22 sep 2011

Tan pocas plumas no hacen Faisán

Por: José Yoldi

FAisan jesus uriarte 
Fachada del Bar Faisán, de Irún, donde se realizó el chivatazo al aparato de extorsión de ETA. Jesús Uriarte

 

“El arte de la policía es no ver aquello que es inútil que vea”. Es posible que a usted le parezca que semejante elogio al pragmatismo, a hacer la vista gorda, es obra de Rubalcaba o de Rajoy, según su afinidad política.

Nada más lejos de la realidad. El comentario fue realizado el 24 de mayo de 1800 por Napoleón Bonaparte, que ya era primer cónsul de Francia, puesto que había dado el golpe de Estado del 18 de Brumario, aunque todavía no se había proclamado emperador, y lo hizo a su ministro de la policía, el intrigante Joseph Fouché, considerado el fundador del espionaje moderno.

Lo cierto, es que no solo en Francia, sino en todas partes y en todas las épocas, la policía ha mirado hacia otro lado en determinadas ocasiones al servicio del Estado, lo que nos lleva al caso Faisán.

El 4 de abril de 2006, en los albores de las conversaciones entre el Gobierno y ETA para poner fin a la violencia en Euskadi —apoyadas luego por todos los grupos parlamentarios a excepción del PP—, alguien avisó a uno de los integrantes del aparato de extorsión de la organización terrorista de que había una operación policial en marcha, dirigida desde la Audiencia Nacional y que podrían ser detenidos en cualquier momento. Al parecer, un policía entregó un teléfono móvil a Joseba Elosua, propietario del Bar Faisán, de Irún, a través del cual otra persona no identificada le advirtió de la operación. Elosua presuntamente era el intermediario de la organización terrorista en el cobro de las extorsiones a empresarios que solían hacerse efectivas en el citado bar, desde donde el dinero se llevaba a Francia.

No se dispone de grabación alguna de la llamada recibida por Elosua. Se sabe de su existencia porque la policía había colocado un micrófono en su coche y el propio Elosúa le contó admirado a su yerno, Carmelo Luquín, cómo “los maderos” le habían pasado el teléfono y le habían avisado de que podía ser detenido. Esa es la conversación que está grabada.

La redada se pospuso debido al chivatazo, aunque mes y medio después todos los integrantes de la banda dedicados al cobro del llamado impuesto revolucionario fueron detenidos.

Luego, paralelamente al sumario contra el aparato de extorsión de ETA, el juez Grande-Marlaska inició otra investigación para determinar el autor o autores del soplo. Encargó las pesquisas al policía Carlos Germán, que también estaba al frente del operativo policial el día del chivatazo y este señaló como autores de la delación al inspector José María Ballesteros, al jefe superior de policía del País Vasco, Enrique Pamies, y al entonces director general de la policía, Victor García Hidalgo, debido a los cruces de llamadas que se realizaron aquel día. Sin embargo, otros mandos policiales, como el comisario José Cabanillas, que en aquella época era el jefe de la Unidad Central de Inteligencia (UCI), señalaron que el encargado de la investigación, Carlos Germán, podía ser el chivato, puesto que le había propuesto destruir la grabación de la conversación entre Elosua y su yerno, la prueba del nueve de la delación.

Garzón, tras regresar de su estancia en Estados Unidos se hizo cargo del caso y llamó a declarar a Elosua, que negó que Ballesteros, señalado por Germán, fuera la persona que le había facilitado el teléfono móvil. También llamó a la mujer y al hijo de Elosua, a todos los policías que estuvieron en el operativo y practicó todas las pruebas razonables sobre las grabaciones, tráfico de llamadas, etcétera.

Cuando estaba a punto de archivar el caso por falta de indicios sobre los autores, un tribunal de la Audiencia con Enrique López como ponente le ordenó practicar nuevas pruebas por considerar que los hechos investigados tenían "una gravedad sin precedentes en la historia de la lucha contra el terrorismo en España” y por eso reclamaba que se pusiera “especial celo" en las pesquisas que debían ir “más allá de lo normal”.  López, asiduo colaborador del laboratorio de ideas del PP, FAES, donde ha participado en más de medio centenar de seminarios, es el eterno candidato al Tribunal Constitucional a propuesta de ese partido aunque no cumplía los requisitos de antigüedad en la carrera para ello.

Más adelante Garzón fue suspendido en sus funciones de juez, y Pablo Ruz le sustituyó. Volvió a llamar a declarar a Elosúa y a los policías, repitió pruebas realizadas por su predecesor y practicó otras nuevas. Tras cinco años de investigaciones, decidió procesar a los policías Ballesteros, Pamies e Hidalgo por colaboración con banda armada —único delito que justificaba que él siguiera con el caso, porque de lo contrario debería de haberlo remitido a un juzgado del lugar donde ocurrieron los hechos, Irún— y revelación de secretos. Algún magistrado estimó que había una instrumentalización política del caso. Y no se puede negar que la artillería del PP, con ese leasing que tiene de la verdad, bombardeó a preguntas en el Parlamento con el Faisán a Rubalcaba que había sido el ministro del Interior de la época.

Ahora, el pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, por unanimidad, es decir, con el inefable Enrique López incluido, ha considerado que el chivatazo existió y que constituye delito, pero que no hay indicios suficientes para saber quién es el autor. Los jueces no califican jurídicamente los hechos —si es revelación de secretos o colaboración con banda armada— y devuelven el caso al juez Ruz para que investigue en otras direcciones que no había contemplado o lo archive.

Magistrados, fiscales y algunos observadores externos dan por sentado que con esta resolución el caso ha muerto jurídicamente, aunque entienden que para conseguir la unanimidad se haya dejado una salida que permite seguir investigando. Y seguro que las acusaciones propondrán numerosas pruebas, pero salvo que el autor confiese, que no parece que vaya a ocurrir, todo indica que no se encontrará petróleo.

Nunca es bueno que los delitos queden impunes, aunque en este caso el que se buscara la paz y el fin de ETA es claramente una circunstancia atenuante. Sin embargo, había quien pensaba que con el Faisán se iba a dar un gran banquete político, pero resulta que, después de cinco años de investigaciones, solo han quedado unas plumas que no dan ni para un bocado.

 

Hay 5 Comentarios

En primer lugar, muchas gracias a los lectores por su atención y, en especial, a los que han escrito comentarios. Sin embargo, da la impresión de que cada uno ha leído lo que quería leer.
A Don Carlos tengo que decirle que estoy de acuerdo con él en que para buscar la paz no todo vale y considero que todos los delitos deben ser perseguidos, pero que me pudre la utilización político-mediática de determinados sucesos por parte de algunos, como ha ocurrido en este caso.
A Doña Anne le felicito. Ha leído bien, todos los presuntos integrantes del aparato de extorsión de ETA, que iban a ser detenidos cuando ocurrió el chivatazo, fueron detenidos un mes y medio después.
Por último, al Señor Juezprogre tengo que decirle que no he sido yo el que ha llegado a la conclusión de que hubo delito pero que no existen indicios suficientes para atribuir la autoría a nadie, sino el pleno de la Sala de lo Penal de la Audiencia Nacional, y por unanimidad. Lo cierto es que no sé de dónde interpreta que parece que me alegro de que no se pueda demostrar quién fue el autor. Porque se dice claramente: “Nunca es bueno que los delitos queden impunes, aunque en este caso el que se buscara la paz y el fin de ETA es claramente una circunstancia atenuante”.
De todas formas, e independientemente de que el Señor Juez se identifique como progresista o como conservador, parece que le molesta mucho que el caso se vaya a archivar, por lo que, a sensu contrario, le pregunto: ¿Se alegraría usted de que condenaran a una persona aunque no hubiera pruebas para ello? Si así fuera, ¡qué miedo!
Muchas gracias de nuevo por su participación.

El articulista parece que llega a la conclusión que ha habido delito pero que se va a archivar porque no se puede demostrar quien fue el autor ¡Y parece que se alegra! Menudo nivel en los artículos de tribunales de este periódico.....

Carlos yo he leido esto....
"El 4 de abril de 2006, en los albores de las conversaciones entre el Gobierno y ETA para poner fin a la violencia en Euskadi —apoyadas luego por todos los grupos parlamentarios a excepción del PP—, alguien avisó a uno de los integrantes del aparato de extorsión de la organización terrorista de que había una operación policial en marcha, dirigida desde la Audiencia Nacional y que podrían ser detenidos en cualquier momento. Al parecer, un policía entregó un teléfono móvil a Joseba Elosua, propietario del Bar Faisán, de Irún, a través del cual otra persona no identificada le advirtió de la operación. Elosua presuntamente era el intermediario de la organización terrorista en el cobro de las extorsiones a empresarios que solían hacerse efectivas en el citado bar, desde donde el dinero se llevaba a Francia." .... "La redada se pospuso debido al chivatazo, aunque mes y medio después todos los integrantes de la banda dedicados al cobro del llamado impuesto revolucionario fueron detenidos."

El precio de mi alma. Tempus More. Soy un cobarde incapaz de suicidarse. Pero lo haría com ganas. Ver a mis personajes REALES, venderse a un chanchullo mediatico. Nada mas y nada menos que a Serrat y Saura.
Que falta les hacia otra medallita. Habia que obligarles a bajarse los pantalones. Al caso, claro, para luchar contra el terrorismo, de estado o iglesia, hay que andar andando con aquello "Por aqui por favor", "Usted primero".

Estoy seguro que si alguno de los asesinados por ETA fuera familiar tuyo, no hablarías de atenuantes. Se te olvida comentar que con el chivatazo se impidió la detención de terroristas y se permitió el paso de dinero a Francia ¿Cómo se utilizó después?. Para lograr la paz no todo vale

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Sobre el autor

(Donostia-San Sebastián, 1954)
es periodista licenciado en la Universidad
de Navarra. Lleva en El País desde 1983, donde ha
sido corresponsal de Interior y miembro del equipo de
Investigación. Como redactor jurídico ha cubierto casi todos los
juicios importantes que ha habido en España, desde el 23-F, el
síndrome tóxico o el crimen de los Urquijo hasta los atentados del 11-M.

Sobre el blog

Este blog es un lugar de encuentro sobre temas jurídicos, pero no es para todo el mundo. Es muy recomendable tener mucho sentido común y ganas de sonreír, ya que el humor es síntoma de inteligencia. La única norma es el respeto a los demás. Si usted prefiere insultar es muy libre, pero le agradecería que no se molestase en seguir leyendo, yo también preferiría estar en la playa.
El blog se alimentará también -o principalmente- con la serie de artículos que bajo el título “El último recurso” se publican los lunes en El País

Nuevo libro

El último recurso El último recurso. Los artículos que forman parte de este compendio fueron publicados en EL PAÍS bajo el epígrafe El último recurso durante los años 2010 y 2011. Todos ellos fueron escritos durante esas horas de la noche en la que todo parece estar parado y en silencio. Mi objetivo era centrar el foco o aportar un punto de vista particular hacia algunas noticias que me parecía que merecían mayor atención que la que se les había prestado. La otra finalidad, no menor, era que el lector se lo pasara bien y que, a ser posible, esbozara una sonrisa. Y ello, aunque el tema a tratar fuera tan tremendo como la rebaja de cinco años en la condena de un tipo que dejó a su mujer parapléjica a golpes.

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