22 de diciembre de 1992. Tradicional concentración de fotógrafos desayunando en el periódico en las mañanas de sorteo navideño. De fondo, la cantinela en pesetas de los niños de San Ildefonso. Pincho de tortilla y dos deseos: que me toque o que me toque cubrirlo cerca...
El Gordo madruga y un ágil Raul Cancio, redactor jefe de la sección, distribuye la tarea: TJ al tejado, Dick, explora el terreno, Povedilla, te levantas, Gener -¡yo!- a Calatayud… ¡La primera, en la frente! Me dan para ese viaje uno de los primerísimos celulares, tamaño una cuarta y mitad, que sustituyen a los buscas de toda la vida, ¡Se acabaron las cabinas, me encanta! Juan Carlos Sanz, mi compañero redactor, espera en la puerta con un coche de alquiler. Fundido en negro, abro en Calatayud. Llamo desde la calle y genero espectáculo con el zapatófono. Hay historia en la panadería Artal: Miguel Ángel Artal, con un look entre el Demis Roussos de entonces y El Sevilla de hoy, panadero y presidente de la peña Rouna, ha repartido 6.000 millones de pesetas en participaciones. Artal acaba de llegar en taxi después de pasar una noche de juerga en Zaragoza. Viaje de negocios, declara solemnemente a los medios de comunicación. Afirma que, a las diez de la mañana, se encontraba en un bar cuando se enteró de que era millonario… Sin dinero, pero cuajado de lotería. Sólo el taxista Alfonso Torres, quien espera en la puerta con una sonrisa y una enorme factura, se ofreció a hacer una carrera de 90 kms para traerlo a casa. La crónica de Juan Carlos del día después se tituló: “El gordo vuelve a Calatayud”.
En la imagen, Miguel Ángel y su padre, Cesar. Ojos empañados, harina, magdalenas, San Pancracio, una participación y un viaje de negocios- ya prescrito- en una mañana de abrazos, de palabras ebrias, de alegría inesperada… Todos empapados en suerte, cava, millones y vidas resueltas. Todos menos la prensa; al menos yo me consuelo, abrazado a mi teléfono King Size.
Los grandes:
Hay 1 Comentarios
Afortunadamente el gordo y otros premios suelen estar muy repartidos y suelen llegar a gente normal o sea con problemas económicos y hacen felices a mucha gente. A los que no tenemos la suerte de que nos toqué el gordo tenemos mejor suerte pues nos toca la salud y poder comer esas magdalenas estupendas y otras cosas
Todos los días ¡no lo puede decir todo el mundo¡
Publicado por: Mig | 26/12/2013 14:47:49