17 de noviembre de 2005. Ermita de Tiatel, México. Verónica celebra "La Quinceañera", tradicional misa de agradecimiento por el paso desde la infancia a la vida adulta. Una fiesta de puesta de largo en toda regla junto al drama del funeral de cuerpo presente, en su cajita blanca, por Guadalupe y Francisco: dos gemelos recién nacidos y fallecidos a las pocas horas. Fugaz momento de historias cruzadas vividas por las familias, con la naturalidad de quien ha padecido de todo.
Tiatel-Xochitenco (innegable ciudad de la basura) era un barrio formado al abrigo del gigantesco vertedero de Neza 1, en los suburbios de México DF. Un espacio irreal, un olor degradado y dulzón, que se acantona en la garganta y corrompe espíritus. Diez mil almas viviendo en la mierda y por la mierda, aprovechando y apreciando lo despreciado por otros. Trabajo duro, auténticas historias de culebrones mejicanos sin glamour, sin sueños, sin happy end: violencia, droga, pobreza, caciques y mansedumbre.
Como en todo novelón que se precie, en las historias reales también hay esperanzas. Cuates como el jesuita Roberto Guevara, oficiante en la doble ceremonia de la fotografía, "El padre de los Basureros"; ahí no más: metiche, buenote, claridoso y valiente, dispuesto a pelear contra la resignación con sermones amotinados; auténticas arengas de cambio, compromiso y espíritu de lucha, para que felices niñas vestidas de princesas, sigan al menos soñando de adultas, con un futuro si no rosa, algo mejor.
Y aquí cierro con una imagen y menos de mil palabras, la perpetua (como una condena) telenovela..."Sí, ya sé, Armando Emiliano Montesinos del Valle; los ricos también lloran, pero los pobres lloran mucho más".
¿Continuará...?
Hay 5 Comentarios
Grandes recuerdos y experiencias en un viaje junto a Josep, Rafa y Marta, en el que también hubo espacio para la sonrisa. Un abrazo, amigos
Publicado por: Miguel Gener | 01/07/2014 12:50:46
Gran foto y grandes recuerdos. Un viaje repleto de experiencias y anécdotas. Aprendí a amar México entonces. No me defraudo.
Publicado por: Josep Giralt | 16/06/2014 0:12:08
Es cierto. Las familias se podrían intercambiar las posiciones y sería la misma imagen. La misma ropa vale para todo. ¿De qué fondo de armario usado habrá salido el vestido rosa? Seguro que Verónica, la quinceañera, no volvió a usar ropa fuera de lugar hasta su boda
Publicado por: MIguel Gener | 26/04/2014 11:55:56
El contraste de ceremonias y sentimientos es chocante. La chica feliz en primer plano y la cajita blanca al fondo. Verónica parece estar teletransportada: ni el lugar ni la manera de vestir de los que los acompañan, parecen pertenecer ni a una imagen de puesta de largo ni de un funeral. Signos externos que en ambientes "ricos" parece ser lo fundamental en cualquier celebración.
Publicado por: Reyes | 26/04/2014 11:52:55
Desde luego, el sitio no se parece a la Riviera Maya. Una imagen que sí vale más que 1000 palabras. Me recuerda a "Los Olvidados de Buñuel"
Publicado por: Emilio | 25/04/2014 21:05:17