"La Alianza del Pacífico es una cuña de EE UU contra Brasil"

Por: | 19 de julio de 2013

Carlos Ominami, economista chileno de 63 años, presentará en los próximos días un libro de la fundación de la que es presidente honorario, la Chile 21. Se llamará Radiografía crítica del modelo chileno. Este doctor de la Universidad París X Nanterre y que fuera ministro de Economía del primer gobierno de la Concertación por la Democracia, el del democristiano Patricio Aywlin, entre 1990 y 1992, pone en tela de juicio lo que para muchos analistas es el ejemplo para el resto de Latinoamérica. De joven perteneció al Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), en 1973, con el golpe de Estado de Augusto Pinochet, se marchó al exilio en Bélgica y Francia, regresó en 1985 para militar en el socialismo, aliado a la democracia cristiana en la Concertación. Fue senador entre 1994 y 2010, pero un año antes dejó aquella coalición antipinochetista para apoyar la candidatura presidencial de su hijo adoptivo, Marco Enríquez-Ominami, del Partido Progresista, que logró un destacado tercer puesto frente al triunfante Sebastián Piñera, de la derecha, y al expresidente Eduardo Frei (1994-2000), dirigente democristiano de la Concertación. En las elecciones generales de noviembre próximo, Enríquez-Ominami se vuelve a presentar, otra vez con el apoyo de su padre, aunque en esta oportunidad deberá enfrentar a la expresidenta Michelle Bachelet (2006-2010), socialista de la Concertación, y a una derecha que no encuentra candidato. Pero más allá de la política, Carlos Ominami habló desde Santiago con El País sobre el panorama económico latinoamericano.

 

Pregunta. ¿De qué va el nuevo libro?

Respuesta. Es un libro que se llama Radiografía crítica del modelo chileno, son 25 trabajos que lo examinan y está editado por Gonzalo Martner y Eugenio Rivera. Hace una reflexión crítica del modelo, se enfatiza el cortoplacismo de la estrategia, se pone en duda algo que está muy de moda decir, que es que Chile está al borde del desarrollo, que estamos cerca de los 20.000 dólares de renta per cápita, pero hay otras condiciones que hacen a un país desarrollado, como una oferta productiva más diversificada, mayor cohesión social y mejor nivel educativo. Tenemos una concepción crítica del desarrollo, planteamos una opción alternativa a la neoliberal.

P. Pero Chile ha sido presentado como modelo para Latinoamérica…

R. Le ha hecho un gran daño a Chile el ser presentado como modelo. Fue algo político e ideológico. El FMI (Fondo Monetario Internacional) necesita una buena experiencia para comunicar internacionalmente, necesita mostrar que las políticas del Consenso de Washington fueron exitosas en algún lado. Es cierto que Chile recuperó el dinamismo, pero de ahí a ser modelo hay una distancia. Una cosa que caracteriza mucho a Chile y que se propagó en el mundo con el apoyo del Banco Mundial es su sistema de pensiones. Otros países hicieron lo mismo. Pero si hay un sistema previsional en crisis es el chileno.

Ominami

P. ¿Por qué?

R. El cambio se hizo en 1981 bajo el régimen militar. Pero se le dijo a la gente que iba a tener una tasa de retorno del 70% de su último salario, pagando una contribución mayor, del 10%. Hoy la tasa de retorno es del 35% o 40% en el mejor de los casos. ¿Qué ocurrió? En 2008 Bachelet hizo un esfuerzo para crear un pilar solidario del sistema, el Estado se hizo cargo de los que no trabajaban o no habían cotizado lo suficiente. Hoy la industria de las AFP (administradoras de fondos de pensiones) dice que las cosas cambiaron, dice que hay que subir la jubilación y subir la cotización, pero creo que el Estado va a tener que intervenir.

P. ¿Reestatalizar el sistema como hizo Argentina en la crisis mundial de 2008?

R. Yo lo conversé en 2008 con (el expresidente argentino Néstor) Kirchner (2003-2007), pero no lo sé. En 2008 perdieron las AFP (chilenas) un 40%. Pero en Chile deberá introducirse un sistema combinado. El Estado va a tener que poner plata (dinero) para resolver la jubilación de mucha gente con dificultades para pensionarse.

P. Usted critica el modelo de Chile, pero el país ha reducido la pobreza y es el de mayor índice de desarrollo humano…

R. Cuando algunos dicen que en Chile los pobres son más pobres y los ricos son más ricos, no es cierto. Hay menos pobres y los pobres son menos pobres, pero es cierto es que los ricos son cada vez más ricos. La experiencia chilena ha sido exitosa con la lucha contra la pobreza y tiene un gran pendiente que es lucha contra la desigualdad. La derecha se abrió a temas de pobreza y se ha hegemonizado en el resto. La Concertación en eso tampoco fue exitosa. Lo más progresista fue en 1990 y 1991, al inicio de la transición, cuando tomamos medidas importantes, hicimos la reforma tributaria, con más impuestos a las empresas y los más ricos, aumentamos el salario mínimo, mejoramos la legislación laboral, pero después la distribución no se ha movido.

 

P. ¿Por qué es tan importante reducir la desigualdad en Chile y el resto de América Latina?

R. La desigualdad está en el centro de la inquietud ciudadana. Tiene que ver con las protestas que vemos en Brasil y Chile. Ambos progresaron. Hay que ser obcecado para no reconocerlo, pero la gente ve que su progreso es mucho menor que el del otro. El epicentro de las protestas ha sido el descontento en las nuevas clases medias. El sistema logró sacar una cantidad importante de personas de la pobreza, que se metieron en las capas medias bajas. Son padres que quieren que sus hijos vayan a la universidad, quieren cambiar de barrio, quieren mejor salud y educación, pero viven en una situación de permanente amenaza, tienen muchas dificultades para alcanzar sus aspiraciones. Van a universidades devaluadas, se llaman universidades, pero dan títulos que el mercado no reconoce. En Chile hay estudiantes frustrados con títulos que no les permiten insertarse en el mercado laboral. Encima los padres se quedan con una deuda de 20.000 o 25.000 dólares por el estudio de su hijo. Son la clase media que vive con la angustia del endeudamiento, endeudada con la tarjeta. Si enfrenta una situación grave, se compromete el presupuesto de la familia. Puede caer rápido en la pobreza si pierde el trabajo. En las movilizaciones grandes de Chile no solo había estudiantes sino también sus padres y abuelos.

P. ¿Cómo ve a Latinoamérica en general?

R. No cabe duda de que América del Sur ha pasado por su mejor momento de la historia. América del Sur está desconectada del resto de América Latina. Ha logrado una democracia estable, de poca energía, de baja intensidad, pero democracia al fin. La historia de las dictaduras está quedando atrás, es una época distinta. Hay una convergencia de demo con crecimiento, inflaciones bajas, cuentas fiscales en orden, sin endeudamiento. Hoy día en Europa las deudas son sustancialmente mayores que las nuestras. Nunca en la historia había habido estos buenos resultados. Pero hay que interrogarse qué sucede si acontece el fin del superciclo de los altos precios de las materias primas, si la economía china crece menos, no ya al 10% sino que se estabiliza en el 7%. El último trimestre China registró el crecimiento más bajo desde 1994, y esto tiene un efecto directo en el precio de la materia prima, en el cobre (principal exportación de Chile). Hemos tenido un periodo promisorio, pero ojo que la economía china está haciendo un cambio estructural, apostando a más consumo interno. Hay una demanda por alimentos que puede ser muy importante, pero habrá cierta caída en la demanda de cobre. En 2011 la libra de cobre valía más de 4 dólares, en 2012 bajó a 3,50 y este año está en 3. Sigue alta, pero hay una vulnerabilidad mayor. Tradicionalmente el cobre ha proporcionado el 5% del financiamiento público de Chile. Hoy es el 20%. Una caída fuerte del cobre, con el actual aumento de costos, sobre todo los de energía, nos afectaría.

Ominami

P. ¿Encuentra en la región modelos y contramodelos?

R. Hay experiencias distintas. Hoy en día está en entredicho el modelo de Brasil, hay cierto agotamiento de su modelo de desarrollo. Pero con todos los problemas, Brasil ha protegido su mercado interno y hoy es una potencia industrial. Puede que en algunos planos sea poco competitivo, que tenga corrupción, pero hay una política industrial. En Chile no la ha habido, hay una gran dependencia del cobre, se ha gastado la bonanza, tiene un fondo soberano, con 20.000 millones de dólares, pero no son suficientes para muchos años y no hay diversificación productiva. Argentina antes tenía una diversificación productiva, pero hoy su modelo está en una situación compleja, tiene distorsiones de precios, cambiarias, que se vienen acumulando y son una amenaza sobre la estabilidad económica y el dinamismo de Argentina. Argentina perdió el dinamismo de los últimos diez años. Hay una cierta alucinación. Perú ha ido bien, creció mucho, era país muy constreñido en su desarrollo, ha sido neoliberal, pero en la etapa fácil, cuando se liberan las fuerzas, cuando explota un potencial minero que tenía subexplotado, pero hay cierta ingenuidad en la mayoría de la clase política peruana que cree que es la rueda de la fortuna. Están como en los primeros tiempos de los Chicago Boys en Chile. En Chile hubo mayor desarrollo, pero ahora hay una cantidad enorme de problemas, crecemos menos y hay problemas de desigualdad.

P. ¿Y qué dice de México, al que algunos califican ahora tigre azteca?

R. Son operaciones comunicacionales. Hay una especie de moda. En los 90 México era la estrella ascendente y Brasil era decrépito y arcaico. En los 2000 fue completamente distinto: estancamiento en México y gran crecimiento en Brasil. Hoy día estamos volviendo a la imagen de los 90. Yo creo que están pasando cosas interesantes en México, el presidente (Enrique Peña Nieto) quiere reformar la política y la economía, las finanzas, las telecomunicaciones. México se está moviendo, pero eso para nada lo hace un tigre azteca.

P. ¿Por qué hay protestas sociales en países que han crecido y reducido la pobreza?

R. Esto tiene que ver con cambios sociológicos. En el centro están las nuevas clases medias. No son los más pobres los que salen a protestar. Son los nuevos 40 millones de brasileños que salieron de la pobreza. Era un sueño prometido y ahora es más difuso. En Perú ha habido un problema más focalizado, medioambiental, en Cajamarca, pero también va a pasar por esto. Allí la gente está consumiendo, el país está en cierta euforia, pero cuando empiecen repercusiones del término del superciclo de materias primas, una movilización importante va a tener.

 

P. ¿Y qué dice de Colombia y Venezuela?

R. El chavismo significó un cambio político mayor, una recomposición de un sistema político que había sido ineficiente. Pero la estrategia política del chavismo no es razonable con los problemas alimentarios, los mercados negros. Es lamentable la falta de diversificación productiva con la renta petrolera que tienen. Uno de los grandes problemas del chavismo es no haber tenido una política de desarrollo consistente. En Colombia hay cierta euforia. A partir de la última reforma constitucional de 2005 se dio una fuerza política al país. (El expresidente Álvaro) Uribe (2002-2010), con una política brutal, pero mejoró la seguridad, mejoró la autoestima. Antes Colombia era considerada un estado fallido. A la política colombiana hay que mirarla con atención. Su macroeconómica es ortodoxa liberal, pero manejaron con inteligencia la deuda y no es un modelo liberal duro.

P. ¿Qué otro asunto le preocupa de Latinoamérica?

R. Hay un debate pendiente en Latinoamérica y es la Alianza del Pacífico (México, Colombia, Perú y Chile) y el TPP (siglas en inglés de la Asociación del Trans-Pacífico, que se negocia para integrar en 2015 a Australia, Brunei, Chile, EE UU, Japón, Malasia, Nueva Zelanda, Perú, Singapur, Vietnam, Canadá y México). Piñera ha impulsado mucho la Alianza del Pacífico y es interesante que los países se articulen para tener una masa mayor ante el mercado de Asia. Pero es delicado darle un contenido ideológico a la alianza. Parece un intento de confrontar con Brasil y romper la articulación sudamericana. Es peligroso. Es un intento de EE UU de introducir una cuña en la integración de América del Sur. EE UU también quiere que se negocie el TPP, pero para Chile es negativo porque van a poner exigencias en propiedad intelectual.

Hay 6 Comentarios

Impresiona la condescedencia de Ominami con el chavismo, su agresividad contra Uribe y la pobreza de su visión internacional, especialmente de la perspectiva de América Latina. Observa los intereses de las naciones de Sudamérica a través del Brasil (motor del obsoleto MERCOSUR y aliado determinante del ALBA). Asume – falsamente - que la Alianza del Pacìfico es peligrosa porque confronta al Brasil y ello la convierte en “cuña de los EEUU”. ¿Cabe una percepción más ideologizada y menos realista del interés de los pueblos que apuestan por economías abiertas y prósperas donde la libertad política camine de la mano con la libertad económica y la competitividad? Decepcionante.

J. Eduardo Ponce Vivanco (Perú)

¡Vaya novedad!Hasta ayer Brasil era el hermano virtuoso, ahora parece que no tanto. Chile era el ejemplo que la derecha puso como "ejemlo" idea forzada que viene arrastrándose desde la época Thatcher.
¿Cabe alguna duda que las usinas financieras y económicas de los centros hegemónicos mundiales se esmera, con la invalorable ayuda de los medios de comunicación y sus cotorras editorialistas encargadas de repetir hasta el hartazgo el mensaje (El País en este caso) en poner como paradigma aquellos países que siguen sus perversas políticas y a su vez en denostar a aquellos que se resisten tal el caso de Venezuela, Argentina, Ecuador, Bolivia?
Todos los días vemos la sutil (y a veces no tanto) operación mediática ensuciando deliberadamente a aquellos países "desobedientes".

La Alianza del Pacífico es una cuña de Estados Unidos, en contra del proceso de integración sudamericana, sin dudas, con países que sólo se relacionan con EUA, no entre ellos mismos en la misma medida. Es una relación dependentista versión siglo XXI. Y además es una oferta que desde lo económico se presenta como neoliberal, con TLCs, como lo fuera ALADI, como fue el proyecto ALCA, es más de lo mismo del siglo pasado, con un centro industrial norte-americano y todo un continente proveedor de materias primas baratas. Esta Alianza del Pacífico también tiene su oferta política que es neoconservadora. Y hoy por hoy, es más política e ideológica que económica, pues los TLCs, son sólo marcos, donde por más que los estados las instalen, son los factores económicos privados, especialmente el sector financiero, quienes lo los utilizan o no. En los TLC manda el sector financiero, y el mismo responde y pertenece a EUA, no a ninguno de los países exportadores como Chile, Perú, Colombia, México.

Brasil no es un problema para nadie, Brasil tiene tantos problemas internos como cualquier pais, y su clase politica y sus elites son tan o mas corruptas que las de Argentina , Chile, Peru, etc... asi que Ominami debes volver a Francia donde estarias tranquilo paseando a tu perro por Paris. Esta gente vokvio a AL a puro pactar con los golpistas, tuvieron siu oportunidad y no hicieron absolutamente nada, Ominami no solo ayudo a consolidar las politicas de Pinochet igual que esos titeres Democratas cristianos que entre rezos y mazageo eclesiatico duermen con facistas y cualquiera que les pague el arriendo.

Esperemos que Brasil poco a poco vaya siendo una alternativa al poder de USA, siempre es mejor un mundo multilateral que un mundo unilateral... España forma parte ya de los países "amigos" o "sumisos" a USA, solo hay que ver lo de Snowden y el presidente boliviano Evo Morales...

Sara Builes, la novia del narco colombiano
http://www.warrantsyquinielas.com/p/la-chica-de-wyq.html
Sara Builes es una modelo colombiana, novia del famoso narco colombiano
Jhon Fredy Manco, alias El Indio, detenido en Brasil cuando se dirigía a ver un partido de la Copa Confederaciones
Vivía con él en una lujosa urbanización de Madrid, donde también reside Cristiano Ronaldo y otros famosos y futbolistas.

Lo mismo pasó en los 90´ con Argentina, la presentaban como un modelo y a su presidente Menem como un estadista. ¡Lo que pueden los intereses internacionales para elevar o defenestrar un país!. De todos modos tengo que reconocer que lo malo que se dice de los Kirchner, eso sí es verdad, bueno son tan corruptos e ineptos que eso no se puede ocultar.

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Sobre el blog

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Sobre el autor

Alejandro Rebossio es periodista. Su especialidad es la economía y trabaja en la corresponsalía de El País en Buenos Aires. Coautor del libro Estoy verde. Dólar, una pasión argentina (Aguilar) y Vaca Muerta (Planeta) junto con Alejandro Bercovich.

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