Ganadores y perdedores de los rescates en la América Latina reciente

Por: | 12 de junio de 2012

Los rescates financieros en Latinoamérica han perseguido objetivos distintos que el nuevo que ha recibido España o los que han obtenido en los últimos años Grecia, Portugal e Irlanda. Mientras que los salvatajes latinoamericanos buscaban evitar una crisis de la balanza de pagos, la falta de dólares para pagar la deuda externa, en España se pretende resolver el agujero bancario y en los otros países europeos se intenta impedir una suspensión de pagos de una deuda pública que está nominada en la propia moneda, el euro, según lo explica Roberto Frenkel, investigador del Centro de Estudios de Estado y Sociedad (CEDES), de Argentina. Frenkel recuerda que los salvatajes en Latinoamérica en los 90 sirvieron para impedir suspensiones de pagos y crisis mayores a las que éstas hubieran acarreado, pero resultaron inútiles para que Argentina esquivara el impago de la deuda en 2001 y su depresión en 2002. Su colega y compatriota Marina Dal Poggetto, del Estudio Bein, observa, en cambio, que ninguno de los rescates en Latinoamérica solucionaron las crisis socioeconómicas de los países.

 

El historiador económico Carlos Marichal, profesor del Centro de Estudios Histórico del Colegio de México, se refiere a los salvamentos financieros de la región en su libro Nueva historia de las grandes financieras, publicado en 2010, y distingue entre ganadores y perdedores de tales medidas. “Los rescates para los países en vías de desarrollo a finales de los 90 no tuvieron los efectos positivos que deseaban sus poblaciones y, en especial los trabajadores y sectores de bajos recursos”, concluye el investigador mexicano. Señala que los salvatajes de su país (1995) y Brasil (1998), así como los de Tailandia, Indonesia y Filipinas, “permitieron solventar de forma gradual los desequilibrios monetarios y financieros e hicieron posible el rescate de inversionistas nacionales e internacionales, de bancos y empresas”. Sin embargo, “no mejoraron (e incluso disminuyeron) el nivel de vida de los habitantes de los países deudores”, dado que a cambio del dinero los organismos internacionales y países ricos prestadores exigieron “intensas reducciones de los gastos sociales y económicos que provocaron más contracción de las economías”. Marichal, doctor en Harvard y exprofesor visitante de las universidades Carlos III, Complutense y Autónoma de Barcelona, concluye que “el sabor que dejaron los rescates es amargo”.

El efecto tequila, en diciembre de 1994, puso en riesgo a la propia economía de EE UU, país que se había asociado en una zona libre comercio con México aquel año, y por eso la superpotencia orquestó en febrero de 1995 una “acción de emergencia multilateral”, recuerda Marichal. “El paquete de rescate financiero, coordinado por el Tesoro de EE UU, fue el más grande organizado para un solo país en la historia, al menos hasta entonces”, narra el fundador y expresidente de la Asociación Mexicana de Historia Económica. Gobiernos, bancos centrales, organismos multilaterales y entidades financieras privadas de EE UU, Canadá, Europa y Japón prestaron a México más de 40.000 millones de dólares.

“En realidad, la mayor parte del dinero adelantado sirvió para amortizar los 30.000 millones en tesobonos que se encontraban en manos de grandes inversionistas mexicanos y extranjeros”, cuenta Marichal. Se evitó la quiebra, pero no la devaluación ni la crisis bancaria. “Esta estrategia impidió la revaluación del peso y la recuperación de la economía mexicana, que colapsó a raíz del súbito aumento de la inflación, las tasas (tipos) de interés y la falta de un programa para defender el empleo. En poco tiempo, y debido a la bancarrota de numerosas empresas que dejaron de pagar sus créditos, entraron en quiebra técnica la mayor parte de los bancos mexicanos. El Gobierno (de Ernesto Zedillo) creó un programa para absorber los créditos incobrables, de los cuales un gran número pertenecía a empresarios. El rescate eventualmente requirió un aumento de la deuda gubernamental por cerca de 100.000 millones, cuyo servicio siguen pagando los contribuyentes mexicanos en la actualidad”, opina Marichal. Zedillo apenas comenzaba su gobierno, el último del Partido Revolucionario Institucional (PRI) antes de dejar el poder tras 71 años de hegemonía. Por el tequila los mayores bancos mexicanos fueron vendidos a Citibank, BBVA y Santander, se perdieron casi un millón de empleos en 1995, se intensificó la migración de mexicanos a EE UU y la crisis emborrachó también los mercados de capitales de Argentina, Brasil y Colombia.

En 1998, ante el riesgo de una suspensión de pagos y una devaluación, Brasil sufrió una fuerte salida de capitales. Ese año también la había padecido Rusia, que dejó de pagar su deuda, y en 1997 había sido el turno de las economías emergentes del sudeste asiático. “A pesar de la puesta en marcha de un gigantesco programa de rescate orquestado por el FMI (Fondo Monetario Internacional), con un valor nominal de 41.000 millones, la crisis brasileña fue de gran escala”, recuerda Marichal. En noviembre se acordó el rescate multilateral, que sirvió para financiar la fuga de capitales. En enero de 1999, el Gobierno de Fernando Henrique Cardoso debió devaluar el real, lo que trajo una inflación que se sumó a las medidas de austeridad. El socialdemócrata Cardoso iniciaba por entonces su segundo gobierno, el anterior al ascenso de Luiz Inácio Lula da Silva, del Partido de los Trabajadores (PT), al poder en 2003.

 

Marichal también se refiere a la crisis argentina de 2001. En diciembre de 2000, el FMI, otros organismos multilaterales y España anunciaron que le daban a Argentina un “blindaje” por unos 40.000 millones. Pero ese dinero se iría desembolsando en la medida en que se cumplieran los objetivos de déficit fiscal, como sucede en la Grecia actual. La tercera economía latinoamericana (detrás de Brasil y México) incumplió las metas y entonces debió negociarse otro rescate en agosto de 2001 por 8.000 millones. Otra vez la ayuda sirvió para financiar la salida de capitales. Finalmente, en diciembre de aquel año, el mes del inicio del corralito bancario, la subdirectora gerenta del FMI, Anne Krueger, y el secretario del Tesoro de EE UU, Paul O’Niell, que decía que los fontaneros de su país no debían salvar a los grandes inversionistas que había comprado deuda de Argentina, decidieron que no habría más auxilio para este país. “Se debía consentir la suspensión de pagos e informar a los tenedores de bonos que tendrían que aceptar una reducción en el valor e iniciar un proceso de largas negociaciones”, relata Nueva historia de las grandes crisis financieras. Argentina suspendió pagos en diciembre de 2001 y devaluó el peso en enero de 2002. En aquellas semanas se sucedieron cinco jefes de Estado.

Hay 4 Comentarios

Nathy: no me quedó claro eso de (...)"los paises latinoamericanos que sabidamente no tienen capital humano para tocar con competencia su economia en aumento, no aprovechan el capital humano de los paises desarrollados".
Si de algo pueden enorgullecerse los países latinoamericanos, sobre todo los de sudamérica, y específicamente Argentina, Chile y Brasil es la alta calificación de sus recursos humanos para superar cualquier obstáculo sin necesitar ni ingenieros, ni técnicos europeos.


Nathy: El único economista que fué capaz de superar el default sufrido por Argentina en el 2001 se llama ROBERTO LAVAGNA y es argentino. Ojalá tuviésemos en España uno como él.

Debo entender a partir de tu descripcion de rescates fallidos que el rescate a España no surtirá efecto? Cual es tu opinion a respecto de esos datos que listas?
Un otro asunto que un dia gustaria de leer es porque los paises latinoamericanos que sabidamente no tienen capital humano para tocar con competencia su economia en aumento, no aprovechan el capital humano de los paises desarrollados y que esta sin empleo? Alemania absorberá todo?

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Sobre el autor

Alejandro Rebossio es periodista. Su especialidad es la economía y trabaja en la corresponsalía de El País en Buenos Aires. Coautor del libro Estoy verde. Dólar, una pasión argentina (Aguilar) y Vaca Muerta (Planeta) junto con Alejandro Bercovich.

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