La fabricante brasileña de aviones Embraer perdía 200 millones de dólares cada año cuando en 1995 Maurício Botelho se puso al frente de la entonces empresa estatal. El empresario logró convertirla 17 años después en una empresa de primera clase mundial que compite en el mercado de aviones comerciales pequeños con Bombardier y Cessna. Mientras fue consejero delegado, entre 1995 y 2006, generó una rentabilidad para los accionistas (ajustada por la rentabilidad de su industria) de 2.895% e incrementó la capitalización bursátil de la compañía en 20.000 millones de dólares. Así es que Botelho ha sido elegido el mejor consejero delegado de Latinoamérica en una clasificación que publicó recientemente la revista Harvard Business Review.