Cómo establecer una valoración justa cuando los sujetos son tan poco comparables?
Una idea bastante aceptada es que un fashion film es la traducción audiovisual del editorial de moda de una revista. Un formato en el que encajaría bastante bien Don't be cruel, realizado por Diana Kust para Louis Vuitton y la revista Metal. Esta pieza obtuvo el premio especial del jurado en MadridFFF y el de mejor fotografía.
Pero no se trata solamente de que las modelos se muevan. En el paso de la foto fija al vídeo, las historias se vuelven mucho más complejas y, por lo tanto, se trastocan las relaciones de fuerza entre la información de moda y los objetivos narrativos. En un editorial de moda impreso está claro qué es lo primordial y qué es lo secundario. Pero, ¿lo está igualmente en un fashion film? Un buen ejemplo de este asunto es la pieza que obtuvo el premio al mejor fashion film y a la mejor dirección de arte en MadridFFF: Hors d'oeuvre, de Monica Menez.
Hay una oportunidad creativa en estos cortos de moda. Obviamente, también una gigantesca ventana de oportunidad comercial. Los fashion films también se pueden entender, simplemente, como una versión más o menos refinada de un anuncio. El acicalado vehículo de prestigio que ofrecen a las marcas de lujo ha sido ya ampliamente aprovechado. "La publicidad clásica va dirigida al mercado de masas. Pero estos cortos ofrecen a los productos de lujo la posibilidad de transmitir su mensaje de una forma más sutil. Nos permite llegar a una audiencia global y, sobre todo, a una generación que está constantemente en la Red”, explica el presidente de Dior, Sidney Toledano. Una casa que ha creado minipelículas junto a David Lynch, John Cameron Mitchell (Hedwig and the Angry Inch) u Olivier Dahan (La vie en Rose).
Roman Polanski (Una terapia, con Ben Kingsley y Helena Bonham Carter en 2012) o Wes Anderson (Candy, en 2013, con Léa Seydoux) lo han hecho para Prada. El primero se presentó en el festival de Cannes en 2012 oficialmente como un "cortometraje" que acompañaba la proyección de una copia restaurada de Tess, drama de Polanski que formaba parte del ciclo Cannes Classics, y que presentó el equipo artístico al completo.
En febrero de 2011, Vanessa Friedman escribió un artículo en The Financial Times titulado Por qué los fashion films son un bluf en el que se distanciaba del generalizado entusiasmo sobre los cortometrajes de moda y afirmaba: "En la vida real, las ropas son el trasfondo de la acción. Eso es lo que le pides a tu guardarropa. Quieres que te haga la vida más fácil o te haga más guapo. Quieres que sea el catalizador, no el objetivo. Pero ese es un salto que los fashion films parecen incapaces de dar. No pueden dejar de negar u obsesionarse con la mercancía de marca que albergan en su corazón. Lo irónico es que las marcas dicen a menudo que 'el producto es la estrella'. Pero lo que estas películas demuestran es que el producto no es en realidad la estrella. Es un bolso o un vestido o un par de zapatos. Y la verdad, como Freud entendería, es todo lo que necesitamos que sean".
No sé lo que diría Freud, pero el debate que el nuevo vehículo comunicativo suscita en la industria de la moda resulta bien interesante.
Aquí puedes ver el resto de los ganadores en el festival MadridFFF
Hay 2 Comentarios
Este blog se ha convertido en una P*** MIERDA.
Publicado por: gemare | 13/11/2013 16:02:02
Te ha faltado nombrar a quien desde mi punto de vista es el impulsor de los videos cortos de moda, McQueen en su desfile con el video - holograma con Kate Moss en el 2006
Publicado por: Maria Hernanz | 04/11/2013 13:12:20