Por Federico Guzmán
19 de octubre. Estado de emergencia en el campamento.
Hemos pasado la noche en vela, charlando con linternas bajo el sonido del aguacero y los desoladores retumbos de casas desplomándose en la noche. En los campamentos no se había visto nunca nada así. Ya hemos dejado eltrabajo artístico y estamos acompañando con consternación a las familias.Como extranjeros, no sabemos bien como ayudar. Bojador está hecha una pena. Nos cuentan que Smara está muy afectada, y que Dajla, la wilaya más alejada de Tinduf, ha quedado borrada del mapa. La inmensidad de las fuerzas que dan forma al mundo nos hace sentir pequeños y humildes; sin embargo, el pueblo saharaui no se rinde, y está mostrando un emocionante ejemplo de entereza y solidaridad. Estamos viendo a todos los vecinos ayudándose unos a otros, compartiendo jaimas y comida, cuidando a niños y mayores, excavando zanjas para desviar las avenidas, apuntalando los techos con lo que sea, desescombrando, empacando el mobiliario en plásticos y trasladando a la población más vulnerable a jaimas colectivas de emergencia que se han levantado en todos los barrios. Unos jóvenes se han ido a Tinduf y han llenado el Toyota de pan y leche en polvo que están repartiendo por las jaimas. En medio de la catástrofe, todos somos uno. Quien no puede aportar su esfuerzo físico, comparte bromas y cariño escanciando vasos de té.
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