Y… ¿dónde queda el Sáhara?

Sobre el blog

Intentar mostrar la riqueza de la cultura saharaui. Ese es el objetivo de este espacio. Una cultura nacida de la narración oral, de los bellos paisajes del desierto, de las vidas nómadas y el apego a la tierra, de su origen árabe, bereber y musulmán, de sus costumbres únicas y de la relación con España que se remonta a más de un siglo. Una cultura vitalista, condicionada por una historia en pelea por la supervivencia desde 1975. Coordina Sukeina Aali Taleb

Sobre los autores

Sukina Aali-Taleb Hija del exilio, Sukina Aali-Taleb nació en Madrid por casualidad, de padre saharaui y madre gallega. Es miembro del grupo de escritores La Generación de la Amistad Saharaui y coautora del libro "La primavera saharaui, los escritores saharauis con Gdeim Izik", tras los acontecimientos de El Aaiún, en 2010. Periodista y profesora de Lengua Castellana y Literatura en institutos públicos de Madrid. Como no puede ser de otra manera, apoya al Frente POLISARIO en proyectos de ayuda a su pueblo, refugiado y abandonado a su suerte en Tinduf (Argelia), desde hace cuatro décadas.

Roberto MajánRoberto Maján, ilustrador. Le gusta decir que fue el último humano nacido en su pueblo; piensa que eso lo hace especial. Y que su abuela se empeñó en llamarle Roberto en memoria de Robert Kennedy asesinado cuatro días antes. En la época en que nació y se bautizó, el Sahara era español, en el mal sentido de la palabra. El lo sabía por las cartas que recibía de su tío Ramón, destinado allí en su servicio militar. Los sellos que las franqueaban prefiguraron el universo imaginario que tratará de recrear en las imágenes de este blog.

Bahia Mahmud Awah Bahia Mahmud Awah. Escritor, poeta y profesor honorario de Antropología Social en la Universidad Autónoma de Madrid, natural de la República del Sahara Occidental. Nacido en los sesenta en la región sur del Sahara, Tiris, la patria del verso y los eruditos. Cursó estudios superiores entre La Habana y Madrid, donde reside. Pertenece al grupo de Escritores Saharauis en lengua castellana.

Willy Veleta Willy Veleta. Willy Veleta consiguió su licenciatura de periodismo de una universidad estadounidense (ahí queda eso) y ha trabajado en todos los canales privados de TV en España… de los que huyó cuando se dio cuenta de que querían becarios guapos. Ahora es profesor de periodismo en inglés y prepara su tercer libro, una novela sobre los medios.

Liman Boicha Liman Boicha. Se licenció en Periodismo en la Universidad de Oriente en Cuba. Después de una larga ausencia regresó a los campamentos de refugiados saharauis y durante cuatro años trabajó en la Radio Nacional Saharaui. Actualmente reside en Madrid. Ha publicado Los versos de la madera y ha participado en varias antologías de poesía saharaui: Añoranza, Um Draiga, Aaiún, gritando lo que se siente, entre otras. Forma parte del grupo poético Generación de la Amistad Saharaui y es miembro de la Asociación de Escritores por el Sahara-Bubisher.

Larosi Haidar Larosi Haidar. Tras el alto el fuego, se instaló en Granada, donde se licenció y doctoró en Traducción e Interpretación. Actualmente es profesor de esta misma disciplina en la Universidad de Granada y ha publicado varios trabajos relacionados con la cultura saharaui. También ha participado en varias antologías de poesía saharaui.

1000 voces para un poema

SANKARA SIDATI2
Poema de Bahia MH Awah, escritor, poeta y antropólogo. Imagen del archivo RASD, el poeta y diplomático saharaui Mohamed Sidati y el desaparecido líder africano Tomás Sankara en 1982 visitando a la República Saharaui y a los campos de refugiados saharauis. 

África vuelo California BA 279

En homenaje a mis hermanos y hermanas del

África negra que surcan por sus

sueños atravesando desiertos y

océanos por un mundo mejor.

 

Lejos y sin cosechas, allí dejo

mi África sin pan.

 

Repetía una y otra vez cuando despedía

tierra firme, su tambor, su mortero y su viejo arado.

Náufrago,

se marchó en busca de otros horizontes,

y el África atrás despedía, sumergida en tristes tinieblas,

de hambrunas,

de guerras de tripas,

de cayucos y pateras,

hundidos con todas las quimeras de la tribu.

 

El pan que un día partió para traer

costaba tanto como el caviar

del “Masa Time Warner Center de Manhattan”.

 

Bububakar, no dejó de llevar consigo un fardo

lleno de ilusiones,

se lo aconsejó el jefe de los saimara,

se lo aconsejó el chej de los bambara,

se lo aconsejó el patriarca de los zulú,

para que el día de la vuelta,

“si Dios navega

en tu habitual deriva de cada mar

viera su nueva chabola rebosando pan,

trigo, maíz, arados y el timbal de tambores”.

 

Desde mi ventanilla busco África y delibero para sofocar

la ira de mi conciencia.

 

Veo una Europa egoísta,

envuelta en oscuras nubes del porvenir,

veo gigantes rascacielos,

veo chimeneas de fábricas triturar mi virgen maíz,

y veo otras ensayar armas que destruyan

los verdes campos de mis trigales,

y al ver otras y otras aldeas de espigas segadas

el dolor remueve mis intestinos vacíos,

esos de quienes llegan la deriva.

 

Preocupados los ancianos del clan,

dicen, de España esta vez llegan al Atlas

blindados de guerra en vez de granos de cebada

para hacer el cuscús del Rif,

y de Francia estorban la vida muchos soldados,

que no dejan de molestar ¡Eh, tu outre ici!

En pleno vuelo,

no dejo de pensar en el viejo continente,

rezo para que esa humanidad vuelva a emerger

otra vez tras este siglo sin siembras

de maíz,

sin arrozales y sin el sagrado trigo de los hijos de Caín.

 

Ya sobre las nubes del Atlántico

siento franqueadas las fronteras,

y rotos los sueños,

los cayucos no cesarán de atravesar estos mares

porque creen que otro mundo más justo es posible.

¿A dónde vas humanidad de tez blanca?

De ojos miopes, azules, oscuros y verdes,

de hurtados cerebros enfermizos,

de vacíos y retuertos vocabularios

de postizos principios y corruptos amigos,

su mundo es tan alejado,

separado y diferente en valores de lucha,

de África y de la franca libertad al mío.

 

Y como africano le confieso que

ni una vez me inclino a la mano que se besa,

ni en mi corazón tengo lugar para cubrir al malvado.

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Mundo no calles, Gaza necesita tu voz

Por: | 20 de agosto de 2024

NAKBA

Texto de Marta Guarch

¿Qué pasa mundo? ¿Por qué no reaccionas? ¿Cuántas son muchas muertes? ¿Cuántas se necesitan para frenar esta masacre? Recientemente aprendí el concepto etnocidio, que significa destrucción de la cultura de un pueblo. Para mí, es otro elemento más que sustenta el actual genocidio en Gaza y el sistemático apartheid en Cisjordania. Mundo, ¿por qué callas?, ¿por qué no condenas? Es más, ¿por qué condenas a quien condena?

He pasado diez días conviviendo con un amigo palestino asentado en España. Él es médico psiquiatra y yo Doctora en Psicología. Además, trabajo en el área de la salud mental y de las migraciones. ¿Qué hacemos Doctor Yihad?, ¿por dónde empezar?, - me preguntaba mirándole muchas veces. Pensemos en qué es lo que no necesita Gaza, - le oí en varias ocasiones. Sin duda difícil, que no imposible.

Nosotros podríamos haber disfrutado más de las vacaciones, pese a que, con total certeza hemos apreciado nuestra mutua compañía. Sin embargo, resulta complejo saborear la cotidianidad si haces frente a la realidad. Especialmente si sigues conectado a la actualidad palestina como lo hace él. Con todo, así son muchas las vidas en la diáspora palestina. La Nakba no es cosa del ayer.

En lo que llevamos del mes de agosto, ocho colegios han sido bombardeados, numerosos centros de salud destruidos, la pila de cadáveres que aparecen sin órganos vitales y con dificultades para su identificación crece día tras día. El uso de la Inteligencia Artificial como arma de guerra se ha normalizado. Incluso algunas fuentes locales en Gaza hablan del uso de sonidos de bebés generados por Inteligencia Artificial para captar la atención de los civiles gazatíes. Así, los bombardeos se producen cuando van a responder ante los sonidos de los bebés. En esta línea, no dejemos de hablar de fosas comunes, pongámoslo sobre la mesa y no desdibujemos nunca el concepto “Derechos Humanos” porque cada día vacía su significado, especialmente en Palestina.

 

Poster_El_espanol_en_Africa (1)

El académico saharaui Bahia M.H Awah tras su participación en el I Congreso Internacional de la Lengua española en África: Sahara Occidental y Guinea Ecuatorial, celebrado los días 28 y 29 de junio en la Universidad Basel, Suiza, el académico saharoespañol presentó una ponencia que abarcó la historia de la lengua española y su proyección como patrimonio para la identidad y cultura saharauis.

Un tema de investigación que llamó la atención de muchos académicos presentes venidos de diferentes países europeos, Estados Unidos y de África.  Los participantes subrayaron el pensamiento del académico, antropólogo e investigador Bahia MH Awah, al explicar en su ponencia con la que se clausuró el congreso, que:

“La lengua de García Lorca y de Eduardo Galeno no es del colonizador, es la lengua de los pueblos, y es por lo que el Estado Saharaui y su pueblo la consideran un patrimonio lingüístico heredado de la cultura hispana que ha convivido con la saharaui durante casi un siglo”. Awah MH Bahia, junio 2024, Universidad Basel, Suiza.

El congreso y la participación de Bahia MH Awah ha hecho eco de ello Radio Exterior de España en su programa “África hoy”. Resaltando el titulo sobre el que se ha celebrado este encuentro lingüístico: “El español en África en pasado, presente y futuro, Sahara Occidental y Guinea Ecuatorial”. Radio Exterior de España publicó la noticia en su web: “Los días 28 y 29 de junio se celebró en la Universidad de Basilea el Congreso Internacional "El español en África en pasado, presente y futuro", que organizó Sandra Schlumpf-Thurnherr, con quién hablamos entre otras cosas de los contenidos y objetivos de Congreso y del papel de la lengua española en el continente africano”.

Escuchar el programa en el que la académica e investigadora suiza Sandra Schlumpf-Thurnher de la Universitat Basel repasa la importancia del español en África, sobre todo, en la República Saharaui Democrática y Guinea Ecuatorial.

OIR LA ENTREVISTA: https://www.rtve.es/play/audios/africa-hoy/espanol-africa-pasado-presente-futuro/16172216/

4-44
Exquisiteces de la antropología cultural saharaui

“Tiris, -remarcaba en los años cincuenta el antropólogo Julio Caro Baroja- para los nómadas es la zona más hermosa del Sahara y la que ha sido más cantada y alabada por los poetas. A pesar de ello tampoco existe una buena demarcación de los territorios que comprende, [sin embargo, sí que está delimitada en espacio, tiempo y dimensión de verbo, eruditos y poetas, que Baroja no llegó a captar entonces]– que hemos podido hacer ahora gracias a nuestro excelente guía Ali, soldado de Uld Delim”.

Veremos ahora cómo siempre ha sido retratada líricamente por los eruditos y poetas saharauis desde la época de Mohamed Uld Tolba en el siglo XIX a Badi Uld Mohamed Salem (1936 – 2019). Escuché hablar a este último sobre esta mítica tierra saharaui cuando nos recibió a un grupo de antropólogos en su jaima del exilio en Argelia, en octubre de 2011. Recuerdo que al empezar a buscar en su agenda oral para compartir con nosotros se introdujo, como hacen los sabios, en las siguientes líneas que memorizadas hacen retrospectiva a las efemérides de los colosales eruditos y poetas de esta tierra.  

– Hoy tengo una cita con los médicos especializados en los aparatos de audición. Y tengo que estar a las seis de la tarde en el hospital, aquí de la wilaya, para que me vean los especialistas. Si no fuera por esta cita me hubiera gustado que nos viéramos hoy por la tarde. Me gustaría haceros unos regalos y quisiera saber en qué momento podéis venir a verme mañana.

– Sí, sí, mañana podemos volver a verle - le respondió el profesor Juan Carlos Gimeno.  

– Vale, perfecto, pues os espero mañana – indicó Badi.

Pero antes de proseguir, algo nos quiso comentar valiéndose de una leyenda de la mitología saharaui.

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CILE

Texto: Bahia MH Awah

Escribí esta reflexión en septiembre de 2017 tras mi participación en un seminario en la University College Cork, República de Irlanda, sobre “Spanish Lenguage and Identity in Poscolonial Africa and Beyond”. Pasados seis años sigo recordando las palabras de la profesora de lingüística hispana de la misma universidad, la Dra. Seana Ryan: “Pertenezco a los que me entienden porque forman parte de mí”. Desde el 27 de marzo de 2023 se están desarrollando los trabajos del IX Congreso Internacional de la Lengua Española en Cádiz, España. En el evento participan 300 congresistas de todo el mundo hispánico para debatir sobre mestizaje e interculturalidad en su política de proyección de la “Ñ”. Siendo saharaui este evento me suena, “Sin novedad en el frente de la Península Ibérica”. Mientras, desde la XXVIII Cumbre Iberoamericana de Santo Domingo el presidente de Colombia, Gustavo Petro, reclamaba ante España, monarquía y gobierno, “incluir como ‘observadores’ en las cumbres iberoamericanas a naciones africanas vinculadas por distintos motivos con Iberoamérica. Entre ellas la ‘Nación Saharaui’, víctima de la ‘injusticia’”.

El lenguaje tiene su fuerza, su razón y profundidad cultural cuando se piensa con él y se usa para decir la verdad. Ali Cheij Uld Hanun, emir mauritano de Auldad Embarec, leyenda en la literatura hasanófona y dueño de la admirada yegua Elmezuza, nos dejó este aforismo, السترة ما ضمنت الزﯕال “Quedar bien no implica perder”. La sentencia la pronunció ante su emirato reunido tras el secuestro y posterior devolución voluntaria de su valiosa yegua. El secuestrador era el maestro del emirato, Amer Boili. Una hazaña mal intencionada desde el principio y muy bien resuelta al final de manera reciproca sin que ninguna de las partes perdiera. Pero no es el caso del Instituto Cervantes, la institución que dirige el “amigo” del pueblo saharaui, el Sr. Luis García Montero. El Cervantes vuelve a ignorar a un pueblo africano, al que una vez dijeron español y que sigue cuidando con esmero y cariño el idioma que heredó de la metrópoli. Aquel que se declara “amigo”, el Sr. Luis García Monter, habría resuelto el gesto de quedar muy bien en cumplimiento a la sentencia del emir Hanun. Pero una vez más han sido incapaces.

Out of Africa”, Spanish Lenguage and Identity in Poscolonial Africa and Beyond. University College Cork

Bahia M.H Awah, es antropólogo, poeta y escritor saharohispano, natural de la Republica del Sahara Occidental.

“Tus pies te traerán donde está tu corazón”; “Vendrá otro día, el día soñado”, proverbios irlandeses; “Lo que en tu mente palpita, tu corazón sueña con ello” y “A quien aguanta le llegará la sombra”, dos proverbios saharauis en consonancia con dos irlandeses.

Cuatro sentidos del pensamiento político y social unen y alegan estos cuatro refranes de la cultura irlandesa y la saharaui. Irlanda, tras una gran revolución de intensos procesos políticos logró su independencia de Inglaterra en 1921. El Sahara Occidental, a través de dos levantamientos, nacionalista y revolucionario, declaró su independencia en 1976 tras la retirada española del territorio, incumpliendo con la doctrina de descolonización de la carta de la ONU. Irlanda tras su independencia vivió una guerra civil y el Sahara Occidental tras la proclamación de su estado-nación sufrió una invasión militar por parte de Marruecos y una guerra de dieciséis años. Si nos detenemos a analizar los dos procesos históricos sucedidos en estos, geográficamente distantes, pueblos y culturas, nos encontramos con un común denominador, una revolución de sólidas premisas surgidas de un largo dominio colonial, el británico y el español.

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El pastorcillo de dromedarios en el Sahara Occidental

Por: | 10 de diciembre de 2022

ARENA N-17

Texto: Ali Salem Iselmu

Óleo de Fadel Jalifa, pintor saharaui exiliado en Francia

Introducción del antropólogo y escritor Bahia MH Awah

El desterrado deja de existir intelectualmente cuando desiste de volver a recrearse en su cultura e identidad. Si pierde el sueño telúrico y cultural pueda que entra en una parálisis del que es difícil ponerse de pie y comenzar a andar intelectualmente. Y como dice el proverbio من ترك التكرار لابد ان ينس es decir, “Quién deja de recordar sus prácticas culturales inevitablemente de estas se olvidará”. Este relato en el que el escritor Ali Salem Iselmu se recrea en las particularidades y filosofía de un pastorcito saharaui muestra de que la identidad cultural de cada cual está ligada a las vivencias y practicas diarias, ya se de forma oral o en el terreno. Ali está en el exilio, pero también está presente en su escenario cultural y por eso aún existe como si estuviera realmente detrás de un rebaño de dromedarios en su tierra saharaui.

La lluvia empezó a caer de forma incesante sobre las dos jaimas, las cabras se protegían del agua debajo de una acacia, los dromedarios daban pequeños saltos de alegría. Era una mañana que había empezado con una fuerte tormenta de arena que provenía del este. El niño iba con su cuenco acompañando a su padre, el sol estaba cubierto de nubes claras que provenían del sur. El padre dio unos pasos sobre la arena mojada mientras el niño dejaba las gotas de lluvia caer en el interior del cuenco. Quería llevarle a su madre el agua de lluvia para hacer el primer té de la mañana.

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Cache_2462642413Texto: Bahia MH Awah

Siguiendo estos días el impacto humano del flujo de exiliados que van huyendo con sus tragedias empujados por la guerra en el Medio Oriente y en África reflexioné sobre dos temas, la condición “exilio para los saharauis” y el compromiso de los pueblos africanos en hacer realidad el sueño de Patrice Lumumba. En el primer caso me remito a un mensaje y una foto que recibí hace unos años atrás de unos amigos universitarios gaboneses en el que me ratificaban su compromiso con la lucha del pueblo saharaui. La palabra exilio es una expresión que nuestra humanidad ha introducido en su jerga de poder para definir a los que fuimos ilegalmente expulsados y desposeídos de nuestro hogar y nuestra tierra. No siendo esta expresión, exilio, más que la acepción que define el fracaso y la incapacidad de liderazgo de los poderes que dirigen nuestro mundo. A estos seres humanos que van huyendo de la muerte y que me han hecho revivir mis pasos de niño en mi éxodo huyendo de una guerra y buscando cobijo, les dejo constatar mi profunda solidaridad y sentir hacia su suerte.

¡Humanidad!, ¿Ante estos dramas, adónde nos refugiamos los desposeídos y desterrados y por qué de nuestra suerte? Los pueblos expulsados de sus tierras nos hemos convertido en literatura. Y hacemos esta literatura cuando hablamos de nuestras luchas y las consecuencias que nos acarrea. Nuestros recuerdos son igual que los del primer mundo, tras vivir la I y II Guerra Mundial, la esencia de la muerte y la destrucción, el iniciar el éxodo hacia un lugar seguro. Esas son las amargas vivencias que el Primer Mundo experimentó, que debería de lección magistral para no volver a caer ni dejar de sentir humanidad ante semejante injusticia.

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El Principito reaparece en el desierto del Sáhara Occidental

Por: | 14 de septiembre de 2022

Presentación1

Texto de Aliyen Habib Kentaui, intelectual y diplomático de la República Saharaui. Representación Sahara Occidental en Bruselas y Unión Europea.

El Principito reaparece en el desierto del Sáhara[1]

Alrededor de una ceremonia de té en los campamentos de refugiados saharauis, Ahmed nos cuenta su extraño sueño: 

“Era una noche de calor sofocante. Esa noche soñaba que en un recorrido dentro del territorio saharaui se averió mi vehículo en una zona deshabitada, justo en el momento del ocaso de un día de verano. La puesta del sol enrojecido anunciaba otro día abrasador, mala señal. En el desamparo y antes de pensar cómo enfrentar al desastre, la oscuridad de la noche embestía la soledad del desierto. Agotado, sediento, consciente de mis exiguas provisiones mermadas por varios días de viaje, decidí prender una pequeña hoguera, preparar un té y unos austeros trozos de tishtar[2], que sabia estaban en el fondo de mi mochila, como cena y dormir hasta el día siguiente. Sabía que era una avería muy seria y mi suerte pendía del azar. Estaba tan agotado que el té se limitó a un solo vaso, lo que es un sacrilegio para un saharaui, y pronto sucumbí al mundo de los somnolientos.

Esa noche, en mi sueño, cabalgaban entremezclándose el presente, el pasado y el atisbo de un futuro del territorio saharaui. En mi profundo sopor, divisé un frig[3] de jaimas tradicionales bien erigidas, ordenadas en círculo y envueltas en una aureola. Me aproximé a las jaimas. De súbito, y antes de saludar o pedirles auxilio, la idílica imagen se perturbó. Todo cambió. Estruendos, rayos, retumbar de tambores, una burbuja que encerraba a un diminuto ser se desintegró y una llovizna de gotas multicolores empaparon la arena. Finalmente se divisó un eclipse de sol. El día se tiñó de oscuro. Percibí que yo era el único atemorizado. Atónito, expectante, esperaba respuestas. Ningún poblador del frig se inmutaba, nadie sentía el mismo pavor. Brotes de una fauna extinguida resurgieron. Mi pánico se agudizó. Sabía que era rara la presencia de un frig en esa zona tan insegura y recóndita. Inesperadamente, volvió a reinar el silencio. Solo una estrella solitaria en el cielo iluminaba el paisaje. El misterio se ahondaba.

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Lo que aprendí de ti, Ceuta

Por: | 17 de agosto de 2022

Texto de Marta Guarch-Rubio. 17 agosto 2022

Vuelvo de Ceuta tras diez intensos días. Con frecuencia, la observación participante de las realidades migradas supera la ficción. En esta ocasión, durante mi estancia no pudo ser de otro modo.

Al regresar y contar el viaje, un buen amigo educador social, me preguntó qué tipo de efecto podría tener una visita breve en un lugar tan necesitado de insaciable trabajo humano. Me quedé pensando en la fragilidad del vínculo, que es por donde él apuntaba. Bien es cierto que no pudimos recoger datos para denunciar situaciones de violencia en frontera, como inicialmente habíamos planteado. Habría resultado útil desde el marco de los Derechos Humanos. Sin embargo, a veces hay que ir a los lugares para conocer el terreno y es cuestión de tiempo y de voluntad el volver y que acaben saliendo proyectos. Reflexioné en silencio. Me vino al recuerdo mi primera vez en los campamentos saharauis de Tinduf (Argelia) allá por 2013. En aquel viaje comenzó mi vinculación con el territorio, con su causa y con sus gentes. Vinculación que mantengo hasta la fecha. Por eso sencillamente, la inmensa mayoría de las veces hay que ir para luego volver.

Ceuta, ciudad de fronteras. Invisibles y físicas, de las que cumplen su cometido y te dejan fuera recordándote que no perteneces. Ceuta, ciudad de paso e inevitable encuentro de migrantes. Ceuta con sus estancias temporales o en el peor de los casos permanentes, muchas vidas yacen en el Mediterráneo engrosando la lista de quien se pierde en esta gran fosa común contemporánea. Pese a ello, a día de hoy se criminaliza la solidaridad y el apoyo mutuo (sígase la historia de Helena Maleno). Ceuta, como realidad de muchos niños que a modo de juego arriesgan su vida escondiéndose en los bajos de camiones. Como objetivo, llegar a El Ghorba.

Ceuta, salto a Europa. Ceuta de la incredulidad, en la que todo puede pasar en una guerra silenciosa contra las migraciones. Ceuta de la calle, en la que sus códigos se aprenden en ella y con ellos, con la infancia de la calle. Ceuta, lugar en el que se internaliza la violencia como un elemento más del proyecto migratorio. Ceuta que albergas pluralidad de historias personales, donde no son únicas sino prototipos de patrones de victimización de la realidad migrada y, por tanto, fruto de la violencia sistemática. Ceuta, te diría tantas cosas que tendremos que volver a encontrarnos.

A la memoria de la infancia que vive en las escolleras y en las calles de Ceuta. A quienes perdieron la vida en el mar. A quienes esperan pasaporte rojo y son la infancia institucionalizada. A Abdú, a Mohamed, a Massoud, a Idris y al gitano. Espero que la vida empiece a sonreíros. Y, sobre todo, a sus madres. Ala Rassi.

Marta Guarch-Rubio, Doctora en Psicología por la Universidad Complutense de Madrid y por la Universidad de Limerick (Irlanda). Miembro del Grupo Internacional de Investigación de Psicología del Testimonio, Universidad Complutense de Madrid.

Bahia MH Awah, Proyecto Alice/Diccionario

Por: | 16 de julio de 2022

BAHIA Y NANA RASHID

Los escritores refugiados, Nana Labat Rashid y Bahia MH Awah. Foto: Bahia MH Awah 2009 Campos de refugiados saharauis
Texto de Bahia MH Awah, Proyecto Alice/Diccionario

Reseña biográfica

Bahia Mahmud Awah

Natural de la República del Sahara Occidental, escritor, investigador, antropólogo, profesor Honorario en la UAM. Miembro del Centro Estudios Afrohispánicos, UNED. Integrante de la ONGD Antropología en Acción, AeA. Miembro del grupo de escritores saharauis en el exilio Generación de la Amistad.

Definición de refugiado

“Los refugiados son personas como las demás, como tú y como yo. Antes de ser desplazados llevaban una vida normal, y su mayor sueño es recuperarla[1]”.

En mi condición de haber formado parte del exilio de la guerra del Sahara Occidental, que se inició en 1975 tras su ocupación militar por Marruecos, he vivido y sentido la amarga acepción de refugiado. Por consiguiente, para mí “refugiado” es la abrupta interrupción del deseo de vivir y crecer felizmente en el lugar de origen, donde nacieron, crecieron, vivieron, murieron y están enterrados los abuelos, los padres y en definitiva, los ancestros. Refugiado es la pesada losa que importuna en la mente y en el cuerpo del ser humano cuando por la fuerza o por imprevistas circunstancias es obligado a abandonar su propio espacio geográfico y sus grupos humanos.

Refugiado es la condición más triste de llevar como etiqueta que nunca uno quiso. Refugiado es la palabra que no deja llevar buenos recuerdos en la memoria, a cambio permanecen las gélidas noches, los calurosos días, las inclemencias de la naturaleza en la larga marcha de la huida. Refugiado es el ser humano asolado por el miedo, unido a la necesidad de amparo y humanidad. Refugiado es la lacra de perder los buenos recuerdos de la infancia y soterrarlos por el drama del presente. Refugiado, en hasania, la lengua de los saharauis, denota satanización, mala suerte o maldición del destino. Refugiado es el miedo, la necesidad y la desolación en masas.

La poeta y erudita saharaui, Jadiyetu Mint Omar Uld Ali (1942 - 2006) vivió en campos de refugiados veintisiete años. El peso de su exilio y deseo de volver a ver su tierra y sus lugares de morada de donde fue expulsada, lo manifestó en estos versos, tres años antes de marcharse a descansar en el cielo.

 

خالك تشواش اللا اسب       امسوحل ماه زاحل

افكدني بكد اوسرد            ؤ ذاك الرك الساحل

Por el este /me desbordan /gratos tormentos /de melancolías, /y me recuerdan /a los montes de Auserd[2] /cuando al oriente miro /hacia este cristalino /blanco pedrusco[3] de cuarzo[4].

La palabra refugiado no existe en hasania. El término más cercano es “despojado por fuerza ajena” y tendría las siguientes acepciones. Todas ellas proceden de la lengua senhaya o zenaga muy presente en hasania, un híbrido de hablas africanas y vestigios del árabe clásico.  

  • زايك: Zayigh: Desterrado, destierro, huido, separado de los suyos.
  • لحواج: Lehuadj: desamparo, orfandad, carestía.
  • الواج: Luadj: deambular en una situación de extrema necesidad causada por la fuerza, guerra o hambruna.
  • الدواج او دايج: Eduadj o Daidj: extrema miseria y suciedad causadas por situaciones impuestas.

Sobre el término refugiado pregunté al poeta nacional saharaui Bachir Uld Ali Uld Abderrahaman[5], y me dijo que “Los saharauis cuando te quieren maldecir, te dicen جيعطيك لحواج  و الواج Yaatik Lehuadj o Yaatik Luadj”.

En el prólogo del libro “El sueño de volver”, (Mahmud Awah 2012: 9, 10) el escritor Luis Leante, afirma: “Muchos años después, Bahia Mahmud Awah es uno de los miles de saharauis en el exilio. No conozco una palabra más terrible que “exiliado” para referirse a la condición de una persona refugiada”.

En síntesis, verse abocado a esta condición de refugiado en el sentido de Boaventura de  Sousa Santos “los refugiados no son considerados plenamente humanos”, sucede  cuando los Estados imponen leyes, geopolíticas e ideologías reaccionarias por encima de los derechos humanos. 

BIBLIOGRAFIA

  1. Web oficial de la Organización de las Naciones Unidas, ONU, el 20 de julio 2015: https://www.un.org/es/events/refugeeday/2015/sgmessage.shtml y el periódico español Publico: https://www.publico.es/videos/556426/boaventura-de-sousa-los-refugiados-no-son-considerados-plenamente-humanos:
  2. Bachir Uld Ali Uld Abderrahaman, poeta nacional saharaui, cuestionario realizado el 1 de mayo de 2019 desde los campamentos de refugiados saharauis.
  3. Web oficial de Comisión Española Ayuda a los Refugiados, consultada el 1 de mayo de 2019. Y el libro ‘Refugiados, frente a la catástrofe humanitaria, una solución real’, de Sami Naïr: https://www.cear.es/dia-del-libro-10-libros-sobre-refugiados-que-deberias-leer/
  4. Hamadi Awah, Bahia (2012) “El sueño de volver” Editorial CantArabia.

 

[1] Ban Ki-moon, Secretario General de las Naciones Unidas, 20 de junio de 2015, con motivo del Día Mundial de los Refugiados.

[2] La mayor orografía en la región sur del Sahara Occidental, donde la poeta nació y pasó su juventud.

[3] Un collado con guijarros de color blanco que le hizo evocar su tierra, por su parecido a su paisaje natal.

[4] Versos recopilados de los manuscritos de Jadiyetu Omar, recogidos por Lehbeila Mahmud Awah y traducidos por Bahia Mahmud Awah.

[5] Entrevista por videoconferencia realizada con el poeta nacional saharaui Bachir Uld Ali Uld Abderrahaman el 1 de mayo de 2018 a las 12:46h, desde los Campamentos de Refugiados Saharauis en el Sur de Argelia, donde vive el poeta desde hace 43 años.

SANKARA SIDATI2
Poema de Bahia MH Awah, escritor, poeta y antropólogo. Imagen del archivo RASD, el poeta y diplomático saharaui Mohamed Sidati y el desaparecido líder africano Tomás Sankara en 1982 visitando a la República Saharaui y a los campos de refugiados saharauis. 

África vuelo California BA 279

En homenaje a mis hermanos y hermanas del

África negra que surcan por sus

sueños atravesando desiertos y

océanos por un mundo mejor.

 

Lejos y sin cosechas, allí dejo

mi África sin pan.

 

Repetía una y otra vez cuando despedía

tierra firme, su tambor, su mortero y su viejo arado.

Náufrago,

se marchó en busca de otros horizontes,

y el África atrás despedía, sumergida en tristes tinieblas,

de hambrunas,

de guerras de tripas,

de cayucos y pateras,

hundidos con todas las quimeras de la tribu.

 

El pan que un día partió para traer

costaba tanto como el caviar

del “Masa Time Warner Center de Manhattan”.

 

Bububakar, no dejó de llevar consigo un fardo

lleno de ilusiones,

se lo aconsejó el jefe de los saimara,

se lo aconsejó el chej de los bambara,

se lo aconsejó el patriarca de los zulú,

para que el día de la vuelta,

“si Dios navega

en tu habitual deriva de cada mar

viera su nueva chabola rebosando pan,

trigo, maíz, arados y el timbal de tambores”.

 

Desde mi ventanilla busco África y delibero para sofocar

la ira de mi conciencia.

 

Veo una Europa egoísta,

envuelta en oscuras nubes del porvenir,

veo gigantes rascacielos,

veo chimeneas de fábricas triturar mi virgen maíz,

y veo otras ensayar armas que destruyan

los verdes campos de mis trigales,

y al ver otras y otras aldeas de espigas segadas

el dolor remueve mis intestinos vacíos,

esos de quienes llegan la deriva.

 

Preocupados los ancianos del clan,

dicen, de España esta vez llegan al Atlas

blindados de guerra en vez de granos de cebada

para hacer el cuscús del Rif,

y de Francia estorban la vida muchos soldados,

que no dejan de molestar ¡Eh, tu outre ici!

En pleno vuelo,

no dejo de pensar en el viejo continente,

rezo para que esa humanidad vuelva a emerger

otra vez tras este siglo sin siembras

de maíz,

sin arrozales y sin el sagrado trigo de los hijos de Caín.

 

Ya sobre las nubes del Atlántico

siento franqueadas las fronteras,

y rotos los sueños,

los cayucos no cesarán de atravesar estos mares

porque creen que otro mundo más justo es posible.

¿A dónde vas humanidad de tez blanca?

De ojos miopes, azules, oscuros y verdes,

de hurtados cerebros enfermizos,

de vacíos y retuertos vocabularios

de postizos principios y corruptos amigos,

su mundo es tan alejado,

separado y diferente en valores de lucha,

de África y de la franca libertad al mío.

 

Y como africano le confieso que

ni una vez me inclino a la mano que se besa,

ni en mi corazón tengo lugar para cubrir al malvado.

El País

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