Fotograma de la película Coría y el mar
Por Diana Nava, directora y guionista de la película Coría y el Mar
Hace 5 años recorría la misma monótona pista que atraviesa parte del desierto del Sahara desde el aeropuerto de Tindouf hasta el Campamento de Refugiados saharauis de Dajla, en Argelia. Me dirigía a un lugar desconocido y remoto para compartir una nueva experiencia en un Taller para adolescentes que impartiría durante el FiSahara 2010 (el milagroso Festival de cine que se viene haciendo desde hace 12 años en la hamada argelina). En ese momento no podía imaginar que 5 años después esa pista y ese lugar al que iba a llegar, se iba a convertir para mí en algo familiar, en algo querido. Al otro lado de esos 200 kilómetros, que puedes tardar más de 7 horas en recorrer en un autobús, se encuentra una población hermana, cuya cultura y personalidad conmocionarán a cualquiera que contacte y profundice en ella como en mi persona lo ha hecho. Esos 5 días que pasé en aquel lugar en 2010 generaron en mí el deseo de contar lo que allí encontré: esperanza, valentía, adaptación, alegría, fuerza... en una población que lleva allí 40 años y que ha sabido “crear vida en la nada” y además con dignidad, luchando con fuerza y resistiendo de forma pacífica para recuperar lo que se les robó durante la Marcha Verde, su país, el Sahara Occidental. ¿Cómo en un lugar así se puede vivir? Estoy convencida de que la respuesta puede buscarse en la templanza y personalidad e inteligencia emocional de los saharauis y en especial de las Mujeres saharauis. Por ello me decidí a plasmar estos sentimientos y esta admiración hacia ellas, en el medio que estuviese en mis manos y decidí rodar Coría y el Mar. Pero, si sacar adelante un largometraje documental, es complicado, si se trata de temas sociales de grupos en exclusión, como éste, resulta ser una aventura casi suicida. Tras 3 años de portones que se cerraban, pequeñas puertas se fueron abriendo y superados esos obstáculos conseguimos en noviembre de 2013 rodar la película Coría y el Mar. Un año después la cinta estaba lista para ser mostrada en el punto donde empezó: El campamento de Dajla.
Proyección en el FiSahara 2015, en el campamento de Dajla, Tindouf, Argelia
El esperado momento y la recompensa tras 5 años de duro trabajo llegaría la noche del jueves 30 de abril de 2015. Además fui afortunada, tuve la suerte de compartirlo con la persona que siempre ha estado ahí y que como el ying y el yang hemos unido fuerzas para hacer realidad este sueño, la productora y montadora de Coría y el Mar, mi compañera profesional y amiga, Ainara Pagola. La jornada anterior al estreno fuimos acercándonos a las jaimas de nuestras protagonistas para concretar con ellas el horario del esperado estreno y confirmar su asistencia. En Dajla, la vida también fluye, como en el resto del mundo: una de las protagonistas ha tenido su segundo bebé, otra se ha casado recientemente, otra ha terminado los estudios de Farmacia, Coría ya está en secundaria…pero había algo en común en todas ellas y es que todas esperaban con ilusión y pacientemente este momento en el que estrenásemos la película bajo las estrellas del desierto.
La directora de Coría y el mar, Diana Nava y la productora y montadora Ainara Pagola
El día del estreno, en la XII edición del Festival, nos encontramos con que una hora antes empiezan a llegar protagonistas y personas involucradas, como por ejemplo Brahim Chagaff, productor delegado en Sahara, que se encargó de que toda la logística de rodaje fuera un éxito y además intervino en la película como profesor de informática. O Manatta, que además de ser una de las hermanas de mi familia saharaui, trabajó en la película como intérprete y auxiliar de dirección, o Nefirm que con su estupendo y variado catering hizo que el equipo cogiéramos cada día fuerzas para afrontar un rodaje de un mes en ese complicado contexto.
Salka, la farmaceútica; Fatma, la conductora; Mamía la profesora de Educación Especial… Las protagonistas iban llegando y acomodándose en la arena con sus familiares y amigos para poder disfrutar del momento. Entre los asistentes, mi familia saharaui acompañada de mi compañero sentimental y apoyo en todos los sentidos, el actor Jordi Aguilar, también estuvo allí para compartir con nosotras ese momento. Muy agradable fue también la sorpresa de tener como público a nuestras colaboradores y amigas de ANARASD Charo y Ana, que vivieron con nosotras este proceso apoyándonos en gestiones muy complicadas en las que ellas son expertas. Un placer compartir también dicho estreno con el activista saharaui navarro Carlos Cristóbal y las variopintas personas de diferentes nacionalidades que viajan al FiSahara, más o menos cercanas al mundo del cine. Y por supuesto un gran público saharaui que simplemente quería disfrutar de una historia protagonizada por sus vecinos y compatriotas.
Como siempre que retratas un tema de una cultura que no es la tuya, yo sentía un gusanillo y cierta inquietud por ver las sensaciones que causaríamos en las gentes de Dajla. En cuanto empezó la película pude sentir el respeto hacia nuestra manera de retratar la vida diaria de ese campamento y sus habitantes. Pero uno de los momentos más emotivos de la proyección llegó en la escena en que Fatma, la conductora, comenta con su amiga y alumna improvisada, la importancia de conducir para “sentirse libre” sin importar que a los hombres les parezca bien o mal, porque “las mujeres tenemos que tener los mismos derechos que los hombres”. El público (en su mayoría) rompió a aplaudir y también emitir el grito de alegría típico de la mujer saharaui el “zaghareet”. En ese momento llegó seguridad y satisfacción de que habíamos conseguido hacer algo que realmente el público saharaui sentía como suyo. Este momento volvió a repetirse en varias veces durante la proyección, por ejemplo la escena en que Coría (la protagonista de 11 años) pregunta a su abuela que si la llevará a ver el Mar del Sahara Occidental “cuando sean independientes”. Al terminar, el publicó rompió en aplausos y de nuevo se escucharon los “zaghareets” mientras podían leerse los créditos de la película y se escuchaba la deliciosa canción original de Coría y el Mar de Suilma Aali.
Todavía pudimos saborear ese momento durante dos días más a la par que degustábamos el té en las jaimas de las protagonistas y repasamos detalles y momentos de la proyección de la película. Ahora quiero prometer al pueblo saharaui que haremos todo lo posible para que Coría atraviese fronteras y pueda hacer llegar este mensaje a través de sus mujeres a cuantos sitios sea posible, para que la causa de este pueblo no quede en el olvido y puedan un día regresar a su país querido.
Trailer de la película Coría y el mar
Hay 0 Comentarios