Brasil está dando un giro en su política económica: pretende dejar atrás años sesgados por recetas neoliberales y apostar otra vez por la industrialización. Esta decisión supondrá consecuencias para el resto de los socios de Mercosur (Argentina, Paraguay, Uruguay y Venezuela), más allá de que no se haya discutido en ese ámbito. Así lo expuso este jueves el economista Adhemar Mineiro, del Departamento Intersindical de Estadísticas y Estudios Socioeconómicos (DIEESE) de Brasil, en un debate en el Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de Argentina (CefidAr), en Buenos Aires.
“Volvemos a tener política industrial, que no tuvimos en los años del neoliberalismo”, destacó Mineiro. El estatal Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) ha definido en 2008 que dará prioridad al financiamiento de fábricas productoras de insumos básicos, como las siderúrgicas, químicas o de celulosa, y a los llamados campeones nacionales, grandes empresas locales que tengan proyección internacional. “Volver a tener política industrial es bueno, pero esto no fue discutido con el conjunto de los socios regionales, a pesar de que va a tener un gran impacto en la integración regional. Si esto no es acordado (con los demás miembros de Mercosur), puede haber problemas”, admitió Mineiro.
El economista señaló que el giro de las políticas del Gobierno de Dilma Rousseff comenzó a finales de 2011 para revertir la receta que ella misma había aplicado en el inicio de su gestión, ese mismo año, y que había contribuido más al estancamiento económico que la crisis europea. La presidenta brasileña había actuado en principio para aplacar la inflación y el aumento del gasto público, pero ahora su prioridad es la expansión económica.
Desde entonces los tipos de interés de referencia bajaron del 12,5% al 7,5%, un nivel históricamente bajo. La tasa de cambio pasó de valer 1,50 reales por dólar a una banda de entre 2 y 2,10, y ahí quiere dejarla el ministro de Hacienda, Guido Mantega, temeroso de que la relajación monetaria de EE UU aprecia otra vez la moneda brasileña. Mineiro recuerda que la valoración del real en los años anteriores había favorecido la importación de bienes chinos, como maquinarias, neveras, lavadoras, zapatos y muebles. Algunos economistas consideran que la bajada de tipos y la depreciación del real suponen dos herramientas más eficaces para la protección de la industria brasileña que las barreras que ha levantado el Gobierno de Rousseff contra la competencia de China o EE UU.
Brasilia también ha adoptado paquetes de medidas para favorecer sectores específicos industriales. Rebajó los costes de contratación laboral, los impuestos y las tarifas de energía eléctrica. Mineiro advirtió, no obstante, que la inversión industrial se concentra en pocos sectores, como el petróleo y el acero, pero no se instalan nuevas plantas para fabricar coches o productos petroquímicos.
Mineiro no cree que Brasil haya sufrido una desindustrialización en los últimos años sino que considera que el sector fabril ha crecido menos que otros, como el de servicios. “Sí hay cambios importantes dentro del sector industrial. Hay cambios geográficos”, expuso el economista de DIEESE, que señaló una mudanza de plantas del estado de Sao Paulo al nordeste brasileño.
El otro cambio en la actividad manufacturera es que crecen los fabricantes de bienes intermedios en detrimento de los de productos finales. “¿Es bueno o malo? Son los sectores en los que se puede competir porque en los bienes finales China es más barata. Pero la producción de bienes intermedios tiene más impacto ambiental, requiere el uso de más agua, más energía, genera poco empleo, pero de buena calidad… Sobre esto hay poca discusión”, planteó dudas Mineiro.
También la industria de coches, en la que Brasil se destaca en el mundo, plantea un “problema grave” para el Gobierno de Rousseff. “Está la intención gubernamental de mantener a la industria, pero las compañías son multinacionales y la influencia del Gobierno es menor. Una parte del financiamiento estatal a las industrias automotrices es un intento de que los sectores de innovación tecnológica se desarrollen dentro del país. Pero las empresas ya tienen sus centros de desarrollo tecnológico afuera. Tendríamos que desarrollar compañías propias… Además hay discusiones sobre el impacto ambiental y social de esta industria. Genera poco empleo y el producto está en el centro de la discusión sobre el impacto ambiental”, advirtió Mineiro.
Si bien las materias primas cotizan alto desde hace unos cuantos años por el cambio estructural de la demanda que provocó el ingreso de China en el comercio mundial, históricamente sus precios han tenidos ciclos buenos y malos. Por eso es tan importante que los gobiernos aprovechen la bonanza actual para desarrollar industrias y servicios que los sostengan en tiempos en que los productos básicos vuelvan a valer poco. De ahí el debate sobre la industrialización.
Hay 1 Comentarios
Si, ya tenemos en Brasil muchos jovenes españoles trabajando.... universitarios...
Publicado por: Wilson Leão | 24/09/2012 0:38:52