"Luis Ciges nos volvía a todos locos. Era genial", afirmaba Luis García Berlanga. Un actor inclasificable, un secundario mítico, una adolescencia terrible para una vida exagerada... Los íntimos afirman que convirtió su profunda tristeza en un arma de humor. En sus últimos meses no quiso saber nada de nadie.
Tarde de invierno de 1995. Tengo que hacer unas fotos simpáticas de Luis Ciges para una página del Tentaciones. Llego a su portal con prisas, es día de cierre en la revista: será cosa de quince minutos. Llamo al telefonillo y espero, espero, espero. No sé nada de él, aunque lo conozco por su fantástico diálogo de cama con Antonio Resines en Amanece que no es poco:
- Supongo que me respetarás, ¿eh, Teodoro?
- ¿Qué guarradas está usted pensando, padre?
- ¡Déjate, déjate! Que un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama.
Por Aquel ritmillo, de Javier Fesser, por ser un habitual del cine español y por su discreta popularidad televisiva interpretando a Ricardo, marido de doña Rosa en Farmacia de Guardia.
Por fin, responde al telefonillo, prefiere bajar y las fotos en la calle, aunque hace mucho frío y viento del norte. Aparece en camisa corta, constipado, frágil, liviano para ese aire que amenaza con volarlo. Refugiados en el portal, charlamos. Me da la sensación de que está actuando, pero compruebo que no, que es así siempre, allí conmigo o delante de una cámara. Le convenzo para trasladarnos a un interior, pero se niega a que sea en su casa. Llama a una vecina, que nos presta la suya. Me la presenta, se va al lavabo, no sale, se queda a vivir allí. Pasa una eternidad, la señora se preocupa,¿todo va bien? Él dice que se encuentra bien, sale y me vuelve a abandonar; tiene frio y quiere cambiarse de ropa, subir y bajar, será cosa de quince minutos.
La señora me ofrece café, galletas y un resumen sobre su ilustre vecino, tipo versión expandida de El Señor de los Anillos: que si desgracias, que si abandonos, que si no enseña la casa por... Pasan quince minutos, treinta minutos... La señora empieza con El Hobbit cuando decido subir las escaleras e interesarme por Ciges. ¿Cómo va eso, don Luis? Sin abrir, me dice que baje, que ya está terminando, que se encuentra bien.
A esas alturas asumo que no llego al cierre. Bajo y me abandono a las galletas. Media hora después, Ciges aparece excusándose y bañado en colonia. ¡Qué ternura que alguien se perfume para una sesión de fotos! Intento agilizar: una imagen aprovechando la ya moribunda luz de la ventana, otra y otra… Por ahora son demasiado serias para mi revista, tiempo habrá de cambiar el registro. Sin aviso, se marea, se le ve débil, indefenso. Don Luis, usted está malo, ¿llamamos a alguien? No quiere localizar a nadie, no quiere que le suba a su casa, ahora le veo huérfano y muy mayor. Nos vamos al cercano Hospital 12 de Octubre ¿Quién se acuerda del cierre? ¿Alguna vez alguien publicará unas fotos más tristes en el Tentaciones? Llegamos, le reconocen, dicen que yo no puedo entrar, él dice que está asustado, que soy su sobrino, le miman, me dejan, me guiña un ojo, me dejo…
Hay 7 Comentarios
Magnífico retrato expresión total de ojos y rostro incluso estando semioculto por las manos, arrugas, detalles, inclinación de cabeza, sólo con la expresividad de la foto se acumulan infinitos recuerdos del personaje.
Publicado por: Mig | 17/01/2014 21:36:45
Muy bueno lo del perfume para la sesión de fotos. Muy mítico. Me recuerda, salvando las distancias, a Harry Dean Stanton...
http://planetamancha.blogspot.com.es/2014/01/harry-dean-stanton-partly-fiction-de.html
Publicado por: @Nomeko7 | 15/01/2014 8:34:04
Tanta gente y tan aislados. La soledad de los mayores, la soledad en la sociedad de las redes sociales. Muy tierno el texto
Publicado por: LauraR | 14/01/2014 10:46:54
Grande Ciges y mítica "Amanece que no es poco"
Publicado por: Martín | 14/01/2014 9:02:46
Espléndido retrato espiritual y acertada literatura de acompañamiento
Publicado por: Kiko | 13/01/2014 21:24:41
Tierna y bonita historia, ...
Publicado por: Paloma | 13/01/2014 15:16:28
Ay, ¡qué me derrito! Fantástico personaje en una fantástica anécdota
Publicado por: La borde del ataque de nervios | 13/01/2014 14:13:01