¿Cómo impactan las nacionalizaciones en la inversión extranjera?

Por: | 19 de abril de 2012

Una de las preguntas que ha abierto la expropiación del 51% de Repsol en YPF es si Argentina recibirá menos inversión extranjera directa a partir de este episodio. La experiencia de lo que ha sucedido con los capitales no especulativos con posterioridad a las expropiaciones que en los últimos años han emprendido Argentina, Bolivia, Ecuador y Venezuela muestra cifras ambiguas. En algunos casos ha caído efectivamente la inversión y en otros ha subido porque ha habido otros factores que la potenciaron. Eso sí, en la mayoría de los países las multinacionales han elevado la cantidad de beneficios que giran a sus casas matrices, lo que puede estar justificado por la exigencia de mayor retorno al haber mayor riesgo, pero también a la necesidad de contrarrestar los agujeros que la crisis mundial que estalló en 2008 produjo en sus países de origen.

 

En Argentina las expropiaciones comenzaron en 2006, cuando el entonces presidente Néstor Kirchner le quitó la concesión de aguas de Buenos Aires a la francesa Suez y a Aguas de Barcelona. En 2008 su sucesora y esposa, Cristina Fernández, reestatalizó Aerolíneas Argentinas, propiedad de Marsans, y los fondos de pensiones, incluido el que gestionaba BBVA.

En los cinco años previos a la nacionalización del servicio de agua de la capital (2001/2005), que incluyen los de la crisis local de 2001/2002, Argentina recibía inversiones extranjeras directas a razón de 3.071 millones de dólares anuales. A partir de 2006 y hasta 2010 (último dato disponible en la base de datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL), crecieron a 6.389 millones. Otros factores, como el crecimiento económico, seguramente habrán pesado en las decisiones de inversión de las empresas foráneas. Eso sí, la renta de la inversión extranjera directa, es decir, el giro de utilidades y dividendos de las multinacionales al exterior, también se duplicó prácticamente: de 663 millones anuales entre 2001/2005 a 1.433 millones en 2006/2009 (último dato disponible). También el crecimiento del PIB puede haber sido uno de los elementos que elevaron las ganancias y, por consiguiente, su giro a los accionistas que residen en el extranjero. Si en el periodo 2001/2005 se invertían 4,6 dólares por cada dólar que volvía a las casas matrices, después de las nacionalizaciones se mantuvo la relación en 4,5 por uno.

Bolivia también mejoró en la captación de inversión extranjera tras las expropiaciones. Su presidente, Evo Morales, nacionalizó el gas en 2006. No desplazó totalmente a las petroleras privadas sino que les redujo la renta de explotación porque puso a la estatal YPFB al frente de todas las áreas concesionadas. 

La inversión foránea en Bolivia creció de 272 millones de dólares anuales en 2001/2005, años turbulentos con gobiernos que caían por las protestas populares en contra de la explotación extranjera del gas, a 444 millones en 2006/2010. En cambio, la renta de la inversión directa se mantuvo invariable antes y después de la nacionalización de los hidrocarburos en 3 millones por año. Así fue que la relación inversión/giro de beneficios al exterior pasó de 90,6 dólares por uno a 148 por uno. Es decir, se sembraron más dólares por cada uno que se cosechó.

A diferencia de Argentina y Bolivia, en Ecuador y Venezuela disminuyó la inversión después de las expropiaciones. El Gobierno de Rafael Correa expropió en 2006 una concesión de la norteamericana Occidental Petroleum por presuntos incumplimientos contractuales. En 2010 tomó otra área de la estadounidense ConocoPhillips. Renegoció todos los contratos petroleros, pero no acometió nacionalizaciones generalizadas como Morales.

 

La inversión foránea, sin embargo, se deterioró. En 2001-2005, un periodo también inestable para Ecuador, llegaron 862 millones de dólares por año. Entre 2006 y 2010, solo a razón de 389 millones.

El envío de ganancias al exterior (las estadísticas de CEPAL no discriminan en el caso de Ecuador las que provienen de inversiones reales de las especulativas) creció de 94 millones de dólares a 221 millones. Es decir que la relación inversión extranjera directa/renta de la inversión en general varió de 9,1 dólares por uno a 1,7 por uno, lo que evidencia un deterioro de la ecuación para los intereses del país.

En la Venezuela de Hugo Chávez la inversión extranjera directa anual era de 1.277 millones entre 2002 y 2006. A partir de 2007, cuando Chávez comenzó una campaña de nacionalizaciones generalizadas en casi todos los sectores de la economía, el flujo de capitales no especulativos se tornó negativo. Las desinversiones, que en general fueron provocadas por las estatalizaciones, alcanzaron los 788 millones anuales entre 2007 y 2010.

Las multinacionales aumentaron en forma radical sus giros de beneficios a las casas matrices. La renta de la inversión directa se elevó de 1.272 millones de dólares anuales entre 2002 y 2006 a 2.261 millones a partir de 2007. Por lo tanto, antes de las nacionalizaciones masivas, por cada dólar que llegaba otro se iba. Ahora la relación es muy negativa, por 34 céntimos de dólar que se desinvierte se gira un dólar de ganancia a las casas matrices.  

 

¿Qué sucederá con Argentina después de nacionalizar la empresa más grande de su territorio? Ricardo Delgado, economista de la consultora Analytica, opina que las multinacionales que ya están radicadas allí, incluidas las españolas, se quedarán siempre y cuando esa decisión depende de ellas. Es decir, siempre y cuando no se amplíen las estatalizaciones a otros sectores. “La nacionalización de YPF puede desalentar la llegada de nuevas empresas, pero tampoco a Argentina llegaban inversiones a carradas, con excepción de las de China”, observa Delgado. No obstante, considera que el potencial de los hidrocarburos no convencionales, en los que este país sudamericano cuenta con unas de las principales reservas en yacimientos como los de Vaca Muerta, de YPF, puede llegar a atraer inversores en un mundo con petróleo caro y escaso. El economista reconoce que “a priori el mayor riesgo de invertir en Argentina llevará a que las empresas exijan un mayor retorno”, pero recuerda que no siempre ha sido así. Después de la suspensión de pagos de este país en 2001 y de la fuerte quita de su deuda en 2005, Argentina había bajado su prima de riesgo en 2007 hasta los niveles de Brasil. Claro que después la terminó arruinando a partir de la subestimación de la inflación, índice por el que se actualizan algunos bonos en pesos. Delgado admite que el aumento en el giro de beneficios de multinacionales a sus casas matrices en Argentina, Ecuador y Venezuela puede haber tenido que ver con el mayor riesgo de invertir allí, pero también señala que la “furibunda” crisis internacional de 2008, que aún persiste en España y otros países de la eurozona, llevó a que las grandes corporaciones compensaran con beneficios de sus filiales de mercados emergentes las pérdidas en sus propios territorios.

Hay 2 Comentarios

No entiendo cómo es que Ecuador, cuya dependencia del petróleo es colosal, ahora viva mejor que antes de que negociara los contratos petroleros. Algo no cuadra. Además de que hay bonanza económica, se está redistribuyendo eficientemente la riqueza.

Saludos!

Esta vez estuviste flojo, Alejandro. Hay mucha meritoria recopilación de datos, pero presentada de modo enredado y ambiguo (que es con lo que marean y confunden casi todos los expertos en economía). Porque no se diferencia claramente a los totales de ingresos y egresos, sobre todo diferenciados en lo que son réditos por inversiones antiguas, de aquellos que son puramente nuevas inversiones que, como es lógico, no recuperan al total invertido en corto plazo o un año.
En otras palabras, da la sensación que mezclaste números del balance general de comercio o "entrada y salida de dólares" (importaciones y exportaciones), con lo que son inversiones y réditos reales de las mismas.

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Eco Americano

Sobre el blog

Novedades, tendencias y debates sobre el devenir de la economía y el desarrollo de Latinoamérica y los latinoamericanos.

Sobre el autor

Alejandro Rebossio es periodista. Su especialidad es la economía y trabaja en la corresponsalía de El País en Buenos Aires. Coautor del libro Estoy verde. Dólar, una pasión argentina (Aguilar) y Vaca Muerta (Planeta) junto con Alejandro Bercovich.

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