Sobre el autor

Miguel Gener

Fotoperiodista, editor gráfico, productor, curioso y ojo público en EL PAÍS hasta 2011. Trabajó en el diario, en Tentaciones, en El Viajero y en otros suplementos como Tierra, Salud, Motor...Veinticinco años merendando adrenalina, deprisa, deprisa, surfeando una enorme ola de papel.

Sobre el blog

Días por donde discurre el
pasado.
Días por donde discurre el
presente.
Días abiertos a lo inesperado.

Un blog de fotografías marcadas en la mesa de luz de mi memoria; un juego cruzado de palabras e imágenes; una evocación personal de mis vivencias en el periodismo.

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Días de Fotos

A veces se olvidan de nosotros porque no hemos muerto

Por: | 11 de marzo de 2014

 

No pensaba escribir sobre el aniversario de la matanza. Tiendo a pensar poco en los recuerdos que me duelen pero, abro un periódico, enciendo la televisión, y todo es 11 M. En la radio, igual. Facebook y Twitter, amanecen cuajados de crespones negros, de testimonios. ¡Todo vuelve! Ahora, escribir cuatro líneas no se convierte en un post, más bien en la necesidad de una breve terapia.

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Libraba ese maldito día y cuando me enteré de las dimensiones de los atentados, llamé al periódico. Me mandaron a Moncloa a esperar las reacciones del gobierno. Allí estuve cobijado toda la mañana, viendo por televisión las imágenes de la barbarie y oyendo en directo, perplejo, al Ministro del Interior. Sobre las tres de la tarde, empecé una peregrinación de dieciséis días espantosos por la ruta de mi resistencia: Ifema, estaciones, testigos, heridos, familias… Una ciudad llena de muertos, un cambio de gobierno, un cansancio acumulado en el cuerpo, en el alma… un tóxico en la piel de sufrimiento ajeno y tristeza propia.

"A veces se olvidan de nosotros porque no hemos muerto", comentaba estos días una víctima del atentado. Las autoridades tienen la obligación de tener siempre muy presente a las víctimas. Yo, no olvido nada. Pero hoy, prefiero ilustrar estas líneas con una foto de junio de 2004. Cristina Mora Palomo y su hija, recien nacida, Arantxa. Cristina, embarazada de siete meses, sobrevivió a un vagón lleno de muerte en la estación de El Pozo. Ahora, diez años más tarde, ambas siguen perfectamente sanas como prueba de vida ante aquella infamia. Respecto a mis recuerdos, cada uno se defiende como puede.

Kilos de rock and roll

Por: | 07 de marzo de 2014

Recuerdo un partido entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid, de hace poco más de un año. Derbi tenso donde los haya. ¿El resultado? Mejor nos ceñimos a la historia… En la rueda de prensa tras el partido, preguntaron a Mourinho sobre lo que le gritó desde la banda, el segundo entrenador del equipo contrario: “Yo no soy Tito, yo te arranco la cabeza”. Su respuesta fue: “¿Quién es ese?”.

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 4 de febrero de 2003, Ciudad Deportiva de Majadahonda, Madrid. Tengo cita con el portero del “Atleti" para ilustrar una de las entrevistas -siempre ingeniosas- de Karmentxu Marín. Cuando me encuentro con el Mono Burgos, la impresión es más contemplar a un rockero: fuerte, alto, lleno de tatuajes y arrugas. Le comento que para esa página de domingo, necesitamos algo un poco distinto, que quizás podía colgarse de una portería. Sonríe, acepta de inmediato y dice que debemos esperar hasta que se libere algún campo. ¿Sonríe de primeras? ¿Sin condiciones? ¿Esperar? Pero... ¿quién es este tipo?

Nos vamos a una cafetería llena de obreros, saluda a todos, bromea, firma autógrafos, paga...nos seduce. Tras un buen rato de charla, finalmente hacemos las fotos: pocas, dice que es muy incómodo. ¿Para qué más? Nos despedimos. Yo, con la sensación de haber conocido a un deportista especial: cordial, agradecido a la vida, que juega al futbol porque se divierte y que por eso no para de sonreír. Pocos días más tarde, le diagnosticaron una grave enfermedad.

Germán Adrián Ramón El Mono Burgos. Símbolo del ascenso colchonero, músico, ex portero, imprevisible, excéntrico, de grandes reflejos, especialista en el mano a mano e imagen de las de antes: pantalón de chándal y gorra o cinta cherokee al pelo. Superó a carcajadas un cáncer de riñón. En la actualidad; su pasión y temperamento, siguen metiéndole en problemas y generando espectáculo. Los viejos rockeros nunca mueren, aunque a veces... engordan treinta kilos.

 

 

 

Los grandes:

Terry O´Neill

Historias de la puta mili

Por: | 24 de febrero de 2014

24 de febrero de 1981. RAAA 71, Acuartelamiento Capitán Adrados, Campamento, Madrid. Al alba y con tiempo duro de Levante…bueno, no tan al alba, 3:30 p.m. Después de una noche surrealista y muy tensa, los mandos permiten que reanude mi permiso. Tengo todo febrero de vacaciones. Ayer, se anuló. Marcho cansado, asustado y con una sonrisa. Si como dicen- exceptuando los más significados con El Golpe- los militares no han salido por Madrid; creo que cumpliendo para con La Patria órdenes muy estrictas, he sido golpista casi dos horas en una esquina del barrio de Aluche. ¡Circulen!

Milans

30 de junio de 1990. Prisión militar de Alcalá de Henares, Madrid. En la imagen, Jaime Miláns del Bosch, ex capitán general de Valencia, condenado a 26 años y ocho meses de cárcel por su participación en el 23-F, sale en libertad condicional. ¡Nueve años de reclusión! Le esperamos decenas de gráficos forcejeando con la policía militar y con unos cuantos ultras. Será de ley, pero la democracia es joven y no se le ve muy anciano.

23 de febrero de 1981. Facultad de Ciencias de la Información, Universidad Complutense, Madrid. Entra un bedel muy nervioso: dice que hay un golpe de Estado, que la universidad cierra y que nos vayamos a casa. Yo estoy haciendo la mili por la mañana y la carrera por la tarde. Soy pernocta, vivo en el colegio mayor Chaminade y tengo todo el mes de permiso. 

Camino del colegio, en mi Vespa, empiezo a temer lo peor. La recepcionista me recibe con un: “Han llamado del cuartel, se anulan todos los pases y exigen que te incorpores cuanto antes”. Entro de civil, salgo vestido de cabo, como siempre,  y percibo como nunca, miradas suspicaces de mis compañeros estudiantes. Más Vespa, una ciudad vacía, un miedo contagioso…En el cuartel, ya sobre las nueve, empieza la noche de radios y terrores íntimos. ¡Qué coño pinto aquí! ¡Un golpe de Estado! ¡Soy militar! ¿Cumplir órdenes? ¡Joder, como triunfen…! A la una de la madrugada, ponen una lista de cien personas, estoy en ella: uniforme de campaña, subfusil, dos cargadores. Media hora más tarde, sin que nadie nos explique nada, subimos a camiones con un teniente. Nos van bajando por distintas calles del barrio de Aluche, me toca…

-Mi teniente, ¿qué hago?

-¡Vigila!

-A la orden. Mi teniente… ¿qué vigilo?

-¡Que no te roben el subfusil!

¡Viva Honduras!

 

Los juegos del hambre

Por: | 20 de febrero de 2014

Una cuarta parte de la población mundial sufre lo que las Naciones Unidas califican de pobreza extrema. Traducido a todos los públicos: su vida no es vida, o más claro...es una auténtica mierda.

La “princesa del pueblo" arrasa en esta España de realitys, con su libro Ambiciones y reflexiones (lástima que Boris no sea un negro de los de toda la vida). Pues, ambicionemos y reflexionemos sobre el tema de la inmigración con una muy popular máxima: “Yo por mi Andreíta, mato”. ¿Quién no es capaz de todo por sus hijos? He fotografiado algunas zonas del mundo con su realidad de desheredados. Ellos; buscando no ya fortuna sino un futuro, mueren. ¡Así de simple!

POst1

5 de diciembre de 1990, Madrid. Dos jóvenes lloran por su compañero Festus Uwumagbe, nigeriano de 32 años (casado y padre de dos chicos), fallecido por una neumonía en un sótano de la calle Duque de Osuna donde pernoctan alrededor de 130 personas. La Cruz Roja le detectó una lumbalgia en fechas cercanas al deceso, las autoridades no dicen nada y los amigos afirman que murió de frío e indiferencia.

Por aquel año, una partida numerosa de inmigrantes, llegaba a Madrid huyendo de conflictos en sus paises de origen y dormía agrupada en el centro de una ciudad nada acostumbrada a este nuevo paisaje. Eduardo Mencos, un particular -¡Manda güevos!- les terminó retirando de las calles, cediendo altruistamente el local de su propiedad de Duque de Osuna: eran los llamados africanos de la plaza de España.

¿Qué pasa con la ayuda internacional al desarrollo? Veinticuatro años más tarde, continúan las muertes y una brutal presión migratoria buscando una vida mejor. A veces, vemos imágenes que son pelotas de goma en nuestras conciencias. Un reality tipo Juegos del hambre, en el que a los ilegales se les pone a prueba. El riesgo es terminar ahogado, aplastado o abandonado en la casilla de salida. ¿El premio? Aún por definir. ¿Las pruebas? Disparos para marcar una traza fronteriza, nadar, no dejarse llevar por el pánico...Si pasas la primera criba y llegas a la orilla del nuevo mundo, no te relajes, estás a punto de ganar. Pero aún hay más: te sorprendemos con otra traza fronteriza, esta se mueve y tiene forma de cordón policial. Vencer, es atravesarla, no vale un dedo o media cabeza. ¡No! ¡Todo el cuerpo! Ante la duda, puedes intentar solicitar el comodín de la moviola. No sé qué opinará el realizador de turno.

 

 

Los grandes:

Guy Le Querrec

 

¡Sandokán, queremos un hijo de Justin!

Por: | 13 de febrero de 2014

25 de abril de 1992, aeropuerto de Barajas, Madrid. Esta imagen sucedió hace más de dos décadas, por lo que las niñas de entonces,  tendrán de treinta y cinco años para arriba y quizás consideren que a veces, sus hijos adolescentes, se comportan como auténticos gilipollas.

Barajas

El aterrizaje con tres horas de retraso a Madrid de dos jóvenes protagonistas de la serie Sensación de Vivir, colapsó la terminal de llegadas de Barajas. La espera se descontroló poco a poco: del fogoso, continuo e insoportable chillido atiplado, pasó a histeria colectiva, a imposible sudar más, a una algarada de carreras, empujones, vahídos, desmayos…

Independientemente de sus méritos: Jorge Negrete, Los Beatles, Sandokán o el Justin Bieber roto de ahora (seguidoras lesionándose para que deje de consumir marihuana), muestran pasiones inquietantes en cada generación. Esto es lo más cercano al ambiente fans estampida que he vivido. No hubo heridos, hubo una masa agotada y enardecida. Recuerdo la impotencia que sentí aquella peligrosa tarde, y el miedo de terminar fotografiando niñas enamoradas, aplastadas por muchas niñas enamoradas. ¿A alguien le suena lan Ziering (Steve)?, ¿y Brian Austin Greene (David)?

 

 

 

 

 

 

 

La cuesta interminable

Por: | 06 de febrero de 2014

En ocasiones siento imágenes, las olfateo -sexto sentido que da el oficio- y espero paciente como un cazador paciente. A veces sucede algo brillante, inesperado y fugaz delante de la cámara y... ¡Me lo pierdo! ¿Cuestión de suerte? Casi siempre, sí, pero no encuentro consuelo ni con el azar, ni con la mentira balsámica de “si no hay testimonio, no existe". Otras en cambio, los hados caprichosos, me conceden la foto.

EMTcortada

1 de abril de 1992, sede de la EMT, Madrid. Unos 500 trabajadores de la EMT ocuparon tras sesenta días de paros, la central de su empresa. La policía al principio escasa, sólo pudo evitar que pasara prensa. Este fotógrafo, se introdujo con la cámara escondida y la misma cara de no llegar a fin de mes que los asaltantes. Dentro, en la ventanilla de cobro, surgió la foto: el desconsuelo, la desesperación tan actual. Quizás fue un gesto de fatiga, un problema de lentillas o simplemente el pobre estaba jodido esperando su salario de huelga. Luego: empujones, nervios y desalojo.

De aquel conflicto recuerdo como protagonistas a Tomás Burgaleta por la empresa y a Pablo Rodríguez Peña por la plataforma sindical. Choque de voluntades entre las reivindicaciones y la proporción o desproporción de un conflicto que duró 65 días, que sumió en angustia a las familias de los empleados y que afectó a la vida cotidiana de millones de madrileños. El día 8 de abril de 1992, terminó la huelga más larga del transporte público; acabó como suelen acabar estas cosas: con una derrota general.

Hay imágenes que con los años, se mantienen jóvenes para reflexión y vergüenza de nuestros representantes. Imágenes que vistas en este presente exhausto, ellos deberían gestionar unidos, como programa, cartel electoral y bandera común: el compromiso nacional, de llegar todos a fin de mes.

 

Los grandes :

Willy Ronis

 

En la frontera blanca. La Antártida 2

Por: | 30 de enero de 2014

 

Enero 2012. Diez días desde Ushuaia, Argentina -la ciudad más austral de la Tierra- hacia el continente helado atravesando el Pasaje de Drake de míticas tormentas, donde conectan, en singular combate, la fuerza de los océanos Atlántico y Pacífico. Un crucero de exploración a bordo del moderno Fram de la flota noruega Hurtigruten. Un mundo irreal de glaciares y paisajes de naturaleza extrema, visitando la parte más septentrional de la península Antártica y el suroeste de las islas Shetland. ¡La leche!

Cambio

El Canal de Lemaire -entre el continente antártico y la isla Booth- de unos once kilómetros de largo y menos de dos kilómetros de ancho en los puntos más angostos.

Nos lo encontramos perfilado de hielo e icebergs a la deriva que impidieron continuar la navegación... Nunca me he sentido tanto, como en otro planeta.

 

 

BAJA$4-Canal de Lemairae

Foca cangrejera (Lobodon carcinophagus) descansando en un pequeño bloque de hielo, en aguas del Canal Neumayer y cerca de la base museo de Port Lockroy.

 

 

6-Isla  Paulet

Iceberg y bandada de petreles damero, también conocidas como palomas de El Cabo(Daption capense) de  plumaje ajedrezado y vuelo muy rápido y acrobático.

 

 

AA-VIDA A BORDO Y TETAS DE UNA1712

Cubiertas acristaladas a bordo del Fram. Cine de naturaleza caprichosa: sol, glaciares, cervecitas, tormenta con enormes olas, ballenas, icebergs, orcas, focas…¡En sesión continua, butacas de lujo y pantalla panorámica!

En la imagen, al fondo, dos singulares montañas de roca bautizadas con el nombre de Las Tetas de Una. Al parecer, Una, vivía en Las Malvinas y era famosa -por vaya usted a saber- entre los balleneros de la zona.

 

 

5-Bahía Paraiso y Base argentina Almirante Brown1408

Glorioso espectáculo de atardecer, desde el lugar más alto de bahía Paraiso. Así bautizado por los balleneros de principios del siglo pasado, al ser  zona de aguas tranquilas y frecuentadas por ballenas. En la orilla se encuentra la base argentina permanente, Estación Científica Almirante Brown.

 

 

6-Isla Paul  et

Isla Paulet, situada en el noroeste  de la península Antártica y el mar de Weddell.  Isla circular de una milla de diámetro, famosa por su cráter volcánico en la cumbre y por tener una numerosísima colonia de unos doscientos mil ejemplares de pingüinos Adelia. ¡Como para sentirse solo! Todo un griterío y estímulo para nuestras narices.

 

 

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Duelo al sol antártico entre un pingüino Papua y un Skua Pardo, depredador muy activo entre las aves: saquean los huevos de los nidos (particularmente de los pingüinos) cazan polluelos y atacan igualmente a otras aves adultas. Imagen tomada en Punta Hannah, costa sur de la Isla Livingston, uno de los lugares con mayor diversidad de fauna antártica. "Al final, el pingüino salió por patas, y ahí quedó la cosa".

 

 

El primer desembarco. La Antártida 1

Por: | 27 de enero de 2014

He estado en sitios muy distintos a nuestro universo cotidiano y siempre, en algún momento, me he sentido en casa. La Antártida no es lugar para el hombre, quizás por eso es mi viaje preferido. Recuerdo una adolescencia alimentada con las aventuras de William Smith, Shackleton, Amundsen, Robert Falcon Scott…algo hay en la dignidad de la derrota, de quedar segundo en una conquista, en la epopeya y drama de su muerte absurda, que hace de Scott de todos los héroes antárticos, mi explorador de cabecera.

1-Isla Media Luna. Al fondo Livinston2

Enero de 2012. Isla de Media Luna entre las islas Greewich y Livingston, La Antártida. Viajaba a bordo del Fram, barco noruego especializado en este tipo de travesías y me acercaba al primero de mis desembarcos antárticos. El personal de a bordo presentaba las pautas de un rígido protocolo de seguridad y conservación medioambiental: hay que pasar por una aspiradora todo lo que baja a tierra para proteger la zona de contaminación, atención a las olas y el cabeceo de la Zodiac en la playa, camina lento, cede el paso y mantén una distancia de seguridad con los animales, cuidado con los fuertes vientos, con los lobos marinos de dos pelos que pueden estar mimetizados con el entorno, no pises las zonas vegetales…A estas alturas, la vida me asombra quizás menos, pero recuerdo mi bautismo antártico con la pasión y entusiasmo de aquel muchacho que quería ver mundo. La isla (con forma de media luna y unos dos kilómetros de largo) me recibió con una tormenta de agua, aire helado y nieve. Como el fugaz intruso que era, caminé entre los dignos pingüinos barbijos en sus trajes de etiqueta, respeté sonidos y silencios nuevos, una naturaleza hostil…Musgos, líquenes, petreles, cormoranes, skuas; ese olor, ese frío, esa sensación de hábitat inmutable: trinchera de batallas por el futuro de la biodiversidad.

En la lancha, de vuelta al Fram, salió el sol -cosas de Murphy y el verano antártico- preocupado por las cámaras, congelado y empapado... ¡Qué placer esta primera vez!

 

Los grandes

Irving Penn

 

Vendedores de guano

Por: | 20 de enero de 2014

1 de octubre de 2004. El Consejo de Ministros acaba de aprobar el anteproyecto de ley por el que se legaliza el matrimonio entre personas del mismo sexo. Las parejas gays -ocho meses más tarde- quedarán equiparadas plenamente a las heterosexuales, incluyendo el derecho a la adopción. La histórica reforma es recibida en la sede del PSOE madrileño, con gran alegría de los presentes y de los colectivos por el reconocimiento de la igualdad de derechos de los homosexuales.

Zerolo buena aguabaja

En la imagen, Pedro Zerolo, abogado, político, activista; actor destacado en el desarrollo de los acontecimientos, celebra, abrazado a Trinidad Jimenez, el cercano fin de un largo camino, el principio de otros. A preguntas de la prensa, manifiesta su intención de casarse y que la ley "no va contra nadie" sino a favor de una sociedad en la que quepan todos.

Enero de 2014. Zerolo acaba de hacer público que padece un cancer, anuncia lucha contra la enfermedad y el compromiso y trabajo de siempre en sus responsabilidades...Desde esta ventana, mi solidaridad: desearle salud, apoyo, fuerza y paciencia. A él y a las personas que ahora o cuando el azar decida, deban afrontar tan mala noticia.

Como un virus de odio, circula por internet enlaces en el que un presentador de la televisión on line Alerta Digital y un sacerdote, vomitan manifestaciones dirigidas a Pedro Zerolo, sobre la enfermedad, la culpa, la pena capital, amores perrunos y las témporas. Todas ellas salidas de la cueva más profunda de la intolerancia. No tengo palabras para calificar la ofensa a los homosexuales, a un mínimo sentimiento de humanidad y a todos los enfermos, al identificar cancer con castigo divino; pero, recuerdo al Capitán Haddock, mi personaje favorito de comic. Él, sí tiene palabras en sus geniales cabreos: "ametrallador con babero, antipático, aprendiz de dictador a la nuez de coco, bachi-buzuk de los Cárpatos, cianuro, ciclotón, coleóptero, ectoplasma, filoxera, giróscopo, polichinela, grumetillo, iconoclasta, invertebrado, ku-kus klan, logaritmo, mejillón relleno, ornitorrinco, papú de mil diablos, polígrafo, troglodita, vendedor de guano…" Todas ellas escritas por orden alfabético, pues seguro que ese par, con un par, se considera gente de orden.

 

 Los grandes:

W. Eugene Smith

 

Supongo que me respetarás, soledad

Por: | 13 de enero de 2014

"Luis Ciges nos volvía a todos locos. Era genial", afirmaba Luis García Berlanga. Un actor inclasificable, un secundario mítico, una adolescencia terrible para una vida exagerada... Los íntimos afirman que convirtió su profunda tristeza en un arma de humor. En sus últimos meses no quiso saber nada de nadie.

Ciges1

Tarde de invierno de 1995. Tengo que hacer unas fotos simpáticas de Luis Ciges para una página del Tentaciones. Llego a su portal con prisas, es día de cierre en la revista: será cosa de quince minutos. Llamo al telefonillo y espero, espero, espero. No sé nada de él, aunque lo conozco por su fantástico diálogo de cama con Antonio Resines en Amanece que no es poco:

- Supongo que me respetarás, ¿eh, Teodoro?

- ¿Qué guarradas está usted pensando, padre?

- ¡Déjate, déjate! Que un hombre en la cama siempre es un hombre en la cama.

 

Por Aquel ritmillo, de Javier Fesser, por ser un habitual del cine español y por su discreta popularidad televisiva interpretando a Ricardo, marido de doña Rosa en Farmacia de Guardia.

  

Por fin, responde al telefonillo, prefiere bajar y las fotos en la calle, aunque hace mucho frío y viento del norte. Aparece en camisa corta, constipado, frágil, liviano para ese aire que amenaza con volarlo. Refugiados en el portal, charlamos. Me da la sensación de que está actuando, pero compruebo  que no, que es así siempre, allí conmigo o delante de una cámara. Le convenzo para trasladarnos a un interior, pero se niega a que sea en su casa. Llama a una vecina, que nos presta la suya. Me la presenta, se va al lavabo, no sale, se queda a vivir allí. Pasa una eternidad, la señora se preocupa,¿todo va bien? Él dice que se encuentra bien, sale y me vuelve a abandonar; tiene frio y quiere cambiarse de ropa, subir y bajar, será cosa de quince minutos.

La señora me ofrece café, galletas y un resumen sobre su ilustre vecino, tipo versión expandida de El Señor de los Anillos: que si desgracias, que si abandonos, que si no enseña la casa por... Pasan quince minutos, treinta minutos... La señora empieza con El Hobbit cuando decido subir las escaleras e interesarme por Ciges. ¿Cómo va eso, don Luis? Sin abrir, me dice que baje, que ya está terminando, que se encuentra bien.

A esas alturas asumo que no llego al cierre. Bajo y me abandono a las galletas. Media hora después, Ciges aparece excusándose y bañado en colonia. ¡Qué  ternura que alguien se perfume para una sesión de fotos! Intento agilizar: una imagen aprovechando la ya moribunda luz de la ventana, otra y otra… Por ahora son demasiado serias para mi revista, tiempo habrá de cambiar el registro. Sin aviso, se marea, se le ve débil, indefenso. Don Luis, usted está malo, ¿llamamos a alguien? No quiere localizar a nadie, no quiere que le suba a su casa, ahora le veo huérfano y muy mayor. Nos vamos al cercano Hospital 12 de Octubre ¿Quién se acuerda del cierre? ¿Alguna vez alguien publicará unas fotos más tristes en el Tentaciones? Llegamos, le reconocen, dicen que yo no puedo entrar, él dice que está asustado, que soy su sobrino, le miman, me dejan, me guiña un ojo, me dejo…

 

 

 

El País

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