Seis de cada diez ancianos latinoamericanos sobreviven sin pensión

Por: | 01 de diciembre de 2011

Trabajaron toda su vida en la economía sumergida y cuando llegan a viejos, cuando aparecen más enfermedades, no tienen otra alternativa que seguir en el mundo laboral o buscar el amparo de su familia. Ésta es la situación de seis de cada diez latinoamericanos mayores de 65 años. Son los que carecen de una pensión. El panorama ha mejorado respecto del año 2000, cuando la proporción llegaba al 66% de la población mayor, pero continúa siendo un problema grave, según señala el panorama social que difundió esta semana la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).

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Algunos países latinoamericanos lideraron la mejora de la cobertura del sistema de pensiones en la última década. Argentina, por ejemplo, aplicó una moratoria por la que aquellas personas en edad de jubilarse que carecieran de las contribuciones necesarias para recibir una pensión podía comenzar igualmente a recibirla, aunque con un descuento durante los primeros años hasta completar los aportes requeridos. Así es que la población mayor con pensiones en Argentina se elevó del 76% (un nivel elevado para la región) al 89% en 2009, la cobertura más alta de Latinoamérica.

Chile solo le daba pensiones al 49% de sus ancianos en 2000. Nueve años después casi duplicó el sistema y alcanzó al 84%. En un nivel más abajo, México también ha conseguido un progreso en esta materia: la proporción de adultos mayores con pensión creció del 19% al 47% en el mismo periodo.

Otros países con alta cobertura de la seguridad social son Brasil (85%, un punto porcentual menos que hace 11 años) y Uruguay (85%, tres puntos menos que en 2000). En algunos países la proporción se mantuvo casi sin cambios, pese a la bonanza económica de la que gozó en la década pasada Latinoamérica, y sobre todo Sudamérica. Son los casos de Panamá (45%) y Bolivia (34%).  

En otras latitudes se registraron mejoras leves, aunque continúa la baja cobertura: Ecuador (del 24% al 29%), Colombia (del 17 al 23%), Nicaragua (del 14% al 17%), El Salvador (del 14% al 16%), República Dominicana (del 12% al 14%) y Honduras (del 4% al 7%, el peor nivel de los 18 países evaluados). En Guatemala se progresó mucho, aunque partía de una situación mala: del 3% en 2000 al 17% en 2009.

Perú y Paraguay incluso retrocedieron en esta materia. Si en 2000 el 27% de los ancianos peruanos recibía una pensión, en 2009 era solo el 24%. En Paraguay la proporción se derrumbó del 32% al 18%. Sobre dos países la CEPAL únicamente provee datos actuales, por lo que no se puede comparar la evolución: Costa Rica (65%) y Venezuela (38%).

Las mujeres latinoamericanas son las que peor llevan la falta de pensión. "Las inserciones laborales diferenciales, la feminización de la informalidad, los déficits de afiliación a la seguridad social en algunos sectores con mayor presencia femenina y las todavía bajas tasas de actividad de las mujeres" explican el fenómeno, según la CEPAL.

Pocos latinoamericanos tienen pensión porque alrededor de la mitad de los latinoamericanos trabaja en el mercado negro. La mayoría de ellos carece de opción: o aceptan un empleo en el que no le pagan la cobertura médica ni las contribuciones para cuando se jubile o se quedan sin ingresos para el día a día. Así es que pierden también muchos otros derechos laborales y las posibilidades que otorga la economía legal, como el acceso al crédito bancario. La proporción de trabajadores sin aportes a la seguridad social en la región se había elevado entre 1990 (52,4%) y 2002 (49%), y a partir de ese año, cuando comenzó la bonanza de las materias primas, el indicador subió hasta el 53,2% en 2009. Las mujeres y la población rural son los más afectados por el flagelo de la economía sumergida.

Los Estados procuran responder a la escasa cobertura de la seguridad social con transferencias monetarias no contributivas, que abarcan al 12% de los hogares latinoamericanos. La baja capacidad fiscal de los países impide que esta cobertura pueda ser mayor. 

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Alrededor de uno de cada tres hogares de 13 países analizados (36%) carece de miembros afiliados a la seguridad social, no recibe transferencias asistenciales públicas ni tampoco perciben ningún tipo de pensión. Están en el peor de los mundos. Las situaciones más dramáticas se plantean en El Salvador (58%), Guatemala (63%) y Paraguay (69%). 

La CEPAL concluye que los sistemas de protección social no resuelven solos el reto de la desigualdad social. Por eso aboga por empleos de mayor productividad. Pero además recomienda a los gobiernos que reformen la seguridad social, de modo de aumentar la cantidad de trabajadores que contribuyan al sistema. También sugiere la ampliación de la cobertura de los programas de transferencias a los más pobres, como el Oportunidades de México, el Bolsa Familia de Brasil y la Asignación Universal por Hijo de Argentina. Por último recomienda universalizar las pensiones para todos los mayores de 65 años, hayan o no contribuido a la seguridad social.

Hay 3 Comentarios

AL la región más inequitativa a escala global, continuará siendo la región con más desigualdades con una característica nueva: las desigualdades multidominio y pobreza con emple crecarizado.
Los organismos multilaterales con la CEPAL, ONU, OMS y la OEA, no han contribuido seriamente al desarrollo de la región, sino que se han transformado en "foros" y centros de gestión del lobby en favor de los países centrales.
Esto se ha consolidado con el cambio de época, el modelo educativo y el acceso a la justicia. El sistema educativo es obsoleto y disfuncional a las demandas de RR.HH. que demanda el capitalismo cognitivo, local, regional y global.
A lo que ddebo agregar la falta activa de respuestas de los gobiernos locales, regional y globales, al fenómeno de la vejez, el cambio epidemiológico, la transicicón demográfica avanzada (en muchos paísess) y el tsunami que genera las ECNT a escala local, regional y global. Sin olvidar los AVP por las enfermedades y la dependencia.
Al Sur del Río Bravo estará más del 70 % de la población envejecida del planeta, que con los países BRICH, completan el meú demográfico global.

A mi parecer tambien lo veo lamentable e injusto. No veo normal tener que trabajar 40 años para poder cobrar una pension que has luchado toda tu vida. Una verguenza. Pablo

Qué lamentable situación, desconocía la amplitud de la misma!...la necesidad de dinero expuso a estas personas a aceptar situaciones claramente abusivas y de explotación cuyas consecuencias padecen hasta hoy,cuando son mayores...en Perú, el nuevo gobierno dentro de sus políticas sociales ha empezado a aplicar el programa Pensión 65, como una forma de empezar a revertir tan injusta realidad...ojalá lo logre y esos hombres y mujeres mayores que de jóvenes trabajaron gocen de una Vida adulta digna por merecida...buen post, Felicitaciones!

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Sobre el blog

Novedades, tendencias y debates sobre el devenir de la economía y el desarrollo de Latinoamérica y los latinoamericanos.

Sobre el autor

Alejandro Rebossio es periodista. Su especialidad es la economía y trabaja en la corresponsalía de El País en Buenos Aires. Coautor del libro Estoy verde. Dólar, una pasión argentina (Aguilar) y Vaca Muerta (Planeta) junto con Alejandro Bercovich.

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