Coría y el Mar en el FiSahara

Por: | 03 de junio de 2015

FiSahara_03                                                                            Fotograma de la película Coría y el mar

Por Diana Nava, directora y guionista de la película Coría y el Mar


Hace 5 años recorría la misma monótona pista que atraviesa parte del desierto del Sahara desde el aeropuerto de Tindouf hasta el Campamento de Refugiados saharauis de Dajla, en Argelia. Me dirigía a un lugar desconocido y remoto para compartir una nueva experiencia en un Taller para adolescentes que impartiría durante el FiSahara 2010 (el milagroso Festival de cine que se viene haciendo desde hace 12 años en la hamada argelina). En ese momento no podía imaginar que 5 años después esa pista y ese lugar al que iba a llegar, se iba a convertir para mí en algo familiar, en algo querido. Al otro lado de esos 200 kilómetros, que puedes tardar más de 7 horas en recorrer en un autobús, se encuentra una población hermana, cuya cultura y personalidad conmocionarán a cualquiera que contacte y profundice en ella como en mi persona lo ha hecho. Esos 5 días que pasé en aquel lugar en 2010 generaron en mí el deseo de contar lo que allí encontré: esperanza, valentía, adaptación, alegría, fuerza... en una población que lleva allí 40 años y que ha sabido “crear vida en la nada” y además con dignidad, luchando con fuerza y resistiendo de forma pacífica para recuperar lo que se les robó durante la Marcha Verde, su país, el Sahara Occidental. ¿Cómo en un lugar así se puede vivir? Estoy convencida de que la respuesta puede buscarse en la templanza y personalidad e inteligencia emocional de los saharauis y en especial de las Mujeres saharauis. Por ello me decidí a plasmar estos sentimientos y esta admiración hacia ellas, en el medio que estuviese en mis manos y decidí rodar Coría y el Mar. Pero, si sacar adelante un largometraje documental, es complicado, si se trata de temas sociales de grupos en exclusión, como éste, resulta ser una aventura casi suicida. Tras 3 años de portones que se cerraban, pequeñas puertas se fueron abriendo y superados esos obstáculos conseguimos en noviembre de 2013 rodar la película Coría y el Mar. Un año después la cinta estaba lista para ser mostrada en el punto donde empezó: El campamento de Dajla.

FiSahara_01Proyección en el FiSahara 2015, en el campamento de Dajla, Tindouf, Argelia

El esperado momento y la recompensa tras 5 años de duro trabajo llegaría la noche del jueves 30 de abril de 2015. Además fui afortunada, tuve la suerte de compartirlo con la persona que siempre ha estado ahí y que como el ying y el yang hemos unido fuerzas para hacer realidad este sueño, la productora y montadora de Coría y el Mar, mi compañera profesional y amiga, Ainara Pagola. La jornada anterior al estreno fuimos acercándonos a las jaimas de nuestras protagonistas para concretar con ellas el horario del esperado estreno y confirmar su asistencia. En Dajla, la vida también fluye, como en el resto del mundo: una de las protagonistas ha tenido su segundo bebé, otra se ha casado recientemente, otra ha terminado los estudios de Farmacia, Coría ya está en secundaria…pero había algo en común en todas ellas y es que todas esperaban con ilusión y pacientemente este momento en el que estrenásemos la película bajo las estrellas del desierto.

FiSahara_02 copiaLa directora de Coría y el mar, Diana Nava y la productora y montadora Ainara Pagola

El día del estreno, en la XII edición del Festival, nos encontramos con que una hora antes empiezan a llegar protagonistas y personas involucradas, como por ejemplo Brahim Chagaff, productor delegado en Sahara, que se encargó de que toda la logística de rodaje fuera un éxito y además intervino en la película como profesor de informática. O Manatta, que además de ser una de las hermanas de mi familia saharaui, trabajó en la película como intérprete y auxiliar de dirección, o Nefirm que con su estupendo y variado catering hizo que el equipo cogiéramos cada día fuerzas para afrontar un rodaje de un mes en ese complicado contexto.

Salka, la farmaceútica; Fatma, la conductora; Mamía la profesora de Educación Especial… Las protagonistas iban llegando y acomodándose en la arena con sus familiares y amigos para poder disfrutar del momento. Entre los asistentes, mi familia saharaui acompañada de mi compañero sentimental y apoyo en todos los sentidos, el actor Jordi Aguilar, también estuvo allí para compartir con nosotras ese momento. Muy agradable fue también la sorpresa de tener como público a nuestras colaboradores y amigas de ANARASD Charo y Ana, que vivieron con nosotras este proceso apoyándonos en gestiones muy complicadas en las que ellas son expertas. Un placer compartir también dicho estreno con el activista saharaui navarro Carlos Cristóbal y las variopintas personas de diferentes nacionalidades que viajan al FiSahara, más o menos cercanas al mundo del cine. Y por supuesto un gran público saharaui que simplemente quería disfrutar de una historia protagonizada por sus vecinos y compatriotas.

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Como siempre que retratas un tema de una cultura que no es la tuya, yo sentía un gusanillo y cierta inquietud por ver las sensaciones que causaríamos en las gentes de Dajla. En cuanto empezó la película pude sentir el respeto hacia nuestra manera de retratar la vida diaria de ese campamento y sus habitantes. Pero uno de los momentos más emotivos de la proyección llegó en la escena en que Fatma, la conductora, comenta con su amiga y alumna improvisada, la importancia de conducir para “sentirse libre” sin importar que a los hombres les parezca bien o mal, porque “las mujeres tenemos que tener los mismos derechos que los hombres”. El público (en su mayoría) rompió a aplaudir y también emitir el grito de alegría típico de la mujer saharaui el “zaghareet”. En ese momento llegó seguridad y satisfacción de que habíamos conseguido hacer algo que realmente el público saharaui sentía como suyo. Este momento volvió a repetirse en varias veces durante la proyección, por ejemplo la escena en que Coría (la protagonista de 11 años) pregunta a su abuela que si la llevará a ver el Mar del Sahara Occidental “cuando sean independientes”. Al terminar, el publicó rompió en aplausos y de nuevo se escucharon los “zaghareets” mientras podían leerse los créditos de la película y se escuchaba la deliciosa canción original de Coría y el Mar de Suilma Aali.

Todavía pudimos saborear ese momento durante dos días más a la par que degustábamos el té en las jaimas de las protagonistas y repasamos detalles y momentos de la proyección de la película. Ahora quiero prometer al pueblo saharaui que haremos todo lo posible para que Coría atraviese fronteras y pueda hacer llegar este mensaje a través de sus mujeres a cuantos sitios sea posible, para que la causa de este pueblo no quede en el olvido y puedan un día regresar a su país querido.

Trailer de la película Coría y el mar

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Y… ¿dónde queda el Sáhara?

Sobre el blog

Intentar mostrar la riqueza de la cultura saharaui. Ese es el objetivo de este espacio. Una cultura nacida de la narración oral, de los bellos paisajes del desierto, de las vidas nómadas y el apego a la tierra, de su origen árabe, bereber y musulmán, de sus costumbres únicas y de la relación con España que se remonta a más de un siglo. Una cultura vitalista, condicionada por una historia en pelea por la supervivencia desde 1975. Coordina Sukeina Aali Taleb

Sobre los autores

Sukina Aali-Taleb Hija del exilio, Sukina Aali-Taleb nació en Madrid por casualidad, de padre saharaui y madre gallega. Es miembro del grupo de escritores La Generación de la Amistad Saharaui y coautora del libro "La primavera saharaui, los escritores saharauis con Gdeim Izik", tras los acontecimientos de El Aaiún, en 2010. Periodista y profesora de Lengua Castellana y Literatura en institutos públicos de Madrid. Como no puede ser de otra manera, apoya al Frente POLISARIO en proyectos de ayuda a su pueblo, refugiado y abandonado a su suerte en Tinduf (Argelia), desde hace cuatro décadas.

Roberto MajánRoberto Maján, ilustrador. Le gusta decir que fue el último humano nacido en su pueblo; piensa que eso lo hace especial. Y que su abuela se empeñó en llamarle Roberto en memoria de Robert Kennedy asesinado cuatro días antes. En la época en que nació y se bautizó, el Sahara era español, en el mal sentido de la palabra. El lo sabía por las cartas que recibía de su tío Ramón, destinado allí en su servicio militar. Los sellos que las franqueaban prefiguraron el universo imaginario que tratará de recrear en las imágenes de este blog.

Bahia Mahmud Awah Bahia Mahmud Awah. Escritor, poeta y profesor honorario de Antropología Social en la Universidad Autónoma de Madrid, natural de la República del Sahara Occidental. Nacido en los sesenta en la región sur del Sahara, Tiris, la patria del verso y los eruditos. Cursó estudios superiores entre La Habana y Madrid, donde reside. Pertenece al grupo de Escritores Saharauis en lengua castellana.

Willy Veleta Willy Veleta. Willy Veleta consiguió su licenciatura de periodismo de una universidad estadounidense (ahí queda eso) y ha trabajado en todos los canales privados de TV en España… de los que huyó cuando se dio cuenta de que querían becarios guapos. Ahora es profesor de periodismo en inglés y prepara su tercer libro, una novela sobre los medios.

Liman Boicha Liman Boicha. Se licenció en Periodismo en la Universidad de Oriente en Cuba. Después de una larga ausencia regresó a los campamentos de refugiados saharauis y durante cuatro años trabajó en la Radio Nacional Saharaui. Actualmente reside en Madrid. Ha publicado Los versos de la madera y ha participado en varias antologías de poesía saharaui: Añoranza, Um Draiga, Aaiún, gritando lo que se siente, entre otras. Forma parte del grupo poético Generación de la Amistad Saharaui y es miembro de la Asociación de Escritores por el Sahara-Bubisher.

Larosi Haidar Larosi Haidar. Tras el alto el fuego, se instaló en Granada, donde se licenció y doctoró en Traducción e Interpretación. Actualmente es profesor de esta misma disciplina en la Universidad de Granada y ha publicado varios trabajos relacionados con la cultura saharaui. También ha participado en varias antologías de poesía saharaui.

1000 voces para un poema

SANKARA SIDATI2
Poema de Bahia MH Awah, escritor, poeta y antropólogo. Imagen del archivo RASD, el poeta y diplomático saharaui Mohamed Sidati y el desaparecido líder africano Tomás Sankara en 1982 visitando a la República Saharaui y a los campos de refugiados saharauis. 

África vuelo California BA 279

En homenaje a mis hermanos y hermanas del

África negra que surcan por sus

sueños atravesando desiertos y

océanos por un mundo mejor.

 

Lejos y sin cosechas, allí dejo

mi África sin pan.

 

Repetía una y otra vez cuando despedía

tierra firme, su tambor, su mortero y su viejo arado.

Náufrago,

se marchó en busca de otros horizontes,

y el África atrás despedía, sumergida en tristes tinieblas,

de hambrunas,

de guerras de tripas,

de cayucos y pateras,

hundidos con todas las quimeras de la tribu.

 

El pan que un día partió para traer

costaba tanto como el caviar

del “Masa Time Warner Center de Manhattan”.

 

Bububakar, no dejó de llevar consigo un fardo

lleno de ilusiones,

se lo aconsejó el jefe de los saimara,

se lo aconsejó el chej de los bambara,

se lo aconsejó el patriarca de los zulú,

para que el día de la vuelta,

“si Dios navega

en tu habitual deriva de cada mar

viera su nueva chabola rebosando pan,

trigo, maíz, arados y el timbal de tambores”.

 

Desde mi ventanilla busco África y delibero para sofocar

la ira de mi conciencia.

 

Veo una Europa egoísta,

envuelta en oscuras nubes del porvenir,

veo gigantes rascacielos,

veo chimeneas de fábricas triturar mi virgen maíz,

y veo otras ensayar armas que destruyan

los verdes campos de mis trigales,

y al ver otras y otras aldeas de espigas segadas

el dolor remueve mis intestinos vacíos,

esos de quienes llegan la deriva.

 

Preocupados los ancianos del clan,

dicen, de España esta vez llegan al Atlas

blindados de guerra en vez de granos de cebada

para hacer el cuscús del Rif,

y de Francia estorban la vida muchos soldados,

que no dejan de molestar ¡Eh, tu outre ici!

En pleno vuelo,

no dejo de pensar en el viejo continente,

rezo para que esa humanidad vuelva a emerger

otra vez tras este siglo sin siembras

de maíz,

sin arrozales y sin el sagrado trigo de los hijos de Caín.

 

Ya sobre las nubes del Atlántico

siento franqueadas las fronteras,

y rotos los sueños,

los cayucos no cesarán de atravesar estos mares

porque creen que otro mundo más justo es posible.

¿A dónde vas humanidad de tez blanca?

De ojos miopes, azules, oscuros y verdes,

de hurtados cerebros enfermizos,

de vacíos y retuertos vocabularios

de postizos principios y corruptos amigos,

su mundo es tan alejado,

separado y diferente en valores de lucha,

de África y de la franca libertad al mío.

 

Y como africano le confieso que

ni una vez me inclino a la mano que se besa,

ni en mi corazón tengo lugar para cubrir al malvado.

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El País

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