Este lunes y martes pasados se reunieron en Lima los jefes de Estado de América del Sur y los países árabes. Se encontraron empresarios de ambas regiones para explorar negocios en común. No solo China e India pretenden tomar posiciones en estas tierras ricas en recursos naturales. Y mientras tanto algunos lectores de este blog se preguntan qué ha ocurrido con la tradicional influencia de Europa en Latinoamérica, qué ha sucedido con las antiguas metrópolis y potencias económicamente dominantes en esta parte del mundo.
Está claro que España sufre su crisis y en algún sentido afronta ciertos repliegues en la región. Italia también padece la suya. Las diplomacias de Alemania y Reino Unido han lanzando estrategias explícitas para aprovechar la bonanza económica latinoamericana. De Francia se tienen menos noticias, pero su inversión gana terreno.
¿Qué ha sucedido con la inversión europea en la región? En el periodo 2000-2005 la Unión Europea representaba el origen del 43,2% de las inversiones extranjeras directas en América Latina. En 2006-2010 bajó al 40%, pero continúa siendo la fuente principal de capitales, según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Y eso que este periodo abarca solo tres años desde la crisis mundial que comenzó en 2008 y que con el tiempo se ha profundizado en el Viejo Continente, mientras el resto de la economía global se ha recuperado. No es que la inversión europea haya caído en volumen. Al contrario, ha ido creciendo, pero menos que la proveniente de otras regiones.
Pero en Latinoamérica retrocedió más el peso del capital de EE UU y Canadá, del 37,8% al 28,2% del total. En cambio, crecieron las multilatinas, las empresas latinoamericanas con expansión internacional, del 5,3% al 8,5% y las de Asia y Oceanía, del 2,6% al 6,2%.
La UE retrocedió en Argentina (del 47,6% en 2000/2005 al 41,4% en 2006/2010), Brasil (del 53,9% al 44,6%), Chile (del 51,9% al 35,7%) y Colombia (del 41,8% a solo el 6,5%). En cambio, subió en México (del 33,7% al 43,3%) porque allí perdieron peso las compañías de EE UU ante la crisis financiera que se originó en este país en 2008. En Costa Rica se mantuvo en el 13,6%; en Ecuador se elevó del 10,5% al 33,3%; en Paraguay cayó del 56,7% al 10,9%; en República Dominicana, del 34,7% al 30,7% y en Uruguay, del 28,5% al 16,3%.
No solo las empresas latinoamericanas y asiáticas avanzaron más rapido que las europeas en Latinoamérica sino que las del Viejo Continente se ha interesado más por otros rincones del mundo que por éste. Entre 2000 y 2005, el 3,3% de las inversiones directas de la UE iba a Latinoamérica. Entre 2006 y 2010, el 2,6%. Sucede que las compañías europeas crecieron más en EE UU (del 11,5% del flujo en 2000/2005 al 13,3% en 2006/2010), África (del 1,9% al 2,5%) y países asiáticos en vías de desarrollo (del 4,8% al 5,4%).
A su vez, cada país europeo fue ganando o perdiendo peso en la porción de inversión de la UE en Latinoamérica. España suponía entre 1999 y 2005 el 52% del capital comunitario que llegaba a esta región. Entre 2006 y 2010 descendió al 45%, pero sigue siendo la líder europea. Habrá que ver qué cifras arrojará en el actual quinquenio 2011-2015 después de tanta crisis. Reino Unido pasó del 11% entre 1999 y 2005 al 12% entre 2006 y 2010. Francia, del 9% al 16%. Holanda bajó del 6% al 4%. Alemania se expandió del 4% al 7% e Italia, del 3% al 16%.
Así como las inversiones españolas se concentraron en servicios privatizados, petróleo y banca, las de Alemania, Holanda e Italia tradicionalmente han apostado por el sector industrial. El capital francés también siempre ha estado presente en la actividad manufacturera, pero también participó de los negocios que se abrieron con las privatizaciones de la década del 90. Los británicos se han interesado por la minería, algunas fábricas y los servicios financieros.
La UE además conserva su peso como comprador de bienes latinoamericanos. Alrededor del 20% de las exportaciones de América Latina va hacia el bloque de los 27, una cifra que se mantuvo entre 2000 y 2010, según la CEPAL. En cambio, China avanzó del 2% al 13% y EE UU retrocedió del 30% al 18%. La propia Latinoamérica como destino de las ventas externas se sostuvo en el 28%. Pero así como China compra en la región cada vez más materias primas y sus derivados (en 1990 eran el 72% de sus adquisiciones latinoamericanas y en 2010, el 93%), la UE importa desde aquí una mayor cantidad de otras manufacturas (del 18% al 35% del total).
Para terminar, volvamos a la cumbre América del Sur-Países Árabes, que antecede a la que en enero próximo celebrarán en Chile la UE, Latinoamérica y el Caribe. Repasemos las empresas que participaron del encuentro empresarial de la cita peruana para adivinar qué negocios están por venir: la petrolera argelina Sonatrach, las argentinas IMPSA (constructora de centrales eléctricas), Techint (grupo siderúrgico, petrolero y constructor), Bridas (petrolera cuyo 50% pertenece a la china CNOOC) y Pluspetrol, las brasileñas Votorantim (conglomerado industrial), Odebrecht (constructora) y Marfrig (carnes), la chilena Sigdo Koppers (industria), las españolas OHL, Endesa (controlada por la italiana ENEL) y Abengoa, la norteamericana Hunt Oil, la británica BAT (cigarrillos), la minera peruana Southern Copper (propiedad de Grupo México), las cataríes Hassad Food (alimentos) y Al Jazeera (televisión) y la árabe Dubai Ports. También se juntaron compañías con intereses en otros sectores, como finanzas, papel, navieras, logística, turismo, publicidad, laboratorios, perfumería, tecnologías de la información, cemento, textil, pesca, bienes raíces, aeropuertos y sanidad.
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