En Buenos Aires hay restaurantes temáticos de rock, de fútbol, de magia y de juegos mesa, pero también existen los políticos. Hay varios dedicados al peronismo. Este año se inauguró uno llamado El Revolucionario, en homenaje a las revoluciones de la izquierda latinoamericana. Está en la planta baja de la sede de la Asociación Madres de Plaza de Mayo. Hay que atravesarlo, con sus paredes rojas e imágenes del Che Guevara o los Kirchner, para llegar a la escalera que conduce al primer peso, donde se encuentran las aulas de la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. Allí, entre el miércoles y el sábado pasados se desarrolló el VI Encuentro Internacional de Economía Política y Derechos Humanos. Allí es donde discutieron diversas temáticas latinoamericanas, entre ellas la integración y la desintegración financiera.
Por un lado, el economista peruano Carlos Bedoya, integrante del Colectivo Ciudadanos por el Cambio y exasesor del Gobierno de Ollanta Humala, advirtió sobre la importancia de que América del Sur cree instituciones financieras comunes para afrontar con autonomía eventuales crisis futuras, sin tener que recurrir, como en el pasado, al dinero y las condiciones del Fondo Monetario Internacional (FMI). Por otra parte, el economista argentino Jorge Gaggero, del Centro de Economía y Finanzas para el Desarrollo de Argentina (CefidAr), alertó sobre cómo se desintegran las economías sudamericanas por la fuga de capitales hacia paraísos fiscales. Son dos caras de la misma moneda, pues, cuando los países sufren bruscas salidas de divisas, suelen necesitar rescates externos.
Bedoya comenzó exponiendo que Sudamérica se ha dividido en dos: en una zona del Pacífico, excepto Ecuador, que aboga por el libre comercio (Chile, Perú y Colombia, que junto con México integran la nueva Alianza del Pacífico) y otra del Atlántico, en favor de la “soberanía regional y el mercado interno” (Venezuela, Ecuador, Bolivia, Brasil, Argentina y Uruguay). Bedoya recordó que Paraguay, después de la polémica destitución de Fernando Lugo de la presidencia y la consiguiente suspensión política en Mercosur (por presunta violación de la cláusula democrática), ha pedido ser observador de la Alianza del Pacífico.
El economista peruano recordó que, aunque el Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) no se concretó, se ha tejido una red de tratados de liberalización comercial que va desde Alaska hasta la Patagonia chilena, que abarca Canadá, EE UU, Centroamérica y la costa Pacífica de Sudamérica, excepto Ecuador. También señaló que estas subregiones no solo adhieren al libre comercio sino también a los tratados bilaterales de protección de inversiones. En contraposición, Brasil, el país que más inversión extranjera directa capta en Latinoamérica, nunca ha firmado un convenio de ese tipo con nadie. “Hay un manejo político. Te dicen que tienes que firmar estos tratados o si no, los capitales no llegarán…”, comenta Bedoya.
Pero el economista peruano considera que el proceso de “soberanía regional” del ala atlántica de Sudamérica puede quedar en la nada si no se construyen “instituciones propias”, y en concreto organismos financieros. “En esto ha habido avances, pero también han sido frenados”, reconoce Bedoya. Como progreso citó al Banco del Sur, un banco de fomento sudamericano que comenzará a funcionar el 3 de abril de 2013 con la participación de Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina y Uruguay. Aún falta que lo aprueben los parlamentos de dos países que habían aceptado sumarse: Brasil (lo ratificó la Cámara de Diputados, pero todavía no el Senado) y Paraguay. Ni Chile ni Colombia ni Perú quisieron ser de la partida, pese a que fueron invitados en el contexto de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur).
En la Unasur también se discute sobre la creación de una unidad de cuenta sudamericana para evitar las transacciones comerciales en dólares y la de un fondo monetario regional. Pero así como el año pasado se celebraron varias reuniones de ministros de Economía de los países del bloque, en 2012 se ha avanzado más bien poco.
Además de existir dos ejes en Sudamérica, el del Atlántico se subdivide a su vez en dos: el de Brasilia y el bolivariano, según Bedoya. Y el primer terreno que se ha disputado brasileños y venezolanos ha sido Perú. El exasesor del Gobierno de Humala, desencantado por lo que considera un gira de la izquierda a la derecha del jefe de Estado, cuenta que el entonces candidato presidencial abandonó en la campana electoral de 2010 el lazo que lo unía al presidente venezolano, Hugo Chávez, para abrazar el modelo del exjefe de Estado brasileño Luiz Inácio Lula da Silva. Bedoya contó que Humala iba a imitar los programas sociales de Lula, a emprender obras energéticas con Brasil y a comprarle armas al gigante sudamericano, pero finalmente se echó por tierra toda esa cooperación. Y Humala optó por permanecer en la senda liberal pro EE UU de sus antecesores, Alberto Fujimori, Alejandro Toledo y Alan García, según la opinión del economista peruano. “Nosotros crecemos solo a punta de minerales (de precios) altos. Ojalá tuviésemos la estructura productiva de Argentina”, deseó Bedoya.
Además de por las divergencias políticas, la integración financiera regional se torna difícil por las disímiles recetas monetarias de los países. Chile, Perú y Colombia apuestan por metas de inflación, “represión salarial” y altos tipos de interés, según Bedoya. Ecuador está dolarizado. Venezuela y Argentina aplican controles de cambio, mientras que Brasil está bajando los tipos y acumulando reservas internacionales.
Al finalizar la exposición de Bedoya, el exministro de Planificación chileno Roberto Pizarro, economista socialista, dio su parecer sobre las dificultades para la integración regional: “No hay interés por delegar soberanía ni en Argentina ni en Brasil. Si no delegas, no es posible la convergencia ni eliminar asimetrías. Brasil no quiere constituirse en el centro regional. Ha tenido problemas con Ecuador por Petrobras, con Bolivia por el precios del gas y con Paraguay por el de la electricidad. Brasil fue el que frenó el ALCA y es el que tiene una alta responsabilidad en la integración. Argentina tiene estrictamente un proyecto nacional y pone barreras a nuestros países. Es importante la integración industrializadora, pero hasta ahora ha fracasado. La distribución de industrias en la CAN (Comunidad Andina de Naciones, que antes integraban Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia, Venezuela y Chile; estos dos últimos países se han separado del bloque) en los 60 y 70 fue un fracaso completo. En ese momento todos compartíamos un modelo industrial. Hoy ya no. Y hoy tenemos un enemigo más importante que EE UU: China y su dumping (venta por debajo del coste) social. Es importante tener protección ante China”. Otro panelista, Alejandro Robba, exsubsecretario de Coordinación Económica de Argentina y actual dirigente del colectivo de economistas kirchneristas La graN maKro, describió las palabras de Pizarro como “baño de realidad”, pero destacó que la emergencia de China e India en el comercio mundial y el consecuente aumento de precios de las materias primas ha relajado los problemas de restricciones externas (falta de divisas) de los países sudamericanos y eso abre un espacio para que en este tiempo de bonanza las economías se reindustrialicen y sustituyan importaciones manufactureras.
En otro panel, Gaggero advirtió que el 65% de los fondos que hay en los paraísos fiscales no proviene de actividades delictivas (corrupción, narcotráfico, terrorismo, tráfico de armas) sino de operaciones de fraude tributario de grandes empresas y millonarios. Recordó que existen más de 80 paraísos fiscales, incluidas colonias estadounidenses y británicas en el Caribe así como algunos estados de EE UU (Delaware, Nebraska y Alaska). Algunos famosos millonarios argentinos tienen barcos con bandera de paraísos fiscales amarrados en el lujoso balneario uruguayo de Punta del Este. El economista, que también integra el Grupo Fénix de la Universidad de Buenos Aires, destacó el esfuerzo del presidente de Uruguay, José Mujica, por que su país deje de estar sospechado de serlo.
Gaggero citó un informe de la ONG Global Financial Integrity que dice que entre 2002 y 2006 el flujo de dinero ilícito de los países en desarrollo se elevó de 400.000 millones de dólares anuales a un billón. El 17% de ese total provenía de Latinoamérica. El 8%, solo de Sudamérica. A su vez, Venezuela era el principal origen sudamericano (entre 16.000/18.000 millones anuales), seguida por Argentina (12.000/13.000 millones) y Brasil (8.000 millones). Gaggero destacó que el nivel brasileño resulta bajo respecto del tamaño de su economía, mientras que el de Chile llama la atención por lo elevado en relación con su PIB y con su fama de modelo para los inversores financieros internacionales. El economista calcula que en 2010 la salida ilícita de capitales desde Sudamérica ascendió a 1,4 billones.
El expositor también hizo referencia a un estudio sobre el dinero que se encuentra depositado en los paraísos fiscales, del que en este blog nos hemos referido en su momento. Gaggero opinó que en Argentina la salida de capitales, que el Gobierno busca frenar con controles del mercado de cambios, restricciones de las importaciones y negociaciones con las multinacionales para evitar la remisión de utilidades de las filiales a las casas matrices, “podría neutralizarse con el combate a la evasión tributaria”. En concreto, el economista advirtió de que las empresas maquillan los balances para mostrar menos beneficios que los reales, con maniobras como la manipulación de los precios de transferencias con subsidiarias en el extranjero, la triangulación de operaciones de comercio exterior o la recepción de préstamos falsos desde sociedades propias en paraísos fiscales.
Para terminar repasemos de qué otros temas se debatió en el encuentro en la Universidad Popular Madres de Plaza de Mayo. Resulta interesante para ver qué asuntos y enfoques preocupan a los economistas de la izquierda latinoamericana. En una mesa redonda titulada "La crisis internacional, la construcción de la integración en América Latina: entre el salvataje individual y las respuestas colectivas”, expusieron Raúl de Sá Durlo sobre “desindustrialización y dependencia”, Ignacio Kostzer sobre los “desafíos del posneoliberalismo”, Franklin Straessli Pinto sobre la transformación social en la región, Mario Codoni sobre “el manejo de la divisa y los especuladores” y Silvia Herrera sobre la superación de los esquemas tradicionales de integración. Un panel versó sobre “Los debates sobre el agro en América Latina” e intervinieron Juan Cruz Contreras, refiriéndose al precio de los alimentos y la puja distributiva en una economía con crecimiento; Gabriel Oyhantçabal, sobre el negocio agrícola en Uruguay, y Gabriel Rodrigues Lopes, sobre el “neodesarrollismo y el colonialismo rural en la Argentina y el Brasil actuales”. Otro debate fue acerca de la acumulación y yuxtaposición de bloques de integración latinoamericanos, las “negociaciones y tensiones para la unidad y los problemas de las asimetrías”. Allí expusieron Roberto Miola, Jane Machado da Silva (sobre Brasil, entre sus desafíos locales y las demandas regionales), Gastón Navarro (sobre el nuevo proyecto de alianzas entre Petróleos de Venezuela, PDVSA, y la petrolera argentina nacionalizada YPF) y Roberto Fernandes de Almeida (acerca de la “frágil economía latinoamericana”). Un panel trató sobre los modelos de desarrollo en debate en la región, y allí discutieron Mónica Bruckman, Christy Pato, Guillermo Wierzba y Fidel Aroche. Otro se centró en los enfoques del estudio de la economía en Latinoamérica, con la crítica al desarrollismo en Brasil, a cargo de Rodrigo Castelo, y la revisión de la literatura en Colombia a partir de la apertura comercial, en la voz de Ernesto Chávez. Además se hizo balance de Mercosur: de los conflictos entre Argentina y Brasil, según la visión de Adrián González; la vulnerabilidad económica del bloque, a cargo de Camila Oliveira, y el Banco del Sur, según Lucas Castiglioni. Gustavo Sosa, de la Asociación de Abogados de Buenos Aires, disertó sobre las leyes de economía social en Latinoamérica. Eduardo Barcesat, Diego Borja, Liliana Constante y Hugo Ruiz Díaz expusieron sobre las demandas de empresas extranjeras contra países latinoamericanos en el Centro Internacional de Arreglo de Diferencias Relativas a Inversiones (CIADI), del Banco Mundial. Los efectos y lecciones para los países periféricos de la crisis en los países centrales fueron analizados por Fernando José Pereira Da Costa, que se preguntó si Latinoamérica ha pasado de una inserción mundial "subordinada" a una integración activa, y Lucero Roldán, que planteó la “superación de la perspectiva economicista en los procesos de integración regional en Sudamérica, el rol de la cultura y la comunicación¨. Gustavo Ruz Zañartu, Sergio Carpenter y Néstor Restivo analizaron cómo se encuentra Latinoamérica frente a la crisis financiera internacional. Por último, se presentó el libro Bioeconomía y desarrollo en América Latina y el Caribe, de José Salvador Cárcamo.
Hay 4 Comentarios
Excelente análisis, pero una látima ya que divididos no avanzamos y las diferencias se seguirán profundizando.
Publicado por: SEOVOLUCION | 02/01/2014 20:40:38
es para preocuparse ...saludos
Publicado por: sitios web | 16/10/2012 18:49:03
Insistencia en forzar la realidad para encaminarla hacia el neoliberalismo y, nuevamente, convertir a Latinoamérica en la fuente de recursos baratos para el norte. Y hay algunos sudamericanos que lucran vendiendo barata la sangre de sus compatriotas. Es su rol elegido.
Publicado por: jl_ar2002 | 08/10/2012 17:04:52
En el caso del Ecuador, su economía se mantiene a flote por tres pilares fundamentales: 1 La dolarización, que paró en seco la alta inflación que se mantuvo durante decadas, 2. Los altos precios del petróleo que inundan de dólares la economía y sirve para aumentar el gasto público y mantener contenta a una creciente burocraxia estatal y 3. Las remesas de los migrantes, que a pesar de la crisis mundial, continúa siendo una fuente importante de divisas.
Publicado por: Noticias de Ecuador | 08/10/2012 7:07:23