Una denuncia contra la esposa del alcalde de Buenos Aires recuerda el drama de 1,8 millones de latinoamericanos esclavos

Por: | 12 de julio de 2012

Una denuncia este miércoles contra la esposa del alcalde de Buenos Aires, el conservador Mauricio Macri, por presunto trabajo esclavo en un negocio familiar actualiza el debate sobre cómo puede ser que semejantes condiciones de sometimiento subsistan en Latinoamérica. El mes pasado, un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) denunciaba que 1,8 millones de latinoamericanos son esclavos. Representan el 9% del total mundial. La región solo es superada en cantidad de esclavos por Asia-Pacífico y África.

 

La noticia de este miércoles se originó a partir de una denuncia penal de la cooperativa La Alameda, una ONG que nació hace diez años, en medio de la crisis argentina, y que se dedica a rescatar a trabajadores esclavos, tanto en la industria textil o la agricultura como en la prostitución. De hecho, el año pasado denunció a uno de los ministros de la Corte Suprema de Argentina, el respetado jurista Eugenio Zaffaroni, por alquilar numerosos apartamentos a presuntos proxenetas. Aquella denuncia contra Zaffaroni provocó el disgusto del kirchnerismo, muy cercano al juez.

Pero La Alameda no distingue banderías políticas y ahora se ha metido con Macri. Grabó una cámara oculta en un taller textil clandestino donde se fabrica la marca de ropa infantil Cheeky, propiedad de Daniel Awada, cuñado del alcalde, y su socia Patricia Fraccione. La Alameda asegura que la esposa de Macri, Juliana Awada, dirige la empresa. Un reciente artículo en el periódico La Nación contaba en abril pasado que Juliana Awada trabajaba en Cheeky, Como quieres que te quiera (otra marca de su hermano) y Awada (que le pertenece a ella). Pero fuentes del ayuntamiento porteño afirmaron a El País que ella no es dueña de la compañía de ropa infantil.

Cheeky manifestó este miércoles que Juliana Awada "nunca integró la empresa". Pero también reconoció la relación con el taller denunciado. Informó que, “respecto de la denuncia realizada por La Alameda” y, “de acuerdo con su procedimiento habitual, ha resuelto suspender inmediatamente la relación comercial con este taller hasta tanto se esclarezca su situación”. El problema de Cheeky radica en que la ley pena no solo a las fábricas clandestinas sino también a las compañías que los contraten para producir su ropa.

La Alameda denunció que en un taller del barrio porteño de Mataderos trabajaban hacinados unos 13 bolivianos, varios de ellos inmigrantes ilegales, en jornadas laborales que se extendían de las 7 a las 22. Tenían una nómina de 316 euros mensuales, menor al salario mínimo legal, pero además estaban encerrados todo el día. Solo podían salir a la calle si pedían permiso y debían volver rápido. Además debían mantener sus objetos personales en el taller, como garantía de que no escaparían. Los obreros dormían en literas dispuestas en cuartos pequeños. En las mismas camas comían. Allí vivían con algunos de sus hijos. La casa disponía de un solo aseo.

Tres de cada 1.000 latinoamericanos sufren el trabajo esclavo en el siglo XXI, pese a que ha sido abolido por las leyes en el XIX. La propia OIT admite que se trata de un cálculo conservador. La proporción cada mil habitantes es mayor en Europa Oriental, África, Oriente Medio y Asia-Pacífico que en Latinoamérica.

 

La esclavitud en el mundo afecta más a las mujeres, incluidas las menores de 18 años, que a los varones. La inmensa mayoría son explotados en la economía privada, ya sea por empresas o individuos. Un poco menos de la mitad son trabajadores inmigrantes, y muchos de ellos son explotados en la prostitución. También existe el trabajo forzoso en la construcción y el empleo doméstico.

En Latinoamérica, campesinos e indígenas son víctimas del trabajo forzoso. Brasil es uno de los países más afectados por este flagelo. Entre 1995 y 2011 unos 41.000 brasileños fueron liberados de la esclavitud en inspecciones del Ministerio de Trabajo. Recientemente la Cámara de Diputados aprobó una ley para confiscar las tierras de explotadores laborales, pero aún falta la sanción del Senado.

También se denuncia trabajo esclavo en Perú, Bolivia, Colombia, México, Paraguay y Cuba. Invito a los lectores a aportar más datos y denuncias sobre trabajo esclavo en Latinoamérica.

Hay 9 Comentarios

Parece mentira que en el siglo XXI pasen todavía estas cosas.

Estoy completamente de acuerdo con el artículo.

comparto

sin esclavos!!!! ni esclavistas

Alejandro,
en esta nota de blog
http://www.stephanestraub.com/archives/1417
hago referencia a las excelentes informaciones que has juntado aqui, y le agrego referencias a un caso concreto de trabajo infantil ampliamente documentado y que puede ser considerado como esclavo, en las olerias de Paraguay.

Ricardo: muy atinadas tus precisiones.

Dos aclaraciones, estimado colega. Los departamentos eran propiedad de Zaffaroni, pero no fueron alquilados por él sino por una inmobiliaria que no informó al juez sobre el uso que se les daba. En segundo lugar, en Argentina no existen los "inmigrantes ilegales", no criminalizamos la inmigración como sí hace España. En todo caso, se trataría de ciudadanos bolivianos que no han hecho el trámite necesario para poder trabajar en el país. Trámite por demás sencillo y sin costo alguno.

Brasil tiene problema en el campo con la exploracion de manod e obra rural y pasó a tener tb problema en el medio urbano con peuanos y prinicpalmente bolivianos q son explorados por sus propios patricios en fabricas de ropas algunas hasta tercerizadas de grandes marcas estranjeras... hasta española

Con frecuencia oí a adinerados referirse a un sector social como "animalitos de dos patas" que no merecen mayor diferenciación de los demás animales.
Pregunté por qué estaban tan seguros de esa afirmación. A la respuesta que casi siempre dan, palabras más, palabras menos, aún no logro hallarle un contra argumento contundente (para con esas personas, de poder convencerlas de su error conceptual).
Afirman que, salvo raras excepciones, son personas con mínima capacidad intelectual y criterio. Que (como animales) son capaces de casi cualquier cosa por satisfacer sus necesidades básicas, sin siquiera preocuparse por si es legal o no, o siquiera si es digno. Con el agravante que, si se los trata bien, cuanto más se les da, más piden y terminan mordiendo la mano que les dio de comer y hasta destruyendo los elementos y medios que permiten la supervivencia personal y del grupo en sí. ¿Mejor ejemplo que infinidad de manifestaciones o protestas, en las que no reparan en qué dañan y cuán necesario puede ser para la continuidad de ingresos o de terceros inocentes?
A estos argumentos, suman que, cuando se les paga bien y en condiciones dignas ¿Qué hacen con el dinero y tiempo libre? LO DILAPIDAN EN TONTERAS.
Son los votos que se logran a cambio de baratijas y permiten que inescrupulosos gobiernen. Reitero: Porque tienen mínima capacidad de criterio y sus conceptos de dignidad son más bien "ser o estar por sobre otros", considerando que, la dignidad (la que ellos entienden como tal, de posición superior a otros), sólo es importante cuando se tiene asegurada la supervivencia cotidiana.
Ante semejantes argumentos, A MÍ, no me resulta nada fácil desestructurarlos coherentemente, de tal modo que los tomen por válidos, y no simple retórica moralista hacia lo que continúan considerando animales en cuerpos humanos porque, reitero, afirman que salvo excepciones, es inútil tratar de razonar y enseñarles a ser más criteriosos en sus hábitos y conductas como, por ejemplo, a no reproducirse negligentemente e intentar cultivarse sanamente en sus tiempos libres u ociosos.
Pues no basta explicar que suele ser efecto de una infancia desnutrida, forma de crianza y que "nadie les enseñó" ni dio la posibilidad de poder intentar una forma de vida diferente. Ya que, en esos casos, hasta suelen citar el concepto de "al pueblo pan y circo", refozándolo con ejemplos más actuales de la preferencia para que continúen las plazas de toros, o las diversas formas de aturdimiento insustancial, estilo botellones, o comparsas de carnaval, gastando los ahorros de todo un año en trajes que se usan sólo unos pocos días y ¿qué les dejan o aportan, aparte de "diversión" o sensaciones internas?
En definitiva, personas incapaces de "cultivarse" o progresar, aún pudiendo.
Argumenté esto, sólo para dar lugar a reflexión y debate, sobre la mentalidad y conducta relacionadas con el esclavismo y lo que lo facilita. Ya que ¿no se han sometido por voluntad propia a esas condiciones?
Cuando el hambre es más fuerte que la dignidad y la ambición egoísta más que la ética... difícilmente deje de haber esclavistas y esclavos.

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Sobre el blog

Novedades, tendencias y debates sobre el devenir de la economía y el desarrollo de Latinoamérica y los latinoamericanos.

Sobre el autor

Alejandro Rebossio es periodista. Su especialidad es la economía y trabaja en la corresponsalía de El País en Buenos Aires. Coautor del libro Estoy verde. Dólar, una pasión argentina (Aguilar) y Vaca Muerta (Planeta) junto con Alejandro Bercovich.

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