La merma de los precios de las materias primas despierta inquietud

Por: | 22 de abril de 2013

Latinoamérica crece, no está en crisis como España, pero se encuentra en zona de riesgo. Y su problema no es la supuesta falta de reformas estructurales, como liberalización comercial o flexibilización laboral, o la presunta urgencia por hacer ajustes fiscales. Las amenazas son, aunque parezca paradójico, el fuerte ingreso de capitales, que aprecia las monedas de la región y encarece, por tanto, la producción industrial, y la incipiente caída de los precios de las materias primas, desde las minerales hasta las agrícolas. Éstas han sido algunas de las conclusiones que sacaron expositores del seminario sobre neoestructuralismo y economía heterodoxa que comenzó este lunes en la sede central de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en Santiago de Chile.

 

En el seminario, que finaliza este martes, no se escucharon las clásicas advertencias de Wall Street contra los gobiernos de izquierda radical de la región. Tampoco los elogios a los países que siguen aplicando al pie de la letra la receta neoliberal. Las alarmas encendidas fueron para unos y otros.

Uno de los principales economistas poskeynesianos, el norteamericano Jan Kregel, director de un programa del Instituto Levy de Economía de Bard College, advirtió que el problema de Latinoamérica sigue siendo, como en los 50 y 60, “la necesidad de desarrollar su industria, la incorporación de tecnología a su proceso productivo, de modo de incrementar los salarios, reducir las desigualdades y generar crecimiento”, en esa secuencia. Antes de su exposición en la CEPAL, Kregel advirtió a El País de que la región no fabrica bienes industriales que puedan competir con los producidos en países desarrollados ni los del Asia Oriental, donde las nóminas son menores. Para solucionar esta brecha, tres factores resultan cruciales, según el profesor: el nivel salarial, la productividad y la tasa de cambio.

Levy

Kregel citó como ejemplo la devaluación de Argentina de 2002 que, después de diez años de atadura con el dólar, impulsó la producción industrial. Pero el economista tejano, de 69 años, advirtió que en la actualidad todos los países latinoamericanos sufren la sobrevaloración de su tasa de cambio real (ajustada por inflación), lo que se traduce en una desindustrialización, en una acentuación de la producción primaria detrimento de la manufacturera. Brasil, México y Perú son algunos de los casos más preocupantes en materia de apreciación de las monedas, según Kregel.

“En los últimos cinco o seis años, Latinoamérica creció pese a la sobrevalorada tasa de cambio, porque gozó de los altos precios de las materias primas”, destacó quien fuera funcionario de Naciones Unidas y cofundador del colectivo El Otro Canon, un centro estadounidense de economía heterodoxa. “Pero esta situación cambiará porque China ya no crece al 10% anual y tenderá a bajar su crecimiento al 4% o 5%. Los precios ya comenzaron a caer y van a seguir cayendo”, advirtió Kregel. Además, en algunos países mineros como Chile se han añadido huelgas en demanda de mejores salarios y un bloqueo judicial al desarrollo de un yacimiento con Argentina por su posible impacto medioambiental.

No llegarán tantas divisas por la vía comercial, pero sí por la financiera. “EE UU y Japón están llevando sus tipos de interés al 0%, están haciendo una sustancial relajación monetaria y los capitales buscarán otros lugares para invertir. En Latinoamérica hay tipos más altos y el ingreso de capitales traerá mayores apreciaciones de la tasa de cambio”, alertó Kregel. Hasta ahora algunos analistas recomendaban aprovechar los buenos términos del intercambio (relación entre precios de exportación e importación) para financiar el desarrollo industrial con parte de los beneficios extraordinarios de los productos básicos, a los que sugerían capturar con empresas públicas productivas o impuestos. Pero el actual empeoramiento de esos términos y la prevista apreciación de las monedas sumarán más dificultades al desempeño manufacturero. “Volverá a haber en Latinoamérica restricción externa, con mayor déficit de cuenta corriente y una balanza comercial (de bienes) que también pasará a ser deficitaria. Va a ser sustancialmente difícil mantener el crecimiento. Esto ya sucede en Brasil y Argentina y puede ocurrir en el resto de la región”, lamentó Kregel, que iba a exponer junto al vicepresidente del Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social (BNDES) de Brasil, João Carlos Ferraz.

 

El economista norteamericano recomendó entonces que la región aplique controles más fuertes al ingreso de capitales, puso el ejemplo de Brasil, pero señaló que aún han sido poco eficaces. “Hay países donde subieron los salarios más que la productividad, sobre todo en Brasil, pero también en México, Argentina y Chile”, advirtió Kregel sobre el impacto de la sobrevaloración cambiaria. En el caso de Argentina, ha habido depreciación nominal, pero apreciación real (ajustada por la elevada inflación, que superó el alza del dólar frente al peso en los últimos años).

Kregel también sugirió que los países vuelvan a buscar la caja de herramientas de las políticas industriales, olvidadas a partir de la liberalización comercial de los 90. “Sudamérica tiene que tratar de no depender tanto de la demanda de China y desarrollar su mercado interno. Las políticas industriales implican subsidios indirectos al sector manufacturero. ¿Cómo? A través de tasas de cambio diferenciadas (una para los exportadores de materias primas y otra para los de bienes elaborados) y mediante cargas impositivas que graven más las ventas externas de productos básicos que si éstos se exportan con mayor valor añadido", propuso Kregel.

Industria brasil

El seminario de la CEPAL fue abierto por Luiz Gonzaga Belluzzo, profesor de la Universidad de Campinas (Brasil), que advirtió sobre el impacto en la región de las transformaciones de las relaciones centro-periferia. Relató que las multinacionales ya no integran su producción en forma vertical (en toda la cadena de producción), como en los 60, sino que centralizaron el control y dispersaron la actividad productiva. En ese proceso, “América Latina y Brasil en particular perdieron posiciones como receptor de inversión extranjera directa”. Puede haber capitales que van a los sectores primario y de servicios, pero resulta “marginal” lo que se dirige a la industria, lamentó Belluzzo, que fue secretario de Política Económica del Gobierno de José Sarney (1985-1990) y consultor personal del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva.

Belluzzo recordó que Asia ha constituido un gran cluster (conglomerado productivo) donde China exporta a los países desarrollados e importa insumos industriales del resto de Asia. “Hay una nueva configuración de la producción industrial. Brasil venía acortando la brecha tecnológica con el mundo desarrollado desde los 30, sobre todo en la posguerra, en los 60 y los 70. Aquel proceso fue muy eficaz, pero después vino el golpe de la crisis de la deuda externa en los 80. Hasta 1994 no se salió de esa crisis y desde entonces comenzamos a padecer la sobrevaloración cambiaria. Hoy hay un esfuerzo del Gobierno brasileño por evitarla, pero en los últimos años ha habido un cambio en la división internacional del trabajo, Brasil se hizo muy eficiente en la producción primaria y perdió competitividad industrial. No conseguimos hacer avanzar nuevos sectores”, dijo Belluzzo a El País.

Este economista heterodoxo, que sabe usar conceptos de Keynes y Marx para sus críticas, recomienda que Brasil deprecie su tasa de cambio y fomente la producción industrial también con cambios en el régimen de compras gubernamentales. Por ejemplo, sugiere que el Gobierno de Dilma Rousseff recurra a más proveedores locales para cumplir con su ambicioso plan de infraestructura (incluidas las obras del Mundial de 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016), que marcha más lento de lo pensado, y el desarrollo de los yacimientos petroleros en el mar, para los que hay numerosas empresas extranjeras que podrían abastecerse de maquinaria en el mercado brasileño. Por último, Belluzzo también destacó la importancia de la integración regional para atraer la radicación de multinacionales que quieran abastecer a países vecinos.   

 

Además de Kregel y Belluzzo, estaba previsto que también expusieran en el seminario Robert Boyer, del francés Instituto de las Américas; José Antonio Ocampo, de la Escuela de Asuntos Públicos Internacionales de la Universidad de Columbia (EE UU), y Ricardo Ffrench-Davis, profesor de la Universidad de Chile, entre otros economistas.

Hay 1 Comentarios

Con Sarney y Beluzo vino la hiperinflacion en Brasil,ahora parece que va a volver.Beluzo no tiene ni idea de administrar nada.Presidente de un club de futbol famoso en Brasil ,lo llevo a la ruina.

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Sobre el blog

Novedades, tendencias y debates sobre el devenir de la economía y el desarrollo de Latinoamérica y los latinoamericanos.

Sobre el autor

Alejandro Rebossio es periodista. Su especialidad es la economía y trabaja en la corresponsalía de El País en Buenos Aires. Coautor del libro Estoy verde. Dólar, una pasión argentina (Aguilar) y Vaca Muerta (Planeta) junto con Alejandro Bercovich.

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