El próximo sábado comienza la Cumbre de las Américas, el encuentro bienal del presidente de EE UU con sus pares de Latinoamérica, el Caribe y Canadá. En estos encuentros solo falta que inviten a Cuba, y por eso Ecuador ha desistido de ir este año. Ya no se hablará sobre el proyecto de Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA), que fuera enterrado en 1995 en la cumbre de Mar del Plata. Desde entonces algunos países han sellado acuerdos comerciales con EE UU y otros no. En estos últimos, la superpotencia ha perdido peso, pero tampoco ha desaparecido como factor de poder. Prueba de ello es su vínculo con un país como Argentina, al que en los últimos días apoyó en sus batallas judiciales contra los fondos buitre que aún reclaman por la deuda impaga de la crisis de 2001 y al que también castigó quitándole un beneficio de eliminación de aranceles a la importación por incumplir con dos sentencias que la condenaron en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI). Precisamente, en esta entrada del blog hablaremos sobre el CIADI, este tribunal del Banco Mundial, al que recurren en general las empresas de los países desarrollados como EE UU para quejarse de los gobiernos de países en vías de desarrollo como muchos latinoamericanos.