Los veintidós años del coronel Bens en el Sahara. Historias coloniales

Por: | 30 de enero de 2017

Presentación_Libro_Francisco_Bens

Esta entrada ha sido escrita por la periodista y escritora Conchi Moya.

Todos los países inventan su historia pero las metrópolis inventan además la historia de sus colonias. Como recordaba el profesor Juan Carlos Gimeno en unas jornadas sobre el Sahara Occidental: “En la edad moderna todos los estados tienen su historia, y es una historia inventada que procura ser coherente con su futuro. El colonialismo tiene su historia y el estado saharaui tiene que empezar a construir su propia historia (…) Hay historias silenciadas, fundamental es sacar a luz la historia propia de cada pueblo. Lo contrario es fomentar el genocidio y etnocidio”. Durante mucho tiempo la historia del Sahara Occidental la escribió la metrópoli, en muchas ocasiones a través del testimonio de los militares que allí estuvieron. Botánica, geología, geografía, manuales de hasania (la lengua de los saharauis), historia e incluso literatura, destacando las obras de Emilio Bonelli, Ángel Domenech, José Ramón Diego Aguirre o los hermanos Vicenç y José Guarner, entre otros; incluso algunos militares novelaron su experiencia en la que fuera provincia española como Fernando Mata, Mariano Fernández-Aceytuno, Agripín Montilla o Julián Delgado, o la reflejaron a través de la poesía, caso de Julio Martín Alcántara y Luis López Anglada.

Entre esa bibliografía colonial destaca el testimonio de Francisco Bens Argandoña (La Habana, 1867-Madrid, 1949), uno de los primeros gobernadores del Sahara Español y quien puso las bases para asentar el dominio colonial sobre el territorio saharaui. Bens escribió unas apasionantes memorias publicadas en los años cuarenta, que suponen un documento de enorme importancia al ser un testimonio directo narrado en privilegiada primera persona.

Por suerte la editorial Athenaica las ha recuperado en una reedición que cuenta con la siempre rigurosa participación del periodista e historiador Pablo Ignacio de Dalmases. El pasado lunes 16 de enero estas memorias de Bens se presentaban en Madrid en el Archivo Histórico Nacional, en una mesa moderada por Severiano Hernández Vicente, subdirector general de los Archivos Estatales.
Manuel Rosal de Athenaica destacó que la editorial, “académica y universitaria”, recupera libros difíciles de encontrar y de gran valor en la historia de España. De ahí el interés por la reedición de estas memorias, publicadas en 1947, dos años antes de la muerte de Bens. La editorial decidió contar para la introducción del libro con Pablo Dalmases, como especialista en la historia saharaui y a partir de este trabajo ha surgido la posibilidad de rescatar más obras relacionadas con el África Española.

A continuación tomó la palabra Antonio Ramos-Yzquierdo, teniente general del Ejército de Tierra e integrante de Tropas Nómadas entre 1960 y 1963, para realizar una semblanza militar del autor de las memorias. Destacó las “dos partes” en que se divide la carrera de Bens, una primera en Cuba, operativa, en la que participó en numerosas batallas y una segunda en el Sahara Occidental, entre 1903 y 1925, donde “primaron las labores de diplomacia, conocimiento de gentes y la gestión administrativa”; estos veintidós años son los que se recogen en las memorias. Según Ramos-Yzquierdo “la lejanía y la carencia de comunicaciones en aquella época posibilitaron que Bens gozara de gran autonomía pero también tuviera encima una gran responsabilidad”. Gracias al conocimiento que fue adquiriendo de la sociedad saharaui Bens pudo realizar de manera pacífica su misión en el Sahara, “sin pegar un tiro”, como se recalcó en las diferente intervenciones. Bens llevó a cabo de la mano de los saharauis varias incursiones fuera de Villacisneros, que era donde se circunscribía la presencia española. Esto facilitó la posterior ocupación del territorio interior saharaui, a partir de los años 30, y el afianzamiento del dominio colonial español. En cuanto a su gestión, se construyó un nuevo fuerte, a pesar de no contar apenas con medios materiales ni humanos.

Las memorias fueron “reconstruidas” por Bens, ya que las originales fueron destruidas por su familia durante la Guerra Civil, lo que originó diferentes lagunas e inexactitudes, que son resueltas gracias a la introducción biográfica que ha realizado Pablo Dalmases con el título “Bens, el cubano que hizo español el Sahara”. También con la inclusión de una parte final formada por artículos del propio Bens sobre las tres expediciones que llevó a cabo y que contienen datos mucho más precisos.

Portada_Libro_Francisco_Bens

La metrópoli había tardado más de veinte años en salir de los fortines de Villacisneros; hasta las incursiones de Bens los militares españoles sólo se habían movido dentro del núcleo del fortín. Se adentró en el desierto gracias a la invitación de los propios saharauis, sin portar “ni un lápiz” para no despertar suspicacias. En un momento, principios del siglo XX, en que no había demasiado interés en España sobre lo que sucediera en el territorio saharaui, Bens llegó al Aargub; realizó una expedición a Atar en el Adrar Stemar, espeso palmeral que ya estaba entonces en manos francesas; ocupó cabo Juby, a cuya localidad principal se le dio el nombre de Villa Bens, la actual Tarfaya (Marruecos); también ocupó más tarde La Güera, localidad saharaui fronteriza con Mauritania.

Resulta fascinante la vida y la presencia de Bens en el Sahara, un militar que había combatido con crudeza en la guerra de Cuba y que sin embargo “supo cambiar el chip” al llegar a Río de Oro, sustituyendo las armas por las palabras y la diplomacia, que usó con inteligencia y astucia. En las memorias se recogen recuerdos e impresiones, testimonios sobre la forma de relacionarse con los saharauis y su idiosincrasia, reflejando también la importancia de la mujer saharaui en su sociedad. Bens no adoptó la vestimenta saharaui, aunque sí aprendió a montar a camello sobre la rajla (montura tradicional), vistiendo serual (el pantalón que usan los saharauis para montar sobre el camello). Hay versiones encontradas sobre si Bens aprendió o no a hablar hasania, algo que no se sabe a ciencia cierta. Es difícil pensar que no lo hablara, ya que vivió codo con codo con los saharauis, haciendo las incursiones en el desierto directamente de su mano. Sí se sabe que contaba con un intérprete de su confianza, Laseny, con el que aparece en algunas fotos de la época.

Pablo Dalmases agradeció al coronel Javier Perote, que se encontraba entre el público asistente, el acceso al material sobre Bens que poseen los descendientes del autor. Como curiosidad, Bens formó una familia en Cuba, y posteriormente formó otra familia en España. De esa unión tuvo una hija, Engracia, fallecida en 2008. Gracias a sus pesquisas, Dalmases pudo contactar con la nieta de Bens, que aún vive.  Hay otros misterios en torno a su vida, como quién le ascendió a General Honorario, ya que Bens acabó su carrera militar como coronel; tampoco hay constancia de dónde estuvo durante la Guerra Civil ni qué fue de su familia cubana.

En definitiva un importante trabajo para la recuperación de la memoria histórica del Sahara Occidental, en este caso de la memoria colonial, esperando que los saharauis sigan poniendo las bases para el estudio de la historia de su país, a través de los testimonios de sus propias fuentes, la mayoría orales, y también recogidas en la poesía y en antiguos manuscritos.

Hay 0 Comentarios

Los comentarios de esta entrada están cerrados.

Y… ¿dónde queda el Sáhara?

Sobre el blog

Intentar mostrar la riqueza de la cultura saharaui. Ese es el objetivo de este espacio. Una cultura nacida de la narración oral, de los bellos paisajes del desierto, de las vidas nómadas y el apego a la tierra, de su origen árabe, bereber y musulmán, de sus costumbres únicas y de la relación con España que se remonta a más de un siglo. Una cultura vitalista, condicionada por una historia en pelea por la supervivencia desde 1975. Coordina Sukeina Aali Taleb

Sobre los autores

Sukina Aali-Taleb Hija del exilio, Sukina Aali-Taleb nació en Madrid por casualidad, de padre saharaui y madre gallega. Es miembro del grupo de escritores La Generación de la Amistad Saharaui y coautora del libro "La primavera saharaui, los escritores saharauis con Gdeim Izik", tras los acontecimientos de El Aaiún, en 2010. Periodista y profesora de Lengua Castellana y Literatura en institutos públicos de Madrid. Como no puede ser de otra manera, apoya al Frente POLISARIO en proyectos de ayuda a su pueblo, refugiado y abandonado a su suerte en Tinduf (Argelia), desde hace cuatro décadas.

Roberto MajánRoberto Maján, ilustrador. Le gusta decir que fue el último humano nacido en su pueblo; piensa que eso lo hace especial. Y que su abuela se empeñó en llamarle Roberto en memoria de Robert Kennedy asesinado cuatro días antes. En la época en que nació y se bautizó, el Sahara era español, en el mal sentido de la palabra. El lo sabía por las cartas que recibía de su tío Ramón, destinado allí en su servicio militar. Los sellos que las franqueaban prefiguraron el universo imaginario que tratará de recrear en las imágenes de este blog.

Bahia Mahmud Awah Bahia Mahmud Awah. Escritor, poeta y profesor honorario de Antropología Social en la Universidad Autónoma de Madrid, natural de la República del Sahara Occidental. Nacido en los sesenta en la región sur del Sahara, Tiris, la patria del verso y los eruditos. Cursó estudios superiores entre La Habana y Madrid, donde reside. Pertenece al grupo de Escritores Saharauis en lengua castellana.

Willy Veleta Willy Veleta. Willy Veleta consiguió su licenciatura de periodismo de una universidad estadounidense (ahí queda eso) y ha trabajado en todos los canales privados de TV en España… de los que huyó cuando se dio cuenta de que querían becarios guapos. Ahora es profesor de periodismo en inglés y prepara su tercer libro, una novela sobre los medios.

Liman Boicha Liman Boicha. Se licenció en Periodismo en la Universidad de Oriente en Cuba. Después de una larga ausencia regresó a los campamentos de refugiados saharauis y durante cuatro años trabajó en la Radio Nacional Saharaui. Actualmente reside en Madrid. Ha publicado Los versos de la madera y ha participado en varias antologías de poesía saharaui: Añoranza, Um Draiga, Aaiún, gritando lo que se siente, entre otras. Forma parte del grupo poético Generación de la Amistad Saharaui y es miembro de la Asociación de Escritores por el Sahara-Bubisher.

Larosi Haidar Larosi Haidar. Tras el alto el fuego, se instaló en Granada, donde se licenció y doctoró en Traducción e Interpretación. Actualmente es profesor de esta misma disciplina en la Universidad de Granada y ha publicado varios trabajos relacionados con la cultura saharaui. También ha participado en varias antologías de poesía saharaui.

1000 voces para un poema

SANKARA SIDATI2
Poema de Bahia MH Awah, escritor, poeta y antropólogo. Imagen del archivo RASD, el poeta y diplomático saharaui Mohamed Sidati y el desaparecido líder africano Tomás Sankara en 1982 visitando a la República Saharaui y a los campos de refugiados saharauis. 

África vuelo California BA 279

En homenaje a mis hermanos y hermanas del

África negra que surcan por sus

sueños atravesando desiertos y

océanos por un mundo mejor.

 

Lejos y sin cosechas, allí dejo

mi África sin pan.

 

Repetía una y otra vez cuando despedía

tierra firme, su tambor, su mortero y su viejo arado.

Náufrago,

se marchó en busca de otros horizontes,

y el África atrás despedía, sumergida en tristes tinieblas,

de hambrunas,

de guerras de tripas,

de cayucos y pateras,

hundidos con todas las quimeras de la tribu.

 

El pan que un día partió para traer

costaba tanto como el caviar

del “Masa Time Warner Center de Manhattan”.

 

Bububakar, no dejó de llevar consigo un fardo

lleno de ilusiones,

se lo aconsejó el jefe de los saimara,

se lo aconsejó el chej de los bambara,

se lo aconsejó el patriarca de los zulú,

para que el día de la vuelta,

“si Dios navega

en tu habitual deriva de cada mar

viera su nueva chabola rebosando pan,

trigo, maíz, arados y el timbal de tambores”.

 

Desde mi ventanilla busco África y delibero para sofocar

la ira de mi conciencia.

 

Veo una Europa egoísta,

envuelta en oscuras nubes del porvenir,

veo gigantes rascacielos,

veo chimeneas de fábricas triturar mi virgen maíz,

y veo otras ensayar armas que destruyan

los verdes campos de mis trigales,

y al ver otras y otras aldeas de espigas segadas

el dolor remueve mis intestinos vacíos,

esos de quienes llegan la deriva.

 

Preocupados los ancianos del clan,

dicen, de España esta vez llegan al Atlas

blindados de guerra en vez de granos de cebada

para hacer el cuscús del Rif,

y de Francia estorban la vida muchos soldados,

que no dejan de molestar ¡Eh, tu outre ici!

En pleno vuelo,

no dejo de pensar en el viejo continente,

rezo para que esa humanidad vuelva a emerger

otra vez tras este siglo sin siembras

de maíz,

sin arrozales y sin el sagrado trigo de los hijos de Caín.

 

Ya sobre las nubes del Atlántico

siento franqueadas las fronteras,

y rotos los sueños,

los cayucos no cesarán de atravesar estos mares

porque creen que otro mundo más justo es posible.

¿A dónde vas humanidad de tez blanca?

De ojos miopes, azules, oscuros y verdes,

de hurtados cerebros enfermizos,

de vacíos y retuertos vocabularios

de postizos principios y corruptos amigos,

su mundo es tan alejado,

separado y diferente en valores de lucha,

de África y de la franca libertad al mío.

 

Y como africano le confieso que

ni una vez me inclino a la mano que se besa,

ni en mi corazón tengo lugar para cubrir al malvado.

Ver todos los fragmentos »

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal