Ricardo Ffrench Davis, chileno de 76 años, es doctor en economía por la Universidad de Chicago, pero crítico del neoliberalismo. Fue uno de los autores intelectuales de los controles a las entradas de capital que funcionaron en Chile en los primeros años de la década del 90, a pesar de la recomendación en sentido contrario del Fondo Monetario Internacional (FMI). Autor del libro Entre el neoliberalismo y el crecimiento con equidad en Chile (1999), fue uno de los fundadores de la Corporación de Estudios para Latinoamérica (CIEPLAN), de la que se nutrieron diversos gobiernos de la Concertación que reemplazó a la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990). Fue director de estudios del Banco Central de Chile entre 1990 y 1992, cuando ingresó por un tiempo como asesor de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL). Actual docente de la Universidad de Chile, ha sido profesor visitante de las universidades Complutense de Madrid, de Oxford y de Boston, así como de la sede chilena de la de Stanford. En el presente es optimista con su país, México, Colombia, Perú y Brasil, pero advierte sobre la apreciación de las monedas, por su impacto negativo en la producción local, y sobre la creencia de que el ciclo de precios altos de las materias primas será eterno, porque a partir de ellos se ha consolidado un gasto público que él considera insostenible. En diálogo desde Santiago de Chile, de Argentina y Venezuela prefiere ni hablar.
Pregunta: -¿Cómo ve la economía latinoamericana?
Respuesta: -Hay varios elementos comunes entre diversos países de América Latina, como México, Chile, Colombia, Perú y Brasil, que constituyen una mayoría de la economía de la región. Otros casos distintos son Venezuela, Argentina, Nicaragua o Guatemala, a los que no me referiré. Aquellos cinco países tienen virtudes y problemas comunes. Crecieron bastante bien entre 2004 y 2008, se recuperaron bien en 2010, crecieron en promedio en 2011 y 2012 a un nivel aceptable, con diferencias entre Perú y Brasil, pero con la situación bajo control, con aumentos del empleo, del salario, la actividad económica, usando la capacidad (productiva) disponible cerca del límite. Es muy bueno que se la esté usando porque no se usaba así en 2003 y 2009. Es un movimiento hacia el equilibrio porque gano más, invierto más, creo empleo, crece el salario. Pero no es lo mismo crecer porque hay más uso de la capacidad que crecer porque se crea más capacidad. Ya no crecemos tanto como antes. Entre 1998 y 2003 apenas creció 1,4% anual el promedio de toda Latinoamérica. En 2004, el 6,1%. Latinoamérica no cambió de un año para otro, eran los mismos empresarios, los mismos trabajadores, casi los mismos gobiernos, pero cambiaron los precios de exportación y además volvieron los capitales que se habían ido. Hubo más demanda, y había capital y trabajo subutilizados. Eso pasó también en 2010. No es que hicimos algo sustantivamente distinto que en 2009. Hubo política contracíclica, eso sí. El crecimiento del PIB fue respondiendo y 2010, 2011 y 2012 fueron mejores que los años 80 y 90. No es que la región se puso las pilas, pues seguimos con deficiencias.
P: -¿Cuáles?
R: -Vivimos demasiado de los buenos términos del intercambio (relación entre los precios de las exportaciones y los de las importaciones). En 1997 y 1998 estaban en un nivel de 110 (puntos). En 2011 y 2012 estamos en 150. ¿Cuán sostenibles son? Hubo señales inquietantes en abril, habían bajado entre 10% a 15% distintos precios, como el oro y el cobre. Se han recuperado, pero creo que hay un componente temporal. América Latina se acomodó demasiado a estos términos del intercambio. Hay apreciación cambiaria en Colombia, Brasil, muy fuerte en Chile. Perú ha sido más cauteloso, mas contracíclico en su política cambiaria. Esto se refleja cuando uno ve el PIB y la composición del gasto. A pesar de estos términos del intercambio elevados y no sostenibles, en mi opinión, tenemos déficit de cuenta corriente en Brasil, Perú, Colombia, Chile. En Chile el año pasado tuvimos un déficit del 3,5% del PIB, a pesar del precio espectacular del cobre. Desde que comenzó el boom de precios de 2004 a 2012, la cantidad de productos importados creció al 9% anual y las exportaciones, al 5%. Cada vez importamos más. Los productores de bienes se acomodan a un dólar barato y compran más insumos importados, tanto los que se dedican al mercado interno como los que exportan. Voy reemplazando insumos nacionales y están siendo afectadas las pymes. Las pymes compiten con importaciones asiáticas, que llegan con un dólar barato y con un arancel bajo. El arancel promedio de Chile es del 1%. Ya estamos casi con el libre comercio con todo el mundo. Las pymes sufren y eso deja una huella regresiva para el futuro. La reprimarización de las exportaciones se da en todos nuestros países. Los términos del intercambio nos dan ingresos fiscales para nuestras economías, aunque no tanto en Brasil, y nuestras cuentas fiscales dependen de precios transitoriamente altos. Se usa la plata (dinero) del cobre para financiar los salarios de los maestros o el déficit externo. Pero ya no podemos meter demanda para crecer. Necesitamos inversión. América Latina no está creciendo a los saltos, al 5% anual, a lo más que llega es al 3,5% y 4%. Vivimos de una ilusión transitoria. Una parte de los precios altos estamos ahorrándola y otra estamos comiéndola.
P: -¿Qué se puede hacer entonces?
R: -Un tema es el precio del dólar. Como Chile hizo entre 1990 y 1995, hay que regular en forma contracíclica los flujos de capital de corto plazo y no gastar tanto cuando las vacas están gordas. Estamos guardando poquito. Las vacas se van a pegar una adelgazada fenomenal. Hay que pasar a un tipo de cambio libre formalmente administrado, manejado por las autoridades fiscales y monetarias. No hay espacio para una autonomía del banco central sino que debe trabajar en conjunto con el gobierno. Hay que poner encajes al ingreso de capitales, que suban si entran más capitales y bajen si entran menos. China lo hace, Corea del Sur lo hizo durante 30 años. Lo interesante es que el FMI empujó a Chile en los 90 a soltar la cuenta de capital y en 1999 caímos en la crisis asiática. Hoy día el FMI dice que hay bases para hacer regulaciones bien pensadas. Dijo en 2010 que había estado equivocado. En 2011 lo reiteró. También son incorrectas las metas de inflación, porque se ponen por encima del empleo y el crecimiento. Hay que mirar la inflación, pero también las otras cosas. Ahora los bancos centrales de estos cinco países latinoamericanos están quedándose atrás del FMI, la Unión Europea y EE UU. Aprovechemos los buenos precios de las exportaciones para construir un camino.
P: -¿Pero cómo se puede contraer el gasto cuando Chile tiene demandas de educación universitaria gratuita y otros países también mantienen deudas sociales?
R: -Las políticas contracíclicas son notablemente progresivas en función del mercado de trabajo y de los ingresos tributarios. Siempre en 200 años estas infladas han sido seguidas de caídas y sucedieron deterioros fuertes del mercado laboral, como en 2008 y 2009, con caída de la formalidad, baja calidad del empleo, empleo no decente. Y necesitamos ser capaces de transmitir a la política que la regulación de la cuenta de capital, el manejo activo del tipo de cambio, ajustado de acuerdo a las necesidades. Los ingresos deben ser sostenibles para sostener las demandas sociales. Pero las demandas sociales necesitan algo más, en todos los países y en Chile en particular. Los ingresos tributarios son 18% del PIB, menos mitad de la de los países de la OCDE (Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico). En Perú es más bajo, en México es bastante más bajo. En Colombia es más bajo. Tenemos que hacer una política de inversión en capital humano, que cuestan plata y eso no se financia con los precios de las materias primas. Podemos ponerles royalties (regalías), como Australia. Mientras la región siga creciendo, tenemos que poner impuestos más efectivos, que haya menos evasión (fraude) por los paraísos fiscales. La OCDE y la UE están haciendo cosas interesantes en combatir los paraísos fiscales. Espero que nosotros lo aprovechemos, que hagamos que nuestros ricos no abran filiales en Caimán, Bermudas, que estén en sus países, y que no localicen los beneficios allá y las perdidas acá. Tenemos que hacer una campaña muy grande. Esto es para financiar de verdad la educación gratuita, y de calidad. Hoy día hay una pésima calidad en la secundaria y la universidad. Además de gratuita, hay exigencias día a día hacia la calidad de la enseñanza, los programas y la capacitación del magisterio. Hay que pedir también eficiencia a los estudiantes, no regalarles títulos, que reciban más educación técnica, no solo universitaria. No necesitamos solo abogados, psicólogos y periodistas sino técnicos.
P: ¿Y cómo ve a Argentina y Venezuela?
R: -Como dije cosas sustantivas de los otros cinco países, prefiero no desvirtuarlas hablando de otros países que no me gusta cómo van. También Costa Rica está en una posición interesante. Algunos países centroamericanos hacen esfuerzos interesantes, en cuanto al manejo fiscal, la transparencia en la medición de la inflación y el PIB, en la capacidad de mostrarle a la sociedad un camino hacia el futuro, sin discutir las cosas centrales, sino las marginales, pero tanto Argentina como Venezuela no avanzan. Pero prefiero hablar de lo positivo y no de lo negativo. Quiero transmitir lo positivo, pero también decir que estamos con problemas en los otros cinco países. Perú ha hecho las cosas bastante mejor en cuanto al comportamiento contracíclico, sin ser perfecto, pero lo más salientes fue salir de la receta neoliberal del tipo de cambio libre y las metas de inflación. Que se olviden de las metas de inflación, hay que crecer con innovación.
Hay 2 Comentarios
El artículo está lleno de falsedades que llevan a conclusiones erróneas. Por ejemplo, en el 2004 no eran los mismos trabajadores que 1998-2003. Eran trabajadores que por la crisis habían reducido sus salarios a más de la mitad (Véase desempleo, subempleo, devaluación...). A nivel macroeconómico se impuso el criterio de que crear economía es más importante que "buenos balances" (Ya no se hizo caso al FMI con sus recetas de incremento de impuestos, reducción del Estado y privatización de todo —hasta el agua si fuera necesario— para pagar deudas). Es cierto, innegable, que la demanda china mejoró los balances comerciales. Pero si no hubiera sido por las devaluaciones y reducciones del salario real, tal demanda china habría sido reducida (Es el problema actual con las monedas revalorizándose). En el segundo párrafo promueve "smart accountancy" (Maquillaje monetario, a través de tasas de interés y control de liquidez) para "solucionar" problemas. Cuando ya sabemos que son medidas de alcance limitado que favorecen a los especuladores financieros. Siempre para hacer crecer una economía sólidamente se debe invertir en educación e investigación. De esa forma aunque se tenga una moneda tan cara como el euro se puede avanzar. No se trata sólo de invertir en "capital humano" para tener una sociedad de trabajadores más eficientes. Se trata de invertir en investigación para tener control sobre el desarrollo. Ésta es una de las grandes diferencias entre los éxitos de Brasil y los traspies de México (¡Y es una fórmula que los chilenos sí llegaron a conocer!).... Un punto a favor de este señor es que defendió el control de flujos de capitales cuando hacerlo era sacrilegio (Esa visión compartida por los sectores económicos en Chile ha favorecido a la estabilidad económica)
Publicado por: eduardo | 10/05/2013 18:46:23
Muy buena nota, para re leerla en varias oportunidades. En latinoamerica no podemos caer en los errores politicos de España
Publicado por: carlos saez | 10/05/2013 9:33:39