Sobre el autor

Miguel Gener

Fotoperiodista, editor gráfico, productor, curioso y ojo público en EL PAÍS hasta 2011. Trabajó en el diario, en Tentaciones, en El Viajero y en otros suplementos como Tierra, Salud, Motor...Veinticinco años merendando adrenalina, deprisa, deprisa, surfeando una enorme ola de papel.

Sobre el blog

Días por donde discurre el
pasado.
Días por donde discurre el
presente.
Días abiertos a lo inesperado.

Un blog de fotografías marcadas en la mesa de luz de mi memoria; un juego cruzado de palabras e imágenes; una evocación personal de mis vivencias en el periodismo.

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Días de Fotos

Historias de la puta mili

Por: | 24 de febrero de 2014

24 de febrero de 1981. RAAA 71, Acuartelamiento Capitán Adrados, Campamento, Madrid. Al alba y con tiempo duro de Levante…bueno, no tan al alba, 3:30 p.m. Después de una noche surrealista y muy tensa, los mandos permiten que reanude mi permiso. Tengo todo febrero de vacaciones. Ayer, se anuló. Marcho cansado, asustado y con una sonrisa. Si como dicen- exceptuando los más significados con El Golpe- los militares no han salido por Madrid; creo que cumpliendo para con La Patria órdenes muy estrictas, he sido golpista casi dos horas en una esquina del barrio de Aluche. ¡Circulen!

Milans

30 de junio de 1990. Prisión militar de Alcalá de Henares, Madrid. En la imagen, Jaime Miláns del Bosch, ex capitán general de Valencia, condenado a 26 años y ocho meses de cárcel por su participación en el 23-F, sale en libertad condicional. ¡Nueve años de reclusión! Le esperamos decenas de gráficos forcejeando con la policía militar y con unos cuantos ultras. Será de ley, pero la democracia es joven y no se le ve muy anciano.

23 de febrero de 1981. Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense, Madrid. Entra un bedel muy nervioso: dice que hay un golpe de Estado, que la universidad cierra y que nos vayamos a casa. Yo estoy haciendo la mili por la mañana y la carrera por la tarde. Soy pernocta, vivo en el colegio mayor Chaminade y tengo todo el mes de permiso. 

Camino del colegio, en mi Vespa, empiezo a temer lo peor. La recepcionista me recibe con un: “Han llamado del cuartel, se anulan todos los pases y exigen que te incorpores cuanto antes”. Entro de civil, salgo vestido de cabo, como siempre,  y percibo como nunca, miradas suspicaces de mis compañeros estudiantes. Más Vespa, una ciudad vacía, un miedo contagioso…En el cuartel, ya sobre las nueve, empieza la noche de radios y terrores íntimos. ¡Qué coño pinto aquí! ¡Un golpe de Estado! ¡Soy militar! ¿Cumplir órdenes? ¡Joder, como triunfen…! A la una de la madrugada, ponen una lista de cien personas, estoy en ella: uniforme de campaña, subfusil, dos cargadores. Media hora más tarde, sin que nadie nos explique nada, subimos a camiones con un teniente. Nos van bajando por distintas calles del barrio de Aluche, me toca…

-Mi teniente, ¿qué hago?

-¡Vigila!

-A la orden. Mi teniente… ¿qué vigilo?

-¡Que no te roben el subfusil!

¡Viva Honduras!

 

Los juegos del hambre

Por: | 20 de febrero de 2014

Una cuarta parte de la población mundial sufre lo que las Naciones Unidas califican de pobreza extrema. Traducido a todos los públicos: su vida no es vida, o más claro...es una auténtica mierda.

La “princesa del pueblo" arrasa en esta España de realitys, con su libro Ambiciones y reflexiones (lástima que Boris no sea un negro de los de toda la vida). Pues, ambicionemos y reflexionemos sobre el tema de la inmigración con una muy popular máxima: “Yo por mi Andreíta, mato”. ¿Quién no es capaz de todo por sus hijos? He fotografiado algunas zonas del mundo con su realidad de desheredados. Ellos; buscando no ya fortuna sino un futuro, mueren. ¡Así de simple!

POst1

5 de diciembre de 1990, Madrid. Dos jóvenes lloran por su compañero Festus Uwumagbe, nigeriano de 32 años (casado y padre de dos chicos), fallecido por una neumonía en un sótano de la calle Duque de Osuna donde pernoctan alrededor de 130 personas. La Cruz Roja le detectó una lumbalgia en fechas cercanas al deceso, las autoridades no dicen nada y los amigos afirman que murió de frío e indiferencia.

Por aquel año, una partida numerosa de inmigrantes, llegaba a Madrid huyendo de conflictos en sus paises de origen y dormía agrupada en el centro de una ciudad nada acostumbrada a este nuevo paisaje. Eduardo Mencos, un particular -¡Manda güevos!- les terminó retirando de las calles, cediendo altruistamente el local de su propiedad de Duque de Osuna: eran los llamados africanos de la plaza de España.

¿Qué pasa con la ayuda internacional al desarrollo? Veinticuatro años más tarde, continúan las muertes y una brutal presión migratoria buscando una vida mejor. A veces, vemos imágenes que son pelotas de goma en nuestras conciencias. Un reality tipo Juegos del hambre, en el que a los ilegales se les pone a prueba. El riesgo es terminar ahogado, aplastado o abandonado en la casilla de salida. ¿El premio? Aún por definir. ¿Las pruebas? Disparos para marcar una traza fronteriza, nadar, no dejarse llevar por el pánico...Si pasas la primera criba y llegas a la orilla del nuevo mundo, no te relajes, estás a punto de ganar. Pero aún hay más: te sorprendemos con otra traza fronteriza, esta se mueve y tiene forma de cordón policial. Vencer, es atravesarla, no vale un dedo o media cabeza. ¡No! ¡Todo el cuerpo! Ante la duda, puedes intentar solicitar el comodín de la moviola. No sé qué opinará el realizador de turno.

 

 

Los grandes:

Guy Le Querrec

 

¡Sandokán, queremos un hijo de Justin!

Por: | 13 de febrero de 2014

25 de abril de 1992, aeropuerto de Barajas, Madrid. Esta imagen sucedió hace más de dos décadas, por lo que las niñas de entonces,  tendrán de treinta y cinco años para arriba y quizás consideren que a veces, sus hijos adolescentes, se comportan como auténticos gilipollas.

Barajas

El aterrizaje con tres horas de retraso a Madrid de dos jóvenes protagonistas de la serie Sensación de Vivir, colapsó la terminal de llegadas de Barajas. La espera se descontroló poco a poco: del fogoso, continuo e insoportable chillido atiplado, pasó a histeria colectiva, a imposible sudar más, a una algarada de carreras, empujones, vahídos, desmayos…

Independientemente de sus méritos: Jorge Negrete, Los Beatles, Sandokán o el Justin Bieber roto de ahora (seguidoras lesionándose para que deje de consumir marihuana), muestran pasiones inquietantes en cada generación. Esto es lo más cercano al ambiente fans estampida que he vivido. No hubo heridos, hubo una masa agotada y enardecida. Recuerdo la impotencia que sentí aquella peligrosa tarde, y el miedo de terminar fotografiando niñas enamoradas, aplastadas por muchas niñas enamoradas. ¿A alguien le suena lan Ziering (Steve)?, ¿y Brian Austin Greene (David)?

 

 

 

 

 

 

 

La cuesta interminable

Por: | 06 de febrero de 2014

En ocasiones siento imágenes, las olfateo -sexto sentido que da el oficio- y espero paciente como un cazador paciente. A veces sucede algo brillante, inesperado y fugaz delante de la cámara y... ¡Me lo pierdo! ¿Cuestión de suerte? Casi siempre, sí, pero no encuentro consuelo ni con el azar, ni con la mentira balsámica de “si no hay testimonio, no existe". Otras en cambio, los hados caprichosos, me conceden la foto.

EMTcortada

1 de abril de 1992, sede de la EMT, Madrid. Unos 500 trabajadores de la EMT ocuparon tras sesenta días de paros, la central de su empresa. La policía al principio escasa, sólo pudo evitar que pasara prensa. Este fotógrafo, se introdujo con la cámara escondida y la misma cara de no llegar a fin de mes que los asaltantes. Dentro, en la ventanilla de cobro, surgió la foto: el desconsuelo, la desesperación tan actual. Quizás fue un gesto de fatiga, un problema de lentillas o simplemente el pobre estaba jodido esperando su salario de huelga. Luego: empujones, nervios y desalojo.

De aquel conflicto recuerdo como protagonistas a Tomás Burgaleta por la empresa y a Pablo Rodríguez Peña por la plataforma sindical. Choque de voluntades entre las reivindicaciones y la proporción o desproporción de un conflicto que duró 65 días, que sumió en angustia a las familias de los empleados y que afectó a la vida cotidiana de millones de madrileños. El día 8 de abril de 1992, terminó la huelga más larga del transporte público; acabó como suelen acabar estas cosas: con una derrota general.

Hay imágenes que con los años, se mantienen jóvenes para reflexión y vergüenza de nuestros representantes. Imágenes que vistas en este presente exhausto, ellos deberían gestionar unidos, como programa, cartel electoral y bandera común: el compromiso nacional, de llegar todos a fin de mes.

 

Los grandes :

Willy Ronis

 

El País

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