05 dic 2011

Yo no he sido y otras reliquias

Por: José Yoldi

Camps se enfrenta este mes al juicio de los trajes con la presunción de inocencia maltrecha

 

Camps en 2010Francisco Camps, en 2010. Carles Francesc

No conozco un silogismo más pesimista que el que contaba hace años entre perplejo y divertido Patxo Unzueta. Un editorialista de este periódico le había hecho partícipe de sus preocupaciones casi entre susurros y con suma cautela.
— “Algo está pasando”, le confió atribulado.
Como Unzueta no reaccionara, prosiguió: “No sabemos qué está pasando”.
Y ante el asombro del vizcaíno, que seguía expectante, concluyó: “En cualquier caso nos perjudica”.
Algo parecido debe de pasar estos días por la cabeza de Francisco Camps que se enfrenta a un juicio con jurado por el famoso asunto de los trajes a partir del día 12 de diciembre. Todo le perjudica. Pero, ¿cómo remontar el ánimo cuando tras resistir varios años como un jabato, finalmente has tenido que abandonar el cargo, cuando el líder de tu partido al que habías sostenido en sus momentos de debilidad te ha dejado caer con la excusa de que te puedes defender mejor, y cuando se te considera ya políticamente “amortizado”?
La Fiscalía Anticorrupción pide para Camps y el ex secretario general del PP valenciano Ricardo Costa, multas de 41.250 euros por delito continuado de cohecho impropio. Según la acusación, Camps recibió “trajes confeccionados a medida, calzado y otras prendas de vestir” por importe superior a 14.000 euros, mientras que Costa superó los 7.000.
Entre las pruebas que figuran en la causa, destaca la declaración del sastre José Tomás, que tomó las medidas al expresidente valenciano y a sus otros tres compañeros de partido, que confeccionó los trajes y que pasó el cargo a las empresas de Álvaro Pérez, El Bigotes, presidente de Orange Market, la delegación valenciana de la trama Gürtel.
Algunos de los trajes fueron encargados en enero de 2006 en la tienda que la firma Milano tenía en la calle Serrano, de Madrid, coincidiendo con la celebración de la feria de turismo Fitur, de ese año. En aquel evento, la Generalitat valenciana dispuso de un estand instalado por Orange Market que supuso al erario público un desembolso de 1.083.925 euros. Los trajes pagados por Orange Market a los cargos valencianos entre el 24 y 28 de enero de 2006 costaron 15.200 euros. La relación de Camps y los otros imputados con la trama se mantuvo hasta 2008 y el precio total pagado por las prendas de ropa se elevó hasta los 34.908 euros.
El expresidente valenciano, como cualquier otro acusado, tiene derecho a la presunción de inocencia, pero hay que reconocer que la suya parece un tanto maltrecha. Primero dijo que no había encargado trajes, luego reconoció que los había encargado pero que los había devuelto, después que los pagó en metálico con el dinero procedente de la farmacia de su esposa. En fin, nada que pudiera acreditar. Además, toda España leyó sus conversaciones con El Bigotes en las que le llamaba “amiguito del alma”. Y dos de sus compañeros, Víctor Campos, exvicepresidente de la Generalitat, y Rafael Betoret, ex jefe de gabinete de la consejería de Turismo de la Generalitat, que por el mismo procedimiento fueron recompensados con otras prendas, reconocieron su culpabilidad y fueron condenados al pago de una multa de 9.600 euros y a la devolución de los trajes, lo que ya han hecho.
Camps y Costa han preferido que les juzgue un jurado. El expresidente valenciano podría negar la evidencia y decir “no es lo que parece”, como el marido pillado en la cama con otra, pero la experiencia indica que para casos desesperados, solo queda la fe. Camps podría encomendarse a la fuerza del Santo Prepucio, el pedazo de piel que sobró de la circuncisión de Jesús, pero como hace un año contó Paco Cerdá, en Levante, su culto fue derogado por el Vaticano en 1900. Probablemente sería mejor alguna reliquia local, como el brazo izquierdo momificado e incorrupto de Sant Vicent Màrtir, o el supuesto Santo Cáliz que utilizó Jesús en la Última Cena, que se conservan en la catedral de Valencia. Aunque, si no fuera suficiente, siempre podría encomendarse a otras reliquias que también se custodian en la seo valenciana como una astilla de la Vera Cruz en la que murió Jesucristo; una espina de su corona; dos fragmentos del velo de la Virgen María; un trozo de la camisa del Niño Jesús, o pequeños pedazos del pesebre. Y, quizá, ni con eso.

Brazo de Sant Vicent
Brazo incorrupto de Sant Vicent que se conserva en la Catedral de Valencia.

Hay 7 Comentarios

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Alguna razón tiene señor García, máxime cuando el patrono-hermano de la columnista pertenece ahora al despacho jurídico profesional en el que también presta sus servicios el abogado defensor del coimputado señor Costa. Así que quizá sea inocente la diatriba contra el magistrado Climent, pero motivos hay para la sospecha de que tal vez no lo sea.
Y lo de la barra brava, pues seguro que existe, pero a diferencia de usted, yo confío en la imparcialidad de los ciudadanos, mientras no se demuestre lo contrario. En todo caso, me alegro de leerle por estos lares. Cordiales saludos.

Estimado señor Yoldi:no me imagino , para una persona como Camps, un tribunal más favorable para sus intereses que el compuesto por nueve legos,todos ellos oriundos del sitio en donde ha ganado varias veces por mayoría absoluta, conociendo además que el voto de solo cinco de ellos resulta suficiente para absolverle .El jurado nace como reacción ante la concepción del proceso como algo ajeno al ciudadano, sometido al imperio de unos ominosos seres que se creen investidos de un supuesto sacerdocio que ninguna institución democrática digna de tal nombre les puede conceder. El problema es que, lejos de ser entendido por la ciudadanía como una manifestación de ese derecho-deber de participar en los asuntos públicos, habitualmente se percibe como un marrón-latazo de varios días en el que ademas, las cosas resultan más complejas que como los tertulianos de los programas basura de la mañana pretenden hacernos creer. Claro que eso, en el caso particular de Paquito Camps, se compensa si podemos hacer gala del sectarismo y el cainismo que asuela el solar patrio desde tiempo de los godos, es decir, si podemos, con nuestra decisiva intervención, salvar a aquel hombre providencial , suscitado por Dios, para guiar a la Comunitat hasta que “cuatro trajes” se cruzaron en su camino. Así que no es cierto aquello de que "todo le perjudica”. De hecho, cuenta hasta con un privilegio que la mayor parte de los justiciables no tienen: una "barra brava" deseosa de recuperarle para mejores días a la vera del gran líder Mariano. ¿O como interpretar si no la columnita de ayer en El Mundo de la madurita hermana de cierto Patrono de honor de la Fundación Denaes?Un saludo

Estimados lectores:
Muchas gracias por sus comentarios y su participación. Debo recordar sin embargo que las reglas del juego en este blog implican respeto a todo el mundo y que nadie sea insultado, incluso en aquellos casos en los que el personaje pueda suscitar odio o animadversión extrema. En esos casos, les rogaría que utilicen la ironía o el sarcasmo, tal y como lo ha hecho Josiko. Gracias por su comprensión.

A propósito de la imagen que cierra el artículo..

Tenía entendido que el brazo Incorrupto de Sant Vicent dejó de serlo y/o estarlo, de forma espontánea y ante la sorpresa y estupor de los allí presentes en el transcurso de la última visita que realizó el "Molt Honorable" D. Francisco Camps a la catedral de Valencia.

Qué hay de cierto en ello ?

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Sobre el autor

(Donostia-San Sebastián, 1954)
es periodista licenciado en la Universidad
de Navarra. Lleva en El País desde 1983, donde ha
sido corresponsal de Interior y miembro del equipo de
Investigación. Como redactor jurídico ha cubierto casi todos los
juicios importantes que ha habido en España, desde el 23-F, el
síndrome tóxico o el crimen de los Urquijo hasta los atentados del 11-M.

Sobre el blog

Este blog es un lugar de encuentro sobre temas jurídicos, pero no es para todo el mundo. Es muy recomendable tener mucho sentido común y ganas de sonreír, ya que el humor es síntoma de inteligencia. La única norma es el respeto a los demás. Si usted prefiere insultar es muy libre, pero le agradecería que no se molestase en seguir leyendo, yo también preferiría estar en la playa.
El blog se alimentará también -o principalmente- con la serie de artículos que bajo el título “El último recurso” se publican los lunes en El País

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El último recurso El último recurso. Los artículos que forman parte de este compendio fueron publicados en EL PAÍS bajo el epígrafe El último recurso durante los años 2010 y 2011. Todos ellos fueron escritos durante esas horas de la noche en la que todo parece estar parado y en silencio. Mi objetivo era centrar el foco o aportar un punto de vista particular hacia algunas noticias que me parecía que merecían mayor atención que la que se les había prestado. La otra finalidad, no menor, era que el lector se lo pasara bien y que, a ser posible, esbozara una sonrisa. Y ello, aunque el tema a tratar fuera tan tremendo como la rebaja de cinco años en la condena de un tipo que dejó a su mujer parapléjica a golpes.

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